sábado, 19 de junio de 2010

807 El patético mundial de Sudáfrica

807 “LA CHISPA”                              (7 junio 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL PATÉTICO MUNDIAL DE SUDÁFRICA
Con un millón 220 mil kilómetros cuadrados y una población cercana a los cincuenta millones de habitantes, esta nación se debate en los linderos de la miseria. Con un índice de mortalidad que supera netamente al de natalidad, su población, con una esperanza de vida de apenas 44 años, está destinada a desaparecer. Con casi seis millones de infectados de SIDA, no tiene oportunidad de lograr algún desarrollo. Con un ingreso per cápita de apenas dos mil dólares, llena todos los requisitos de un país quintomundista sin esperanza alguna. Y aunque es el más industrializado de África, el mayor productor de diamantes y oro en el mundo, toda esta riqueza se queda en las manos de cinco millones de europeos que son los dueños de todo los que vale la pena en ese país. Todos los negros viven en la edad de piedra, y lo que es peor, con una mentalidad de sirvientes que heredaron de siglos de esclavitud y humillación. Un país sumido en la calamidad a la que los somete una minoría blanca, es una vergüenza para el África y el mundo civilizado. Con un sistema de salud miserable, sin hospitales ni clínicas, está condenado a la tragedia. Entonces, ¿cómo es que una nación así organiza un campeonato mundial de fútbol, un espectáculo propio de naciones ricas a las cuales les sobra el dinero para derrocharlo en lujo y diversiones? ¿Cuántos hospitales, escuelas y universidades se podrían haber construido con lo que gastaron en esos estadios y la infraestructura necesaria para presentar ante el mundo una cara aceptable? Y lo que es peor ¿por qué han sido patrocinados por el mundo futbolero?
Sin embargo, y pese a todo el esfuerzo y la propaganda, es fácil adivinar lo que hay detrás de esa payasada. Hermosos y modernos estadios en medio de la nada, en solares baldíos sin conexión alguna con el alma de ese pueblo, por más que les den pitoretas y los pongan a actuar como si en realidad estuvieran felices y participaran de la riqueza que genera ese país. Lo de Sudáfrica es una maroma política mediante la cual los blancos pretenden maquillarse el rostro ante el mundo. Es una treta mediante la que tratan de hacer creer a la humanidad que ahí todo anda bien y que las enormes masas de nativos son felices y que tienen oportunidades para todo. Por desgracia, esa turba ignorante de negros no sabe que está siendo utilizada por esa minoría de europeos. Ahí nada cambió, el régimen esclavista persiste en la forma más brutal, solo que bajo en antifaz de la democracia y la igualdad. El apartheid sigue vigente en toda Sudáfrica, por más que la farsa del mundial trate de hacer creer al mundo que no es así. No importa cuántos nativos veamos tocando trompetas y haciendo bufonadas, la verdad de lo que pasa en ese país, es deprimente. El Mundial solo es una “lavada de cara” que pretende hacer la minoría blanca en confabulación con Europa, Estados Unidos y los judíos. Sudáfrica es un país de esclavos de ínfimo nivel en manos de una minoría de blancos que sigue siendo la dueña de todo. Y este mundial no es sino un intento por legitimar la vergüenza que subsiste por detrás de esta mascarada.
¿Cuántos millones de negros han sido inoculados con el virus del ébola, sida y otros para desaparecerlos de la faz de la tierra? Solo ellos lo saben. Ese mundial equivale a que los judíos montaran otro en Gaza y Cisjordania y les dieran pitoretas a los nativos para que el mundo creyera que son felices. Sudáfrica es una nación paupérrima que no está en condiciones de financiar un circo de esa clase, y eso lo saben muy bien los europeos y todas las delegaciones que van llegando a ese país. Y aunque la mayoría, por respeto a algo que desconocen, no diga nada por no “ofender” a los anfitriones, se dan cuenta de cómo está la situación en ese país en donde cuatro gatos (los blancos) viven a un nivel europeo, mientras que millones de negros lo hacen en condiciones de verdadera desgracia. Casi nada ha cambiado en esa nación. Es cierto que ya no los matan como en los tiempos del apartheid, pero ahora viven en peores condiciones que nunca, librados a su desgracia. Dueños de recursos incalculables de productos minerales, estos solo pasan por sus manos de esclavos mientras los sacan de las entrañas de la tierra y los ponen a disposición de los blancos.
¿Qué representan esos enormes estadios en medio de la nada? Vean que no están en ciudades ni forman parte de la vida natural de los sudafricanos sino que son un decorado artificial desconectado de ese pueblo. Ese campeonato mundial de fútbol solo es una treta para legitimar un régimen desgraciado (el ideal de los europeos) que pretende convertir a cada país africano en un surtidor de materia prima y mano de obra barata bajo la dirección de unas minorías de blancos… como antes. Ahí están los terrenos y las riquezas que ya se agotaron en Europa. Y en cuanto a los esclavos, ya no hay que transportarlos a ninguna parte, están ahí… a montones. Solo es cuestión de mostrarle al mundo lo que ellos (los blancos) son capaces de hacer, a pesar de esas turbas de negros idiotas que solo saben tocar pitoretas y brincar como locos. Así queda justificado todo, y la humanidad podrá suponer cuánto ha avanzado Sudáfrica, cuánto se ha desarrollado y lo bien que le va bajo la tutela de los afrikáner (holandeses y judíos). Toneladas de oro y diamantes que forman un río de dólares de los cuales nada llega a los nativos, construyen el caudal del cual han desviado unos cuantos centavos para crear la ilusión de un bienestar ficticio del que goza el pueblo sudafricano.
Ese mundial en Sudáfrica es como organizar un gigantesco banquete de las mejores comidas en las plazas y calles de Bangladesh; es una ofensa a la conciencia de la humanidad. ¿Tendrán los nativos alguna idea de cómo han sido utilizados para presentar ante el mundo una imagen idílica de lo que sucede en su tierra? Pero lo que es más importante, ¿la tienen las delegaciones que avalan esa farsa con su presencia? Estimado lector: no crea lo que yo digo; investigue, estudie, piense y adivine lo que en realidad sucede en ese país en donde una arrogante minoría de blancos vive en condiciones superlativas, mientras que decenas de millones de nativos agonizan en los terrenos de la miseria y consumidos por decenas de enfermedades que les han inoculado los esclavistas del apartheid, hasta el punto de hacer que mueran más personas de las que nacen.
No patrocine esta comedia, pero si tiene que ver el mundial, conviértase en un severo juez de lo que ahí sucede y no crea todas las apariencias que ve. ¿Recuerdan lo que hizo Cruyff frente al mundial de Argentina?
Futboleramente
RIS.

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