1030 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica
del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LENGUAJE SERVIL (Mundial
de Brasil)
No sé si los locutores y comentaristas
deportivos reciben beneficios adicionales por las apologías que hacen de
determinadas selecciones; si es así, pues está justificado este servilismo
lingüístico que emplean cuando se refieren a ciertos equipos de Europa
(principalmente). También el estilo casi
despectivo con el que señalan todos los sucesos que tienen que ver con las
selecciones americanas, a excepción de la de Estados Unidos. A Brasil, a pesar de ser pentacampeón del
mundo, siempre le tratan de “bajar el
piso”; a Argentina la minimizan y resaltan de forma casi vulgar todos aquellos
detalles que, según esa prensa, constituyen debilidades que los pueden marginar
de la pelea por el título. ¿Es
mentalidad colonialista esta actitud?
¿Es el bwana futbolero lo que impone esa conducta verbal arrastrada ante
los europeos?
El descalabro de la selección española
dejó fríos a todos estos profetas y “cepillos” del excampeón del mundo; de esos
panegiristas que no habían escatimado brochazos desproporcionados ante la
“todopoderosa” España, ni siquiera a partir de la seria advertencia que fue la
Copa de Confederaciones, cuando debieron encender todas las luces rojas para
avisar del inminente peligro.
Continuaron engañando a su gente.
Que el “tiqui taca”, que el gran Xavi, que el letal Niño, que el Gran
David Villa, que el maravilloso Iniesta, que el extraterrestre San Iker; en
fin, un interminable romance con la mentira de una selección que ya no daba
más. Pero los “cepilllos” de oficio (o
pagados) continuaron aullando y aullando.
Alabando y viendo fuerza y belleza en donde ya solo quedaban rescoldos
de un poder ya ido. A España la
presentaron como la selección de ensueño, imbatible, aplastante, maravillosa,
en suma: la perfección del fútbol moderno.
Continuaron empeñados en utilizar un lenguaje servil como broquel del
fantasma que quedaba de la gesta de Sudáfrica. Y millones se lo creyeron y sufrieron la
mayor amargura.
Pero no solo se trata de la desmesura que
utilizan para referirse a ciertas
selecciones de Europa, sino del lenguaje mezquino con el que se refieren a los
equipos americanos. A Brasil, Argentina
y Uruguay no pueden minimizarlos más porque es imposible. Entre los tres tienen NUEVE CAMPEONATOS MUNDIALES.
Pero cuando se trata de los demás (a excepción de USA), todo es
censurable y mediocre. No importa lo que
hagan, siempre son criticados y vistos con desdén; y si logran algo, se trata
de una ¡sorpresa!, de algo pasajero que terminará en los octavos de final. Nada más.
Solo cuentan las hazañas de la INCREÍBLE
HOLANDA, de la MARAVILLOSA ALEMANIA,
de la PODEROSA INGLATERRA; de la FUERA DE SERIE ITALIA, de la SOBERBIA FRANCIA. Incluso les ha dado la locura de embutirnos
la idea de LA SORPRENDENTE BÉLGICA. Pero lo de Colombia es una chiripa, lo de
Chile, cuestión de suerte, lo de Costa Rica, ¡una sorpresa! Una sorpresa que nadie ha podido digerir
todavía. Que la arrogante Italia
mordiera el polvo ante un desconocido país del que nada sabían, del que no se
tomaron la molestia de averiguar nada, les parece insoportable. Y los “cepillos” de oficio (o pagados) no
saben qué hacer o decir. A Brasil le han
tendido un velo de desconfianza y crítica
subterránea para demeritar su triunfo y negarle la posibilidad de que sea
campeón. Para esta gente, Brasil NO es
candidato; solo Alemania, Holanda, Italia (ya no), Francia y Bélgica.
Estos sujetos no escatiman los más
grotescos elogios a las selecciones europeas, como si fueran europeos. Y a la vez, rehúyen toda forma de
reconocimiento a los equipos americanos, por más contundentes que hayan sido en
sus actuaciones hasta este día. Y
aunque talvez tengan razón en muchas de sus apreciaciones, deberían mostrarse
un poco más “americanos” en sus juicios y críticas, aunque estas no resulten
proféticas. Pero ellos prefieren fallar apostando por Europa, que correr el
riesgo por América Latina.
Profesionalmente es entendible; siempre es mejor apuntarse a los
caballos “ganadores”. Pero
patrióticamente es deleznable. Los europeos, aunque hagan guerras y se maten
entre ellos, son pro europeos en todo, siempre.
El lenguaje sesgado que utilizan siempre
va en detrimento de nuestros representantes americanos; y uno de esos clásicos
estilos es el que se oculta bajo del calificativo “de tú a tú”. Paraguay le
jugó “de tú a tú” a Alemania. Eso
implica una doble condición: la de inferior y la de superior; y el que juega de
tú a tú es el inferior. Chile le jugó “de tú a tú a España”, lo cual
significa que el inferior tuvo que empinarse para ponerse a la altura del otro
tú. Nunca dicen que Francia le jugó de
tú a tú a Marruecos, Nigeria o El Salvador; son estos (inferiores) los que se
atrevieron a jugarle de tú a tú al “gigante francés”. Otro asunto que explotan hasta la vulgaridad
es el asunto de la fuerza y la estatura.
Todos los europeos son “gigantes, veloces e indetenibles”. Y los demás, solo por casualidad (o sorpresa)
pueden hacer algo. ¿Y qué hay de los
liliputienses Messi y Maradona? ¿Les
pagan a estos periodistas para que utilicen ese lenguaje “serrucha piso”? ¿O lo hacen porque tienen una mentalidad
tercermundista que todavía sigue creyendo en el catecismo etnocentrista que nos
impusieron durante la colonia?
Entiendo lo del servilismo a España por
aquello de la historia, el idioma y otros vínculos; pero ¿cuál es la razón del
idilio con la Naranja Mecánica? Han
perdido tres finales y, eso significa, les guste o no, que son unos perdedores. Solo si ganan este mundial, podrán estar a la
altura de tantos elogios que reciben de sus “cepillos” criollos.
Si se trata de que son asalariados de las
federaciones de esos países europeos, esa conducta servil estaría justificada
por el dinero. En ese caso, no tenemos
nada más que agregar: se están ganando un salario y lo hacen muy bien; pero si
se trata de una condición espontánea, es una lástima, pues con esa conducta
malinchista revelan una mentalidad que aún no ha sobrepasado la penumbra de la
época colonial. Pero no se trata de ser
chovinistas y pendular hasta el otro extremo de la irrealidad. Es cuestión de ser objetivos, de reconocer lo
que es, sin adornos superlativos inmerecidos.
Todos conocemos las virtudes del pueblo alemán: laboriosidad, tesón,
persistencia etc. etc., pero convertir esto en una interminable retahíla de
elogios idiotas y repetitivos, es una majadería imperdonable. Repetir y repetir ciertas supuestas
características del carácter alemán, llega incluso a ser no solo aburridor sino
ofensivo para los demás; o por lo menos, molesto. Y peor aún, cuando los “cepillos” llevan
estos comentarios hasta el campo de la fantasía o la exageración. Pero lo más grave de todo es cuando, maliciosamente, establecen una relación malsana
entre el poder futbolístico de una nación y su condición económica, lo cual
condiciona, por adelantado, lo que los países pobres pueden esperar en el campo
del deporte, en este caso, el fútbol.
Ese fantasma ha gravitado por sobre todo el territorio de Brasil y su
“incapacidad” para cumplir con sus compromisos ante la FIFA. Y de inmediato, nos relatan las bellezas,
puntualidad, eficiencia logística y todos los demás adornos que tuvo el mundial
de Alemania. O de Estados Unidos.
El lenguaje tercermundista continúa
siendo el distintivo de nuestra gente de prensa, radio y televisión;
ninguno se atreve a descalificar a esos “monstruos
sagrados” por nada del mundo. Y el descalabro
de España debería ser el más vergonzoso de los tropiezos que han tenido en esta
labor de servilismo cultural.
¿Aprenderán algún día a ser más “americanistas”? ¿O por lo menos a no ser tan
desvergonzadamente serviles con los europeos?
Reconocerles sus ventajas no es
un pecado, pero utilizarlas como armas sicológicas en contra de los nuestros,
es degradante. Yo le voy a la “super potencia” de Costa Rica; después, a la poderosa
Colombia. Le sigo con el grandioso
Brasil, y termino con la increíble Argentina.
Incluso le voy a los gringos, basado en la interpretación futbolera de
la doctrina Monroe.
Feliz mundial. RIS