domingo, 29 de diciembre de 2013

212 El tope: ¿tradición o imitación?



212   LA CHISPA  


Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL TOPE: ¿TRADICIÓN O IMITACIÓN?

         Nunca voy al “tope” porque no me gustan los espectáculos en donde los animales reciben algún tipo de maltrato; y es indudable que en esta fiesta esas bestias sufren muchos ultrajes derivados del agresivo pavimento en donde tienen que movilizarse.  Ese duro y resbaladizo suelo en donde sus cascos de acero patinan con facilidad, es un suplicio antinatural a su forma de vida en la libertad del campo.  El calor de la ciudad y la aglomeración de personas a su alrededor, es otro elemento agresivo.   Pero lo peor que tienen que soportar es la cantidad de jinetes ebrios que los montan.  No se sabe cuál es el porcentaje de borrachos ni en qué grado de alcoholismo se encuentran cuando llegan al Paseo de los Estudiantes, a la altura de las oficinas del SNAA, sitio en donde empecé a ver el “Tope” de guaro.  Igual que en la “Calle de la Amargura” de la Universidad, a un lado y otro de la vía se amontonaban las cajas de  cerveza; y se puede decir que, casi sin excepción, no había caballista (hombres y mujeres) que no llevaran vasos o latas de cerveza en sus manos. 
         Las autoridades exigen una licencia para manejar un vehículo dócil como es un carro; además, en cualquier momento nos hacen una alcoholemia para probar que nos encontramos en buenas condiciones para conducir con responsabilidad.  Entonces ¿por qué no hacen lo mismo en relación con los caballistas?  Recuerden que estos van conduciendo una bestia que puede asustarse o rebelarse ante el mal trato.  Que ante el salvajismo de los puyazos que les aplican con las espuelas, estos caballos pueden perder el control e irse encima del público del cual los separa solo un simple mecate; es decir, la única protección que tienen los mirones, es un mecatito que nada significa para un animal de ese tamaño y fuerza.  Y como  estos jinetes, ahítos de guaro, pierden el tacto y la mesura en cuanto a la forma como deben tratarlos, el peligro se hace mayor y más cercano.  Pero, ¿sería viable un “Tope” sin guaro?  ¿Tendría patrocinio del Estado, de los “medios” y de las licoreras?
         Se dice que el Tope es una tradición, pero ¿una tradición de qué?  ¿Qué tiene esa actividad de cultural o de beneficio para el pueblo?  La verdad es que tal cosa es solo del interés de una elite muy reducida; de gente económicamente poderosa que aprovechan ese espacio que se han abierto en las celebraciones de fin de año, para hacer ostentación de sus bestias, sus trajes y capacidad de tragar guaro “a caballo”.  Pero además de lo que hemos apuntado, está el asunto de lo inadecuado de ese desfile.  No es lícito que para la complacencia de una minoría, nos partan la aldea en dos, y que causen el sinfín de problemas viales que eso genera.  San José es un pueblón saturado de carros, con escasas vías importantes, y sin alternativas para la movilización vehicular.  Si queremos ir de Norte a Sur, tenemos que pasar por la avenida segunda, no hay de otra; y si esta está llena de caballos y jinetes borrachos, se forma el caos.
         Ese Tope se debe hacer en algún potrero de Cartago; en alguna de las fincas de los criadores de caballos finos en donde tengan las instalaciones adecuadas, en piso de tierra para no mortificar a los animales, y ante un público conocedor y perteneciente a la misma clase social de los caballistas y dueños de las cuadras.   La equitación, en todas sus formas, es una diversión de ricos, y no en balde le llaman “el deporte de los reyes”.  Es por eso que ese desfile no puede ser una “tradición” costarricense, sino más bien una especie de remedo de los rodeos que hacen los gringos.  En ellos sí es una tradición que se remonta hasta los tiempos del Lejano Oeste.  Además, es natural y auténtica; incluso la ropa que utilizan.  Pero ¿qué tan reales son esos sombreros al estilo John Wayne en nuestro medio?  Mujeres y hombres con bluyines y cubre pantalones de cuero llenos de flecos, más parece una parodia de lo que hacen los norteamericanos.  ¿Vaqueros ticos en San José?  ¿En el pavimento?  Suena un poco raro y discordante.
         Y aunque la gente es libre de elegir en qué se divierte, las autoridades tienen la obligación de asegurarse de que esa diversión masiva, cualquiera que sea, reúna el mínimo de requisitos de seguridad y decencia para ser incluida como parte del paquete circense que  el gobierno ofrece al pueblo cada fin de año.  Y la primera de esas condiciones es que no debe hacerse en el centro de la ciudad; esa actividad es campestre por definición.  Por lo tanto, debe realizarse en un potrero, parque, finca o hipódromo adecuado tanto para los espectadores como para las bestias que deben lucirse.  La segunda condición es que aquellos que participen como caballistas, deben estar sobrios durante toda la jornada para que tal demostración tenga la categoría de “cultural”.  Y tercero, que las autoridades exijan a los participantes una especie de certificado (licencia) que pruebe que estos tienen la capacidad de manejar correctamente a esos animales.
         Un pequeño grupo de ricos hacendados no tiene derecho de imponer a toda la ciudad una actividad que no solo causa trastornos increíbles en el tránsito, sino que es un espectáculo deprimente y vergonzoso desde el punto de vista del ejemplo moral que le dan a todos los niños y jovencitos que contemplan ese desfile de borrachos haciendo gala de su condición.  No son todos, pero sí muchos.  Tantos como para darle colorido de “Tope del Guaro”.  Ojalá que las autoridades se interesen en adecentar este desfile; pero mucho más importante, sería que fueran los propios organizadores los que tomaran un mínimo de medidas que garanticen a la sociedad costarricense, la decencia y buen ejemplo de un “show” que, aunque ajeno a nosotros, puede ser bonito y digno de disfrutarse con la familia.
         Fraternalmente
                                      RIS          Correo:            rhizaguirre@gmail.com
        

martes, 24 de diciembre de 2013

151 San José, una ciudad fea y sucia




151   LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

SAN JOSÉ: UNA CIUDAD FEA Y SUCIA
      
      ¿Qué se puede ver en San José que valga la pena?  Para los que vivimos aquí, solamente es una selva sucia, mal oliente, intimidante, caótica y nada acogedora.  No tiene espacios “humanitarios” que inviten al habitante a un disfrute placentero.  No hay calles bonitas, pues todas son trampas mortíferas en las que la vida no vale nada mientras las estamos cruzando.  Una feroz fauna de choferes en el paroxismo de la violencia, hace que produzca pavor atravesarlas.  No hay parques bonitos ni sitios que inviten al reposo y la contemplación; al disfrute de ver discurrir la vida amablemente.  La gente es agresiva, violenta, descortés, desconfiada y rara; se puede decir que casi todo el mundo anda con miedo por las calles de San José.  Aparte de unos cuantos lugares para entretener a los turistas, muy pocas cosas hay que ofrezcan deleite al residente de esta ciudad.  Porque una vez que hemos ido al lamentable Bolívar, al Parque de la Paz, a Ojo de Agua, al Museo del Niño o a los volcanes, ya no hay nada que ver.  Pero resulta que los que vivimos aquí no somos turistas a los que se les puede saturar ocho días de vacaciones con el Museo Nacional, las ruinas de Orosi, el Teatro Nacional y las otras tres o cuatro cositas con las que se les llena el horario a esta gente.
         Los josefinos necesitamos algo más, una aventura para cada día que salgamos a recorrer las calles de “nuestra ciudad”.  No solo las emociones del miedo al hampa, y de dar gracias a Dios cuando volvemos a nuestras casas en una sola pieza.  Debemos tener donde ir a pasear sin tener que meternos en una cantina (que es la única oferta al populacho), o exponernos a la violencia de un estadio.  No podemos ir cincuenta mil veces a Ojo de Agua.  Los volcanes son monótonos después de unas cinco veces.  Escaparse a Cartago, Heredia o Alajuela es peor.  Puntarenas es un bostezo si no se anda en una sola juma, y una vez que nos “tiramos” el cevichito y la media docena de birras, ya queremos regresarnos. El mar es asqueroso. ¿Qué necesitamos principalmente en San José?  Un espacio humanizado, y no la selva de máquinas asesinas que tienen el dominio completo de las calles.  Necesitamos un ámbito en donde el ser humano se sienta seguro, confortable, entretenido y sin miedo a que lo aplaste un camión o un taxi.  Un sitio donde se pueda caminar admirando ventanas sin temor a soltar de la mano a nuestros niños.
         A partir del punto CERO de la ciudad (donde se cruzan la avenida central con la calle ídem), debe hacerse un área de exclusión vehicular de cinco cuadras en todas direcciones.  Debe reservarse la totalidad de la avenida central, segunda y primera para el movimiento peatonal.  También debe hacerse de la avenida segunda un espacio exclusivo para el desarrollo del arte, la diversión y el esparcimiento.  Bien podría llamarse  La calle de los Tilicheros” y sería cubierta por una estructura metálica con techo de vidrio; desde el San Juan de Dios hasta el Bellavista (como el antiguo Pasaje Cristal).   Así no importaría que llueva a no; siempre habría diversión. Allí se ubicarían infinidad de restaurantes al aire libre, cines, teatros, tiendas bonitas en donde solo se vendieran cosas que se puedan llevar a mano; salones de baile, bingos, caballitos, barberías, joyerías, salas de belleza, vendedores de toda clase de tiliches; pero bien colocados en locales primorosos y funcionales. Desde luego que sin olvidar los Servicios Sanitarios, cuya carencia es una de las peores pesadillas de San José. También allí se ubicaría todo tipo de conjuntos musicales financiados por la Municipalidad.  Artistas, pintores, bailarines, magos, saltimbanquis, adivinos, astrólogos y lectoras de la mano, en fin, todo aquello que divierta y haga atractivas esas horrorosas calles.  Nada de esos armatostes humeantes de los barrios México, la Cruz, Luján ni Plaza Víquez.  Podrían colocarse pequeños museos con colecciones prestadas; bandas de maromeros y nubes de artesanos.  Allí podría situarse a esa serie de indias pordioseras, que ya empiezan a plagar los alrededores del mercado.  Allí trabajarían en sus respectivas artesanías autóctonas, y así desparecería esa vergüenza nacional que es ver a las mujeres de la “auténtica raza de Costa Rica”, mendigando por las calles de San José porque les han quitado sus tierras.
         En San Francisco de California hay un sitio llamado
Fisherman’s Wharf”, a la orilla del mar.  Es un sitio inolvidable al que se puede ir un centenar de veces, y siempre se encuentran novedades alucinantes.  Y no es que tenga nada del otro mundo; simplemente, imaginación.  ¿Por qué no podemos hacerlo aquí?  Es simple cuestión de voluntad del Gobierno, la Municipalidad y los comerciantes.  ¿Se imaginan un área cubierta de donde  los clientes posibles  no sientan deseos de “escaparse” ni cuando llueve?  Allí habría de todo, todo el tiempo, incluso policías que cuiden de la gente.  Entonces sí podríamos decir que San José tiene un sitio formado por tres calles, dedicado exclusivamente a hacer amable la vida de las personas.
         Por ahora, San José es un feo, sucio, peligroso y asfixiante pueblón sin ningún atractivo urbanístico; sin edificios emblemáticos, sin parques ni fuentes.  Sin puntos culminantes; pero sobre todo, sin espacio para los seres humanos.  Ese sitio ideal no debe estar en las afueras, ni a decenas de kilómetros del centro, sino en el corazón de nuestra ciudad.  Sería lindo decirle a nuestra familia: “Vamos al Centro a divertirnos”.  ¡Cuántas cosas podrían ubicarse en esas tres calles y darle a San José un profundo respiro!  Una enorme pulmonada de aire fresco.  Nuestra pobre ciudad es bien feita, hagamos algo por ella.
         Si le gustó esta “Chispa” y está de acuerdo con ella, piense qué más podríamos hacer por tener una linda, limpia y atractiva capital en la cual pudiéramos divertirnos sin temor.  Además, “rajar” ante los turistas.
                   Citadinescamente
                                          RIS        Correo:     rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog  “LA CHISPA”     http://lachispa2010.blogspot.com/

sábado, 21 de diciembre de 2013

751 Necesito ayuda con una página web



751    LA CHISPA   
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
NECESITO AYUDA CON UNA PÁGINA WEB
            Ya les he contado en algunas “Chispas” la dificultad que tienen las personas que escriben para publicar su trabajo.  Es económicamente imposible si no se cuenta con amigotes en las editoriales del Estado.  Ese es el decorado en Costa Rica, y creo que en la mayor parte de los países latinos.  Así que la única salida es irse a las librerías virtuales de la Internet; sin embargo, estas también se quedan con una tajada demasiado grande del precio de venta de los libros, y tienen el control completo y secreto de las operaciones de venta.  Cobran el 60% o más en un negocio en donde NO PONEN NADA y no corren ningún riesgo.  Eso me hizo pensar en poner mi propia “librería”, para ofrecerle al público unos ocho libros que tengo sin publicar; además, los de algunos amigos escritores que tienen el mismo inconveniente.  Ahí no hay lío alguno, si el cliente los considera buenos, se venden, si no, se olvidan.  Pero todo esto se hace con una mínima inversión y con la seguridad de que la existencia de material es inagotable.   También sería un espacio para publicar las “Chispas” del día a día y las acumuladas.  Además, sería la oportunidad para publicar trabajos de otras personas que se preocupan por cómo andan las cosas.
            Solo tengo un problema: no sé cómo se hace un sitio de esa clase.  Uno donde se puedan exhibir los libros, que tenga contador, música, enlaces y la forma de vender y cobrar mediante tarjetas de crédito.  Algo de lo más común y corriente en el mercado cibernético, pero no sé como se confecciona.  Tampoco quiero pagar un dineral para que me lo hagan y me obliguen a ser cliente de alguna empresa que tenga lo que le llaman los “dominios” o el espacio y quedar amarrado a ellos para siempre.  Quiero hacerlo yo a mi gusto.  Pero no tengo tiempo para ir a una escuela a estudiar durante meses o años algo que sé que se puede aprender en muy poco tiempo.  Ese es mi problema y es lo que quiero me ayuden a resolver.  Necesito de alguien que me ENSEÑE a hacer un sitio web profesional, a manejarlo y darle mantenimiento.  Esto implica todos los conocimientos accesorios que son necesarios para adornarlo, actualizarlo, ponerle música, movimiento y todo lo que se me antoje para hacerlo atractivo.  Necesito un profesor itinerante que se dedique a ese trabajo. 
            Esa es la petición que les hago: necesito de alguien que me enseñe a hacer UN SITIO WEB profesional en un mes o dos.  Desde luego que estoy dispuesto a pagar y a someterme a las condiciones del maestro.  Puedo asistir a su casa o recibirlo en la mía; a la hora que más le convenga (yo soy vago a tiempo completo).  Por favor, les pido que distribuyan esta solicitud entre todas sus amistades del espacio.  Talvez encuentre quien pueda ayudarme es esta quijotada que se ha convertido en mi obsesión.
            De antemano les doy las gracias y les prometo que las ofertas librescas serán de lo mejor.  Que pasen un feliz domingo.     Mi correo:     rhizaguirre@gmail.com
            Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S

martes, 17 de diciembre de 2013

1020 A los pies del Maestro



1020  LA CHISPA        

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

“A LOS PIES DEL MAESTRO”

        “Si no  advertís una indicación, si no atendéis a una palabra, queda perdida para siempre, pues el Maestro no las repite”.  
        Con esta advertencia, J. Krishnamurti nos entrega esta joya de la literatura aria, válida para todos los hombres y mujeres, sin importar que sean creyentes o no, o que profesen cualquier religión o crean o no en Dios; el único requisito es ser humano y tener un adarme de consciencia para identificarse con una aspiración trascendente que vaya más allá de las simples actividades rutinarias en las que gastamos nuestro tiempo, nuestras vidas. 
        “A los pies del Maestro” es una pieza sublime de moral que, sin ser religiosa, nos expone y detalla  todos los componentes de una religión superior.  Es un breviario único que, con una simplicidad extraordinaria, nos indica las “reglas” básicas no para ser un santo o un Adepto, sino una buena persona.  Una mejor persona de lo que solemos ser.  Pero es mucho más que un simple manual de conducta.  Es una guía que sintetiza en forma maravillosa y casi inexplicable, lo que tantas filosofías nos dicen en centenares de miles de páginas.  Es esa capacidad de síntesis lo que hace del obsequio de Krishnamurti, un legado único y especial para la humanidad.  ¿Cómo –podemos preguntarnos—es posible hacer que en apenas ocho o diez páginas pueda tener cabida tanta sabiduría?  Porque eso es “A los pies del Maestro”: un folletito que se puede leer en 15 minutos.   Así como lo están leyendo.  Todo lo que otros grandes richis nos han legado en centenares de libros de innumerables páginas, es condensado en esta obrita de apenas una docena de páginas.
         A los pies del Maestro” no es un texto dogmático fundamentado en la autoridad  arbitraria de un dios específico; tampoco es el manual de determinada religión o grupo monástico.  Es una obra de sabiduría divina, incapaz de molestar ni al más recalcitrante de los ateos o materialistas; es un conjunto de unas pocas reglas (poquísimas) que nos dicen cómo vivir la vida de manera que seamos mejores personas, gente útil y agradable a los demás.  Y eso es mucho más de lo que los ordinarios mortales podemos aspirar en la vida.  No tiene complejidades literarias ni sutilezas metafísicas sino que se basa en un lógica muy simple, en algo que todos conocemos y no necesita demostraciones mágicas ni dialécticas.  Es algo que está ahí, al alcance de la razón de la persona más roma que podamos imaginar.  O del más inteligente, ateo o materialista.  No trata de lo que pudiera ser en el campo de la divinidad o mundo de Dios y los dioses, sino de lo que somos nosotros, y de lo que podemos ser si seguimos determinada conducta.
         Y aunque el folletito es muy sencillo de leer, no es lo mismo cuando tratamos de aplicarlo a nuestras vidas; es ahí donde se vuelve complejo y casi intimidante, pues es la aplicación práctica de todo aquello que ha sido escrito en todas las religiones, filosofías (idealistas o materialistas) y sociedades ocultistas.  Leer el librito y aceptar la bondad de su contenido es de lo más fácil; lo difícil es ponerlo en práctica.  Su filosofía está es todas las religiones; más o menos bien explicada, más o menos compleja, pero en ninguna se encuentra tan magistralmente sintetizada.   No hay problema alguno parta entender su mensaje literal, pero poner los pies en el Sendero es otra cosa, ahí es donde está el reto; es la parte aterradora del proceso.   Y para eso Krishnamurti nos plantea CUATRO grandes requisitos:
1)      Discernimiento
2)      Carencia de deseos
3)      Buena conducta
4)      Amor
        El súmmum de la simplicidad, ¿no es cierto?  Lo dicen los Vedas, el zoroastrismo, el budismo, los evangelios y cualquier manual de moral, pero ninguno alcanza la sencillez y claridad con la que esta obrita expone no solo el objetivo sino la metodología NO para alcanzar el cielo o la “salvación”, sino para ser, simplemente, una MEJOR PERSONA en esta vida.  Meta por la cual (creo sinceramente) todos daríamos parte de nosotros, que es todo lo que se nos pide.  Desde luego que la acción no es tan fácil como la teoría, y para probar eso, veamos el desglose del Tercero de los Cuatro Requisitos.
a)       Dominio de la mente
b)      Dominio de la acción
c)      Tolerancia
d)      Alegría
e)      Aspiración única y…
f)       Confianza absoluta

        Como podemos ver, el asunto NO es fácil; es sencillo el planteamiento pero no la ejecución; solo el primer requisito es de una dificultad enorme y ha sido objeto de estudio no solo de las religiones sino de todas las escuelas de sicología.  Dominar la mente es el gran reto de todo ser humano.  Algo casi imposible, tal como se lo recuerda Arjuna al Señor Krishna en la batalla de Kurukshetra (Bhagavad Gita).  Y todos lo sabemos por experiencia personal y diaria.  Nosotros NO pensamos; otros, y el ambiente, “nos piensan”.   Nuestra mente es casi absoluta y autónoma en sus designios, y de una complejidad que va más allá de la comprensión ordinaria.  “Nuestras” ideas, en combinación con nuestra maquinaria de deseos egoístas, forman una fiesta permanente en nuestras cabezas.  Nuestro cerebro es la sala de recreo de nuestras ideas viciosas, de las ideas de otros, de las ideas parásitas que flotan en ese medio, y de la confabulación de nuestra mente baja con el cuerpo de deseos.  Comprender esto, es apenas el paso inicial  para el cumplimiento de ese apartado del primer objetivo: Buena Conducta.
          Eso es lo fascinante de la obra.   Cómo toda esa filosofía ha sido sintetizada en una docena de páginas que, por su sencillez de lenguaje, está al alcance de casi todo ser humano con algún interés por comprender la vida, su clase de vida.  Lo único que se necesita es honestidad.  No ser obstinado en puntos de vista prejuiciados ni recalcitrantes; todo lo que se pide al lector es que abra su mente a un mundo que, si no le hace bien, tampoco le hará mal.  “A los pies del Maestro” es la magia de la síntesis.  Lean este librito, solo invertirán una hora de su tiempo para hojearlo u ojearlo en el bus.  Les aseguro que quedarán sorprendidos; y si eso sucede, estarán atrapados en una literatura que, a despecho de su aparente simplicidad, es tan insondable como la fosa de las Marianas. 
        Intenten dar ese primer paso en el Sendero.  No se van a convertir en Adeptos ni Elegidos, ni en brujos o herejes; tampoco perderán sus conocimientos de filosofía atea o materialista; solo abrirán sus ojos y su mente a un nuevo y fascinante campo de investigación personal; quizás el más importante de todos: el del INTERIOR DE NOSOTROS MISMOS.   Lo único que se necesita es HONESTIDAD para vernos tal y como somos; sin los velos de la arrogancia,  el egoísmo o la impostura. 
         El librito se puede bajar en Internet.   Pero si quieren evitarse molestias, yo se los puedo enviar.   Y les aseguro que con solo leerlo superficialmente pero con atención, algo cambiará en sus vidas.  Estoy convencido de eso.  Háganlo.  Después de todo ¿qué se puede perder con leer una docena de páginas?
          Fraternalmente
                                    RIS                                     Correo:  rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA CHISPA”         http://lachispa2010.blogspot.com/