miércoles, 30 de junio de 2010

385 "El peliglo amalillo"

385     “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

“EL PELIGLO AMALILLO”

  Un tiburón blanco no realiza tratados con una sardina, simplemente la engulle. Tampoco los países poderosos hacen tratados con los débiles, solo se los tragan. Y cuando convienen en ciertos tratados entre los grandes, aquellos solo tienen vigencia mientras alguno de los firmantes se siente lo suficientemente fuerte para arrasar al otro. También hay una tercera versión: cuando un país de los chiquitillos se pone bajo la tutela de una gran potencia, como pasaba con Cuba y Nicaragua bajo la protección de Rusia. Es por eso que en una “Chispa” anterior escribimos sobre la posibilidad de un TLC con China, la cual no nos podría imponer condiciones militares ya que estamos “cubiertos” por la doctrina Monroe. Es decir, América (desde la Patagonia hasta la Manogonia) para los americanos… pero solo los americanos de los Estados Unidos.
      Ahora que los chinos son “demóclatas” y tienen fuertes vínculos comerciales, culturales y de cooperación con los Estados Unidos, no hay razón alguna para que no hagamos un tratado con ellos. Eso parecía natural y necesario, pero la verdad es que a estas alturas de nuestras relaciones no hace falta suscribir ningún pacto. Ya hemos sido tomados, sin firmar nada. Casi sin darnos cuenta, en forma lenta pero continua e imparable, la marea amarilla nos ha ido permeando, tomando posiciones en nuestra sociedad y apropiándose de todo. Desde esos misteriosos reductos conocidos como “restaurantes” (estos son el equivalente de las sinagogas y kahales judíos), han venido fraguando en forma meticulosa e implacable la capitulación de nuestros países. Y lo que es mejor, sin disparar un solo tiro, sin amenazarnos ni invadirnos (como es el deporte favorito de los gringos), se han apoderado de todo en silencio. Antes uno buscaba con afán un restaurante chino, como algo exótico; pero ahora lo exótico es encontrar uno que sea tico. Los chinos están por todas partes, e incluso han inventado los “tacos chinos”. ¿Pueden ustedes creerlo? Ya hay lechuga china, chayotes chinos, yuca china. Y esto que todavía no han invadido el agro, porque cuando lo hagan, los agricultores nacionales pueden despedirse de ese oficio en el cual los orientales son imbatibles… el peliglo amalillo ya está entre nosotros. Están en las tiendas de tiliches, panaderías, carnicerías, restaurantes, zapaterías y cuanta cosa podamos imaginarnos. Y alguien me dijo que ya están abriendo una cadena de restaurantes en donde venderán “vajo” (vaho), vigorón y pinolillo chinos. De chanchos más gordos y mejor maíz. Y en las cantinas que tienen en todos sus negocios, dicen que ya se puede adquirir ron y tequila chinos.
      China anda por encima de los 1300 millones de chinos, chinos y chinos. Un océano de chinos. Así que ellos no tienen el problema de los judíos, que tienen que trabajar horas extra para producir más judíos “nativos”. Los chinos pueden enviar 300 ó 400 millones de paisanos por todo el mundo. Y si a Costa Rica vienen diez mil mujeres chinas, como estas tienen cinco partos por año, en diez años se multiplican exponencialmente y tendremos la curiosa situación de que en poco tiempo el cincuenta por ciento de los ticos serán chinos, los suficientes para elegir un Presidente chino o aprobar un TLC con China. ¿Cómo es que se nos ha colado tanto chino? Y todos vienen con plata, a comprar y comprar lo que sea. El peligro amarillo ya está aquí, adentro. Desde hace décadas tenían sus quintacolumnistas que estaban larvados en unos pocos negocitos y áreas del país: Puntarenas, Guanacaste y Limón; y unos cuantos en San José. Pero ahora que la economía de China ha hecho eclosión, estos agentes durmientes (muchos de ellos ya ticos) han servido como los contactos necesarios para la importación masiva de “amarillos”, sin impuestos y valiéndose de la corrupción nacional imperante en todos los círculos del gobierno, sin exceptuar la Migración.
       Pero de algo debemos estar agradecidos con los chinos: eso ha sido sin disparar un tiro, sin amenazarnos con un TLC, sin bombardearnos y sin maltratarnos; nos han invadido con su sutileza oriental, detrás de la cual disimulan el puño de hierro y la dureza característica de esa raza. Ojalá podamos aprender de ellos sus múltiples virtudes: capacidad de trabajo, ahorro, paciencia, frugalidad, prudencia, humildad.
La clave de su éxito es: mano de obra especializada, barata y eficaz, lo cual los convierte en un formidable rival contra el cual parece improbable tener algún éxito. Además, cada chino puede sobrevivir con un kilo de arroz por mes. Legiones interminables de chinos capaces de trabajar 18 horas al día por menos de un dólar, les da la capacidad de poner al mundo a sus pies. El sueño de la Oligarquía costarricense con sus trabajadores; y de ahí que su dócil instrumento, el gobierno, haya implementado la DEVALUACIÓN, maniobra criminal mediante la cual le han reducido a los asalariados su poder adquisitivo en casi diez veces en menos de 15 años. Ahora la industria china es cosa seria; ya no solo es en la confección de biombos, carajaditas de jade, palillos para comer o bolsitas de ginsen. Ya no solo se trata de exportar kimonos, sandalias, ábacos, té, abanicos y figuritas de papel. Es una industria de avanzada, con lo último en tecnología. Metalurgia, electrónica, industria naviera, automotriz, médica. Y a propósito de la industria farmacéutica, esa podrá ser la salvación de millones de latinos que no podremos adquirir los medicamentos originales de la Pfizer o la Merck cuando entre en vigor el TLC con USA. Por mi parte, ya empecé unos cursos de acupuntura, cocina y algo de la medicina tradicional china. Y ojalá que nos ataruguen con SOFTWARE chino en español, bien “balato”. Ya estamos viendo la invasión de motos, bicicletas y carros procedentes del Celeste Imperio.
     El “peliglo amalillo” ya nos invadió, y solo nos resta sacar el mejor provecho de este fenómeno irreversible que nos convertirá, queramos o no, en la primera colonia china en Centroamérica. Por ahora, queridos lectores, les recomiendo tomar un curso de mandalín, e informarse de quiénes fueron Confucio y Mao, y quién ese gigante chino que juega básquetbol en la NBA.
Lesignadamente
Hen Chi Lhao

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