jueves, 24 de febrero de 2011

698 El camino "presidenciable"

698    “LA CHISPA”    (27 octubre 2009)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL CAMINO PRESIDENCIABLE
            Si logro una alcaldía, ya soy presidenciable; si alcanzo una diputación, entro en el círculo grande y soy presidenciable. Si salgo en la prensa todo el mundo se fija en mí y soy presidenciable.  Y si por suerte me nombran en algún ministerio, soy PRESIDENCIABLE, no importa que sea un burro, un inepto; un irresponsable patasvueltas, mañoso y cobarde.  Si aparezco en la tele, periódicos y la radio, soy presidenciable.  No importa que nada sepa de las funciones a mi cargo; puedo ser carnicero y hacerme cargo del Ministerio de Hacienda; o ser ama de casa y estar al frente del MOPT.  Se tolera que sea maestro y puedo ser Ministro de Salud.  Pueden darme cualquier ministerio para FIGURAR.  Lo único que necesito es ser diestro en el arte de “hablar paja” y ya soy presidenciable.   Para ser presidenciable solo se necesita audacia, ser temerario y contar con que puedo tener legiones de asesores que se encarguen de los detalles y minucias incómodas del ministerio a mi cargo, del cual nada entiendo.  ¿Que se cae un puente?  ¡Qué me importa!  ¿Que se congestionan los hospitales?  Hay docenas de discursos genéricos exculpatorios ya escritos para justificar lo que sea.  La cuestión es aparentar, alzar vuelo periodístico.  Que me entrevisten a cada rato, estar bajo las candilejas y ya soy presidenciable. “Suerte le pido a Dios, que saber poco me importa”.  Gran decir.  Sobre todo, en política.
            Si las pandillas de inútiles que ocupan diputaciones, ministerios y puestos públicos pensaran con responsabilidad en el lío que tienen enfrente, JAMÁS aceptarían esos cargos.  Un médico honesto y conocedor de las carencias del Ministerio de Salud, nunca aceptaría ese cargo a menos de estar convencido y dispuesto a dar su vida en semejante tarea.   Un galeno que sepa cuál es la situación burocrática interna de ese despacho, jamás se haría cargo de él, a menos que esté dispuesto a luchar de verdad en contra de todos los males internos que plagan la Administración Pública.  A denunciarlos a la prensa para ventilarlos y encontrar el respaldo popular en su gestión.  Y si la resistencia es invencible y el funcionario pusilánime, RENUNCIA DESDE EL PRINCIPIO y se va para su casa.  Pero no espera hasta las próximas elecciones para hablar mal del Gobierno y Ministerio que ha estado a su cargo por tanto tiempo, durante el cual permaneció callado, como si nada pasara.   El funcionario valiente se QUEDA, DENUNCIA, LUCHA.  Renunciar no anula su incapacidad; y hacerlo tan tardíamente solo confirma su COMPLICIDAD con un sistema inoperante y del cual solo “se dio cuenta” después de casi cuatro años de FIGURAR.                 Jingle:   “Nos preocupa la seguridad ciudadana”
            Después de cuatro años de brillar, cuando ya es presidenciable, no parece muy honesto romperse las vestiduras y despotricar contra un sistema del cual ha sido parte y encubridor.  Tampoco debe pretender que el público tenga que agradecerle por haber medio cumplido con sus OBLIGACIONES.   Un ministro puede hacer mucho, poco o nada, pero jamás debe reclamar (exigir) que le agradezcan.  Realizar bien su labor es su deber al cual se compromete desde el momento cuando acepta el cargo.  También es su obligación ética denunciar a tiempo aquellos obstáculos que le impiden realizar su trabajo.  Y si estos resultan insuperables, debe irse para su casa y no esperar cuatro años para decirlo.  Es por actitudes como esta que la función pública y los funcionarios están tan desacreditados y nadie les cree nada.  Ni su “cólera”, lágrimas, arrepentimientos o promesas de “seguir luchando desde otras trincheras”; eso es pura paja y todo el mundo sabe que son poses para mientras pasa el vendaval y se pueden recoger los frutos de la publicidad gubernamental; mientras se olvidan los entuertos (ya que el pueblo no tiene memoria) que llevaron al funcionario a la renuncia.
            Ahora que se han puesto de moda las candidaturas femeninas, nos encontramos ante una novedad política desconcertante para el votante en general y, para el género masculino en particular.   ¿Qué es lo que hace presidenciable a una mujer?  ¿Ser una buena y dócil mascota?  ¿Haber sido alcaldesa, diputada o ministra?  Haber sido una funcionaria anodina no es respaldo suficiente para aspirar a la Presidencia de la República.  ¿Es una figura bonita, simpática, risueña, dúctil y complaciente el requisito para ser presidenta del país?   ¡Quién sabe!  Pero es seguro que el haber estado figurando en la palestra hace a cualquier inepto, CAPAZ de convertirse en aspirante, en PRESIDENCIABLE.  Sin importar que sepa un carajo de administrar ni siquiera una pulpería.  Aquí es suficiente que cualquier inútil haya sido “militante” del partido durante toda su vida para que pueda ser tomado en cuenta.  Que sea obsecuente y que conozca bien a aquellos a los cuales hay que decirles: “Yes, Master”.  Lo único que tiene que saber bien es OBEDECER a los que mandan, a los dueños, a los “de arriba”.  Los demás conocimientos salen sobrando, pues para eso existen los “asesores”, “consultores”, “consejeros” y toda la lista de expertos que forman esa fauna parasitaria y privilegiada de los gobiernos; los que pueden enseñarle cómo es el asunto de las “comisiones”.
            El camino presidenciable es áspero y fácil a la vez; todo depende de la materia de la cual esté constituido el aspirante.  Si es de la clase “trepadora”, la gran dificultad solo consiste en la competencia,  pues hay cientos de miles dispuestos a someterse a las más humillantes condiciones para ser tomados en cuenta; pero eso forma parte de la ruta fácil.  Lo duro es para aquellos que quieran ser verticales, que deseen llegar a la presidencia sin compromisos para ponerse al servicio del pueblo.  Para estos la senda es de martirio, dolor, incomprensión, intolerancia, odio y envidia.  Es por eso que los ciudadanos honestos han ido abandonando la política en manos de los “otros”, de los partidarios acomodaticios a las disposiciones de los que nombran candidatos.  De los que “ungen” con el dedo.  La miasma de la política es un revulsivo para los hombres de honor, pero ya es necesario que unos cuantos patriotas de verdad, se decidan a sanear semejante chiquero para  devolverle a la política un poco de decencia.   Algo de su vocación de servicio al pueblo.
            ¿Se considera usted presidenciable?  ¿De cuál de los dos grupos?  Si es de los de la vía fácil, solo tiene que ser experto en hablar paja y tener bisagra en la espalda.  Y si es de los otros, ¡lo felicito!  Necesitamos gente como usted: presidenciables de verdad.                                        ¿Son así los políticos de su país?)
            Presidenciablemente
                                              Ricardo Izaguirre S.         E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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894 Los comodines políticos

894   “LA CHISPA          (13 febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS COMODINES POLÍTICOS
            Se dice que la política es el arte de NO resolver los problemas. O de empeorarlos.  Y esa conducta contradictoria a los ojos del ciudadano común, tiene una explicación muy sencilla: las metas de los políticos tienen muy poco que ver con las de los pueblos.  La mente de esta clase funciona en una dimensión que la gente común es incapaz de entender.  Pero ese no es el verdadero misterio, lo complejo en realidad es el comportamiento de los electores en la escogencia de esa lacra para que se haga cargo de los gobiernos.  Sin que les marquen, como manda el derecho natural y soberano, los carriles por los cuales aquellos deben maniobrar y comportarse en relación con los intereses populares.  El enigma aquí es la conducta del ciudadano y no del elegido, pues todo el mundo sabe cómo actuarán esos individuos, sin importar las promesas que hagan; TODOS sabemos qué harán cuando llegue el momento de tomar decisiones.  Entonces, ¿por qué seguimos empecinados en seguir la senda que OTROS nos han demarcado en el ejercicio de nuestra soberanía?  No hay quién en la América Latina, que NO sepa cuál será la gestión de los individuos que elige.   Y si eso es tan claro, ¿por qué nos empeñamos en esa actitud contumaz?   ¿Por qué firmamos ese cheque en blanco?
            La pobreza debe existir siempre; los problemas sanitarios, educativos, de desempleo y habitación, DEBEN ser cultivados con toda diligencia, porque de ser remediados por alguna administración o gobierno, no les quedaría nada para montar la siguiente rebatiña electoral.  En la mente astuta de nuestros gobernantes, si no hay problemas de ese tipo, no hay nada de qué hablar o prometer. Es por eso que NO existe un genuino interés  en eliminar las deficiencias que determinan nuestro bajo nivel de vida.  Tal acción equivaldría, en sus cálculos, a matar la gallina de los huevos de oro y quedarse sin argumentación con la cual hacer demagogia.  Si hay buenas, suficientes y durables carreteras, es un punto menos sobre el cual hablar y hacer promesas; si hay buenos puertos y aeropuertos, no hay sobre qué discutir.  Si la alfabetización es total y de alto nivel, es otra puerta que se les cierra para fundamentar la próxima campaña.  En fin, si se resolvieran las necesidades mediante los mecanismos normales del Estado, desaparecería ese caldo de cultivo en el cual se nutren y multiplican los partidos y sus miembros.  ¿Con qué perderían el tiempo en las Asambleas si no existieran las angustias crónicas que afligen a nuestros pueblos?  No les quedaría nada que prometer.
            Es por eso que los políticos son los más fieles custodios del statu quo, los que no quieren ni permiten que este se altere en beneficio de la gente común.  Todos nuestros pueblos tienen un ramillete típico de calamidades eternas, y es sobre estas en las que se apoya y justifica la existencia de esa clase parasitaria que forma el principal freno a todo intento de desarrollo de nuestras naciones.  ¿Y cuáles son esos problemas?   Para el pueblo, vivienda, educación, salud, trabajo bien remunerado, servicios varios, sistema de pensiones justas.  ¿Y para el país?  Obras de infraestructura general.  Organización jurídica con reglas bien claras e igualitarias.  Con poderes independientes y de pleno respeto entre ellos.  Sistemas electorales más allá de toda manipulación.  Sistema contributivo (fisco) justo, eficiente e imposible de ser sometido a los caprichos de la gente poderosa.  El fisco debe ser como el Arca de la Alianza, el que intente meter sus manos en él, debe ser fulminado. 
            Esa es la razón de las eternas carencias de la América Latina.  Aquí nada se resuelve, aunque sea lo más simple del mundo.  Todos los problemas cumplen la función de comodines políticos que son utilizados una y otra y otra vez a través del tiempo.  ¿Qué mejor tema que el de la pobreza, nuestro mal endémico?  Ese el chiste clásico de todas las parafernalias electoreras de todos los candidatos, en todos los países: la lucha contra la miseria.  Además, el combate contra las drogas, la mejora de la educación, el nuevo plan de viviendas, la oferta de agua potable en las comunidades rurales, la mejoría de los servicio de luz eléctrica y la atención médica, el cuido integral del niño huérfano y la mujer; actualización del sistema carcelario, ampliación de la red vial, las ineluctables “reformas al código tributario”, la modernización de la policía y la seguridad ciudadana.  ¿Les parece conocido?  Todas las campañas son iguales, el mismo discurso, idénticos programas y las aburridoras promesas que todos sabemos que nadie cumplirá.  Pero seguimos votando con entusiasmo de hormigas.  Con la secreta esperanza de que “este talvez cumpla”.   Seguimos sin entender el juego.
            Por dicha se están dando las convulsiones del mundo árabe, y talvez nuestros países aprendan la lección básica que se puede derivar de esas enseñanzas.  La más importante: solo el poder de la unión y la determinación, tiene la fuerza para cambiar las cosas.  Esos ciudadanos se hartaron de la sumisión y el juego de los aprovechados que, valiéndose de los comodines políticos, han adormecido la voluntad de naciones enteras para dominarlas a su antojo.  Pero ahora egipcios y tunecinos han enviado un mensaje muy claro al mundo entero: el pueblo PUEDE QUITAR A QUIEN LE DÉ LA GANA.  Ni los hombres ni los grupos pueden imponerse si no es porque las sociedades lo permiten. 
La permanencia de esos parásitos en el poder solo depende de la estulticia de la gente, pero si esta se despierta y toma su destino en sus manos, las cosas sí pueden cambiar radicalmente.  Hace tiempo llegó la hora de arrojar a los mediocres y sinvergüenzas de la palestra, y el único que puede hacerlo es el pueblo; y eso debe ser mediante un CONVENIO PÚBLICO que no pueda ser burlado o ignorado por los firmantes.  Cada aspirante DEBE firmar un documento legal (contrato de trabajo) mediante el cual se compromete a cumplir con el mínimo de sus OBLIGACIONES contractuales.  De lo contrario, deberá ser cesado en sus funciones, sin importar cuál sea el puesto que ocupe, pues solo se trata de un funcionario; de un empleado del pueblo.
La política debe ser una ocupación de aristócratas, en el mejor sentido de la palabra, y no de la chusma.  No debe ser ocupación de minusválidos morales ni de sujetos que no tengan ni la menor noción de lo que es la decencia y el honor.  Este noble oficio se ha convertido en un chiquero en donde lo peor, se revuelca en el barro y las heces de la desvergüenza.  Y esos son los que tienen el destino de nuestros países en sus manos.  ¡Qué pena!                                                                         
No fraternalmente
                         RIS                              E-mail: rhizaguirre@gmail.com
                                                                                                                                      

lunes, 21 de febrero de 2011

892 Todos somos adúlteros


892    “LA CHISPA     (11 febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
TODOS SOMOS ADÚLTEROS…    (Notita dominical)
            Según el evangelio de Mateo en el capítulo 5 versículos 27 y 28, pues según estos, no es necesario acostarse con alguien para haber adulterado en el corazón; es decir, este delito trasciende el plano físico y se eleva a la categoría moral según el testimonio del apóstol.  Y si se aplica rigurosamente, todos quedamos mal parados ante la religión.  Pero solo los hombres porque la sentencia dice: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.   ¿No es esto un poco de “machismo feminista”?  Por la interpretación literal del texto se desprende que las mujeres tienen libertad de codiciar al hombre de su prójima libremente.  ¿No es esto una injusticia?  ¿No es que todos somos iguales ante la ley?  Como pueden ver, en todos lados se cuecen habas.  Inclusive en el Nuevo Testamento.  Pero por dicha esta no es la única opción que tenemos, ya que la Biblia dice otras cosas al respecto.
            El lector desprevenido piensa que la cuestión de los mandamientos es algo fácil.  Un milagro que se plasmó en las tablas de piedra y madera de forma mágica, en un idioma que empezó a existir hasta tres mil años después de que aquellas que fueron grabadas.   Como se ve en la película.   Pero la cosa no es tan simple, ya que la Biblia da un montón de mandamientos que ofrecen la posibilidad de innumerables interpretaciones.  Es por eso que en la actualidad hay varios “juegos” de mandamientos según el criterio de los grupos clericales derivados del judaísmo.  El primero, como es lógico, es el del judaísmo, pues ellos fueron los que inventaron el cuento, y se merecen la primacía.  Luego están los “Diez mandamientos” del catolicismo, los cuales fueron reinterpretados por el fanático San Agustín, y hasta el concilio de Nicea del 782, todavía los estaban discutiendo y reordenando.  Siglos después, los protestantes se armaron su propio decálogo que es bastante parecido al judaico, más apegado a la Torá.  Y para terminar de rematar el enredo, los mormones también metieron la cuchara y redujeron el decálogo a dos.  A dos mandamientos. 
            A despecho de las diferencias que hay entre las confesiones judaicas, una cosa es común en todas: no existe la categoría de PECADO para el acto de desear a la mujer del prójimo, ya que los rabinos conocían muy bien la naturaleza lujuriosa de los judíos y, por eso, no se tomaron la libertad de inventar cuentos que fueran imposibles de cumplir y que causaran alejamiento de los creyentes, pues con ellos se iba el diezmo.   Y eso sí que era un pecado terrible.  De ahí que el asunto se quedara en una simple recomendación: “No cometerás adulterio”.  Así nomás, sin amenazas ni castigos en el presente ni en el más allá, pues ellos no creían en esas historias.  Para el judío todo era y es aquí y ahora, y por eso no le prometían el cielo a nadie.  Tampoco se les ocurrió la fábula del infierno.  Toda la acción era y es en la Tierra.  El mandamiento es igual para los protestantes; además, tiene el mismo número que en el judaísmo, como todos los demás, solo que con algunas variantes en los adornos.  Como el sexto, que dice: “No matarás”.  En cambio el judío sentencia: “No matarás al inocente”.  Eso se puede interpretar que es lícito matar a los demás, a los que ellos no consideren inocentes, como los palestinos. 
            Así que el decálogo judío no nos considera adúlteros si deseamos a la mujer del prójimo, ni nos condena a nada feo.  Solo nos recomienda que NO cometamos adulterio.  Aunque esto no tenía una razón moral sino más bien de tipo práctico (convivencia) y económico, pues las mujeres eran consideradas una propiedad valiosa de los hombres, algo así como los camello o las cabras.  Tampoco los mandamientos protestantes nos amenazan por el simple deseo de la mujer ajena, aunque la realización del acto (del daño sobre la propiedad ajena) si era penado por la ley con la muerte (Lv.  20-10 y 21-9; Dt. 22-22 y 24).  Así, pues, ¿cuál es el alcance de la observación de Jesús y lo que afirma en Mateo 5?  Si se comete adulterio con solo el deseo, ¿se debe aplicar el castigo del Levítico y el Deuteronomio?  Pero si el pecado solo es en la mente, ¿de qué manera se nos puede probar el delito?  ¿O solo queda en el ámbito de la consciencia?  Pero de ser así, sería lo mismo que nada. 
            Más prácticos los mormones, redujeron el decálogo a dos obligaciones: “Amarás a Dios” y  “Amarás a tu prójimo”.  Y esto bien se podría entender dadas las condiciones en las que vivía esa gente: la poligamia.  Se dice que José Smith, el profeta de Cumora, tenía más de veinte mujeres, y muchas más su lugarteniente Bringham Young, el Josué mormón.  También se cuenta que esa fue la causa por la cual murió el profeta, pues un grupo de enfurecidos vaqueros del pueblito de Liberty, se vengó de él y lo ejecutaron, ya que este les había quitado sus mujeres.  Eso dicen…
            En resumen, para librarnos de ser considerados adúlteros, tenemos que ponernos bajo la tutela de la Biblia (recuerden que la Biblia solo es el antiguo testamente), pues si nos acogemos al Nuevo Testamento, todos seríamos acreedores a la muerte por pedrea, y eso es muy grave. Entonces, ¿qué podemos hacer en materia religiosa cuando tenemos tantas posibilidades de escogencia ante cada delito?  De todas, la Iglesia Católica parece ser la más alcahueta, pues ellos inventaron el asunto de la bula para que todos los que tenían plata pudieran hacer lo que les diera la gana.  Con la bula se podía comer carne el viernes santo, limpiar el adulterio y lo demás.  Solo era cuestión de pagar, y un cuento acabado.  El dinero blanquea la conciencia.
            Sin embargo, persiste la duda: ¿Es válida la sentencia cristiana?  ¿Somos adúlteros con solo mirar la mercancía y desearla?  Eso no es judío, pues iría en contra de todos los principios comerciales, ya que tal disposición podría hacerse extensiva a todo aquello que implique un deseo.  ¿Adultero en mi corazón por desear con rabia mi camioneta Nissan Frontier roja, king cab y todo lo demás?  ¿Y se le agregaría a eso la envidia picante que siento cuando veo a alguien montado en una de ellas?  ¿Quién se libraría del pecado cuando ve en el cine a Jay Lo, Jessica Biel, Eva Mendes, Demi Moore o Shakira?  Estaríamos fritos si la ley no fuera piadosa con los hombres, y esta se convertiría en un injusto doble castigo: la frustración de no tenerlas, y el recargo divino por nuestra debilidad.  Pero aún así, lo pagamos con gusto.   (¿Se sienten ustedes culpables?)
            Pecaminosamente
                                         Ricardo Izaguirre S.                         E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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domingo, 20 de febrero de 2011

891 ¿Decencia política?

891   “LA CHISPA         (10 febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿DECENCIA POLÍTICA?
            ¿Por qué tiene que ser una antinomia esa frase?  ¿Por qué los elementos que ejercen esa actividad tienen que caer en la categoría de gente sin honor?  ¿Tiene que ser así?  Parece que en la América Latina hemos traspasado todas las barreras de la dignidad, y la corrupción se ha apoderado de todo.  Ya el ciudadano medio da por un hecho que los políticos son sinvergüenzas y, al parecer, a estos no les importa el juicio que sobre ellos tengan siempre y cuando los elijan a sus cargos.   Si me eligen diputado, me importa un bledo lo que crean de mí  --suele ser su lema--.  Esa clase de individuos es refractaria a toda forma de decoro, y están por encima y más allá de cualquier compromiso moral con la comunidad de la cual se sirven.  Nuestros hombres públicos han perdido por completo la noción de la decencia y de la obligación que tienen ante la sociedad; no importa la posición que ocupen, ya sean presidentes, diputados, ministros o diplomáticos.  Casi todos se encuentran asociados en fraternidades cuya norma es la desvergüenza y la proclividad hacia la pudrición generalizada.  Son gente descastada a la que, aparte de amasar fortunas bajo el alero del Estado, nada le importa.  El concepto del honor es algo que nada significa para ellos.  ¿Habrá excepciones?  Debe haberlas, pero...
            Los últimos años han sido un muestrario increíble de lo que los políticos nacionales son capaces de hacer con tal de forrarse de dinero fácil al amparo del gobierno.  Bancos quebrados por amigotes y socios políticos y comerciales de los encargados de proteger el tesoro público.  Contratos estatales amañados, licitaciones dudosas con los mismos beneficiarios, cobro de comisiones, desfalcos a los fondos de diferentes instituciones del estado.  Compras arregladas de materiales, equipos y mercancías.  Sobornos, venta de influencias, concesiones mineras ilegales, intromisión del Ejecutivo en los otros poderes, especialmente el Judicial; intimidación de la presidencia a los jueces, encubrimientos, distracción de la opinión pública, abandono total de la seguridad ciudadana, presiones brutales a la cuestionada Sala Constitucional, y un larguísimo etcétera que abarca todo lo imaginable en materia de descomposición estatal. 
            Ante tal situación de impunidad y corrupción oficial, ¿qué le queda al pueblo si todos los mecanismos de control de la legalidad de los procedimientos gubernamentales, están en manos de unos cuantos sujetos que tienen el dominio total del Estado?  Este país vive bajo un gobierno de facto que está por encima del gobierno popularmente elegido.  Y cuando eso sucede, estamos al borde del abismo y la anulación del último vestigio republicano.  La democracia ha sido secuestrada, y un par de ayatolas ha enajenado lo que es propiedad de todos: la soberanía.  Por desgracia, a muchos habitantes esto les parece un chiste que debemos reír, y eso sí que es un verdadero peligro.  Cuando el individuo en su ceguera partidarista ve estos abusos como conducta natural de esa casta, le está abriendo las puertas a la tiranía y todo lo que esta conlleva.  Ese ha sido el comienzo histórico de casi todas las satrapías que han azotado este continente.  El caudillismo siempre se ha basado en la idiotez de los pueblos y las tendencias que este tiene hacia el servilismo.  Crear ídolos de esta ralea, es una manía muy latina.  La indolencia cívica y el servilismo, son las dos vías seguras por donde transitan estos hacia la usurpación del poder.  Y a nadie parece importarle. 
            ¿Cómo es posible que un grupúsculo mínimo pueda hacerse del control total de la nación y sus negocios mediante una serie astuta de maniobras torcidas, en donde han contado con la alcahuetería de innumerables funcionarios?  Y el país lo ha visto y lo sabe, pero nada hace.  Los partidarios de esa gavilla lo celebran como gran cosa, y los opositores callan.  Los oficialistas están jubilosos, y los contrarios callan, pues eso es parte del juego que TODOS están dispuestos a realizar.  ¿Qué tendrán que hacer esos personajes para que el pueblo proteste?   Si esta vez se les frustró el asunto de Crucitas y otros grandes negociazos, es seguro que en la próxima administración los finiquitarán exitosamente.  Y para el público perplejo, todo eso parece ser un asunto que se realiza en otro país, en otra galaxia; algo que no tiene que ver con sus vidas ni sus intereses.  La mentira es moneda de curso legal entre esos parásitos de la función pública, y las falacias de la más baja condición, son los argumentos que se debaten en el parlamento.  Todos mienten a sabiendas de que todos saben que todo el mundo sabe que lo que dicen son mentiras.  El político es sinónimo de falacia y corrupción, los peores defectos que puede tener un ser humano.  Entonces, ¿por qué la gente los endiosa, los convierte en sus líderes, los aplaude y avala incluso sus conductas más torcidas?
            ¿Qué sucede dentro de la mente de una nación que se entrega de manera tan lastimosa en manos de una camarilla de aprovechados?  ¿Por qué esa identificación con personas cuya conducta es escabrosa?   ¿Es el “partidarismo” justificación suficiente para la complicidad moral con delincuentes de cuello blanco?  ¿Es suficiente ser correligionario político para hacer la vista gorda ante los desmanes de nuestros “líderes”?   ¿Debemos olvidar nuestra responsabilidad cívica ante los abusos y atropellos que realizan los que tienen el Poder solo porque pertenecen a nuestro partido?   ¿Es eso mérito suficiente para que nos hagamos los majes o, incluso los defendamos?  Parece que los latinos entendemos el partidarismo y los cacicazgos como una especie compromiso moral, en el que nos sentimos obligados a cohonestar las trampas de nuestros colegas en esa actividad; incluso los hombres honestos callan y terminan por apartarse de la militancia.  Solo eso.  Los que pueden denunciar, se auto anulan gracias a un falso sentido de la fidelidad.  Y dejan el campo abierto a los sinvergüenzas.  Esa es la rutina en nuestro medio: dolo, corrupción, mentira y codicia desmedida.
            Es obvio que nuestros pueblos no tienen ni la menor idea de qué es la democracia.  Suponen que esta es hacer elecciones cada cuatro o cinco años, y luego retirarse de la vida pública; a ser espectadores pasivos que observan cómo los políticos hacen festín con los bienes nacionales.  El elector latino se ha marginado del proceso y ejercicio de la democracia y ha llegado a creer que él, como ciudadano solitario, no tiene valor alguno y que su palabra o pensamiento carece de fuerza o del derecho a ser atendido.  Ignora que él es EL CENTRO, EL SUJETO DE LA DEMOCRACIA.  No sabe que él, elevado a la enésima potencia, es LA SOBERANÍA, el que manda, quien decide.  ¿Lo recordarán nuestros pueblos en los próximos días?   ¡Ojalá!
            Fraternalmente                                                                         (¿Cómo anda esto en sus países?)
                                        RIS                               E-mail: rhizaguirre@gmail.com



sábado, 19 de febrero de 2011

890 ¡Y la gente se lo cree!

890    “LA CHISPA    (9 febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¡Y LA GENTE SE LO CREE!
            Las sociedades latinas están constituidas por un trinomio casi cómico si no fuera trágico: Gobierno (producto de los partidos que, a su vez, son creación de las oligarquías), Oligarquía y Pueblo.  Una trilogía absolutamente dispar, absurda, inexplicable racionalmente, pero que funciona a la perfección debido a dos elementos complementarios: la planificación meticulosa de los políticos, y la estupidez casi infinita de los pueblos.  Pero además, está la carencia de líderes, el analfabetismo, la indolencia crónica y el conformismo fatal que heredamos desde la colonia.  Todo esto se conjuga para producir una masa dócil, sin voluntad ni deseos de superación colectiva.  Lo único que esta produce en forma individual, son los aspirantes a “trepar” al amparo de los chanchullos que se puedan hacer a la sombra del Estado.  Del sistema brotan manadas interminables de personas que ni siquiera se atreven a reflexionar sobre su situación para encontrar las evidentes causas del desamparo en el cual viven.  Gente simple y tonta que supone que la “oposición” en la Asamblea es la que impide al Gobierno realizar obras de bien social y mejorar las condiciones generales de vida del ciudadano.  Millones de personas que creen que la causa de nuestros males son los precios del petróleo y no la incapacidad de los estados.  Ni siquiera se imaginan la posibilidad de que tal inutilidad de los gobiernos, es una condición que obedece a la más refinada planificación política.
            Nuestra gente es INCAPAZ de visualizar quiénes son los culpables de su situación miserable y desesperanzadora.  Están aletargados, drogados por los medios de comunicación que manipulan la información a voluntad de la clase poderosa.  Los mecanismos de dominación funcionan a la perfección y tienen un lenguaje político para explicar todas las fases del sistema.  Las que funcionan y las que no.  Para todo hay aclaraciones convincentes.  El lenguaje “democrático” en la América Latina cubre y sana todos los aspectos de las deficiencias crónicas de nuestros pueblos.  Para todo hay respuestas y proyectos de mejoría…  en el futuro, en la próxima administración del mismo partido.  Para cada problema de los pueblos, hay “una seria y profunda preocupación del Estado”.    ¡Y la gente se lo cree!  Por doscientos años se lo han tragado.  La gente siguen creyendo en “el Estado de derecho”, la justicia, igualdad ante la ley y otros cuentos de la “democracia participativa, en la cual, los ciudadanos eligen el tipo de gobierno que desean”.   ¡Y la gente se lo cree!
            Veamos cómo funciona este engendro, pues su génesis es muy difícil de definir, ya que se trata nada menos que del PODER.   Y este es como Dios, no tiene principio ni fin; siempre ha estado allí, en manos de los elegidos, al servicio de estos pero a la vez, como amo absoluto.  Entre nosotros, el Poder reside en la Oligarquía, y desde ahí controla todo.  Eso es algo que debemos tener muy claro para poder perfilar una estrategia de mejoría para los pueblos.  Desde luego que NO se trata de destruirlo, sino de limitar los abusos de aquellos que lo detentan: gobernantes, políticos y oligarcas.  Y la única manera de hacerlo es mediante la fuerza de la unión de las mayorías organizadas (no manipuladas) en la búsqueda del bien común.
            También es esencial recordar que los PARTIDOS POLÍTICOS son el instrumento de dominación que las oligarquías han inventado.  Estos son la castración de la voluntad popular, de la cual se apoderan y ponen al servicio de la “clase dirigente”, que siempre es la misma, los “de arriba”, la Oligarquía.  Y mientras la gente no visualice esa realidad, seguirá en picada, participando en la farsa de la democracia formal, la cual es de conveniencia única para los poderosos.   Vean que la estructura de mandos de estas gavillas es vertical; ahí NO hay consultas.  Todo está organizado y se maneja desde arriba: nombramientos, escogencia, programas y líderes inventados.  Los partidos son las hienas de las mil tetas en donde se amamantan los “dirigentes políticos” en el arte supremo del servilismo.  Ahí no hay disensión ni posiciones altivas, honestas o populares.  Ahí todo es sumisión de la más baja estofa; estos organismos son la escuela en donde los individuos aprenden a reptar para ser aceptables a la Oligarquía.  Ahí los seres humanos son reducidos a la condición de gusanos.  Estas agrupaciones aniquilan todo vestigio de vergüenza y dignidad en los hombres y los convierten en parientes de las loras: una especie de trepadores descarados.  En criaturas lameculos capaces de arrastrarse de la manera más vil, con tal de recibir migajas y conservar la tolerancia de los amos.  Como un cierto diputado de nuestra Asamblea.  De esa manera dos, tres o cuatro gatos pueden convertirse, gracias a la magia de la “democracia formal”, en la voluntad electoral de toda una nación.
            Nuestra gente se ha tragado el cuento de que los partidos son la única y mejor forma de expresar la decisión popular, y que estos reflejan esa realidad como producto de una auténtica consulta a las bases de la población.  Millones de ingenuos dan por un hecho que eso es así.  Creen que estos grupos son foros independientes y libres a través de los cuales se realiza la escogencia honesta y genuina de los gobernantes.  Pero estas pandillas son la peor lacra de nuestras sociedades, pues SIEMPRE SON CONTROLADAS por una minoría (Oligarquía) que solo tiene interés en sus asuntos financieros.  Desde luego que el lenguaje democrático contempla todas las explicaciones necesarias para mantener el establishment en el sitio que conviene.  Todas la respuestas para adormilar las inquietudes de los electores.  Para desviar la atención hacia trivialidades: como la “tiranía” de Venezuela, la guerra del Golfo o la isla Calero. 
            En los partidos, el votante encuentra todas las respuestas teóricas a sus necesidades y carencias, pero todo dentro del ámbito de lo probable que, siempre dependerá de las circunstancias y las consecuencias de la “economía mundial”, cuestión que se encuentra más allá de todos los esfuerzos que el gobierno pueda hacer.  ¡Y la gente se lo cree!  Para el ciudadano, la economía pasa a ser algo así como la fatalidad o el Hado de los griegos: los gobernantes nada pueden hacer ante los vaivenes de esa caprichosa fuerza sobrenatural.  “Eso prometimos en campaña, pero las cosas han cambiado”.   Y la gente sigue creyendo en ellos.  ¿Cuándo aprenderemos?  Parece que nunca.
            Antipartidariescamente             (¿Cómo anda este tamal en sus países, siguen crédulos?)
                                                 RIS                  E-mail: rhizaguirre@gmail.com     
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jueves, 17 de febrero de 2011

753 El contrato público de los funcionarios

753    “LA CHISPA”           
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL CONTRATO PÚBLICO DE LOS FUNCIONARIOS
       Una necesidad básica de la DEMOCRACIA es que ningún funcionario (elegido o nombrado) debe gozar del privilegio de la inamovilidad.  Debe ser como en la empresa privada.  Es inadmisible que un trabajador inepto, corrupto, haragán o sinvergüenza se mantenga en su puesto solo porque alguna ley le concede esa categoría.  Nadie debe gozar de esa prebenda, y su permanencia en el servicio público solo debe estar respaldada por la eficiencia demostrada en el cumplimiento de sus funciones.  Esa regla debe aplicar para TODOS los empleados del Gobierno, desde un conserje hasta el Presidente de la República, Diputados y Magistrados.  Y para el Tribunal Supremo de Elecciones.  Ningún grupo debe formar búnkeres inexpugnables que estén más allá de la voluntad popular o de las leyes morales.  Ningún ciudadano debe tener el derecho de hacer lo que le dé la gana, valiéndose de los diversos fueros especiales que han ido creando con el correr del tiempo para beneficio de sus intereses particulares.  Como los diputados.
            Por desgracia, la “democracia formal” está repleta de estos vicios que permiten todo tipo de corruptelas amparadas por la inamovilidad de funcionarios que se dan la libertad de tomar decisiones  en contra de la voluntad popular.  Como sucedió con los que hicieron posible la reelección presidencial de un conocido ciudadano.  Estos sujetos permitieron, mediante una leguleyada, hacer que ese señor pasara por encima de la Constitución y la voluntad del pueblo.  Cuatro gatos lograron que se realizara ese atropello.  ¿Qué los motivó a tomar esa determinación?  ¿Qué interés legítimo podrían tener para sabotear la Carta Magna en beneficio de un individuo?  Todas las suposiciones de los ciudadanos son válidas; aquellos las legitimaron cuando actuaron oficiosamente en un tema que era cosa juzgada y aceptada de manera natural por el pueblo.  Sin embargo, mediante un tecnicismo, estos sujetos lograron torpedear el sistema jurídico consagrado en ese documento.  Si es común que no se interesen o rechacen cientos de solicitudes de revisión de asuntos de verdadero interés público, ¿qué los condujo a esa agresión en contra del orden constitucional?  Cualquier suposición está justificada.  Sobre todo cuando se conocen los antecedentes y filiación política de los individuos que lo hicieron.
            Es por eso que la población se debe organizar mediante Cabildos, órganos cívicos sin injerencia política partidaria, y que serían los auténticos representantes de la voluntad popular civil.  Serían estos cuerpos los contralores de la eficiencia y buena marcha de la nación.  Instituciones legales que tendrían el derecho a marcarles pautas a los funcionarios.  Con tribunales civiles con autoridad para destituir, nombrar o corregir vicios de la función pública.  Los guardianes del SISTEMA.   Entender que el Estado NO es un ente absoluto que puede hacer lo que le plazca, es la esencia de la democracia.  Comprender que este solo es el instrumento mediante el cual el pueblo ejerce su voluntad suprema, es el meollo de la democracia.  Eso significa que todos los funcionarios no son más que empleados del pueblo y que este, como patrón, TIENE EL DERECHO DE DESPEDIRLOS si no cumplen con su deber derivado de un CONTRATO PÚBLICO que deberán firmar al asumir sus cargos, y el cual será depositado en los archivos de los Cabildos.  En el Gobierno NO debe haber INTOCABLES.  Todo ciudadano debe estar sometido a la ley, y sin importar el cargo que tenga, NO debe utilizarlo para gestionar beneficios particulares, familiares o de grupo.  El Cabildo lo estaría vigilando con verdadera autoridad para reprenderlo o destituirlo en el momento en que viole la Ley.  Así, la Asamblea no se atrevería a nombrar candidatos a la presidencia, vicepresidencia, diputados o DEFENSOR DE LOS HABITANTES, funciones exclusivas del PUEBLO.  Tampoco a autorizar minería a cielo abierto, o a ofrecer sobornos a los sindicalistas para hacer negocios particulares.
            El Gran Cabildo Nacional (la suma de todos los cabildos) ya habría destituido a esos cuatro ciudadanos que hicieron posible la reelección presidencial, uno de los más nocivos vicios de la democracia formal en la América Latina.  Es más, es probable que estos ni siquiera se hubieran atrevido a plantearse ese tipo de sabotaje constitucional.  Claro que eso requiere una gran madurez cívica de la cual parece que estamos lejos.  Todavía somos muy “partidaristas” y hacemos la vista gorda con los vicios y atropellos que comenten los funcionarios si se trata de aquellos por los que votamos.  Incluso les perdonamos que sean corruptos o ladrones y que estén acusados ante los tribunales por diversos fraudes.
            Ahora, a unos días de las elecciones, resulta que el TSE, valiéndose de uno de esos trucos institucionales (inamovilidad y fuero especial) decide, sin razón alguna (aunque con muchos pretextos), introducir un cambio dramático y sospechoso en el conteo de votos.  ¿A qué viene esa decisión que bien puede ser interpretada de mil maneras negativas, incluyendo la posibilidad de un fraude electoral?  Si el Presidente ha manipulado a la Asamblea para nombrar a la “defensora de los habitantes”, ha designado a los candidatos a la presidencia y las dos vicepresidencias y ha manipulado a los Magistrados que hicieron posible su reelección, es lícito pensar que bien podría estar planeando un conteo “casero” de votos, para asegurarse la continuidad del partido en el poder.  ¿Por qué no?  Aunque la gente cree en mitos de la Democracia (independencia de poderes, honestidad de los magistrados y etc.), la verdad es otra.  La Historia reciente respalda estas sospechas que nos hacen dudar de TODOS LOS BURÓCRATAS, sin importar el nivel que tengan o la majestad con la que traten de investirse.   Todos son sospechosos.   La corrupción es muy persuasiva y tiene innumerables medios de convicción de todos conocidos.  Cuando esta es una plaga globalizada que ataca a todas las sociedades del mundo (incluso a los Estados Unidos: elección dudosa de Bush), no podemos, NO DEBEMOS seguir siendo tan ingenuos dando por descontada la honestidad de nuestros tribunales y funcionarios, ya se trate del Presidente, de los diputados, Magistrados o del TSETodos están cubiertos por el manto de la duda.
            Y aunque ahora ya es tarde para remiendos, debemos prepararnos para el futuro: la organización popular en Cabildos, el verdadero poder de los ciudadanos.
            Fraternalmente                                               (¿Hacen estas mismas movidas en sus países?)
                                          RIS                   e-mail: rhizaguirre@gmail.com
                          

martes, 15 de febrero de 2011

887 Los aumentos de salario y el sindicalismo

887    “LA CHISPA          (4 febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS AUMENTOS Y EL SINDICALISMO
            Costa Rica es un país RICO, según los índices de producción y la declaratoria que hizo cierto organismo mundial que nos excluyó de la lista de naciones que necesitan ayuda.  Pero ¿cómo se reparte esa riqueza?  ¿Reciben los obreros la parte justa que les toca por ser los verdaderos productores de ella?  Mientras que hay ricos tan ricos que producen envidia, hay cientos de miles de obreros que apenas subsisten con sueldos miserables.  En las tiendas y comercio en general, ni siquiera les reconocen el salario mínimo.  Con la complicidad del Estado, los patronos hacen lo que les da la gana y pagan a sus empleados lo que les place, pues si estos se quejan, de inmediato son despedidos.  Y ese es un riesgo que nadie puede correr.  Esos trabajadores oscuros y anónimos reciben todo el peso del abuso patronal en silencio, en el desamparo oficial. 
            Por otro lado, los empresarios y comerciantes (mercaderes en general) multiplican sus fortunas a discreción, pues elevan a su antojo los precios de todo lo que venden.  Unos zapatos tenis que a principio de diciembre del año pasado valían 45 mil colones, ayer estaban a 65 mil (en la misma tienda).  VEINTE MIL de aumento en solo un mes.  ¿Quién controla estas alzas caprichosas y desmedidas?   ¿Cómo es que mercancía “vieja” que ya tienen en bodega (comprada a precio viejo), de repente alcanza nuevos valores sin que hayan cambiado las condiciones de mercado?  ¿Cómo es que el Ministerio de Comercio les permite ese tipo de abusos?  Productos importados a un determinado costo, DEBEN VENDERSE en lo mismo, más la utilidad fijada por ley, y no por la codicia de los mercaderes.  Y como esos factores NO han variado en treinta días, ¿por qué y con qué derecho le aumentan el 30% del valor que tenía hace un mes?   ¿Quién y cómo se regula el porcentaje de ganancia que deben tener las mercancías?   No es justo ni correcto que una determinada medicina tenga un costo (CIF) de diez dólares, y que el comerciante local la venda en 20 ó 30 dólares.  A capricho.  ¿Interviene la defensoría del consumidor en la fijación de precios justos?  ¿Lo hacen los ciudadanos mediante alguna representación ajustada a la ley?  ¿O es un atributo irrestricto de los comerciantes?  ¿Cómo diablos los mismos zapatos pueden costar 45 mil en diciembre, y 65 mil en enero?  En la misma tienda.  Con CERO devaluación de por medio.  ¿Alguien le hace caso al pueblo?   ¿Le importa a alguien esta situación?
            Pero esa campaña de abusos NO es exclusiva del comercio; también el Estado participa de ella en todos aquellos servicios que brinda al público en forma directa o mediante los “entes autónomos”.   Electricidad, telefonía, agua y todo lo demás.  Además, mediante el negociazo de los combustibles, el gobierno abusa a su antojo.  Pero no solo eso, sino que se convierte en apoyo complicitario y decidido de otros explotadores que, en contubernio con aquel, también vampirizan a la población: autobuseros, taxistas, transportistas y toda la larga cadena de encarecimiento que se origina con la manipulación arbitraria que hace el gobierno con los precios de ese vital elemento.  Entonces es claro que Gobierno y Oligarquía forman un tándem solidario en contra de la población trabajadora, pues no solo le encarecen todo, sino que se niegan sistemáticamente a pagar los salarios justos que se merecen los obreros. 
            Sabemos la forma cómo se fijan los estipendios de los trabajadores: mediante un trío formado por la Patronal, Gobierno y una “Representación” de los obreros.   Y como el voto del gobierno es siempre a favor de la patronal, los aumentos que esta propone se aprueban automáticamente. Lucha de tigre suelto contra burro amarrado.  Una payasada en la que la masa obrera participa mediante sus representantes, los que siempre dan por buena esta pantomima.   Una farsa “democrática” que solo sirve para avalar y darle carácter “legal” a un consuetudinario abuso que la clase poderosa siempre ha hecho en perjuicio de los que viven de un sueldo.  ¿Y qué hacen los sindicatos?  Desfiles y huelguitas dóciles ajustadas a los requisitos que demanda el “Manual de Huelgas” redactado por el Ministerio de Trabajo en asociación con la oligarquía.  De verdad, ¿qué hacen los miles de sindicatos en los que se ha atomizado la fuerza laboral de este país?  Por la condición actual de la clase obrera, casi NADA ¿Cómo puede ponerse de acuerdo esa multitud de micro sindicatos comprables?  Casi todos los “dirigentes” tienen miedo al riesgo, y muchos quieren asegurarse de ser simpáticos a la oligarquía y al régimen, para optar por puestos políticos o sus respectivas regalías como “líderes sindicales”.  ¿Qué harán ante esta burla del 2.33% de alza salarial?  Además de los carnavalitos tradicionales con las pancartas, cimarronas, gigantonas y banderitas, seguro que muy poco. 
Hubiera sido más decente que el dúo Patronal-Estado se negara por completo a hacer algún aumento alegando la crisis mundial, la burbuja inmobiliaria, la guerra de Irak, los costos del petróleo, los gastos de la ruta a Caldera, la guerra contra el narcotráfico, la inauguración del estadio nacional, el aumento a los diputados, los costos de la exuberante representación diplomática del país, los salarios de los médicos de la Caja.  Después de todo, el gobierno sabe que esa batalla la tiene ganada y que los sindicatos nada harán al respecto.  O bien, la salida tradicional e infalible: establecer el diálogo hasta que los ánimos se calmen y la gente se olvide del asunto.  El truco de ilusionismo gubernamental que nunca falla: llamar a la mesa de DIÁLOGO.  Y como ya viene la Semana Santa, todo el mundo estará entretenido en comprar sardinas y escoger la playa donde irán a beber guaro y comer ceviche. 
Y después de la Semana Mayor, los espera la nueva escalada de precios con la que el Comercio y los entes de servicio público continuarán esquilmando los míseros salarios de la clase trabajadora.
El juego sucio de los aumentos es una parte vital de la economía liberal que, reforzada con la estafa de la DEVALUACIÓN, crea la inestabilidad monetaria en la cual se amparan TODOS los abusos del comercio y del Estado.  El fraude de la devaluación es la causa de todos los desajustes económicos en donde solo hay un ganador: la Oligarquía, la titiritera del Gobierno.
Fraternalmente                                                      (¿Cómo hacen esto en sus países?)
                          RIS                      E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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lunes, 14 de febrero de 2011

699 ¿En realidad tenemos alma?


699   “LA CHISPA    (27 octubre 2009)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿EN REALIDAD TENEMOS ALMA?
            Un amigo lector me ha estado escribiendo desde hace algún tiempo.  La razón: alguna de las “Chispas” que escribí en relación con este tema.  Y aclaro para él y todos los que tengan alguna duda.  Todo lo que propongo en mis notas no es necesariamente aquello en lo que yo creo.  Son temas que someto a la consideración de mis amigos, como una gran tertulia, para que pensemos.  No para discutir ni polemizar.  Eso no me interesa ni conduce a parte alguna.  Solo son ponencias.  Este amigo me señala, muy convencido, que alma y espíritu no son la misma cosa; además, me asegura que hay dos tipos de alma.  En todo lo que me dice estoy de acuerdo; es más, en alguna de mis notas hice la aclaración sobre el alma animal, humana y espiritual.   Así que no hay razón alguna para que nos fastidiemos; al contrario, talvez pueda ayudarme a divulgar el mensaje que subyace en el contenido de esas “Chispas” que he venido publicando en forma salteada y como al desgaire.  En realidad, aunque parezcan temas frívolos, corresponden a un programa planificado que tiene como objetivo develar uno de los más abstrusos temas con los que el hombre tiene que lidiar en algún momento de su vida: la muerte.   Y no creo que sea un asunto de interés solo de curas y viejos al borde de hacer “el clavado final”.   Saber (o intentar conocer) acerca del más allá, la muerte, el cielo o la nada, es un tema mucho más interesante que el estudio de los agujeros negros del espacio; o de los posibles meteoros que podrían fulminarnos en cualquier momento.  O hace cuántos millones de años apareció el hombre.
            También le ofrezco disculpas por la manera tan superficial como traté el aspecto de la fe.  No quise menospreciarla y sé muy bien cuál es su valor social y espiritual.  Lo que quise decir fue otra cosa: que esta no sirve como instrumento para conocer, descubrir o investigar.  Solo para aceptar y reforzar todo aquello que forma parte de nuestra educación religiosa. Es un elemento pasivo aunque muy valioso.  Todos sabemos que la fe es parte de un poder superior en el hombre: la voluntad.  Pero como esta última no puede ser practicada por la mayoría, tenemos que conformarnos con ejercitar la fe.  Sin embargo, NO es la fe la que mueve montañas sino la VOLUNTAD, y es aquí en donde tenemos la única diferencia de apreciación.  Tampoco estoy de acuerdo con que la muerte es una materia que no interesa a los jóvenes; es cierto que ellos no la tienen tan presente, pero eso no significa que no piensen en esa eventualidad (anti natural, desde luego) que nunca se aleja de nosotros desde que nacemos.  Tampoco es cierto que la existencia del alma sea un hecho probado solo porque las religiones así lo dicen.  Como pensamos que esta es el vehículo hacia la inmortalidad, nos aferramos a la idea de que tenemos ese algo al que llamamos alma, pero que, en forma inconsciente le negamos validez, ya que la consideramos solo como una puerta o sendero de salvación.   No nos identificamos con ella, pues en realidad no sabemos qué es.  Creemos en su existencia por fe, y solo porque nos ofrece la posibilidad de supervivencia más allá de la muerte.  Nosotros somos el “Yo soy Yo”, y decimos tener cuerpo y alma. 
            Del primero tenemos claro conocimiento, pero del alma, ninguno.  Creemos (fe) en ella porque es una especie de bote salvavidas para la personalidad, el “Yo soy yo”.  Es más, la consideramos como algo ajeno, diferente del “YO”; mística y elusiva, como otra cosa que solo está (o puede estar) allí, observándonos, sufriendo o feliz en su mundo célico.  Esperando ser condenada o salvada según nuestros actos.  Pero siempre pensamos de ella (aunque la consideremos como nuestra propiedad) como un ente ajeno, que no es mi yo, y sobre la cual no tenemos dominio alguno.  Entonces ¿cómo es que nuestra personalidad habrá de unirse con esa “cosa” que de nada nos sirve durante la vida?  ¿En qué momento de la vida o la muerte nos fundimos con ella, o toma posesión de nosotros?  ¿Y qué parte nuestra es lo que se introduce y une con ella?  ¿Solo el registro de los recuerdos?  Aseguramos tener alma, pero la verdad es que no tenemos la capacidad de identificarnos con ella no solo por su posible constitución física, sino porque nada sabemos de ella ni de nuestra probable relación.  Y esto es inquietante y generador de más dudas.      
            ¿Piensa el alma y tiene su propia identidad?  ¿Tiene poderes y conocimientos superiores a los nuestros?  Y de ser así, ¿por qué no los utiliza para evitarnos tanto sufrimiento o la comisión de tantas estupideces a las que somos proclives?   Mi estimado amigo: si usted tiene las respuestas a esto, es un hombre realizado.  Pero solo si sabe las respuestas fundamentadas en el conocimiento científico o intuitivo, y no las basadas en  la conformidad derivada de la fe.  Usted me dice que en la voz de la consciencia tenemos la demostración de la existencia del alma.   A mí también me gusta ese argumento, pero es una prueba deleznable y acomodaticia, pues lo que llamamos así, también parece ser un producto de la ética, de nuestros valores y de la enseñanza moral con la que nos formaron: cuestión de memoria y automatismos de la mente.
            Solo cuando rezamos hacemos una identificación de conveniencia con el alma.  La encomendamos a Dios, Jesucristo o lo que sea, con la secreta ilusión de que en ella vayamos incluidos.  Es nuestro pasaporte a la eternidad; es una criatura, ser o entidad con acceso al cielo y a la gente importante de ahí, y eso nos hace pensar que tiene las influencias necesarias (como en la política) para allanarnos el camino al Paraíso, para sortear las trabas que nos aparezcan; para resolver todas aquellas minucias derivadas de los pecadillos que cometimos en la Tierra.  Y una vez dentro del Edén, bien podemos volver a prescindir de ella, porque ya en la “vida eterna” no la necesitamos.  Pero ¿cómo podemos identificarnos con ella en vida?  ¿Cómo podemos sacarle alguna utilidad antes de morir?  Ese sería un gran negocio pero… antes tenemos que localizarla, saber dónde vive o en qué parte del cuerpo es posible encontrarla.  ¿O reside en el mundo de ultratumba?  Y entre ese misterioso plano tan poblado de las más variadas criaturas, ¿cómo sabremos que se trata de ella?   Más preguntas que respuestas, y el misterio sigue.  ¿En realidad tenemos alma?  Sigamos investigando, pensando, dudando, porque ni no lo hacemos, estamos perdidos.   O solo tengamos fe, eso podría ser suficiente.  La Meditación es la única vía hacia el conocimiento del "pasajero interior".
            Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S.                         E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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884 Contratos con el Estado


884    “LA CHISPA         (2 de febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS CONTRATOS CON EL ESTADO
            Todas las empresas extranjeras que contratan lo que sea con el Estado de Costa Rica, solo necesitan algo para hacer lo que les da la gana: una quinta columna.  Y esta siempre está presente y lista para echarse al bolsillo las “asesorías legales”, los porcentajes de lo aumentos de las obras y todo lo que sea posible sacarle al gobierno, según la fórmula ya universalizada.  Y ante esta repetida agresión en contra del tesoro público tenemos que preguntarnos: ¿son tan idiotas los funcionarios nacionales que no pueden redactar un contrato de acuerdo con la conveniencia de los intereses de la nación?  ¿No hay alguien en el gobierno (ministerio, oficina, personal o individuo) capaz de fijar los requerimientos de un contrato en la forma como se llevan a cabo en otros países?  ¿Por qué es que siempre, SIEMPRE, cualquier empresa extranjera termina poniendo manos arriba al estado costarricense y demandándolo por sumas astronómicas?  Porque cuentan con los quintacolumnistas nacionales que, desde diversas posiciones (estatales o privadas) les facilitan el camino a cambio de las respectivas y archiconocidas comisiones.  ¿Cómo es posible que una empresa extranjera de dudosa calidad, demostrada en los innumerables defectos de la ruta a Caldera, haya triplicado los precios de una obra de tan mediocre calidad?  Porque cuenta con su quinta columna.
            ¿Cómo es que hasta ahora el Estado costarricense se viene a dar cuenta de que la empresa “Autopistas del sol” NO TENÍA dinero para hacerle frente a los gastos de operación?  ¿No debe esa ser una cláusula fundamental en cualquier contrato?   Y haberse saltado ese requisito, solo se puede explicar mediante la acción secreta de la quinta columna de dicha compañía: los testaferros nacionales y los comisionistas.  Hasta ahora nos damos cuenta de que ese grupo anduvo buscando financiación por toda Europa y que no la consiguió, lo cual es un indicio de la insolvencia de esa gente a la que, sin tener las credenciales profesionales requeridas, el Estado costarricense le otorgó una licitación con la que han hecho clavos de oro, bajo los más diversos pretextos.  Solo les faltó que la banca nacional los hubiera financiado, y eso si que sería una faena muy española, con rabo y orejas.  ¿Quiénes están implicados en esa dudosa maniobra?  ¿Quiénes son “Corporación M&S Internacional?  ¿Existe de verdad esa cosa?  Ahora resulta que el MOPT está estudiando la posibilidad de suplicarle a la concesionaria que entregue el proyecto a otra empresa “que sí tenga fondos”.  ¿Cómo es eso?  De esta manera, el estado se convierte en rehén de una empresa fantasma y quebrada, que habrá de alzarse con centenares de millones del erario costarricense.   Y todo por una carretera mal hecha. 
            ¿Cómo se hizo la licitación de esa obra?  ¿Qué empresas participaron y cuáles fueron sus ofertas?  ¿O solo fue una maniobra entre gente conocida?  ¿Entre españoles residentes y con influencias en el gobierno y contactos con dicha constructora?  Todas las empresas del mundo saben que en Costa Rica pueden hacer millones; que solo necesitan los empalmes internos que todo lo facilitan.  Quintacolumnistas al servicio del mejor postor.  Así se han hecho docenas de negocios archimillonarios con empresas francesas, alemanas, españolas, finlandesas y de donde sea.  Todo lo que se necesita son “patas” bien conectadas.  Y en esa lista hay bufetes de poderosos abogados, empresas fantasmas (fachadas), políticos y funcionarios de todos los niveles, incluyendo presidentes.  Y como aquí existe el recurso de declarar cualquier negocio turbio como “secreto de estado”, el pueblo nunca se da cuenta de los chanchullos que se llevan a cabo bajo la mesa.  Hasta que se destapan los tamales y empiezan a aparecer los bandidos: compradores y vendidos.  Además, los cómplices del gobierno.  Si la autopista a Caldera no hubiera sido de tan mala calidad, es posible que todo el escándalo que la rodea se hubiera quedado en el silencio.  Incluso el pago de sobreprecios inventados a discreción.
            Esa es la parte turbia, y por el otro lado, está la negligencia, indolencia y complicidad del Gobierno en cuanto a la maraña de intereses que se desatan en este país cada vez que hay obras viales que tienen que pasar por las tierras de cierta gente, especialmente cuando tienen influencias políticas.  La angurria se desboca, y es allí cuando se plantean indemnizaciones archimillonarias por terrenos que no valen un carajo.   Y es por falta de una legislación efectiva, que cualquier desgraciado se puede dar el lujo de atrasar una obra de interés nacional, todo el tiempo que le dé la gana.  Mediante unas leyes anticuadas e imprácticas, o mediante salacuartazos.  ¿Cómo es posible que un proyecto de VERDADERO INTERÉS NACIONAL quede supeditado a los intereses particulares de unos cuantos propietarios de terrenos?  Semejante idiotez no se produce ni en los Estados Unidos, cuna de los derechos privados.   Si algo es de conveniencia nacional en ese país, se hace, a pesar del disgusto que les pueda ocasionar a los propietarios.   Se impone el bien de las mayorías.
            En síntesis, aquí cualquiera llega y establece sus vínculos con esta mafia de “negociadores” y obtiene lo que quiere en cuestión de días: refugio, préstamos bancarios, contratos con el Estado, residencia, naturalización, concesiones mineras, de playas, bosques o lo que sea.  Solo es cuestión de “patas”.   Y mejor todavía si se tienen contactos con los presidentes o amigos o parientes del presidente.  Eso es todo lo que se necesita para lograr jugosos contratos y embolsarse millones a costa del erario.  Desde el tiempo de Vesco y compañía quedó establecido firmemente este procedimiento corrupto que ya ha superado todo lo imaginable.   Aquí la desvergüenza ya no conoce límites, pues los pillos sorprendidos en todo tipo de delitos cometidos al amparo del Poder, tienen la desfachatez de demandar al Estado y reclamar “por su honra”.  Y algunos son indemnizados.
            Realizar contratos leoninos con el Gobierno es el mejor negocio imaginable… y solo es cuestión de hacer los contactos necesarios para que todo se deslice sigilosamente y en condición de secreto de estado.  Y como la Asamblea Legislativa solo es un cubil en donde se trafican influencias al mejor postor, no podemos tener la menor esperanza en la probidad de ese cuerpo público como garante de los intereses nacionales.  Al parecer estamos fritos.  En manos de los pillos: de arriba y de abajo.
            Fraternalmente                                                                       (¿Cómo anda esto en sus países?)
                                     Ricardo Izaguirre S.                 E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Blogs:      La Chispa       http://lachispa2010.blogspot.com/          con link a       Librería en Red     
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domingo, 13 de febrero de 2011

735 Organización: la clave de todo


735    “LA CHISPA       (20 diciembre 2009)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
ORGANIZACIÓN: LA CLAVE DE TODO
            ¿Qué hizo que Inglaterra, una caquita en superficie y población en los mapas, creara el más grande imperio mundial jamás conocido?  La ORGANIZACIÓN.   Cuatro gatos bien ordenados pueden manipular a capricho a millones de tontos alborotados y sin noción alguna de lo que quieren, hacia dónde van ni cuáles son sus derechos.  La historia de la América Latina y sus pueblos.  Grupúsculos de desgraciados, pero listos y bien disciplinados, han mantenido bajo la bota de la explotación a centenares de millones de personas incapaces  de llegar a definir cuál es la situación de derecho que justifica su condición socio-económica.  Ni siquiera se preguntan que cómo es posible que en naciones tan opulentas, ellos sean tan pobres.  O ¿cómo es que en sus países pueda haber gente tan rica mientras ellos se ahogan en la pobreza?  ¿Qué es lo que produce ese estado de alienación y conformidad casi criminal?  La respuesta es simple: organización de los pocos, y abandono y relajo por parte de las mayorías.   ¿Y qué nos lleva a esa situación?  La indolencia
            La indolencia es una conducta patológica de los latinos, una especie de drogadicción que nos lleva a creer en fantasías y hacer conjeturas absurdas tales como pensar que alguien de fuera pueda interesarse en nuestros problemas.  Soñamos con que los gobiernos, motu proprio, resuelvan nuestra situación y nos saquen las castañas del fuego.   Damos por un hecho que los partidos políticos son la única vía de acceso al poder y que, mediante ellos y sus líderes, podemos lograr algún tipo de progreso o influencia en las decisiones de los gobiernos.  Suponemos que mediante esta forma de gobierno conocida como democracia, vamos a lograr justicia social y reparto equitativo de la riqueza que producimos entre todos.  Tenemos la esperanza de que las cosas mejoren por obra y gracia de Dios… o del gobierno.   Siempre imaginamos la solución de nuestras angustias de la manera más infantil; seguimos confiando en que “algo va a pasar” de manera milagrosa, y que todo se pondrá bien.  O que el nuevo presidente resolverá la crisis endémica que vivimos.  O el otro… o el otro.
            Jamás hemos querido entender, porque nos da pereza pensar, que solo los pueblos pueden lograr su bienestar porque solo ellos están afanados en este.  Los grupos dominantes NO tienen el menor interés en que la clase obrera salga de esa condición; ni siquiera que tenga una buena forma de vida a partir de su salario; de ahí que siempre lo mantengan en el mínimo que apenas le permita sobrevivir.  Y eso NUNCA cambiará porque los ricos acepten que los trabajadores participen un poquito de la riqueza que producen.  Ese cambio solo se producirá cuando los ciudadanos tomen el poder e impongan las condiciones del nuevo orden.  ¿Y cómo puede generarse ese cambio?  Mediante la organización.  Esa que todo grupo puede realizar sin pedir permiso a nadie: la libre voluntad popular que está por encima de todo; de la constitución, leyes, reglamentos y todas las triquiñuelas que la oligarquía ha inventado para someter a las mayorías.   Solo se trata de un acuerdo entre los ciudadanos, y es posible dar al traste con todas las trabas legales que han inventado para mantenerlos en estado de docilidad.                                  (Chiste oficial de Año Nuevo: “Nos angustia la seguridad ciudadana”)
            Es por eso que en las “democracias” se pondera tanto a los fetiches de esta, como es el respeto que le debemos a la Constitución y el Orden Legal, lo cual significa que todo lo que quiera hacer la gente en su beneficio, está regulado por un orden jurídico en cuya formulación NUNCA se ha tomado en cuenta a esta.  Y jamás lo harán.  Todos los sistemas jurídicos son confeccionados de acuerdo con la conveniencia de esos pequeños grupos, omnipresentes en todos los gobiernos, ya sean legítimos o productos de revoluciones o golpes de estado; son como el Espíritu Santo: siempre están allí para velar por lo intereses de su clase.
            La organización debe ser apolítica (de partidos), nacida del consenso de las necesidades que afronten las comunidades y nunca deben permitir que esta se “oficialice”, es decir, que el Estado tenga la menor injerencia en ella.  No se debe buscar el reconocimiento, patrocinio ni asesoría de ningún ente gubernamental, porque si lo hace, cae bajo el control de este y, a partir de ahí, será manipulada por la oligarquía.  Lo que les pasa a la mayoría de los sindicatos y organizaciones de este tipo, los cuales están reglamentadas “oficialmente” y tienen que someterse a los controles del Estado: inscribirse, dar información, número de afiliados, domicilio, informe financiero y objetivos.   Tienen que desnudarse ante el Gobierno y así, este toma posesión de todo.   Y como tienen “jefes” (presidentes, secretarios generales etc.) a los que se puede comprar, se tornan débiles y manipulables.   La organización popular debe hacerse en la clandestinidad y el misterio, a espaldas del Estado.  Así como este tiene “secretos” para al pueblo, este tiene derecho a tener sus secretos para el Gobierno.  La organización debe ser espontánea y sin compromisos de por vida o con nombramientos por períodos formales, pues eso suele dar cabida a las diversas formas de corrupción.  Nadie debe ser el jefe de un movimiento popular.  Este solo debe tener voceros que expresen la voluntad colectiva.
            Estimados amigos: hagan una prueba organizativa en su comunidad.  En su barrio o su calle.  Conversen sobre algún problema general y lleguen a algún acuerdo.  Primero hagan cualquier petición de manera individual; luego en grupo.  Nombren un vocero y eleven la queja a cualquier dependencia del gobierno y exijan una respuesta.  Comparen la calidad y prontitud de la respuesta en ambos casos y podrán tener una idea del poder de la organización.  Y así en escala ascendente, la fuerza de cualquier movimiento cívico adquiere el poderío de un huracán.   Estas son las protestas que causan terror a los gobiernos y oligarquías, pues como no hay cabezas visibles que cortar, ni secretarios generales a quienes comprar, entran en pánico y aceptan escuchar y transigir.   Recuerden que la organización empieza por uno; luego por dos, hasta llegar a la multitud.  Es muy fácil si tenemos la voluntad para realizarla.  Si solo yo me niego a pagar el agua al SNAA, me la cortan; pero si todo el barrio me imita, aceptan dialogar.   Hagamos la prueba pero sin ser pesimistas ni rendirnos ante la indolencia.   Recuerden el viejo estribillo: “Solo el pueblo salva al pueblo”.
            Fraternalmente                                                                                 (¿Practican esto en su país?)
                                      Ricardo Izaguirre S.                                               E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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