lunes, 6 de septiembre de 2010

284 Comprar un teléfono móvil

284    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

COMPRAR UN TELÉFONO MÓVIL

   Esta temática es tan irritante, que para escribir sobre ella hay que hacerlo de manera hiperbólica y con un poco de humor NEGRO. ¿Quién TIENE la culpa de que no haya “líneas”? Un misterio más complejo y profundo que el del origen del universo, la concepción de María o la muerte de Kennedy. Nadie sabe, nadie lo puede resolver, a nadie le importa (salvo a los candidatos a usuario). En el mercado encontramos millones de teléfonos de todos los tamaños, formas, precios, estilos y posibilidades tecnológicas, pero TODOS topan con la misma barrera cuando los funcionarios nos espetan la frase sacramental del ICE: “NO HAY LÍNEAS”. Y hasta ahí nos llega la alegría y la ilusión de andar hablando solos en la calle. Es en situaciones como esta, cuando uno siente dudas sobre la eficiencia de las empresas estatales. Pero ¿es la incapacidad del ICE un complot del gobierno y de los “tratadistas” para abastecer el mercado nacional y dar la impresión de la necesidad de empresas extranjeras?
      Si redondeamos la tarifa básica de un móvil a cuatro mil colones, y consideramos que UN MILLÓN DE PERSONAS adquirirían “líneas”, resulta que el Gobierno, vía ICE, pierde DELIBERADAMENTE la suma de CUATRO MIL MILLONES de colones por mes. CUARENTA Y OCHO MIL MILLONES POR AÑO. Lo que es el bocado más apetecible de las tragaldabas transnacionales, el gobierno de Costa Rica se da el lujo de malbaratar en forma criminal. ¿Tan cuantiosas son las “mordidas” de la Bell South, TT & T y las otras pirañas que están detrás del TLC para apoderarse de la telefonía nacional? ¿Pretende la conspiración “tratadista” presentarnos a un ICE incapaz, para que la población considere que es necesario venderlo? Es un problema que merece la participación directa del pueblo en su resolución. Que el gobierno o quien sea, dé respuestas creíbles acerca de esta “insuficiencia”. Pero mejor aún, que RESUELVA EL PROBLEMA. Yo lo arreglaría en UNA SEMANA (esta es la parte hiperbólica). Ahora vamos a lo del humor negro.
       Si usted cree que comprar un teléfono móvil es igual que hacerlo con un par de zapatos, mejor piénselo dos veces, pues lo primero que le preguntan es: “¿Lo quiere TDSM, GPRS, TDMA, UTMS, SSPD, KMS, KLM, DMA? y mil más. Pero eso no es todo. Luego le dicen que cuál tipo de pantalla quiere. Si LCD, si de matriz activa o TFT, de plasma, dura, biónica, protónica o de otra variedad específica. Como además traen cámara, microscopio, telescopio y conectores a los bancos, Internet y a su casa, usted debe especificar cada característica que necesite. Si la quiere con cámara, debe aclarar de cuántos pixeles la desea; si prefiere que tenga zoom o no, con 3D, RISC o CISC. Si quiere Smart Media y SD, de qué valores los desea. Si quiere teclado virtual o de aire. Debe aclarar si la desea con Smarphone o Brutophone. Pila “Neverend” o la genérica china que no dura nada.
      Además debe aclarar de cuántos GPS o GPU, o si quiere Fire Wire con Geforce. Es necesario que les diga si va a usar HTML u otro código. Y en cuanto al navegador para chatear por la red debe especificar si lo quiere avanzado, del antiguo, con T.V. catcher y Wireless. Con memoria múltiple o sencilla.  Cuando el muchacho que vende los teléfonos iba por ahí, yo estaba perdido desde el primer renglón y le dije: “Jovencito yo solo quiero un telefonito por el que pueda llamar a mi casa cuando esté perdido”. ¡Ah, me dijo con gran satisfacción, entonces usted necesita uno con GPS! Y hasta ahí llegué en mi intento.
     Así, pues, que si usted no es un técnico en telecomunicaciones modernas, mejor encárguele el mandado a cualquier güila (un nieto), pues ellos dominan todos esos misterios a la perfección. No crea que usted puede hacerlo sin que “se lo tiren”, y le vendan una carajada que nunca aprenderá a manejar y con una serie de posibilidades subutilizadas porque el ICE no ofrece esos servicios ni esa velocidad. Tampoco el alcance o “cobertura”. Y como el satélite que le daba servicio a Costa Rica se fundió hace tiempo, ninguno de ellos alcanza más allá de Alajuela. No se engañe, comprar un móvil es trabajo de entendidos en la materia.
     Pero ahí no ha terminado el calvario, pues en Costa Rica comprar un “celular” es el equivalente a adquirir un submarino atómico, una planta termonuclear o unas armas químicas como las de Saddam. Para que le vendan una de las líneas anticuadas usted debe presentarse con la escritura de su casa, los recibos de luz, agua, teléfono fijo y municipales de los últimos cinco años. Debe llevar las partidas de nacimiento de sus abuelos, padres y la suya, autenticados por un abogado que asegure que usted es usted. Cédula y fotocopia de ambos lados. Huellas dactilares de todos los veinte dedos. Un rastro genético de ADN que llegue hasta su abuelo paterno. Un pliego de firmas de sus vecinos que certifiquen que usted es digno de portar un aparato de esos. Además una huella del iris de ambos ojos.
     Comprar un teléfono móvil es una tarea intimidante, pues parece que lo estuvieran incluyendo en una lista de posibles terroristas, y lo hacen sentirse como si Algo o Alguien más poderoso que el ICE estuviera interesado en sus datos personales para ser incluidos en un gigantesco registro mediante el cual pueden enterarse de cada uno de sus movimientos, a quién llamó y desde dónde lo hizo. Solo nos falta que cuando tratemos de adquirir una de esas líneas, nos digan que tenemos que permitir que nos inserten bajo la piel un chip de posicionamiento global. Así, Alguien, siempre sabría dónde estamos, qué hacemos y pensamos. Más parece un sistema de espionaje global, de intromisión en la vida privada de los individuos, pues cuando uno compra un radio, un televisor o un DVD, nadie le pide nada, aparte del costo del aparato. Entonces ¿a qué viene tanta necedad a la hora de comprar un teléfono? No es creíble que al ICE pueda interesarle la protección de los clientes, o que se los roben o no. Ninguno de esos datos es de relevancia comercial para ellos. Entonces, ¿por qué tanta majadería?
      En todo caso, la adquisición de un móvil en Costa Rica, sigue siendo un culebrón interminable, incómodo y, en cierta forma, sospechoso.
Telefónicamente
                                       RIS

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