jueves, 30 de septiembre de 2010

783 ¡Chingos de publicidad!

783    “LA CHISPA”                   (24 abril 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¡CHINGOS DE PUBLICIDAD!
            Recientemente el ICT ha puesto en el mercado radial una publicidad horrenda, según mi criterio, y quisiera que algunos de mis amigos me dijera qué piensan de ella.  Solo se las recuerdo para ver qué opinan, y para saber si en realidad es estúpida, o si solo soy yo el que no entiende esta materia avant-garde.          
            Se supone que el ICT  (Instituto Costarricense de Turismo) debería tener los mejores publicistas del país, dada la elevada función que este desempeña en una actividad nacional tan lucrativa, que depende de la calidad de los anuncios que hagamos para promocionar al país y hacerlo atractivo a los extranjeros. Y si esta Institución no cuenta con un equipo propio, al menos debería contratar a las mejores empresas nacionales para que les hagan un trabajo de calidad, sin importar que este vaya dirigido solo hacia el turismo nacional.  Pero está visto que ahí parece que no hay personas inteligentes capaces de distinguir entre lo que es una buena y artística propaganda, y lo que es un mamarracho grotesco, ofensivo y carente de sentido.  O indicador de que  ahí no hay gente que entienda cuál es el objetivo de esa labor.  Todos sabemos que esta profesión es una serie de engañifas bien articuladas, con la intención de convencer a los posibles consumidores y usuarios de las bondades de aquello que les están ofreciendo.  Pero esta debe ser fina, creíble, respetuosa y, si se puede y se tiene el talento necesario, original y creativa.  Que guste, que nos “toque” con sutileza, imaginación, buen gusto y consideración.  Entonces ¿qué es lo que el ITC está tratando de hacer?  ¿Desacreditar al país?
            ¿Qué es lo que ese cebo reciente del ICT nos quiere decir?  ¡Por todos los dioses! ¿En qué estaban pensando esos señores cuando crearon, sometieron a estudio y dieron la orden para que se hiciera pública esa propaganda surrealista tan brutal que ni siquiera a André Breton se le hubiera ocurrido?  He escuchado varios de esos anuncios y aún no puedo digerirlos.  No sé qué es lo que quieren decir con esos “contrastes” tan absurdos y negativos con los que pretenden estimular el turismo nacional; pero mediante los cuales producen en la mente de los que escuchan, la impresión más deplorable de lo que es el ambiente citadino nacional.  Y eso nos lleva a pensar que, con colaboradores así, no hace falta la competencia de Panamá, Guatemala o Cancún.   ¿Han oído esa propaganda?  Parece que la hubieran concebido saboteadores del ICT, de la industria turística y de Costa Rica. “Relájese con el esmog, respire profundo”, “Diviértase en los atolladeros de carros”,  “Disfrute de las colas que no avanzan”, “Goce de los trabajos pendientes”,  “Celebre la angustia de sus deudas”, “Festeje el último berrinche de su hijo” y otras salvajadas por el estilo.  No es literal, pero esa es la idea general.  ¿Quiénes habrán diseñado semejante concierto de idioteces?  ¿Pretendieron hacerse los graciosos?  ¿Quisieron hacer un rompecabezas intelectual por contraposición de ideas?  No lo sé, pero sí es cierto que crearon una vulgaridad que es la antítesis de la publicidad.  Y esta propaganda no solo es chocante por sus insinuaciones sino que daña la imagen que alguien pudiera formarse de lo que es este país. 
            ¿No hay un departamento de control de calidad en el ICT?   ¿Cómo se les pudo escapar semejante engendro de su oficina de censura?  He escrito varias “Chispas” acerca de esta ocupación y he dicho que esta debe llenar ciertos requisitos básicos que la hagan agradable, aunque todos sepamos cuál es su fin último: debe ser clara, alegre, respetuosa, corta y fina.  Esos son los elementos básicos de la publicidad estándar, la que realizan los jornaleros de este oficio; pero si a esas características se le puede agregar el toque de la originalidad y belleza, estamos en presencia de los artistas de ese género.  Claro que eso es mucho pedir.  Sin embargo, los destinatarios de esa actividad tenemos el derecho de exigir cierta calidad (algún grado de talento) en el producto de esa labor.  No es justo que cualquier idiota escriba un montón de majaderías y que, con ellas, se dedique a ofender la inteligencia y sensibilidad de aquellos a los que se supone deben halagar y mimar, pues son estos los que le dan de comer.   Es tolerable una propaganda simplona, inocua, anodina, aburridora, que no diga nada; pero es imperdonable aquella que irrespeta a la clientela a la cual va dirigida y que es el leitmotiv de esa profesión.   Los medios deben LISONJEAR al público y no hacerlo sentirse mal o incómodo.
            Sin embargo, a pesar de ese necesario requisito, esta gente sigue insistiendo en barbaridades como esa “propaganda” del ICT y de aquella otra tontería mediante la cual los comerciantes amenazan y asustan a sus probables clientes antes de establecer contacto con ellos: “Aplican restricciones”.   O el patético anuncio del cerdito que cruzó la luz del túnel y que ahí vio al atún y a otro bicho “en donde ya nadie les puede hacer daño”.  O algo así.  Esa fábula es hiriente, pues hace burla del dolor de un ser vivo, aunque solo se trate de un chancho.  Es un anuncio teñido con un humor tan macabro como el que utilizaban Vincent Price y Peter Lorre en sus películas.  ¿Y qué me dicen de aquel que ha sido pintor de brocha gorda por VEINTE AÑOS?  ¿Cuál es el mensaje que nos envía esa afirmación?   ¿La de la incapacidad de salir de ese estrato social por casi un cuarto de siglo?
            ¿Y qué nos dicen de la petición de la Cruz Roja y sus famosos bingos?  Más que una invitación a colaborar, es una especie de intimidación brutal en donde el individuo que hace la oferta utiliza un tono de voz que más que un pedido, parece una amenaza.  Tanto es así, que después de esa “oferta”, al otro cliente no le queda más remedio que comprar el cartón, tiquete o lo que sea.  Estos publicistas olvidaron por completo el aspecto sicológico que hay detrás de todo negocio en el cual alguien vende y otro compra.  La compra-venta es un acto libre en el que NO DEBE existir la coerción, sin importar la nobleza y altura de los fines que persiga cualquier institución como esa.   Lástima que no haya un “control de calidad” en la Asociación Nacional de esos profesionales.  Así se evitarían tantas sandeces en la radio y televisión.
                                         RIS

martes, 28 de septiembre de 2010

456 Desde Cuba, territorio libre de América

456   “LA CHISPA”   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

DESDE CUBA, TERRITORIO LIBRE DE AMÉRICA

            Cuando en mayo de 1961 escuchamos por la radio una elegante voz de barítono que decía: “Desde Cuba, territorio libre de América”, nos quedamos consternados y confundidos, pues por vez primera en nuestras vidas escuchábamos una voz disidente en el mar de emisiones ideológicas provenientes de USA a través de la VOA.  De repente, la Verdad unilateral que siempre habíamos escuchado con certeza de feligreses, empezaba a resquebrajarse y aparecía en el horizonte una alternativa de fe.  No digo que buena o mala: simplemente otra opción dentro del monótono menú ideológico que habíamos escuchado desde la década de los cuarenta; una posición contraria, la esencia de la democracia y la libertad de pensamiento.   Por fin escuchábamos a gente que se atrevía a decirnos que los gringos no eran los buenazos que nos decía la Voz de los Estados Unidos de América (VOA) y que sus intenciones y actitudes no eran lo que se ponderaba en esa emisora que tenía la pretensión de ser la palabra de los buenos de la película
            La frase “Desde Cuba, territorio libro de América”, se convirtió en una voz de esperanza para millones de habitantes del traspatio yanqui, que sabíamos que estos nunca habían sido en sus relaciones con nosotros, las mansas palomas que la propaganda pretendía hacer creer quién sabe a quién.  “Radio Habana Cuba” dio un paso trascendental e histórico en el tema de la “libertad de expresión”, sin importar que no representara la voluntad y opinión total del pueblo cubano.  Pero en el nivel internacional sí fue un avance grandioso; fue la primera resquebrajadura en el monolito de la prensa norteamericana en todo el hemisferio.  Y por primera vez los latinos pudimos escuchar una voz coincidente con muchas de las angustias y frustraciones que habíamos sufrido, y cuyas consecuencias seguimos padeciendo por las injustas estructuras socio-político-militares y económicas que los gobiernos norteamericanos diseñaron e impusieron en nuestros países.
            Como los latinos somos emotivos y conocemos el horror de las dictaduras que los gringos pusieron y protegían a lo largo del continente, nos alegramos de la caída de Batista y le dimos la bienvenida a la Revolución cubana.  Pero como esta no se plegó a lo que era la rutina, de inmediato cayó en desgracia para Washington y se inició la campaña propagandística más terrible en su contra.  Desde luego que toda esa virulencia no era solo por Cuba, sino por la forma cómo estaba servida la mesa en el campo ideológico y lo que la URSS representaba para USA en el marco de la guerra fría.  Y dentro de ese decorado general, pudimos apreciar lo que desde ese momento se perfilaba como el modelo de lo que los americanos deberíamos entender por libertad de expresiónLa mentira se convirtió en el estándar radiofónico y de prensa. Y gracias a eso,  muchos hombres buenos se convirtieron en anti rusos, anti fidelistas, anti Cuba, anti revolución y todo aquello que la VOA les dijera que era malo.  Lo que los dominicanos habían sufrido con Trujillo era nada comparado con lo que los cubanos padecían.  Los horrores de los haitianos bajo Papa y Baby Doc, era una diversión.  Carías y Somoza eran unos santos comparados con Fidel; los dictadores del PRI, Odría, Marcos Pérez Jiménez y todos los sátrapas de Brasil eran las hermanas de la caridad a la par del Demonio barbudo del Caribe.  Nuestros pueblos llegaron a olvidar su propio itinerario de dolor sufrido por los tiranos que los Estados Unidos les impusieron.  Y aunque los pueblos se vieran confundidos, no se les engañó del todo.  En cambio, para las Oligarquías latinoamericanas sí era claro el “peligro” que para ellas representaba el ejemplo de Cuba.  De allí que se convirtieran en cajas de resonancia de la VOA, y se dedicaran con todo entusiasmo a satanizar la Revolución cubana.  Y no porque esta fuera buena o mala intrínsecamente, sino porque había despertado ciertas ideas y sueños entre las oprimidas masas obreras del continente.  Y las ideas siempre son un PELIGRO.
            Con la VOA como corifeo, se armó en toda la América Latina una sinfónica radial de diatribas y mentiras, verdades a medias y todo aquello que fuera útil para confundir y hacernos creer que lo peor que pudiéramos hacer era escoger el camino revolucionario de Cuba.  Que no debíamos desviarnos del sacrosanto sendero de la democracia impuesta por USA., que esa era la ruta al Paraíso soñado, y de la cual no debíamos apartarnos.  Así que una vez preparado el teatro ideológico mediante la “libertad de expresión” orquestada por la Voice of Amerrica, se dio la cita de la O.E.A en San José, vergonzoso conciliábulo en donde las tiranías, semi tiranías y gobiernos inocuos cuando no títeres inútiles, se dieron el lujo de censurar, por imposición gringa, al único gobierno legítimo y nación decente que en ese momento existía en la América Latina.   Y vean que no decimos que Fidel y su gobierno fueran buenos o democráticos.  No creemos en hombres o productos humanos “buenos o malos”.  Lo que señalamos es que la totalidad de los gobiernos (no pueblos) que censuraron a Cuba en San José y que, posteriormente la expulsaron de la familia latina en Punta del Este, no tenían base moral alguna para hacerlo.  Fue una farsa en la cual la verdad fue distorsionada por esa prensa que alegaba y esgrimía como estandarte, la “libertad de expresión” de la que estamos hablando.
            La voz que nos llegaba “Desde Cuba, territorio libre de América”, fue acallada por la gigantesca y masiva propaganda que la VOA hacía desde todos los sitios alrededor de la Isla.  Y por las jaurías de medios “democráticos” que proliferaban por todo el continente.  Que cuanto más virulentos fueran en sus campañas, mayores merecimientos ganaban ante sus patrocinadores.  La Guerra Fría fue la vitrina más clara, espectacular y vergonzosa de lo que significa y es la “libertad de expresión” llevada al colmo del cinismo y el desparpajo.  Pero sobre todo, del irrespeto al que pueden llegar los “medios” a la inteligencia de sus pueblos.  Esta es una breve pincelada de la historia de “la libertad de expresión” en la América Latina.
            Fraternalmente
                                   RIS

lunes, 27 de septiembre de 2010

75 ¿Qué pasa con nuestra música?

75   “LA CHISPA”    
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUÉ PASA CON NUESTRA MÚSICA?
       Confieso que nunca me ha gustado el cantante español Rafael, ni casi nada de lo que canta; pero eso sí, aprecio su autenticidad como cantante, su apego al español y a lo que es su identidad.  Una vez lo oí decir algo así (no es textual, pero ese fue el espíritu): “Yo cantaré rock en inglés cuando Frank Sinatra cante flamenco”.   Pero ¿qué pasa con la mayoría de nuestros cantantes, semi cantantes y nulidades que graban discos en español?  Todos quieren hacer el “cross over”, aunque no sepan un carajo de inglés, y tengan que grabar como lo hizo Nat King Cole, sin saber una palabra de español.
       Antes de conquistar el mercado latino y afirmarse como cantantes de verdad, quieren hacer el llamado “cross over” aunque solo sea para que los escuchen en inglés los latinos que viven en Estados Unidos.  Porque la verdad es que muy pocos gringos sienten algún interés por escuchar a mequetrefes hispanos que no cantan nada, y que no pueden distinguirse en algún género específico de la música norteamericana.  El boom Shakira es otra cosa, y su atractivo NO es lo que canta.
       La música rock es tan gringa como el tango argentino, o dominicano el merengue.  Así que, ¿cómo puede haber un latino “roquero”?   Eso es tan absurdo como que nos digan que hay un gringo salsero o que canta rancheras.   La música es mucho más que notas, compases, ritmos y armonía; es una expresión del alma de cada pueblo, y se plasma en una forma característica y propia que no puede ser exportada como si se tratara de café o bananos.  Los latinos tenemos nuestra música auténtica que es una manifestación de nuestra idiosincrasia.  En cualquier parte de Latinoamérica, alrededor de una botella de guaro, una ranchera arranca gritos de alegría genuina, sin importar que los individuos sean panameños, ticos o bolivianos.  El tango, a pesar de su europeísmo y universalidad, es el himno a la tristeza y el amor dolorido de todos los latinos.  La salsa, dondequiera que se dé, automáticamente hace vibrar nuestros cuerpos con movimientos convulsivos que solo están impresos en el sistema nervioso de los latinos.   Algo así como un chip específico.  Es por eso que ni los gringos ni los europeos pueden ni podrán jamás bailarla con el sentimiento nuestro.  Quizás puedan remedar los movimientos a base de mucha práctica, pero jamás podrán “sentirla”. ¿Y por qué?  Porque es información genética que se graba en los nervios de la columna vertebral, y desde ahí, viaja hasta la punta de los dedos.  Es por eso que nuestra música se baila con las manos, caderas, cabeza, espalda, con los ojos, con la boca… con la sonrisa y el dolor.  En fin, con el alma.  Así es el flamenco, esa musiquita de alaridos; agresivas y sonoras guitarras, estampido de palmas y tacones; de un español que no se entiende, y que nosotros tampoco podemos sentirla porque nace del alma de los gitanos.  Es una experiencia mística de ese pueblo, y quizás un poco de los peninsulares en general.
       El son nació en Cuba, apadrinado por la nostalgia de negros y marginados españoles; dolor semejante y común en todos los latinos.  La cueca es el lamento del hombre que recorre a pie, a caballo o en carreta, los caminos polvorientos de la América.  Es música para no morir de tristeza en la soledad de los recuerdos y del tiempo congelado.  La conga, el mambo, el cha cha cha, la rumba, la cumbia y otras tienen el mismo espíritu; la samba y sus mil variantes son lo mismo dentro de la enorme geografía del gigante brasileño.  Todos son los antepasados  comunes de las formas de expresión musical moderna de la América hispánica.  Entonces ¿qué papel puede jugar ahí el “rock”?  ¿Qué tiene que ver el rock con nosotros?  Esa música no nos “dice” nada; no hace contacto con nuestro mundo interior.  Es como el soul negro para los gringos blancos; les puede gustar pero no los “toca”.  Así es el rock con nosotros, talvez nos aturda y provoque espasmos arrítmicos, pero ninguna respuesta emocional o del alma.  ¿Y por qué?  Porque NO ES NUESTRA MÚSICA.  Así de simple, por más que unos cuantos “culturizados” quieran hacernos creer lo contrario.  Esa música es una planta adventicia en la América Latina.  Es por eso que ciertos personajes de la farándula criolla resultan patéticos.  Y me imagino la risa que les debe producir a los gringos verlos haciendo piruetas y remedos de “roqueros”.  Algo así como lo que sentimos cuando vemos a un yanqui o europeo tratando de bailar merengue o lambada.  La locura del rock hispano la iniciaron ciertos jóvenes argentinos (Soda Estéreo, entre ellos) que, como dicen Cabral y Cortés, se sienten gringos.  Ellos formaron la vanguardia de lo que se ha dado en llamar “el rock latino”, un engendro musical sin sentido alguno en nuestro medio, salvo para aquella parte de nuestras juventudes que ya ha sido culturizada musicalmente.  Otro de ellos, ya no tan joven, es un viejillo de apellido García (creo) con un bigotito como el de Hitler, que canta unos enredos tan estrafalarios como su aspecto y personalidad artística.  Algunos dicen que es un “genio” en ese tipo de música.  Talvez así sea, y yo un extraviado musical, pero me sigue pareciendo desubicado.  También está el ala roquera de los mejicanos, la cual es todavía más ridícula que la de los argentinos, pues mientras estos son europeos, rubios y bonitos, los cuates de México, en su mayoría, son chichimecas que en nada se parecen a Elvis Presley, Rod Steward o Bruce Springteen.  Muchos de ellos vestidos con trajes de cuero, el pelo largo y fajita en la cabeza, son verdaderamente risibles y lastimosos.
       Hay un tal Miguel Ríos que, además de estar muy viejo para esas cosas, también se ve fuera de lugar en ese mundo musical que es, básicamente, propiedad exclusiva de los gringos.  Hay varios más de cuyos nombres no quiero acordarme, como diría don Quijote, porque jamás he resistido escucharles una canción entera (un rock) de las que entonan o desentonan.  No sé qué cantan ni qué dicen, ni si tendrá alguna trascendencia su mensaje roquero, pero me caen mal.  Y no por ellos, sino por lo que hacen con la música: claudicar artísticamente ante una cultura musical extraña que nada nos puede enseñar, que es ajena a nuestros sentimientos, y de la cual nada tenemos que envidiar.  Son malinchistas que, teniendo un campo casi infinito de raíces musicales propias y autóctonas, se han puesto a experimentar dentro de un terreno y un alma ajenos a su naturaleza, solo para tratar de ser aceptados por los gringos, mejor dicho, su mercado. 
       Pero entre todos esos especimenes, la peor es esa patética señora llamada Alejandra Guzmán, quien con sus poses y risotadas vulgares, su ropaje de circo y su voz ronqueta y disonante, es la caricatura perfecta de lo que no debe hacerse  en el campo musical.  Y no es que le restemos méritos como mujer, pues,  personalmente, creo que es una mujer tentadora y deliciosa, bien empacada y llena de carnitas, como nos encantan a los latinos.  Como hembra es el sueño de cualquier hombre, pero como cantante de ese género, una pesadilla.
       ¿Qué pasa con nuestra música y nuestros músicos?  ¿También ya hemos sido colonizados musicalmente?  ¿Es legal y permisible que haya emisoras en Costa Rica que difunden solo música en inglés la mayor parte de su tiempo?  Porque si nuestro segundo idioma fuera el ese, y todos los nacionales lo habláramos, sería tolerable esa agresión; pero dado que ni siquiera el uno por ciento de la población es angloparlante, ¿a qué se debe ese servilismo con una música ajena, que nuestros chicos oyen hasta la sordera?  ¿Cómo es posible que nuestra juventud oiga y cante, como loros, unas canciones en un idioma que no entienden?  ¿Qué nos está pasando musicalmente?
       Nos están robando el alma e imponiéndonos un patrón cultural ajeno a nuestra idiosincrasia y, lo que es peor, lo estamos tolerando con una pasividad espantosa.  Pero lo que es peor todavía, nos están cargando con un nuevo impuesto  que va a enriquecer a los artistas de los Estados Unidos, en detrimento de los latinos.   Millones de dólares de nuestros bolsillos van a parar a las disqueras de ese país.  Negocio redondo: subordinación cultural y económica.  ¿Y nuestros ministerios de Cultura y Educación que hacen al respecto?  Parece que nada.
       Felicitaciones a don Rafael por auténtico, por su latinismo español y por su apego espiritual al concepto de lo autóctono en la música.  Hombres y mujeres así, hacen falta en nuestro mundo musical, y no payasos que ni siquiera son cantantes, y cuya única obsesión es hacer el famoso “cross over”.
       Musicalescamente
                                     RIS       

viernes, 24 de septiembre de 2010

798 El mundo árabe

798    “LA CHISPA”   
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL MUNDO ÁRABE
            La percepción que se tiene en todo el occidente acerca de los árabes es negativa en términos generales.  Así como la que se tiene de los negros y latinos en Estados Unidos y Europa.  Es una cuestión racial basada en apreciaciones superficiales y distorsionadas intencionalmente, como todos los prejuicios.  Pero en el caso de los árabes, hay varios elementos que magnifican esos criterios.  Entre ellos está su fe, rival de la religión oficial del occidente; además, su antiguo pleito con sus parientes judíos.  Tan intolerantes los unos como los otros, pero con una diferencia: los judíos siempre han sabido “acoplarse” al bando de los ganadores; tanto es así, que incluso se “blanquearon” para mimetizarse de mejor manera entre sus víctimas, los odiosos goyim.  Ese proceso de mestizaje les llevó siglos mezclando a sus morenas mujeres con nativos del centro de Europa, pero al fin se convirtieron en asquenazíes, gente que si no fuera tan testaruda con sus cuestiones religiosas, bien podrían pasar inadvertidos por toda Europa y el mundo porque, al fin y al cabo, son europeos. 
            Históricamente los judíos han estado adscritos a los poderosos, es decir, invariablemente se han “apuntado” a los triunfadores y han formado alianzas de conveniencia con estos, aunque los aborrezcan y en privado los traten de goyim (algo así como: perros asquerosos).  Son maestros en el arte de la simulación, y mientras saquen ventajas, están dispuestos a identificarse con los “ideales y tendencias” de los cristianos, religión que detestan pero que patrocinan subterráneamente ya que como esta es derivada del judaísmo, les queda muy bien a sus propósitos de subordinación.  Y si tienen que convertirse al cristianismo, lo hacen (marranos, España) por conveniencia.  Continuamente han estado en sociedad con los potentados de todos los países que han parasitado a través de su historia.  Fueron compinches de los faraones (José), también de los reyes de la Mesopotamia (Daniel y socios), de los filisteos, griegos, romanos, españoles y, finalmente, de los ingleses, en donde alcanzaron la cima de su poder en Europa; y luego que vieron las perspectivas de América, se convirtieron en fervientes americanos.  Ese pueblo es como un corcho, en forma perenne montado sobre las olas del progreso de los demás.  Flotando encima, como el aceite.  Escogiendo cuidadosamente a sus aliados, sin importar qué ideología tengan estos: fascistas, nazis, comunistas o lo que sea; eso es secundario cuando de dinero se trata.  Si ellos pueden hacer sus negocios y explotarlos, nada importa en lo que los goyim crean.   Está escrito en su manual de comercio (la Biblia, Isaías 60).
            Cosa contraria son sus primos árabes.  No tienen elasticidad ni se adaptan a nada.  Salvo los libaneses que son cristianos, ellos suelen ser fundamentalistas en casi todos los aspectos de su cultura.  Y eso lo han aprovechado muy bien los judíos gringos desde Hollywood.   Desde ahí se ha gestado el anti arabismo occidental que solo es superado por el odio que les profesan los productores de cine judío a los alemanes.  Ambos pueblos son presentados, en miles de películas judías,  como la quintaesencia del mal.  Y en estos dos casos, su odio y rencor parece no tener límites en el tiempo.  Casi durante setenta años nos han bombardeado con la propaganda más abyecta en contra de Alemania, y de paso, han incluido en esa agenda al mundo árabe, al cual han desprestigiado de todas las maneras a su alcance.  Y este es el principal elemento que incide en la percepción que occidente tiene de esa gente: el Hollywood judaizado.  Todas las películas que hace la camarilla judía que domina esa industria, nos presenta a los árabes como salvajes, NEGROS, peludos, gritones, estúpidos, asesinos, ignorantes, fanáticos y odiosos.  Los judíos de Hollywood han creado esa imagen negativa que el occidente tiene de los agarenos.  Por otro lado, también se han fabricado para ellos la fama de buenos, víctimas de mil holocaustos, perseguidos, sufridos y pueblo de Dios.  Y ligados a los grandes (USA) están en posibilidad de hacer lo que les dé la gana.  Con la fuerza de esa nación, borraron del mapa a Irak, y pueden hacerlo con quien les plazca en el momento que les convenga y lo demanden sus negocios.
            ¿Qué es lo que hace que una gran nación, formada por tanta gente, con una religión unitaria, con el respaldo de más de mil millones de fieles y con todo el petróleo del mundo siga siendo tercermundista, débil, fraccionada y a disposición de que los judíos les pateen el culo cuando así se les antoja a estos?  ¿Cuál es el problema y la mayor carencia de esas personas que deberían ser los amos del mundo?  Hay mil respuestas obvias; sin embargo, ni todas juntas producen una explicación adecuada que pueda justificar su posición socio-política en el panorama mundial.  Archimillonarios y miserables.  Pero además, incapaces de ponerse de acuerdo ni siquiera en una sola idea de supervivencia general.  Al contrario, se desangran en luchas intestinas por interpretaciones antojadizas del Corán.  Veintitrés países que, unidos con los otros tercermundistas petroleros, bien podrían taparle el aire no solo a la rica Europa sino a los mismos Estados Unidos.  Tienen el poder y la facultad para hacerlo, pero no lo harán.  En un mundo bélico que solo reconoce la fuerza militar como único argumento de poder, los árabes podrían fabricar y comprar el más abundante y mejor armamento posible.  Pero no para convertirse en subordinados de occidente, ni cuidadores del capital yanqui-judío como los serviles Egipto, Arabia, Kuwait y el resto de lacayos del Golfo y el norte de África, sino para hacer que sus puntos de vista y opiniones sean tomada en cuenta y en serio.   Como lo hace Irán, país que por ahora, constituye la pesadilla de todos los judíos del mundo, lo cual los ha llevado a la movilización de todas sus influencias con el fin de nulificar lo que significa un obstáculo en sus proyectos hegemónicos.  La misma campaña que montaron en contra de Irak, porque este era una amenaza para el estado de Israel.  Taco a taco. 
            Si los árabes tuvieran el diez por ciento de la actitud de Israel, podrían convertirse en los amos del planeta en cuestión de pocos años.  Pero tienen el lastre de la religión que, mezclada con otros factores derivados de aquella, hacen imposible el despegue de los moros...  Parece que solo esperan que se termine el petróleo para dejar los Rolls Royce y volver a los camellos.  ¡Qué pena que con tanto poder sean tan débiles!
            Arabescamente                                  
RIS

803 Bienaventurados... ¿los ricos?

803    “LA CHISPA”   (28 mayo 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
BIENAVENTURADOS LOS… ¿RICOS?                 
            Varios amigos lectores me han enviado correos en relación con “La Chispa” 801 en donde hago una crítica en relación con esa bienaventuranza.  Algunos me dicen que es irreverente y que hago burla de la fe.  He leído y releído la notita esa y no le encuentro fundamento a esa acusación.  No creo que sea irrespetuosa de la fe ni de los sentimientos de nadie.  Simplemente hago una serie de preguntas sobre algo que me parece que debería ser bien explicado por los autores; pero como estos ya murieron, no hay manera alguna de que alguien con autoridad nos explique cuáles son las ventajas de ser “Pobre en espíritu” o simplemente “pobres”.  Además, no creo que haya en todo el mundo NI SIQUIERA UNA PERSONA (cuerda, desde luego) que nos diga que le encanta ser pobre, o que su máxima ambición es esa.  Vean que los que mejor deberían comprender y vivir ese precepto sería la gente de Iglesia y, sin embargo son estos los que viven mejor y en superiores condiciones socio-económicas.  La Iglesia Católica tiene un tesoro material incalculable; empresas bancarias y agiotistas, participación en los mercados mundiales de bienes raíces y quién sabe cuántos otros negocios.   Los mormones cuentan con una fortuna imposible de conjeturar; acciones en centenares de empresas diversas (aviación, tabacaleras).  Recuérdese que eran los dueños de la Lucky Strike.   Y ni qué decir de los innumerables “pastores” de la infinidad de sectas cristianas se dan vidas que nada tienen que envidiarles a los soberanos del mundo árabe o a los magnates de Wall Street.  Todos recordamos al hipócrita Jimmy Swaggart y la vida de rajá que se daba.  El cínico que se atrevió a decirles a sus feligreses que Dios en persona le había dicho que a ellos no debía importarles su conducta privada (tener tratos reiterados con prostitutas).
            Muchos de estos pastores tienen sus jets privados para trasladarse con sus comitivas a diferentes lugares.  Además de inmensas fortunas personales derivadas de la ingenuidad de sus seguidores. Pero yo no digo que eso sea pecado ni me importa; tal cosa es el producto de su ingenio y la idiotez de sus feligreses y tienen derecho a disfrutarlo.   ¿Inmoral?  Talvez.  Pero eso es el mundo y nadie tiene derecho a censurar aquello a lo que, si tuviera oportunidad, haría con igual o superior placer.  En esta situación, solo es asunto de no perder la perspectiva y cuidarse mucho.  En este sentido Swaggart fue un estúpido que andaba en las calles y barrios bajos solicitando servicios de prostitutas callejeras.  Y eso sí que es ser tonto, pues teniendo tanto dinero y la posibilidad de contratar meretrices de alto nivel por medio de empresas discretas, rebajarse a lo que él hacía (caso de Rosemary García), es síntoma innegable de estupidez.  Sin embargo, al final parece que salió ganando, tal es la estulticia de los creyentes.
            Entonces, parece que ser rico es una condición privilegiada que solo puede traer beneficios, siempre y cuando sus poseedores tengan aunque sea solo una onza de cordura.  Tampoco puede ser cierto haya absolutos que determinen que todos los ricos son MALOS, o que todos los bienaventurados pelagatos sean BUENOS.  Los juicios negativos que se emiten en contra de los ricos no son más que pura envidia.  Y por otra parte, la totalidad de los pobres suele ser gente amargada, afligida, envidiosa, con rencor y dispuestos a todo tipo de ruindad; millones de ellos asesinan por un plato de comida, y son gente que se vende por cualquier cosa.  Las mujeres ceden su sexo por centavos; y los amigos se tornan infieles por una limosna.  En síntesis, el bando de los rotos está plagado de más mala gente que el de los platudos.  Cierto que hay cientos de bichos de estos que son malignos, sobre todo, porque disponen de mucho poder, pero entre las filas de los arrancados hay mucha más maldad.  Hay excepciones, desde luego, pero la tendencia general es la que se inclina por el mal absoluto.  Los ricos no viven refunfuñando por el alto costo de la comida, los alquileres o los servicios.  Tampoco por la atención médica o la educación.  Ellos pueden pagar por todo eso y no tienen la oportunidad de fermentar ideas malignas en su corazón por razones tan simples.  Son los limpios los que maldicen por todo.  Todo aquello que desean y no pueden obtener les llena el alma de rencor y amargura.  En cambio los ricos lo compran y ya.  Lo gozan y se alegran; son felices y llenan el ambiente de buenas ondas.  En cambio, los pelados todo lo contaminan con su inconformidad y maledicencia; con su envidia y resentimientos eternos.  Es por esa atmósfera maligna que los países pobres nunca salen de su condición inferior; y es ese el gran compromiso que deben afrontar los gobiernos: hacer que estos progresen, que salgan de esa miseria que no solo los rebaja física sino moralmente.  El progreso económico implica satisfacción, alegría, felicidad… la penuria, amargura.
            Esa atmósfera de dolor que cubre a tantos pueblos, es algo que se percibe en el aire apenas llegamos a ellos; hay un nivel de vibración que nos deprime y sofoca, y no es sino hasta que pasan muchos días, que empezamos a adaptarnos a ese ambiente de dolor y angustia, de miedo y recelos, de envidia y rabia.  Esa felicidad de los habitantes se respira en el aire cuando se llega a Suecia, Suiza, Holanda y otras naciones ricas y gozosas.  En cambio, cuando entramos en los países del tercer mundo, percibimos esa atmósfera maligna que es el resultado directo de la miseria.  Gente dispuesta a engañarnos, robarnos e incluso asesinarnos por las baratijas que podamos llevar.  Gente retorcida que inspira miedo al solo verlos.  Carentes de moral o voluntad de servicio desinteresado.  Pueblos en los cuales andar por la calles a cualquier hora es jugarse la vida, miedos que no sentimos al caminar por Estocolmo, Berna, Amberes, Helsinki o incluso Londres, Madrid o Roma. 
            No, señores, la pobreza no puede ser una bienaventuranza porque es la fuente de todas las insatisfacciones que podamos imaginarnos; y estas llevan a todos los vicios morales, en síntesis, a la maldad.  Los bienaventurados son los ricos (con sus excepciones, desde luego), pues entre estos también hay miserables que nadando en dinero, viven, comen, visten y se comportan como limosneros.  Pero eso no es culpa de la riqueza en sí, sino de la condición individual de seres mezquinos. ¡Bienaventurados los ricos que saben serlo!
            Recuerden que el mundo es infeliz por la POBREZA, de plata y espíritu.
Fraternalmente       
                                     RIS

802 La razón de los cañones

802    “LA CHISPA”                              (23 mayo 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder
LA “RAZÓN” DE LOS CAÑONES
            ¿Existe en realidad un grupo de personas que quieren apoderarse del poder mundial, de todos los capitales y recursos; de todos los mercados y territorios, de todos los seres humanos como esclavos?  Y cuando ya sean dueños de todo ¿qué?   ¿Así hasta el resto de la eternidad?  El plan yanqui del tercer milenio es el mismo diseñado por los judíos desde “los tiempos” de Isaías en el capítulo 60 de su libro.  Nada nuevo.  Pero Rusia también tiene los suyos; y ni dudar que los chinos ya han trazado su propia estrategia para apoderarse del mercado mundial, y con él, de los recursos necesarios para tener el potencial militar para doblegar a gringos, judíos, rusos y japoneses.  Y de paso, anexarse a los inútiles latinos, que aunque no sirven para nada, poseen enormes recursos materiales y son mano de obra “bien balata” y estúpida. 
            ¿Existen esos grupos de verdad?  ¿O solo son leyendas inventadas por la desconfianza surgida en la sociedad durante tiempos críticos, en donde solemos ver la más siniestra cara de lo que el hombre es?  El siglo que recién finalizó parece mucho tiempo, pero en realidad solo es un parpadeo en la historia de la humanidad; sin embargo, este blink en el tiempo, ha sido de lo más sangriento que recordamos, pues las masacres organizadas por el “Homo sapiens” como su deporte favorito, alcanzaron dimensiones planetarias.  Antes se hablaba de la guerra tal o cual, en las antípodas; como las cruzadas, como algo tan lejano que nada tenía que ver con nuestras vidas cotidianas;  pero ahora la cosa ha cambiado dramáticamente.  Todas las guerras son a domicilio, los entusiastas muchachos gringos se la llevan a la puerta de su casa (al interior también) en el momento que al gobierno yanqui se le antoje que el suyo es terrorista o encubridor de terroristas.  Sin discutir razones y sin argumentos lógicos, basta que un presidente de ese país lo ordene, para que cientos de miles de marinos caigan como langostas sobre cualquier territorio que tenga petróleo, o que pueda servir de base para amenazar el corazón de aquellas naciones que aparecen como rivales del “mundo libre” liderado por USA. 
            Si su nación tiene recursos que le interesen a Wall Street, es cuestión de dos monazos para que le apliquen la doctrina Bush y le declaren la guerra preventiva si no los cede a las empresas norteamericanas.  Llegó la fase más horrenda de la historia moderna, pues el hombre renunció a toda forma de raciocinio para dirimir sus diferencias y, sin recato alguno, encargó esa tarea a los cañones.  Desaparecieron la diplomacia, la hipocresía, las ideologías, las mentiras, los discursos y toda la dialéctica política que hasta mediados del siglo pasado, servía para atenuar la violencia despiadada de las armas.    Ahora son esas bestias, con su ronca voz, las que dictan lo que debe hacerse.  Murieron las razones, la justicia, la consideración, la verdad, la piedad o cualquier otro rasgo humano, y toda conducta  del hombre se ha subordinado a los intereses económicos de los grupos de poder.   Las razones del cerebro nada pueden en contra de las de los cañones, y parece que el destino y la supervivencia de todas las sociedades, depende de la cantidad y tamaño que puedan fabricar de estos interlocutores de la nueva era.   El foro de las Naciones Unidas murió con el criminal acto de la guerra en contra de Irak.  Tal maniobra selló el destino de esa Institución, y esta se convirtió en otro adorno de la “democracia”, en un títere más de los grupos del poder capitalista.  Como la OEA, el Banco Mundial o el Fondo Monetario.  La ONU pasó a ser un antro sin prestigio alguno, al servicio incondicional de los dueños del terreno y del edificio; de los que pagan los servicios telefónicos y todo lo demás.  Todas las voces sensatas de esa Asamblea fueron enmudecidas por el estampido de los cañones, y la democracia exhaló su último suspiro.   Y entramos a otro tipo de diálogo, a uno en donde los que no tienen armas de destrucción masiva no son tomados en consideración.  Eso lo saben coreanos e iraníes, y es por eso que están empeñados, en forma legítima, en fabricar sus bombas nucleares, último recurso para ser escuchados en un mundo en donde solo cuentan aquellos que tienen con qué amenazar.
            ¿Hasta dónde piensan llegar los grupos del Poder?  ¿No tienen un límite razonable?  ¿O lo quieren todo?  ¿Y cómo han imaginado un mundo en donde TODO sea de unos pocos, y TODOS los demás se queden tranquilos, trabajando por nada por el resto de la vida de toda la humanidad?  ¿Tienen resuelto ese problemita?  ¿Ya tienen pensado los gringos y judíos cómo se van a apoderar de la maquinaria económica de la China?  No es creíble que esta gente, con una historia milenaria de sufrimiento y esfuerzo, esté dispuesta a volver a ser esclavos de nadie, en especial, de esa lacra de la que tienen tan malos recuerdos.   Cobijados bajo la dialéctica de los cañones yanquis, los judíos creen que es posible la dominación total de los goyim, como lo supuso el Mesías Isaías en su libro.  Pero la verdad, y la Historia así lo respalda, no puede haber dominio total; nunca lo ha habido.  Roma duró mil años, pero cayó.   Hitler soñó lo mismo que los judíos, pero también cayó.  Lo mismo pensaron Lenin y Stalin, Napoleón y todos los demás.  La libertad está en la naturaleza del Hombre, y por más fuerza y cañones que logren conjuntar yanquis y judíos, siempre prevalecerá ese principio cardinal que ha normado la conducta humana por milenios y milenios; y por más que los sueños judíos sean hegemónicos, no pasan de eso, un sueño que les puede costar muy caro.
            ¿Cesará la codicia de esa gente?  ¡Claro que NO!  La sed de dinero de esta plaga es tan insaciable como la sed de Tántalo.  Jamás se aplacará, por lo tanto, el destino de la humanidad está escrito.  Y no es desarmando a Irán y Corea del Norte como podrán evitarlo.  Brasil se encuentra en esa lista de espera de dominación; le siguen Argentina, Venezuela, México y otros grandes que desean participar del festín.  Y no olvidemos a Rusia, por más disminuida y sumisa que se vea por ahora.  El diálogo de los cañones apenas está empezando.  Lo que no sabemos con certeza es cómo va a terminar; pero una cosa es segura: no habrá hegemonía total… no al menos por mucho tiempo, por más listos que sean los que detenten el poder ni a nombre de qué lo hagan.  El hombre nació para ser libre.  Eso lo deberían saber muy bien los gringos y judíos.
                             RIS

miércoles, 22 de septiembre de 2010

782 ¿Cuál de todos soy YO?

782    “LA CHISPA”                        (13 abril 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿CUÁL DE TODOS SOY  YO?
            La religión budista no es ni será popular en occidente porque niega la supervivencia de la personalidad más allá de la muerte.   Dice que el Yo llega al aniquilamiento y desaparece para siempre.  Y eso es devastador para el occidental, acostumbrado a las fantasías del cristianismo (e incluso el Islam) y sus paraísos y la vida eterna más allá del umbral.  Si recordamos que Budismo significa sabiduría, tendremos otra de las causas por las cuales esta “religión” no es popular entre las masas ignorantes, pues demanda profundos conocimientos de parte de sus seguidores.   Claro que, como todas las grandes religiones orientales, comprende una parte filosófica o esotérica para los iniciados en los misterios, y otra rama exotérica para las masas que no pueden ni quieren hacer grandes esfuerzos intelectuales y se conforman con la devoción.  Como el hinduismo, en donde existen cuatro clases de personas que reciben enseñanzas según su categoría y desarrollo espiritual.  Diferente a la masificación populista de occidente, en donde se nos ofrece “el cielo” con solo tener fe.
            Entonces, ¿termina la vida del YO con la muerte del organismo, o este solo es un vehículo de componentes superiores que gozan de inmortalidad?  ¿Y cuál de ellos soy YO, el que piensa y tiene el comando voluntario de todas las acciones que llevo a cabo durante la vida?  Estamos seguros de poseer un cuerpo; también de que somos una Persona, y creemos tener un espíritu, entidad teórica que habrá de ser el vehículo de nuestra Mente, de eso que somos en realidad, según creemos.   En el misticismo se habla de varios vehículos diferentes, según el plano en el cual habita el Pensador o Ego inmortal, pero ¿es nuestra mente ese Hombre eterno, o solo una proyección de este en el plano de la existencia física; una sombra, la PERSONALIDAD perecedera a la que se refiere el budismo?  La consciencia del “yo soy yo” parece que reside en nuestra mente y así lo manifestamos cuando decimos: “tengo un cuerpo, tengo alma, tengo espíritu”.   No decimos: “soy un alma, un espíritu o un cuerpo”.   La mente se identifica solo con la mente.
            Así que cuando hablamos de la salvación y asuntos conexos, ¿a qué nos referimos?  Es obvio que nos es al cuerpo, cuyo desagradable destino final sabemos y nos parece repugnante; también es seguro que no es la salvación del alma la que nos interesa.  Solo nos importa la preservación del YO.  Del yo soy yo, aunque no sepamos bien qué cosa es esto ni en qué parte de nosotros se ubica.  Ese YO del que tenemos consciencia es lo que los budistas llaman la Personalidad, el hombre mortal que se desintegra con la muerte y libera al Ego.  Un misterio que necesita esmeradas explicaciones para entenderlo, pero una vez que se hace, trae paz y quietud al hombre.  Es la aniquilación de la Personalidad, a la cual teme sin mesura el occidental, porque este ha aprendido mediante sus religiones, que esa parte es la que habrá de “vivir” eternamente en el Paraíso.   Y no es fácil aceptar la idea de que eso que creemos ser, no es un ente inmortal que también tendrá de desaparecer, muy a nuestro pesar.  Entonces ¿quién soy yo?  ¿Cuál de esos componentes del Hombre es el eterno?  ¿Cuál de todos soy yo?   El budismo sostiene que el destino inevitable de la Personalidad es la aniquilación, y como todos creemos que la personalidad soy yo (la mente), no nos hace mucha gracia ese final que nos señala esta antigua religión que se encuentra en posesión de elevadísimos conocimientos místicos, por completo ajenos a las bárbaras elucubraciones que del mundo post mortem hacen las religiones derivadas del judaísmo.
            Las ansias por la “vida eterna”, estimuladas sin medida por los credos occidentales, ha oscurecido la interpretación filosófica y mística que los orientales tienen de este natural fenómeno que, en lugar de pánico, produce en ellos una comprensión y aceptación sana de la muerte y de lo que pudiera existir después de esta.  Nosotros queremos seguir “viviendo” en el cielo; o aunque sea en el Purgatorio.   Pero si eso no es posible, nos arriesgamos a pasar algún tiempo en el Infierno.  Claro que como la mayoría nos creemos acreedores de algo mejor, suponemos que con el arrepentimiento de los pecados y la aceptación de Cristo, aunque solo sea en el último momento, nos garantizamos un lugarcito en el Edén de las religiones cristianas.  Pero es aquí donde debería surgir la gran pregunta de los creyentes: ¿Qué es lo que sobrevive de mi Personalidad, de mi YO?   ¿Es esta merecedora de la “salvación”?  Usted conoce la suya.  ¿Cree que es digno de ella?   Haga un análisis sincero y objetivo de quién es usted y trate de determinar qué clase de persona es y si está a la altura de semejante premio.
            Como la Personalidad no es más que un grupo de tendencias y recuerdos, resulta que es algo demasiado volátil para afincar nuestras ansias de existencia eterna en ella.  Recuerden cómo se “borran” de la vida las víctimas del Alzheimer.   Dejan de ser.  Su YO desaparece y son aniquilados como personas.  Entonces ¿qué tal si es cierto el mito de Lete y todos somos misericordiosamente sumidos en el olvido?  Pero aun así, continuaría el misterio, porque ¿quién o qué cosa es lo que sobrevive después de tomar las aguas de esa fuente?  De ser cierto este mito, los budistas tendrían razón en su afirmación de que la personalidad es aniquilada con la muerte y “deja de ser”.  Ahora el problema se ha trasladado a otra dimensión más elevada que ya no nos causa satisfacción alguna, pues si YO dejo de ser yo y de tener consciencia de eso, ¿qué chiste tiene que algo mío siga existiendo?   Ese es el enigma que tenemos que resolver los occidentales para poder aceptar la muerte con la naturalidad que deberíamos hacerlo.   Sin cuentos ni fantasías dolorosas; sin identificación con lo irreal y pasajero.  Y talvez así lleguemos a entender la obligada pregunta: ¿Cuál de todos soy yo?  
            La ley de la analogía nos da buenas pistas acerca de la impermanencia de la personalidad; la primera es la muerte del cuerpo físico.  Y en este mismo mundo material, la locura y el Alzheimer nos demuestran la volubilidad de la mente (cuartel general de la Personalidad) y lo poco fiable que es.  Entonces, ¿quién soy yo?  ¿Cuál de todos esos elementos soy yo, lo permanente, lo inmortal, lo eterno, lo que reencarna y viaja a través de la Eternidad?    ¿Cuál de todos soy YO?   Meditemos un poco sobre esta aventura atemorizante.
            Fraternalmente
                                   RIS

780 Padres sicópatas...hijos sicópatas

780    “LA CHISPA"                                               (2 abril 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
PADRES SICÓPATAS… HIJOS SICÓPATAS
            Para funcionar mejor dentro de la sociedad (familia y amistades) todos deberíamos someternos a un examen que nos ayude a determinar qué clase de sicópatas somos (intensidad), pues tal conocimiento redundará en una mayor habilidad para relacionarnos con los demás, y para no convertir a nuestras familias en víctimas de nuestros desajustes y disparates.   Si entendemos que la “puntualidad” y el “orden” son dos tipos de manías irritantes que causan mucho malestar en los que nos rodean, tendremos la posibilidad de contenernos y no estar dando cátedra acerca de la importancia de estas “virtudes”; sobre todo, cuando se trata de momentos y situaciones en donde estas carecen de importancia, como en un paseo al campo o cosas así.  Si las personas llegan a comprender la naturaleza (y molestia) de sus impulsos, estarán en condiciones de atenuarlos de manera que haga viable la convivencia.  Es por eso que todos debemos hacernos un examen aunque, a primera vista, tengamos la impresión de que somos normales.   Recuerden que hay millones y millones de locos que se creen cuerdos.   Tengan presente que no existe nada más irritante que un lunático que asuma la posición de guía, de sabelotodo, de ciudadano ejemplar, de moralista, inteligente o bondadoso.                                                 Las sicopatías son incurables, pero se pueden atenuar sus consecuencias cuando las víctimas están conscientes de que lo son.  Existe una escala casi interminable en la frecuencia de estas anormalidades que van desde las simples rarezas, hasta los excesos de sujetos verdaderamente extraviados.  Pero todas son dañinas cuando la gente ignora su condición y el peligro que estas representan para sus familias y amistades.  Muchos neuróticos son seres inteligentes que conocen los conceptos del bien y del mal, auque no puedan involucrarse emocionalmente en las consecuencias de estos.   Pero como distinguen la naturaleza de su conducta y acciones, bien pueden ubicarse dentro de la sombra de lo que se conoce como el bien y lo correcto.  Y en eso consiste la enorme importancia de practicarse a un análisis sicológico con el fin de precisar cuál es la intensidad de ese mal en nosotros.   Los sicópatas, como los que casi no lo son, se creen personas normales e incapaces de actuar de manera errada.  Y ahí está el gran peligro de la conducta de estas personas.  Si no tienen noción alguna del mal que padecen, suelen considerar sus aberraciones como formas naturales de proceder.  Entre esas manías fastidiosas tenemos la puntualidad, el orden, la responsabilidad, la limpieza, el aseo corporal y otras cuantas necedades con las que suelen martirizar a sus familias, incluidos maridos y esposas.  No hay nada más hostigoso que una mamá que se las tire de ordenada y hacendosa, de esas que quieren que cada cosa “esté en su lugar”, limpia y siempre ahí… hasta que a ella se le ocurra cambiarla de sitio.  O un papá fanático de la puntualidad.  No es que se deba pendular hasta el otro extremo, pero hay que entender que NO todo el mundo comparte nuestras ventoleras.   No se haga odioso por pura vara.
            Los sicópatas se creen ejemplares y consideran que la forma como fueron criados es la mejor del mundo, y de ahí que quieran aplicarle ese molde a todos.  Y en ese afán majadero, suelen amargarles la vida a sus hijos, esposas y todos aquellos que se relacionan con ellos en alguna condición de inferioridad.  Son los tipos y tipas que consideran que todo debe hacerse a su manera… porque es la mejor.  Y como suelen ser inflexibles, se convierten en una pesadilla para todos.   Estimado lector, no dé por un hecho que usted es un individuo completamente normal porque NO lo es.   Puede aparentarlo, pero NO lo es.  Recuerde que todos los sicópatas son impostores y mentirosos, y harán todo lo que sea posible para hacer que los demás crean auténtica la fachada que se han creado para funcionar en la comunidad y merecer la estimación de sus semejantes. 
            Hágase un examen de manera honesta, sin engañar a su sicólogo y aprenda a situarse en el punto en donde sea menos dañino a su familia y a la sociedad en general, si es que esto le interesa.  Porque si es de los malvados… no hay caso.   Pero si forma parte de la legión promedio, de esos majaderos que suelen hacerse pesados solo porque desconocen la morbosidad de sus inclinaciones, bien puede ser ayudado por especialistas que le indiquen cómo.  Además, por su propia decisión de no ser un tropezón en la vida de los otros, especialmente su prole; porque recuerde: hijos de sicópatas, también llegan a serlo.   La niña que cree que su mamá tiene razón al bañarse tres o cuatro veces al día, ya lo es.  ¿Es usted mentiroso?  Usted es un chalado.
            La ciencia dice que las sicopatías son genéticas y hereditarias.  Es una buena explicación.   Pero también lo es la de los místicos, que dicen que son enfermedades del espíritu; o conductas milenarias que solo pueden corregirse mediante un esfuerzo de muchas reencarnaciones y reflexión.  Es karma, dicen los orientales.   Y es  por eso que esos espíritus son enviados a renacer en hogares de personas semejantes, familias de locos entre las cuales es posible que desarrollen a plenitud sus malas inclinaciones para que se enfrente a ellas y traten de corregirlas.  Cualquier cosa puede ser, pero una es muy clara y necesaria: se debe diagnosticar.  Si lo hace un profesional, muy bien; sin embargo, usted también puede hacerlo.  Solo es cuestión de que observe cuidadosamente y de manera imparcial, su comportamiento en relación con conductas que usted sigue cotidianamente “en contra de los suyos”.  De qué manera tiraniza a sus hijos y familia con idioteces que carecen de importancia.  Cómo abusa de sus subalternos y sus amistades.  Qué fijaciones tiene y cómo trata de imponer sus ideas a los demás.   ¿Le gusta discutir tonterías?  ¿Siempre quiere ganar en todo?  ¿Siempre cree tener la razón?   ¿Le encanta hacer gala de su poder o conocimientos sobre algo?  Usted anda mal.
            Que usted tenga algún grado de esta enfermedad no quiere decir que esté chiflado, pero eso sí, implica que tiene ciertos desajustes de la personalidad que pueden generar conflictos con los demás; pero lo peor es que puede crear a su alrededor un clima de intolerancia y temor.  Su familia puede llegar a “tenerle miedo”, y las otras personas, a sentir repulsión por usted y a esquivarlo en la medida de lo posible.  Y eso no deja de ser una frustración que bien se podría evitar si usted conociera el origen de ese mal: su propia insania.
            Molestosamente
                                          RIS
                                                                                            

lunes, 20 de septiembre de 2010

826 Un problema de consciencia

826    “LA CHISPA                               (10 septiembre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
AMÉRICA LATINA: UN PROBLEMA DE CONSCIENCIA
            Ahora que se inició la pelea por la Eurocopa, vi parte del juego entre Luxemburgo y quién sabe quién.  Como era de esperar, iban perdiendo pues no se puede ser ganador en todo. Además, el fútbol NO es la tabla de salvación de los ciudadanos de ese país para salir de la miseria, como lo es para los latinos en general.  Ellos son ricos, TODOS.  Con MÁS CUARENTA MIL DÓLARES de ingreso per cápita, ciento por ciento de alfabetización y 78 de promedio de vida para gozar de ese bienestar, es natural que la prioridad de sus jóvenes no sea partirse la vida en la cancha; sin embargo, su entusiasmo es verdaderamente conmovedor: juegan contra cualquiera como si fueran ganando o tuvieran alguna posibilidad.   ¿Y a qué viene esto?   Pues como resultado de una reflexión.  “El ‘Gran’ Ducado” (Luxemburgo) tiene una superficie de unos 2.500 kilómetros cuadrados, lo cual hace que quepa más de OCHO VECES en El Salvador.  Con una población de un escaso medio millón de habitantes, tiene un PIB de más de VEINTE MIL MILLONES DE DÓLARES por año, mayor que el de Costa Rica o  El Salvador, y cinco veces superior al de Nicaragua.  Además, su ingreso per cápita es de casi NUEVE veces más elevado que el de México, uno de los más altos de la América Latina.
            ¿Qué es lo que crea estas asimetrías tan pavorosas entre los latinos y Europa?  De hecho, NO son los recursos naturales ni la simple “educación” sino una actitud ante la vida.  El latino es inconsciente de su valor, poder y posibilidades como individuo y como grupo; como nación y como conjunto de naciones que deberían formar una unidad indivisible y monolítica ante etnias diferentes.  Y no por mero chovinismo sino porque la evidencia histórica nos ha dado (y sigue dando) dolorosas lecciones acerca de cuáles han sido y son las intenciones de los pueblos extranjeros al continente con los que nos hemos relacionado (europeos, gringos, chinos o japoneses) durante estos siglos de “independencia”.   ¿Quiénes tienen la culpa de la situación social y económica en el subcontinente?  Las cabezas más visibles son las oligarquías que, en contubernio con los gobiernos extranjeros (el norteamericano casi en forma exclusiva), han formado un maridaje nefasto para las sociedades americanas.  Sin embargo, los verdaderos culpables de la situación son las mismas víctimas que pagan con sus miserias, la falta de consciencia que los ha llevado a convertirse en mártires pasivos de sistemas políticos que ya deberían haber desaparecido de esta parte de América.   
            A la par tenemos el gran ejemplo de lo que debieron ser las Revoluciones latinoamericanas: los Estados Unidos.  Ellos sabían qué querían hacer con su Independencia, con su país, su raza y su economía.  Tenían un plan a largo plazo y se apegaron a su cumplimiento hasta llegar al sitio que ocupan.  En cambio, todas nuestras revoluciones son folclóricas y chistosas cuando no patéticas.  Han sido un desperdicio de todo para quedar en lo mismo o peor.  No hay un solo país en América Latina que haya crecido y progresado a raíz de una revolución; que haya pasado a formar parte del primer mundo.  Ni siquiera del segundo.   Todas las revoluciones latinas solo han servido para empeorar las cosas a las sociedades que las hicieron.  ¿Y por qué?  Porque no tenemos consciencia de lo que somos ni de lo que podríamos ser.  Porque no hemos entendido que la revolución NO es un movimiento de masas, sino una transformación de la propia consciencia; es un cambio individual en la forma de pensar y ACTUAR.  Nada ni nadie puede hacer contrarrevolución a ese acto interno y personal.  Yo soy la síntesis de la sociedad, y si yo no cambio a nivel íntimo, todo seguirá igual.  Las variantes no vienen de fuera, se producen dentro de cada individuo.  Luego viene la identificación de ideales, la unión y la expresión del pensamiento  revolucionario en fórmulas sociales prácticas y realistas.   
            La revolución debe gestarse dentro de cada individuo; debe planearse, organizarse por niveles; DEBE ENTENDERSE qué es lo que se desea, pues mientras eso no esté claro en la mente de cada ciudadano, solo se trata de caos y fiebre populachera.  ¿Qué es lo que quiero para mí y para mis conciudadanos?  No solo se trata de resolver MI situación de manera temporal, sino de la creación y garantía de permanencia de los mecanismos políticos que nos garanticen una vida como la de los “luxemburgueños”.  ¿Por qué no?  ¿Qué tienen ellos que nosotros no tengamos?  Consciencia.  Solo tenemos que desarrollarla, pues esta se encuentra en todo ser humano que tenga aspiraciones por una vida mejor.  Sin embargo, esta no vendrá como un regalo de nadie, es algo por lo que tenemos que luchar.  Cada uno tiene que convertirse en un revolucionario dentro de su corazón y su mente.  Y a partir de allí, empezar a definir qué es lo que queremos como familia.  Qué es lo que podemos hacer y de qué manera.  La revolución NO es empuñar un rifle para matar compatriotas que tampoco saben por qué están luchando.  La Revolución es tener CONSCIENCIA de lo que pasa, de lo que somos y de lo que podemos ser si trabajamos en conjunto, con HONESTIDAD y dedicación al servicio de la sociedad y no solo de los intereses personales.  Eso es todo.
            Luxemburgo, Islandia, Liechtenstein, San Marino y otros paisitos liliputienses nos están dando un claro, fuerte y bellísimo ejemplo de lo que se puede lograr cuando hay una determinación nacional para lograrlo.  Incluso sin recursos naturales.  Solo una cosa se necesita para salir de la miseria en la que nos estamos ahogando cada día: voluntad unitaria y consciencia de qué es lo que queremos, cómo podemos lograrlo, y la decisión indomable de trabajar por ese objetivo.
            Los pueblos latinos tenemos que entrar en la revolución de la consciencia, la única que habrá de facilitarnos el camino hacia una vida mejor no solo en el sentido material, sino en el cultural, moral y espiritual.  Tenemos derecho a una vida mejor como un todo.  No solo las oligarquías y los avivatos que parasitan la política, sino TODOS los habitantes de nuestros países.  Nos sobran recursos de toda clase para aspirar a la industrialización y el desarrollo que haga posible una vida mejor para todos.  Lo demás, nos vendrá por añadidura.                                                     ¡Feliz día de la Independencia!       (¿?)
            Fraternalmente
                                      RIS

domingo, 19 de septiembre de 2010

829 Día de la "Independencia"

829    “LA CHISPA                       (15 septiembre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
DÍA DE LA INDEPENDENCIA
            El diccionario dice de INDEPENDENCIA: “Libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro”.  De acuerdo con ese significado no existe país alguno que sea independiente, ninguno, pues la interdependencia se hace más notoria cada día, y la autarquía de tiempos pasados se ha convertido en una auténtica esclavitud económica.  Incluso las grandes potencias tienen una dependencia insuperable de recursos naturales, mercados, tecnología y de otros bienes escasos.  En ese sentido, todos estamos metidos en el mismo canasto de la globalización.  Pero el asunto es cómo.  Eso es lo que cuenta.  ¿De qué manera somos dependientes y qué ventajas, como pueblos, recibimos de tal relación?   Claro que si con Independencia nos referimos a una efeméride, la cosa cambia; este último concepto es poético, “histórico”, casi chovinista.  En la América Latina abundan los “días de la independencia”, la celebración de batallas cruciales y gloriosas, infinidad de revoluciones salvadoras y finales; sobran los libertadores y sus gestas insignes: la expulsión de los españoles, franceses, ingleses, italianos o lo que sea.  Los “gritos de esto o de lo otro”.  La guerra de esto o de aquello.  En ese campo somos de lo más folclórico que se pueda imaginar.  Tenemos poesía, música, teatro e infinidad de obras literarias en donde se narra toda la épica que nos condujo a la “Independencia”.  No hay un solo país latino que no tenga su santoral criollo de héroes independentistas a los que toda la América Latina les debe su “libertad”… o parte de ella.  O la idea de la libertad.
            La liturgia independentista es de lo más rica y variada, aunque casi nadie sabe cuál es la esencia de eso ni su verdadero significado social.  Porque la verdad de los hechos difiere bastante de la narrativa cívica de los “historiadores” americanos.  El dominio español ya era casi inexistente en América, y este habría colapsado por consunción en unos pocos años; no había que hacerle mucho, porque el ocaso de la Madre Patria ya se había iniciado mucho tiempo atrás en Europa.  Para España fue un gran alivio desembarazarse de un montón de países a los que ya nada se les podía sacar en aquello que fue su objetivo primordial: el oro.  Así que el clamor libertario de los americanos, resultó ser una bendición para un reino que ya se encontraba en el despeñadero y que no tenía intención alguna de enredarse en trifulcas interminables con los “indios” de esta parte del mundo.  En ese sentido, les hicimos un gran favor.  Y los gringos los terminaron de liquidar con la famosa guerra del USS Maine (truco semejante al de las torres Mellizas), y en la cual España perdió Cuba, Guam, Puerto Rico y Filipinas.  El reino ibérico estaba moribundo; así que las guerras de independencia en realidad no fueron tan grandiosas como las leyendas nativas nos han hecho creer.  Los españoles solo querían irse, y las revueltas americanas fueron el mejor pretexto que les dimos. 
            Ahora bien, ¿qué logramos con la independencia de España?  ¿Estábamos preparados para ese tipo de vida, lo estamos en el siglo XXI?  Ahora nos hacemos llamar con el pomposo nombre de “República Soberana e Independiente de Cucurucú.”   Pero, ¿qué logramos con esa hazaña?  ¿Ganaron algo nuestros pueblos, o solo cambiaron de dueños?  Se supone que las guerras y revoluciones se hacen para mejorar el estatus social y económico de la gente, en general.  Pero ¿qué ventajas derivaron de sus innumerables revoluciones los mejicanos, guatemaltecos, bolivianos, nicas, salvadoreños, dominicanos, cubanos y demás pueblos latinos que no han corrido con una suerte tan negra como los anteriores?  ¿Qué se sacó de tanta sangre inútilmente derramada?  Se puede decir que los pueblos de esta parte del mundo ni siquiera se dieron cuenta de lo que pasó; es más, algunos no estaban de acuerdo con la separación de España, y recibieron la “independencia” a regañadientes y con serias disensiones internas entre grupos que la rechazaban, y otros que estaban de acuerdo con ella.   España nunca tuvo la capacidad militar para controlar semejante imperio.
            ¿Qué es, pues, lo que celebramos el 15 de septiembre los centroamericanos?  ¿El advenimiento de una era de progreso, libertaria y de felicidad?  ¿O solo fue un cambio de manos en la jáquima que siempre han llevado nuestros pueblos?  Es posible que a los indios de Guatemala les iría mejor con una administración española, que con el trato que reciben bajo el terrible y maligno APARTHEID  que les aplican sus “paisanos” mestizos y la minoría blanca (¿5%?) que es dueña de todo lo que vale la pena en ese país.  Lo mismo aplica para los mejicanos, bolivianos, peruanos y todos los indígenas de América (incluidos los de E.U.).  Y la situación no es mejor para los mestizos; ni siquiera para los blancos, aunque estos superan a los demás en posición económica.   Después de más de QUINIENTOS AÑOS DE “INDEPENDENCIA” seguimos casi en el mismo punto.  Con recursos casi infinitos, solo somos exportadores de materia prima a precio de guate mojado.  Entonces, ¿qué es lo que celebramos en nuestros folclóricos “Días de la Independencia”?  ¿La ocasión de demostrar nuestro patriotismo pegando gritos, bebiendo guaro y embanderando nuestras casas? 
            Tenemos la obligación de meditar acerca de lo que debería significar el concepto de Independencia, y hasta qué punto esta es una posibilidad de mejorar y convertirnos en países si no independientes, al menos de mejor estatus social y económico.  La soberanía debe aparejar un bienestar generalizado en donde la riqueza se reparta de la manera más equitativa posible entre TODOS los ciudadanos.  Con el bienestar económico empieza la independencia individual y colectiva.   Y mientras eso no se dé, toda la algarabía que podamos hacer en estas efemérides no pasan de ser más que uno de los tantos circos y farsas que se organizan oficialmente con el propósito de adormilar a los pueblos, de hacerlos creer que todo marcha bien para todos.  Que somos libres, independientes y demócratas. 
            Estimados amigos: tómense unos minutos para reflexionar acerca del significado de esta celebración, y luego háganse algunas preguntas acerca de su legitimidad y el valor cívico que tiene recordar gestas, esfuerzos y sacrificios que, en realidad, muy poco o nada cambiaron nuestras vidas como pueblos. 
            Cívicamente                                (¿Qué piensan de esto en sus países?)
                                   RIS

viernes, 17 de septiembre de 2010

11 Un palestino llamado Jesús

11    “LA CHISPA   
Lema:   “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.
UN PALESTINO LLAMADO JESÚS.
       
         Hace casi dos mil años, un Hombre Bueno llamado Jesús, envió al mundo y a la Historia, un mensaje de Amor desde esta misma Belén, hoy martirizada por el estruendo de la artillería pesada, el estampido aterrador de los aviones F 16, de los helicópteros Apache provistos de bombas teledirigidas  e “inteligentes”, y de los temibles carros de guerra llamados tanques.  Hace casi dos mil años, desde esta misma Belén atribulada y sometida a la más cruel de las barbaries imaginables, que solo se pueden comparar con las matanzas indiscriminadas del Pentateuco, este palestino llamado Jesús, ofreció la otra mejilla ante los agravios de sus torturadores.  Desde esta ciudad sagrada, cuna de la esperanza del género humano, y que hoy agoniza ante la implacable furia de hordas asesinas, provistas de las mejores armas que ha conocido el hombre, ese buen Hombre se atrevió a anteponer a sus torturadores, aquellas palabras desgarradoras y dulces a la vez, que hablan de AMOR AL PRÓJIMO, de tolerancia y de perdón.  “No juzguéis y no seréis juzgados, perdonad y seréis perdonados”.  Hace casi dos mil años, desde esta ciudad mártir que hoy se debate en la agonía de sus hijos, y en el dolor inmenso de millares de madres que, día a día, tienen que sepultar la esperanza del futuro encarnada en esos niños-guerreros que, armados de palos y piedras, se enfrentan heroicamente a la maquinaria asesina más mortal que haya creado el hombre.  Para ellos no hay réquiem, ni esperanza ni justicia, como tampoco la hubo para el palestino Jesús.  Y de manera igual que a aquel manso Pacificador, se les acusa de terroristas, solamente por el delito de pregonar la paz entre los hombres, y desear un pedazo de tierra para labrar... 
            Desde esta tierra ensangrentada del palestino Jesús, hace casi dos mil años se levantó una voz que clamaba por la fraternidad entre los hombres, y tampoco fue escuchada por una humanidad igualmente sorda e insensible ante el dolor y la injusticia.  La Roma de aquel siglo, como la de este, ignoró el lastimero quejido que lleno de amargura y sangre, se elevaba al cielo desde las ardientes arenas de la Tierra Santa.  Y al hombre que pregonaba Amor y Tolerancia entre los hijos de Dios, le pagaron con la más infame de las muertes: la crucifixión.  Y en el presente, en esa misma doliente y sufrida tierra se crucifica, en los cuerpecitos de miles de niños palestinos, la esencia misma del mensaje del Palestino Jesús.  Hoy se aniquila sin piedad, y con una protervia satánica, a aquellos de los que el Maestro dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.  Y la humanidad entera, hace oídos sordos al clamor de justicia por tanta sangre inocente e infantil, que se riega a mares sobre la tierra que vio nacer al Palestino Jesús.
            Hace casi dos mil años, desde esta misma Belén sufrida, un Hombre Bueno, se atrevió a desafiar a Roma y a los malos cuando dijo: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.  Y  “... si fuereis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais”.  Y dirigiéndose a los mismos que ahora destruyen y masacran a su pueblo, les dijo: “... pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”. 
            Una pequeña nación de criminales empedernidos, hoy ceba todo su odio ancestral sobre la ciudad mártir del Palestino Jesús.  Y desconociendo su propia cronología de dolor, sufrimiento y persecución, desatan con furia implacable, la carnicería más bestial que recuerde la historia, en contra de un pueblo desarmado que solamente desea la paz, y un terrenito para tomar el alimento de la tierra.  Toda la tecnología bélica más moderna, al servicio de la muerte, ha sido puesta en acción para exterminar a una ciudad y a un pueblo, cuya única aspiración es tener una tierra en donde vivir y morir al cabo de una vida normal.  Una nación que, como todas en el mundo, desea disfrutar del privilegio de ver crecer en paz a sus hijos, y no destrozados por las bombas “inteligentes” que a granel y sin misericordia, disparan contra la tierra del Palestino Jesús.
            Hace casi dos mil años un Hombre Bueno, desde esta misma ciudad crucificada, lanzó al mundo y a la Historia, un bello mandato que no escucharon en aquel tiempo, y que tampoco reconocen ahora los torturadores de la patria del Palestino Jesús: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”.   Dar explicaciones acerca de la verdad de lo que pasa en Palestina, es malgastar las letras y el tiempo.  No es cuestión de dialéctica, propaganda política abrumadora por los medios de comunicación masiva, ni razones de tipo religioso.  Lo que allí se produce es un problema MORAL; de JUSTICIA versus INJUSTICIA.  De avaricia insaciable que, al igual que la sed de Tántalo, no se satisface con nada.  Y la limpieza étnica del pueblo del palestino, no será el punto final de las aspiraciones de los que hoy aniquilan a esa población.  Luego seguirán Jordania, Líbano, Siria, el Sinaí y todo lo que el pueblo elegido considere necesario para satisfacer las necesidades del “espacio vital” para Israel.  Frase que les debe ser muy familiar, y que debería ser un terrible recordatorio y un freno moral para ponerle coto a la masacre de Palestina.  El pueblo que ahora aniquila en forma sistemática, brutal y despiadada a los palestinos, debería recordar su propia Historia y, por respeto a aquellos de sus paisanos que fueron víctimas de iguales persecuciones y horror, deberían detener la carnicería que ahora, desconociendo las lecciones de la historia, realizan en contra de sus hermanos cananeos.  Deberían recordar las palabras de Yavé en el Deuteronomio XXIII-7, en donde les ordena taxativamente: “No aborrecerás al edomita (palestinos) porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque extranjero fuiste en su tierra”.   Aún siguen siendo extranjeros, por millones, en muchos países de la tierra.  Es por eso que es legítimo preguntarles: ¿cómo puede un pueblo que ha sido y es extranjero, perseguido, martirizado, odiado y casi exterminado, no tener consideración alguna por otro que, además de ser parientes, se encuentran totalmente indefensos y a merced de la furia, odio y falta de piedad de sus torturadores?  Cisjordania y Gaza son los dos campos de concentración más grandes que haya conocido la Historia, antigua o moderna.  Y el terror que allí se impone a sus moradores, no tiene parangón alguno.  Entonces, ¿cómo es que un pueblo que ha sufrido vejámenes semejantes, puede olvidar una historia tan reciente como la de Dachau, Birkenau, Auschwitz y tantos otros campos de extermino y tortura, en donde sus congéneres fueron sometidos a algo igual a lo que ellos ahora le hacen a sus hermanos cananeos?  ¿Tan flaca es la memoria del pueblo elegido?
            Desde esta misma tierra martirizada, hace casi dos mil años, el Palestino Jesús nos dijo que el único camino hacia Dios y la felicidad, es el Amor y el Perdón y, con eso, le negó a la violencia y el odio, la posibilidad de ser la solución en los inevitables conflictos de intereses entre los hombres.
            Ese Buen Hombre que habló de Amor y Paz; de tolerancia y misericordia, NO PUDO HABER SIDO JUDÍO.  Ese Buen Hombre que aun en el momento más doloroso de su existencia clamó al Padre Eterno con una súplica que los hombres JAMÁS hemos entendido, NO PUDO SER JUDÍO.   Aquel que a la hora del  máximo dolor humano dijo en relación con sus asesinos: “PERDÓNALOS PADRE, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”, no pudo haber sido judío.  Palestino sí, porque nació en esa tierra; pero no judío, porque su corazón no era de esa naturaleza, ni estaba hecho de un material tan empedernido y malvado.
           
     
Fraternalmente
                                     RIS