jueves, 3 de enero de 2013

478 El cuarto de baño

478   “LA CHISPA
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL CUARTO DE BAÑO
    Construir, comprar o alquilar casas parece ser una actividad exclusiva de jóvenes, y talvez esa sea la razón de la falta de cuidado o visión en el diseño de los baños. La economía de espacio es para aquellos que no encuentra dificultad alguna para moverse dentro de un “cuadrito” de 1.50 m por 1.20. Ahí ponen esa pileta con muro, el inodoro pegado a la cortina o a la puerta corrediza; y casi encima de la taza, el lavamanos y el cajoncito con espejo donde se guarda de todo. Moverse dentro de esos lugares requiere una habilidad de contorsionista propia de gente moza, que los viejos y los gordos no tenemos. Y cuando la pareja se ve obligada a utilizar ese espacio simultáneamente, deben realizar verdaderas acrobacias para cepillarse los dientes o secarse los pies el que salió del agua. El palo donde se tiende el paño queda por encima de la tapa del servicio, y el otro pañito hay que ponerlo a la par del lavabo, un poquito arriba del papel higiénico. Y ahí no queda sitio para nada más; talvez el desodorante de ambiente que se coloca sobre la tapa del sanitario. O el cepillo de limpiarlo, el cual se ataruga debajo de la caja del agua.
      ¿Por qué esa tacañería con una parte tan vital en nuestras vidas? Hay dos sectores del hogar que deberían ser generosamente acondicionados: el cuarto de la regadera y la cocina. Es esta “Chispa” solo hablaré del primero, porque como viejo que soy, me toca sufrir ciertas incomodidades que me eran indiferentes cuando tenía treinta años o menos. Es por eso que hago esta recomendación a toda la gente joven que va a construir su casa: no sean avaros con esas áreas. Piensen en el futuro y en las necesidades y limitaciones físicas que vendrán con la edad. Nunca se sabe cuánto duraremos, y cuando menos pensamos ¡zas!, estamos viejos. También a los constructores les aconsejo que piensen en la forma de hacer que esos cuartos sean algo más agradables que un cajoncito mal oliente, mal ventilado, sin iluminación y lleno de problemas de limpieza. Primero que todo, veamos la contradicción que se ha generalizado en esa parte de la casa: ducha y “eso” se encuentran dentro del mismo lugar, lo cual es, a todas luces, antihigiénico. Los malos olores que se generan ahí quedan en el aire, por más que se intente disimularlos con Glade o Aromatex. Son millones de bacterias que se quedan flotando en la atmósfera y se “pegan” en el cuerpo húmedo del que se ha duchado. Es por eso que este servicio debe situarse en una zona aparte, con buena ventilación. Además, para garantizar que el baño no queda restringido mientras alguien hace uso del “hueco”, pues por más familiares que seamos (marido y mujer), es algo indecoroso que uno aspire los malos olores que emite el otro, o que lo miren limpiándose el trasero. Eso es algo vergonzoso que a nadie le gusta, es impúdico. Incluso que nos vean secándonos las partes íntimas no deja de ser algo chistoso cuando no, desagradable.
      En muchas casas construyen los inodoros de tal suerte que si alguien tiene las piernas muy largas no puede cerrar la puerta, o bien, tiene que abrirlas para hacerlo. El escusado DEBE SER SOLO ESO. Algo cómodo, con buena ventilación y, además, “bonito”. Así como lo arreglan las amas de casa. También debe tener un bidé, otro instrumento valioso en la higiene, pero que NO DEBE ser utilizado con “público” (el marido) porque como dije, resulta cómico y de mal gusto. Ahí debe ponerse un buen lavamanos con espacio para los paños, jabones, desodorantes y todo lo que sea necesario para el aseo de ese lugar. Y como dije, talvez algún día sea necesario entrar a él en silla de ruedas o con muletas; de ahí que sea necesaria no solo una disposición ergonómica sino una puerta bien ancha.
      En cuanto al baño, este debe ser solo eso: el sitio para ducharse. Sin que produzca asco o aprensión la idea de que allí mismo queda ese objeto tan necesario pero desagradable, con su taza semi llena de aquella agua asquerosa en donde se podría caer los objetos, la ropa, el jabón o el cepillo de dientes. Ese miedo es eterno. Este espacio debe ser grande, con anaqueles, tocador y todos los objetos propios de la higiene, sin que se encuentre en “contacto” desagradable con ese foco de suciedad sicológica que es el retrete, porque gústenos o no, siempre emite malos olores, aunque estos solo sean producto de nuestra mente. Ningún baño debe tener esos peligrosos muros que son fuente de los más terribles y trágicos accidentes hogareños. Allí se fracturan miles de caderas y otros huesos. Solo debe tener una inclinación hacia el sumidero y, como el escusado, debe estar provisto de puerta amplia que permita introducir gente en camilla. ¿Han tenido que asear a una persona mayor en uno de esos baños con esos agresivos muritos y puertas estrechas? Y no solo con viejos, sino con jóvenes o niños enfermos que puedan llevarse hasta la aspersión en una silla de ruedas o una camilla especial. El piso debe ser antideslizante y, si es posible, acolchado. En esta área NO DEBE HABER objetos o muebles con los cuales puedan chocar las personas si resbalan y caen. Solo la cortina con la cual se pueda amortiguar parte de la caída. Deben tener iluminación natural y abundante.
     Cualquiera se atreve a “hacer el amor” en el piso de una ducha, mas NO en el de un evacuatorio, por más limpio que esté. Revolver ambos es una economía MAL ENTENDIDA. La ducha debe ser un pequeño “saloncito de belleza” hogareño, en el cual no deber tener cabida ese desagradable agujero “tragador” de inmundicias. Todo water closet desentona allí, aunque por tradición, “economía” y mal gusto, se haya considerado que deben ir juntos en el mismo punto. Piénselo bien, bañarse es un acto de limpieza, cuidado personal y embellecimiento. Defecar es algo vulgar, desagradable y lleno de malos olores, aunque sea una función tan vital como comer. Es la antítesis del aseo, en esencia, una acción antihigiénica, por más que la adornemos y pretendamos disimular su naturaleza ridícula y ofensiva. Aquí la segregación es un acto obligatorio para deslindar dos actividades contrarias en su naturaleza.
Bañescamente
RIS.

miércoles, 2 de enero de 2013

271 ¿Somos razas inferiores?



271  LA CHISPA    

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

¿SOMOS RAZAS INFERIORES?

         La agrupación mundial conocida como Sociedad Teosófica, sostiene como uno de los grandes postulados para explicar la evolución humana, la teoría de que existe una raza superior: la ARIA o BLANCOS.  Y aunque los indios (de la India) forman el primer tronco de esa raza, este ya fue superado por otros grupos que se han venido “blanqueando” hasta producir a los ingleses y gringos (y en general los europeos).  Ese es el entramado básico de la Teosofía para explicar el asunto de las razas.  Y como corolario de eso, se puede deducir que si hay una raza superior (los europeos), las demás TIENEN que ser inferiores.  Y en ese canasto, junto con los negros y asiáticos, estamos metidos los latinos.  Desde luego que los autores de esta teoría pertenecen a ese grupo racial privilegiado.  Ellos son la señora Helena Petrona Blavatsky (rusa), el coronel Olcott (USA), la doctora Annie Bessant (inglesa), monseñor Leadbeatter (inglés), Alfred Percy Sinnett (inglés) y otros brillantes y respetables personajes líderes de la Sociedad Teosófica Mundial.  Los blancos son la Raza Elegida o Superior, se dice. 
            Y en esa escala parece que estamos situados después de los asiáticos (Japón y China justifican ese aserto), y en la cola están los indígenas puros de América y los negros del África.   Ambos grupos parecen destinados a la desaparición.  Los nativos americanos por el abandono total al que han sido sometidos.  Pero eso no sería suficiente para su extinción, pues antes de la llegada de los blancos, vivieron miles de años como restos de los Atlantes.  Es por la rapiña a la que han sido sometidos: les han quitado sus tierras y todas las formas de vida natural que tenían.  Están condenados a desaparecer.  Por su parte, los negros apuntan en la misma dirección, aunque tienen la ventaja de haber “echado” a los blancos de sus tierras.  Sin embargo, ante la desertificación de Europa, ellos serán la fuente de alimentación de estos; esa es la razón por la cual su número debe ser limitado y, de ser posible, reducido al mínimo.  Que solo queden la mano de obra barata o gratis que necesitarán los europeos en sus plantaciones africanas.  Por eso no les interesa que se curen de plagas curables; y es posible que todos esos virus como el ébola, sida y muchas otras bacterias que diezman a la población negra, hayan sido puestos ahí por los blancos.  Como fueron expulsados de África esa podría ser la venganza de estos en contra de los negros.  Los europeos y gringos han demostrado que son capaces de lo que sea cuando hay intereses económicos de por medio.  Incluso de inventar los más descabellados pretextos para ejecutar su pillaje.  La historia está repleta de miles de ejemplos que avalan esta teoría.  El más reciente es Irak.
            ¿La dominación y explotación es una cuestión racial?  Tenemos que preguntarlo y decirlo con toda claridad; sin mentiras piadosas, sin tapujos, eufemismos ni elementos “sociológicos”.  ¿Se trata de una cuestión racial?  Los blancos parecen haberlo entendido muy bien; formaron la Unión Europea con un propósito y destino común.  Incluso al último rebelde (Serbia) lo “garrotearon” con ayuda de USA y lo metieron en cintura.  Europa está unida.  Los Estados UNIDOS están bien unidos.  Y por sobre sus “diferencias”, suelen tener una política común, bien coordinada y con metas claras y definidas en cuanto a las “razas inferiores”.   Ningún europeo se alía con Chávez o Fidel Castro.  Tampoco con los árabes o los chinos ni, mucho menos, con los latinos.  Tratan de sacar todo el provecho que puede de estos, pero en ningún momento fracturan el monolítico bloque que forman en relación con  (o en contra de) las “razas inferiores”.  La actitud de franceses, alemanes, gringos o ingleses es invariable cuando se trata de algún conflicto con los árabes, chinos, japoneses o latinos en general.  Si Francia o España tienen un problema (de cualquier tipo) con Argentina o Brasil, toda la Comunidad Europea y USA los apoyan en forma irrestricta, sin importar que tengan o no la razón.
            Eso es lo que nosotros no hemos podido aprender.  Y quizás porque somos razas inferiores, incapaces de ponernos de acuerdo ni siquiera en aquellos aspectos que son vitales para nuestra supervivencia.  Somos unos inútiles que no podemos fijar metas de beneficio común para el bienestar de cada pueblo de manera individual.  Y mucho menos, en forma colectiva como RAZA.  Argentina y Uruguay están dispuestos a ir a la guerra por una estupidez como es la instalación de una planta de papel.  Perú y Ecuador irían a la guerra por un pedazo de selva inhóspita y deshabitada.  Si en Centroamérica USA le ofrece “algo” a cualquier país, de inmediato este está de acuerdo en aprovecharse, vender a sus hermanos y sacar la respectiva tajada.  Es increíble que la posibilidad de navegar por un río que podría ser fuente de riqueza común, lleve a dos naciones centroamericanas a enseñarse los dientes y pedir la “siempre obsequiosa” intromisión de los europeos en nuestros asuntos.  Y si esto fracasa, de inmediato nuestros “amigos” del Norte están dispuestos a mandar sus cañoneras a establecer bases militares y “pacificar” la región, trayéndonos la democracia y felicidad igual a la de Irak.  Es por eso que nos tratan como inferiores; porque actuamos como tales.  Porque eso somos.  Nadie en Europa nos respeta; menos en los Estados Unidos.   
            Talvez esa sea la razón por la cual las minorías “blancas” de nuestros países siempre están dispuestas a vender a sus “paisanos” indígenas o mestizos.  Están al servicio de sus antepasados europeos, son la quintacolumna de la raza aria en nuestras tierras.  Y seguimos sin entenderlo, seguimos “votando y delegando” la soberanía en manos de estos pretores que están solo al servicio de sus intereses y los de su raza.  Si no desarrollamos el sentido y la consciencia de que somos latinos, JAMÁS saldremos del hueco donde estamos.  En conjunto solo somos percibidos como raza inferior, indigna de ninguna consideración.  Es por eso que solo nosotros podemos y DEBEMOS fijar el rumbo de nuestros pueblos como raza, sin importar qué tan indios, mestizos, negros o blancos seamos.  Somos latinos y nadie nos va a reconocer nada.  Tenemos que IMPONER nuestra ley.  En nuestra América, tenemos la obligación de identificarnos y definir cuáles son las metas comunes que nos puedan convertir en un poderoso ejército con un propósito claro e inequívoco: crecer y ser dueños absolutos de lo NUESTRO.
            Fraternalmente
                                   RIS                Correo:     rhizaguirre@gmail.com

martes, 1 de enero de 2013

957 La lejion de los indesisos (En Ameriñol)



957    LA CHISPA                            (29 abril 2012)                
Lema: “En la indolensia sibica del siudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA LEJION DE LOS INDESISOS                (En Ameriñol)
            Nuestras bidas son la consecuensia de una larga colecsion de indesisiones que nos an yebado a la situasion en la que estamos.  Y todo por culpa de la forma negatiba como encaramos las situasiones que debemos enfrentar.  La indesision es no enfrentar las dificultades sino diferirlas “para despues”, para un tienpo mejor y más faborable.    Y asi se nos ban acumulando infinidad de problemas por sienpre planteados en la libreta de lo que “tenemos que aser”… algun dia.  Sienpre tenemos a la mano un arsenal de pretestos de lo mejor, serios, bien estructurados, de “peso”, con los cuales justificamos nuestra conducta indolente; nuestra flojera a la ora de desidir sobre cualquier asunto, ya sea inportante o no.  Y asi nos bamos enpantanando en un tipo de rutina que nos desagrada y termina por conbertirnos en personas fracasadas, inconformes y resentidas, a pesar de los logros materiales que podamos aber obtenido.  El temor a equibocarnos parese ser el motor de esta conducta irresoluta que sienpre nos ase sentir mal con nosotros mismos, aunque no lo analisemos con profundidad.  Aunque nunca lo aseptemos.
            Todos sabemos que lo que nos pase mañana es el resultado de nuestras desisiones de oy, entonses ¿por que no asemos las escojensias que son obias?  ¿Por que nos dejamos arrastrar por la corriente como si fueramos pedasos de corcho?  Y lo que es peor ¿por que dejamos que otras personas dirijan nuestras cosas a su antojo, con diferentes pretestos?  Si asemos uso de nuestra boluntad para escojer, es posible que fayemos y tengamos que afrontar nuestros fracasos, pero al menos seran nuestros.  Pero lo amargo es yegar a la conclusion de que nuestras bidas son rutinarias y anodinas porque nunca ejersimos el libre albedrio y nos acomodamos a la boluntad de aqueyos a los que les permitimos desidir por nosotros.  Y asi, cuando asemos el resumen de nuestra ecsistencia, nos enteramos con sorpresa y dolor, que nuestro biaje pudo y debio ser diferente si ubieramos  echo uso de esa sublime facultad que jamas practicamos: el libre albedrio.
            Poco a poco nos ba atrapando una maraña de bejucos que nos dejamos inponer, y cuando bemos, somos totalmente incapases de mobernos en ninguna direcsion mas que en la del peso aplastante de la carga que nos pusieron otros.  Esposa, marido, ijos, jefes, ipotecas, muebles, amistades y mil eslabones mas que forman las cadenas que nos ata a la monotonia sin esperansa, y que nos conbierte en “una piesa sosial predesible en su conducta”.  Da rabia pensar que antes que nosotros, TODOS saben como emos de conportarnos o reacsionar ante esto o aqueyo.  Cuando todos conosen el largo del mecate de nuestra libertad, de nuestro radio de acsion.  Cuando ya no ay tienpo para las desisiones ni la abentura; cuando la cobardia y el tedio yenaron todos los interstisios del alma y nos an conbertido en pusilanimes capases solo de lamentar y soyosar en silensio.  Miyones, biyones formamos esa lejion de jente triste que no tubo las agayas nesesarias para aser lo que berdaderamente querian: irse en un barco a recorrer el mundo, estudiar para payaso en lugar de medisina.  Ser bonbero, mecanico o bago; tacsista, puta o calabera.  ¿De que sirbe arrepentirse cuando ya no ay tienpo para inisiar nada?  Una mujer bieja a la que le inpusieron el decoro, la fidelidad y el auto sacrifisio de sus inpulsos, ya nada puede aser para ejerser sus inclinasiones berdaderas de cola floja.  Solo le queda refujiarse en los argumentos que justifican su fracaso: “la satisfacsion del deber cunplido”.   Y otras mil sandeses que an inbentado los ingenieros sosiales para que el sistema funsione de acuerdo con las espectatibas de “los demas”.
            ¿Que es, pues, lo que ase que confiemos el timon de nuestros asuntos en otras manos que no sean las nuestras?  ¿Donde y cuando enpiesa el problema?  ¿Somos el resultado de las frustrasiones de nuestros padres?  Es indudable que son estos los que mayores presiones ejersen en nuestros planes.  Pero eso NO nos justifica ni libera de la responsabilidad inescusable que tenemos para asernos cargo de nuestras bidas en algun momento de eyas.  No mas allá de los 21 años.  A lo sumo, 25.  Cuando todabia nos queda un monton de años para aser ajustes y correcsiones a las tortas en las que nos emos metido.  El asunto es que al yegar a los 50, ayamos encontrado NUESTRO CAMINO.  Bueno, mediocre o malo, pero NUESTRO.  ¿Por que emos de casarnos con el onbre o la mujer “conbeniente”?  ¿Por que esta o aqueya carrera? ¿Por que emos de adoptar la careta de la inpostura y, de esa manera, conbertirnos para sienpre en farsantes actuando en un rol que esta muy lejos de reflejar lo que en realidad somos?  ¿Por que NO tomamos la desision de ser autenticos y aser lo que nos da la gana?  Aqueyo que nos brota del alma, de nuestra onestidad de jobenes… incluso de biejos. 
            ¿Por que consultamos en la escojensia de conpañero-a?  Si esa loca me gusta, eya debe ser mi mujer, mientras dure la majia de lo fantasioso; si ese trabajo no me gusta ¿por que debo seguir ai?  ¿Por que debemos “sentar cabesa” cuando apenas tenemos 25 o 30 años?  Esa es la epoca de la locura bital, durante la cual solo debemos escuchar los susurros del corason; que piensen y rasonen los biejos.  Que desidan sobre sus miserias y que remedios deben tomar para la artritis, la prostata o el insomnio.  El primer paso a que esta obligado todo indibiduo es ser AUTENTICO.  Y a partir de esa base, construir su bida sin mas guia que la de sus emosiones, con alguna pisca sasonadora de sentido comun.  Se puede escuchar consejos, sin que eso signifique que la jente debe adaptarse a eyos.  Estos solo constituyen erramientas que pueden ser utilisadas o no segun cada caso y personalidad.  Ser dulse y amoroso no les ba a todos.  Ser arrogante, tanpoco.  Y en eso consiste la madures: saber que es aqueyo que ago por mi boluntad y no por adaptarme a un modelo sosial.  Tengo que identificarme conmigo mismo, nada mas.
Fraternalmente                                                                                (¿Qué piensan ustedes?)
                        Ricardo Isaguirre S.          E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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926 La toma de decisiones



926    LA CHISPA       
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA TOMA DE DECISIONES
            No, no se trata de escogencias de mercadotecnia o empresariales, sino de las más simples y complejas a la vez: las de nuestras vidas.  Aquellas que rehuimos en forma tan diligente a lo largo del tiempo.  Esas decisiones que SABEMOS son obligatorias y que NO deberíamos aplazar abroquelados en el escudo de la indolencia, el engañoso “mañana”, o la certeza de que no importa diferirlas para un tiempo más propicio… en el futuro.   Diariamente tomamos decisiones sobre idioteces que en realidad nada importan, pero sobre lo más importante que es nuestra existencia, dejamos la tarea pendiente… para mañana… todos los días.   Y por eso nuestras vidas se convierten en madejas con infinidad de hilos sueltos, con infinito número de tareas sin concluir; en una sensación general de que todo está incompleto, de que no hemos realizado la gran obra que nos correspondía.    Que el resumen de nuestro inventario es un vacío enorme.
            ¿Por qué NO tomamos las medidas adecuadas y sensatas?   Las que eran obvias, como es casi todo en la vida.   ¿Por qué permitimos que otros lo hicieran por nosotros y nos dejamos arrastrar por la corriente de la indolencia?   Quizás hagamos esto debido a una actitud derrotista interna, la cual nos sirve como justificación a nuestros fracasos personales; o bien, como una excusa para tener a quien culpar de nuestros errores.  Véase que todas las ofertas que nos plantea la vida, se dan porque las buscamos (incluso, muchos de los accidentes físicos), y siempre vienen acompañadas de las correspondientes soluciones.  Es un hecho que todos los problemas vienen con sus respuestas, buenas y malas.  Así que el dilema NO está en los desafíos sino en la actitud que tomemos ante ellos, en la escogencia que hagamos.  Revisen cualquier decisión importante que hayan tomado hace cinco, diez o quince años (ya sin las emociones del momento) y estudien cuál hubiera sido la mejor elección.  Verán que salta a la vista con una simpleza abrumadora.  Y eso nos avergüenza.
            ¿Es solo el factor emocional el que nos lleva a las malas escogencias?  El marido o la esposa que escogimos puede que no haya sido la mejor; pero eso debió ser notorio siempre, y no son necesarios diez o veinte años para conocer a nuestra pareja.  ¿O esto solo es un pretexto más?  Entonces, ¿por qué elegimos a esa persona que, a la luz de un análisis elemental, no era la que nos convenía?   ¿Por qué no estudiamos esto o aquello, o por qué estudiamos y no nos dedicamos a vagar por todo el mundo?  Y más importante todavía que el error es la corrección de este, lo cual nos lleva a otra decisión que NO TOMAMOS a tiempo: cortar los lazos que nos unen a gente o situaciones que no nos convienen.  Pero resulta que en el ínterin del mientras tanto, nacieron hijos, que son otra clase de enredo que no es fácil evadir.  Entonces la toma de decisiones se hace más compleja, más dramática e involucra sentimientos más profundos y encontrados.  El aspecto sentimentaloide aflora y nos abandonamos a nuestro destino, que tampoco sabemos qué cosa es.  Nos resignamos a sufrir al mismo marido o esposa, y bajo el pretexto de los hijos, renunciamos a la vida. 
            Las emociones (enamoramiento y otros) son culpables de muchos errores de escogencia, pero no de la persistencia de la conducta errada; podemos casarnos “locos” de amor, pero ese estado de demencia es temporal y el raciocinio retorna para señalarnos lo correcto.  Entonces ¿por qué persistimos?  ¿Por qué no nos tomamos el tiempo necesario para REFLEXIONAR?  ¿Por qué las personas se precipitan a tener hijos que los comprometerán de por vida?  ¿Por qué NO tomamos las rutas adecuadas, que siempre están a la vista?  ¿Es solo una cuestión cultural propia de chinos, árabes, negros y latinos?  ¿Por qué permitimos que en nuestras vidas prevalezcan situaciones nocivas o enfermizas, que podríamos resolver en un instante con solo tomar una DECISIÓN?  Soportamos gente, cosas, situaciones, relaciones sociales y laborales que nos causan angustia; callamos cuando tenemos que hablar, damos la vuelta cuando debemos encarar, disimulamos cuando deberíamos luchar.   Somos ciudadanos dóciles, amaestrados para soportar de todo, como si la infelicidad fuera una obligación humana, una fatalidad inevitable.  Elegir es incómodo, a veces doloroso, pero siempre conduce a la liberación, a situaciones diferentes que al principio pueden parecernos desagradables, pero que a la larga resultan placenteras. 
            La incapacidad o limitación para solucionar es cuestión de CARÁCTER.  Si lo tenemos, es probable que cometamos muchos errores, pero al final, el balance será positivo; pero si somos pusilánimes, toda nuestra vida será un calvario de remordimientos acumulados, de frustraciones cotidianas, de odios y resentimientos disimulados.  De tolerancia negativa.  De apaciguamiento sin sentido ante los abusos de los demás: maridos, esposas, hijos, jefes, políticos, amigos, familiares y todos los que nos rodean.  No decirle al hermano que nos visita que su hijo es un malcriado NO es tolerancia sino falta de carácter.  El deseo “de agradar a los demás” nos conduce a posponer nuestros intereses y adoptar posiciones serviles que, posteriormente, nos martirizan y nos crean esa carga de arrepentimientos y emociones contrapuestas.   ¿Por qué somos incapaces de decirle a alguien que estamos hartos de su presencia?  Y más fácil aún ¿por qué no nos largamos cuando todavía estamos a tiempo de un nuevo comienzo, con otras personas, en otro sitio? 
            Nos entrenamos con facilidad para tomar decisiones empresariales, pero somos nulos en aplicar esa técnica a nuestras vidas.  Ni siquiera por nuestra supervivencia emocional, afectiva o física.  Vivimos “agachándonos” y permitiendo que otros decidan por nosotros.  Y lo que es peor, dejamos que personas inútiles e idiotas lo hagan.   Tómese un buen tiempo para REFLEXIONAR profundamente sobre este tema.  Sin pelear, culpar, contradecir, justificar, admitir o condenarse.  De manera tolerante, abierta y honesta.  Piense en su vida como consecuencia de las elecciones (buenas o malas) que hizo; y medite en lo que hubiera sido su destino si hubiera hecho las escogencias correctas, las que eran obvias, una vez despejada la madeja de las emociones populacheras con las que se justificó en aquel tiempo.   Puede ser entretenido o agrio… pero útil.
            Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S.                  E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Blogs:       La Chispa              http://lachispa2010.blogspot.com/      con link a           Librería en Red
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