lunes, 30 de junio de 2014

1030 Lenguaje servil



1030   LA CHISPA           
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LENGUAJE  SERVIL     (Mundial de Brasil)
     No sé si los locutores y comentaristas deportivos reciben beneficios adicionales por las apologías que hacen de determinadas selecciones; si es así, pues está justificado este servilismo lingüístico que emplean cuando se refieren a ciertos equipos de Europa (principalmente).  También el estilo casi despectivo con el que señalan todos los sucesos que tienen que ver con las selecciones americanas, a excepción de la de Estados Unidos.  A Brasil, a pesar de ser pentacampeón del mundo, siempre  le tratan de “bajar el piso”; a Argentina la minimizan y resaltan de forma casi vulgar todos aquellos detalles que, según esa prensa, constituyen debilidades que los pueden marginar de la pelea por el título.  ¿Es mentalidad colonialista esta actitud?  ¿Es el bwana futbolero lo que impone esa conducta verbal arrastrada ante los europeos?
     El descalabro de la selección española dejó fríos a todos estos profetas y “cepillos” del excampeón del mundo; de esos panegiristas que no habían escatimado brochazos desproporcionados ante la “todopoderosa” España, ni siquiera a partir de la seria advertencia que fue la Copa de Confederaciones, cuando debieron encender todas las luces rojas para avisar del inminente peligro.  Continuaron engañando a su gente.  Que el “tiqui taca”, que el gran Xavi, que el letal Niño, que el Gran David Villa, que el maravilloso Iniesta, que el extraterrestre San Iker; en fin, un interminable romance con la mentira de una selección que ya no daba más.  Pero los “cepilllos” de oficio (o pagados) continuaron aullando y aullando.  Alabando y viendo fuerza y belleza en donde ya solo quedaban rescoldos de un poder ya ido.  A España la presentaron como la selección de ensueño, imbatible, aplastante, maravillosa, en suma: la perfección del fútbol moderno.  Continuaron empeñados en utilizar un lenguaje servil como broquel del fantasma que quedaba de la gesta de Sudáfrica.   Y millones se lo creyeron y sufrieron la mayor amargura.
      Pero no solo se trata de la desmesura que utilizan  para referirse a ciertas selecciones de Europa, sino del lenguaje mezquino con el que se refieren a los equipos americanos.  A Brasil, Argentina y Uruguay no pueden minimizarlos más porque es imposible.  Entre los tres tienen NUEVE CAMPEONATOS MUNDIALES.  Pero cuando se trata de los demás (a excepción de USA), todo es censurable y mediocre.  No importa lo que hagan, siempre son criticados y vistos con desdén; y si logran algo, se trata de una ¡sorpresa!, de algo pasajero que terminará en los octavos de final.  Nada más.  Solo cuentan las hazañas de la INCREÍBLE HOLANDA, de la MARAVILLOSA ALEMANIA, de la PODEROSA INGLATERRA; de la FUERA DE SERIE ITALIA, de la SOBERBIA FRANCIA.  Incluso les ha dado la locura de embutirnos la idea de LA SORPRENDENTE BÉLGICA.  Pero lo de Colombia es una chiripa, lo de Chile, cuestión de suerte, lo de Costa Rica, ¡una sorpresa!  Una sorpresa que nadie ha podido digerir todavía.  Que la arrogante Italia mordiera el polvo ante un desconocido país del que nada sabían, del que no se tomaron la molestia de averiguar nada, les parece insoportable.  Y los “cepillos” de oficio (o pagados) no saben qué hacer o decir.  A Brasil le han tendido un velo de desconfianza y crítica  subterránea para demeritar su triunfo y negarle la posibilidad de que sea campeón.  Para esta gente, Brasil NO es candidato; solo Alemania, Holanda, Italia (ya no), Francia y Bélgica.
      Estos sujetos no escatiman los más grotescos elogios a las selecciones europeas, como si fueran europeos.  Y a la vez, rehúyen toda forma de reconocimiento a los equipos americanos, por más contundentes que hayan sido en sus actuaciones hasta este día.   Y aunque talvez tengan razón en muchas de sus apreciaciones, deberían mostrarse un poco más “americanos” en sus juicios y críticas, aunque estas no resulten proféticas. Pero ellos prefieren fallar apostando por Europa, que correr el riesgo por América Latina.  Profesionalmente es entendible; siempre es mejor apuntarse a los caballos “ganadores”.  Pero patrióticamente es deleznable.  Los  europeos, aunque hagan guerras y se maten entre ellos, son pro europeos en todo, siempre.
       El lenguaje sesgado que utilizan siempre va en detrimento de nuestros representantes americanos; y uno de esos clásicos estilos es el que se oculta bajo del calificativo “de tú a tú”.  Paraguay le jugó “de tú a tú” a Alemania.  Eso implica una doble condición: la de inferior y la de superior; y el que juega de tú a tú es el inferior.  Chile  le jugó “de tú a tú a España”, lo cual significa que el inferior tuvo que empinarse para ponerse a la altura del otro tú.  Nunca dicen que Francia le jugó de tú a tú a Marruecos, Nigeria o El Salvador; son estos (inferiores) los que se atrevieron a jugarle de tú a tú al “gigante francés”.  Otro asunto que explotan hasta la vulgaridad es el asunto de la fuerza y la estatura.  Todos los europeos son “gigantes, veloces e indetenibles”.  Y los demás, solo por casualidad (o sorpresa) pueden hacer algo.  ¿Y qué hay de los liliputienses Messi y Maradona?  ¿Les pagan a estos periodistas para que utilicen ese lenguaje “serrucha piso”?  ¿O lo hacen porque tienen una mentalidad tercermundista que todavía sigue creyendo en el catecismo etnocentrista que nos impusieron durante la colonia?
     Entiendo lo del servilismo a España por aquello de la historia, el idioma y otros vínculos; pero ¿cuál es la razón del idilio con la Naranja Mecánica?  Han perdido tres finales y, eso significa, les guste o no, que son unos perdedores.  Solo si ganan este mundial, podrán estar a la altura de tantos elogios que reciben de sus “cepillos” criollos.
      Si se trata de que son asalariados de las federaciones de esos países europeos, esa conducta servil estaría justificada por el dinero.  En ese caso, no tenemos nada más que agregar: se están ganando un salario y lo hacen muy bien; pero si se trata de una condición espontánea, es una lástima, pues con esa conducta malinchista revelan una mentalidad que aún no ha sobrepasado la penumbra de la época colonial.  Pero no se trata de ser chovinistas y pendular hasta el otro extremo de la irrealidad.  Es cuestión de ser objetivos, de reconocer lo que es, sin adornos superlativos inmerecidos.  Todos conocemos las virtudes del pueblo alemán: laboriosidad, tesón, persistencia etc. etc., pero convertir esto en una interminable retahíla de elogios idiotas y repetitivos, es una majadería imperdonable.  Repetir y repetir ciertas supuestas características del carácter alemán, llega incluso a ser no solo aburridor sino ofensivo para los demás; o por lo menos, molesto.  Y peor aún, cuando los “cepillos” llevan estos comentarios hasta el campo de la fantasía o la exageración.  Pero lo más grave de todo es cuando,  maliciosamente, establecen una relación malsana entre el poder futbolístico de una nación y su condición económica, lo cual condiciona, por adelantado, lo que los países pobres pueden esperar en el campo del deporte, en este caso, el fútbol.  Ese fantasma ha gravitado por sobre todo el territorio de Brasil y su “incapacidad” para cumplir con sus compromisos ante la FIFA.  Y de inmediato, nos relatan las bellezas, puntualidad, eficiencia logística y todos los demás adornos que tuvo el mundial de Alemania.  O de Estados Unidos.
       El lenguaje tercermundista continúa siendo el distintivo de nuestra gente de prensa, radio y televisión; ninguno  se atreve a descalificar a esos “monstruos sagrados” por nada del mundo.  Y el descalabro de España debería ser el más vergonzoso de los tropiezos que han tenido en esta labor de servilismo cultural.  ¿Aprenderán algún día a ser más “americanistas”?  ¿O por lo menos a no ser tan desvergonzadamente serviles con los europeos?  Reconocerles sus ventajas no  es un pecado, pero utilizarlas como armas sicológicas en contra de los nuestros, es degradante.  Yo le voy a la “super potencia” de Costa Rica; después, a la poderosa Colombia.  Le sigo con el grandioso Brasil, y termino con la increíble Argentina.  Incluso le voy a los gringos, basado en la interpretación futbolera de la doctrina Monroe.
        Feliz mundial.      RIS
       
                                                                                 

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