miércoles, 2 de febrero de 2011

881 Ser auténtico y feliz

881   “LA CHISPA          (13 enero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
SER AUTÉNTICO y FELIZ                (Notita dominical)
            No, no es una receta, y tampoco es fácil; es una camino escabroso y lleno de dolor, pero mucho mejor que las fantasías que solemos vivir los que creemos que la dependencia social o familiar es la mejor fórmula para subsistir. Así que les sugiero poner atención al método y traten de aplicarlo, si le ven alguna utilidad:
Primero: Sea honesto, no con los demás, sino con usted mismo.  Reconózcase tal como es y no trate de engañarse.  Si lo hace, está jodido.  Ante usted, no pretenda ser lo que no es.  Finja todo lo que se le antoje, pero NUNCA trate de creerse sus propios cuentos, pues estos solo son herramientas que le sirven para sacar ventajas de los demás.  Si comete ese error, está perdido.  Mucho se habla de las virtudes; hay infinidad de libros al respecto, pero todos son ideales que muy poco tienen que ver con lo que somos los humanos o con la vida cotidiana.  Son buenos como metas para la espiritualidad, pero inútiles en la relaciones con la gente; es más, los ideales suelen ser dañinos y nos causan dolor cuando tratamos de conformar nuestras vidas con ellos; especialmente si somos hipócritas y no los aplicamos de acuerdo con la verdad.  No se crea inteligente, aunque lo sea.  Esa idea nos chifla a todos, pero es la perdición de aquellos que se la creen, pues se vuelven vulnerables a la adulación.  No suponga que es buen padre, amigo, marido, esposa, hijo o miembro de la sociedad.  Simule todo lo que quiera y pueda; monte la trampa para los demás, pero no caiga en ella.  Piense en lo egoísta, malvado, mentiroso y aprovechado que es usted, y generalice ese concepto para todos los demás.  Así, nadie lo sorprenderá, por melosos y complacientes que puedan parecer.  Conózcase bien, sin el antifaz de la vanidad, y no se atribuya característica que no posee.  Sepa quién es usted y cuáles son sus motivos reales en cada acción que realiza.  Si tiene que engañar o hacerle daño a alguien, hágalo a sabiendas, sin velos ni pretextos, ni pretendiendo que lo hizo porque las circunstancias así lo determinaron.  Eso es válido para los de afuera, pero para usted será un conflicto ético irresoluble si no admite la verdad de sus intenciones.  Ser egoísta es de lo más natural.  Todos lo somos en alguna medida.  Acéptese como es, sea honrado con usted mismo; esa es la clave de la felicidad: ser AUTÉNTICOS.   Sin remordimientos, la lepra de los moralistas. 
Segundo: Hágase a la idea de que está solo, que es el único responsable de su vida y TODO lo que acontezca en ella.  No crea que alguien le va a ayudar a resolver sus problemas, pues cada uno tiene su propia carga que le impide ayudar a otros.  No sea patético tratando de concitar la lástima de nadie, pues a ninguno le importa realmente lo que a usted le pase, ni siquiera que estire la pata.  No se convierta en víctima voluntaria de las teorías idealistas o religiosas: fidelidad suicida, fraternidad, caridad y todos esos cuentos.  Pero si hay excepciones en los demás, benditas sean y úselas al máximo; si alguien lo quiere al punto de descuidar lo suyo para levantarle la carga, aprovéchese con elegancia y dé muestras de agradecimiento, pero sin comprometerse de verdad.  NUNCA pierda de vista el hecho de que está solo y que con el único que siempre puede contar de manera incondicional es usted mismo.  Los demás solo son oportunidades fugaces.  Y si le fallan, eso solo será un inconveniente previsto que no desplomará su vida. 
Tercero: No programe su vida fundamentado en lo que espera de los demás; no importa qué ligamen tengan con usted.  Siempre esté listo para aprovechar lo bueno que aparezca, pero más avispado para lidiar con lo malo.  Así nunca será sorprendido ni desilusionado por nada.  No fíe lo suyo en la buena voluntad de otros, ni trate de concitar su compasión, a menos que sea una estrategia bien planificada.  Siempre muestre su rostro alegre y optimista, aunque se lo esté llevando el Diablo.  Al fin y al cabo, a nadie le importan sus problemas; pero siempre esté atento a toda palabra o idea que pueda servirle.  No se torne fanático de teorías como el compañerismo o la solidaridad, pero si puede valerse de ellas para obtener beneficios, hágalo.  Después de todo, si usted no lo hace, otro lo hará.  Usted está solo con usted mismo, no importa cuántos lo rodeen.  La gente y su cháchara de nada le sirven para resolver sus problemas sino para confundirlo.  Esa es la realidad, lo demás, son cuentos para los soñadores e ilusos.
Cuarto: Sea independiente.  Corte todos los cordones umbilicales que lo atrapan en una sutil, maligna y engañosa telaraña que lo convierten en una larva eterna sin esperanza de crecimiento.  No se someta a la tutela de nadie, a menos que esté consciente de la relación y pueda aprovecharla en su beneficio.  Tampoco lo haga en cuestiones amorosas, pues estas son las más nocivas y volátiles.  No sea apéndice de nadie ni posponga sus intereses para la complacencia de otros.  Si no hay equidad o ventajas en una situación de estas, la cosa anda mal y debe evitarla antes de que se consolide esa situación de vasallaje.  Esto significa que usted debe tratar de ser inmune a la plaga de los afectos.  De lo contrario, estará perdido.  La dependencia, de cualquier clase, constituye la anulación del individuo que se ha sometido a ese régimen de menoscabo personal, sin importar los pretextos que pueda esgrimir.  No deje que otros piensen por usted, tampoco que saquen ventaja de sus sentimientos.  Ser sentimental es una debilidad, pero ser sentimentaloide, es un vicio denigrante de la personalidad, el cual nos ubica en la condición de parásitos afectivos.  Vuele en libertad, dependiendo únicamente de su voluntad y sus alas.  Así será feliz, y si no, por lo menos no sufrirá mucho.
Para obtener la felicidad existen otros caminos: los de los libros y las religiones, pero nadie que sepamos, ha llegado a ella a través de estos, aunque hay infinidad de cuentos que lo afirman.  Pero si en la vida terrenal existe alguna posibilidad de lograr ese estado, es mediante la autenticidad.  Solo gracias a la aceptación de lo que somos, es posible encontrar la conformidad entre nuestros sentimientos y las leyes del mundo que nos rodea; pues solo cuando nos entendemos a nosotros mismos, estamos en capacidad de comprender la vida y sus problemas.                                                                   (¿Qué piensan ustedes?)
Complejescamente
                                   Ricardo Izaguirre S.     E-mail: rhizaguirre@gmail.com

 


    

No hay comentarios:

Publicar un comentario