lunes, 7 de junio de 2010

365 La rutina del "Amor"

365     “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA RUTINA DEL “AMOR”

    Es triste y cajonero, pero no menos cierto: el amor se cansa, se aburre y entra en estado de agonía. El amor pasional carece de perennidad porque está sustentando en cosas superficiales. Y aunque hagamos esfuerzos extraordinarios para estar de acuerdo con los mandatos sociales y familiares, la verdad es que llegamos a hastiarnos de lo mismo. Es inevitable, aunque pretendamos lo contrario. Y aunque creamos que nuestro caso es único y distinto, la monotonía nos toma por asalto y sorpresa, o en una lenta y deprimente aceptación de que todo aquello que nos llevó a compartir un segmento de nuestras vidas con alguien, ya no existe. Muerta la sed de amor pasional, solo nos queda el tedio, la formalidad y los compromisos del matrimonio o ayuntamiento y nos convertimos en víctimas de las reglas escritas por otros. El amor es como un potro salvaje que debe montarse al pelo, pues si le ponen lazos, se cae en la rutina. Es la razón por la cual los amantes son felices durante el tiempo que solo son amantes.
    No permitas que la inercia ocupe en tu vida los espacios reservados para el amor y la pasión; dicta tus propias reglas y no permitas que otros te impongan condiciones. De todas formas, la vida es una experiencia en solitario, por más acompañados que estemos. Atrévete a vivirla para que, cuando te aproximes al final, no tengas que lamentar los treinta o cuarenta años que desperdiciaste al lado de una persona ya carente de magia o interés; de pasión o locura sensual. En ese viaje puedes y debes encontrar personas que te acompañen por un trecho de la vía, pero siempre debes ser tú, sin ligas ni ataduras forzadas por mandatos arbitrarios que tratan de hacer de ti una pieza de la máquina gregaria. No te cargues con el lastre de los demás, pues al final siempre estarás solo, y así deberás rumiar el dolor de una vida malgastada, aunque hayas “cumplido con el deber social”. Cuando muere la llama de la pasión, cosa que todos conocemos, vete, es hora de “jalar”. Es lo conveniente para tu vida, y de paso, lo mejor para la pareja que dejas. Con el paso del tiempo, cuando le pase el berrinche, entenderá que fue lo mejor que hiciste por ella o él.
      No se comparte la vida con alguien por compromiso, agradecimiento, lástima o costumbre. Eso es un pecado en contra del Amor. “Tolerar” a otra persona es un crimen. Se vive con alguien porque se le ama con frenesí alocado, y cuando eso termina, ha finalizado la relación verdadera y solo continúa la mortal formalidad, el tedio y la inútil espera de nada, pues en la pasión no hay milagros ni retornos. Cuando se apaga, se murió. Y ni siquiera los hijos son suficiente motivo para soportar el peso aterrador de una vida sin ilusiones ni ardor desbordado. Verlos grandes y educados es otra cosa que nada tiene que ver contigo sino con ellos. Esa no es TU VIDA. Sé puente o escalera cuando así lo desees, pero no porque otros de lo impongan, pues tú solo tienes una obligación: vivir tu vida. ¿Parece egoísta? Es posible, pero es la única verdad. Se vive con alguien mientras exista la llama calcinante de la lujuria. Pero cuando hay que atizar y soplarla cada vez que se quiere hacer el amor, allí ya no hay nada. Solo hábito y formalidad social y familiar. Pero el Amor no es eso.
    Entrégate al delirio pero sin quemarte, pues esa no es la idea. Jamás hagas el amor solo por pasar el rato, pero si lo haces, no lo repitas con la misma persona, ya que puedes caer en la rutina del sexo; en la costumbre de una relación complaciente pero sosa. Te puedes acostumbrar a alguien, y ese es el peor camino para emprender la aventura de la vida. No confundas rutina, comodidad y falta de compromiso con el amor. Nunca te enredes con nadie solo por afecto o piedad, pues estas son emociones pasajeras que una vez idas, te dejan en manos del esplín, sintiendo menosprecio por todo, incluyéndote. El cariño o la lástima, pueden convertirse en respeto y aprecio, pero NUNCA en la insania embrujadora de la Pasión.
El amor es como una hoguera que te succiona, te quema, eleva, purifica y no te permite pensar en nada, y cuando lo hace, es que ya se apagó, y es hora de seguir tu camino en solitario. Ese es el momento que hay que vivir a plenitud; nunca pierdas el tiempo tratando de revivir un amor ya dormido, pues de los restos de su fuego grandioso, solo es posible extraer pequeñeces: la calma, comprensión, amistad, tolerancia y costumbre. Todas las cosas que se ponderan como los grandes valores del matrimonio. Aléjate y sigue tu sendero; ten la seguridad de que hay otro amor esperando por ti en cualquier curvita del camino. No pierdas tu tiempo creyendo que las cosas van a cambiar y que todo volverá a ser como antes. Y cuando tengas alguna duda de la conveniencia de una relación, es hora de terminarla. Resuélvela en este momento. Si no lo haces ahora, en tu vejez lamentarás con amargura los años desperdiciados en el “cumplimiento del deber”. Tu vida es solo tuya, es un tesoro único e irrepetible que no debe quemarse en relaciones tediosas, por buenos y convincentes que suenen los argumentos sociales o religiosos que mantienen la estructura familiar.
Es preferible un inventario superficial pero feliz, que uno lleno de amargura fastidiosa que de nada le sirvió ni satisfizo a ninguno de los miembros de la pareja. ¿Cuál es el propósito de “aguantarse” treinta o más años a alguien por quien ya no sentimos más que la mortal costumbre?
     Si esta “Chispa” te lleva una vislumbre de consciencia, aprovéchala y reflexiona si aún estás a tiempo, pues es preferible lamentarse por unos años de “agüevazón” y no por TODA UNA VIDA DE ELLA, cuando ya no hay nada que hacer. Rebélate, sé libre y vuela a las inmensidades del espacio. Recuerda que tu vida es solo tuya, y que al final de ella solo tú cosecharás el producto de tus escogencias y decisiones. Cuando en cualquier relación te des cuenta de que estás creando lazos, rómpelos pues estás entrando en los dominios de la RUTINA. En el pantano de arenas movedizas de la costumbre. No se le hace bien al amor ni a nadie al soportarlo por hábito enfermizo, cariño, recuerdos o piedad. Cuando tengas que irte, vete, es lo mejor para todos, aunque lleve un tiempito entenderlo. Y algún dolorcito que nunca falta.
RIS.

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