1016 “LA CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL MACHISMO NEGATIVO (Una versión diferente)
Cualquiera
entiende que es imposible suprimir el machismo sin eliminar a la especie; por
lo tanto, queda claro que no es esa la meta
ante este problema social. Y para
enfocarlo bien tenemos que hacer la diferencia entre lo que es el machismo como
condición natural de todos los machos, y la actitud abusiva del que se sabe más
fuerte física y mentalmente (puede ser hombre o mujer). El machismo bien entendido es un manojo de
virtudes que están al servicio de la especie en todas las formas imaginables.
Suprimir esta característica en los machos, sería tan absurdo como hacerlo con
el feminismo en las mujeres. ¿Qué
quedaría del hombre o la mujer?
Así, pues, debemos entender que el machismo, además de inevitable, es
beneficioso para todas las especies; más aún, necesario como elemento de
supervivencia de estas, incluida la humana.
Entonces,
¿a qué nos referimos cuando fustigamos el “machismo” como un deplorable defecto? Este es el punto que hay que aclarar y
definir para no incurrir en errores o generalizaciones ligeras, pues las
aberraciones de la conducta de cualquier macho no constituyen “machismo”, sino
el particular y específico comportamiento de un individuo mal educado, mal
formado, sin límites a sus tendencias torcidas. Pero esto solo es una faceta
negativa del machismo, la cual se apoya en la fuerza bruta y en la tolerancia
de los demás. Casi siempre es una actitud de sujetos cobardes que solo se
atreven a agredir a aquellas criaturas más débiles a quienes suelen someter a
su tiranía. Ese es el “machismo negativo”, una desviación
patológica de la manera de actuar del macho de cualquier especie. El machista negativo es un error de la naturaleza, un descarriado social
que realiza su maligna labor porque
otros lo toleran.
El aprovechado
solo prevalece cuando el otro le permite ese proceder; cuando la mujer se
pliega lastimosamente a esa degradante condición de víctima indolente. Esta actitud ante el abusador también es una
patología que debe ser analizada, pues hay personas que, en cierta forma, gozan
de este tipo de relaciones malsanas a las que nunca se debe llegar por ningún
motivo o pretexto; ni siquiera por los hijos.
Masoquismo, se le llama. Hay millones de personas que viven así, y en
cierta forma, felices. Sin embargo, nada justifica que alguien se
deje pescocear por nada ni por nadie, ni siquiera con el pretexto de los hijos.
Entonces
¿qué hacer? Parece, y así lo demuestran
las estadísticas, que nada. Este
proceder, como casi todas las fallas humanas NO SE PUEDE ELIMINAR POR LEY, decretos o castigos. Al que es envidioso, egoísta, falsario o
machista, no hay tratamiento que lo cure; lo pueden quemar vivo y seguirá
siendo el mismo. ¿Qué podemos hacer con un
engañador? Todos conocemos infinidad de
estos; incluso casi todos tenemos parientes: hermanos, primos, hijo etc. que
practican este vicio sin ninguna razón aparente; por pura diversión (¿?). Y no hay manera ni razonamiento que los pueda
convencer de que no deben hacerlo. Lo
mismo pasa con el envidioso o el egoísta; no importa cuántas lecciones morales
se les den, continuarán con su extravío.
No existe cura alguna para esta gente, pues esa forma de actuar está
determinada por su núcleo moral, dotación con la que venimos a la vida; es nuestro CARÁCTER. Lo mismo pasa con
el machismo negativo.
De manera
que si estamos tratando con alguien incorregible,
nos quedan algunas alternativas mediante las cuales podemos defendernos de esa
plaga: declararlos en cuarentena y
mantenernos alejados de ellos. A
distancia de su radio de acción e influencias.
Si yo no quiero que un embustero me enrede en sus cuentos, no le hago
caso y me alejo de él (en sentido real o figurado). La misma estrategia es válida para el
“machista negativo”. Hay que mantenerse
lejos de él, una vez que se descubra la clase de sujeto que es. Recuerden que estos individuos son enfermos
mentales (sicópatas) que no
reconocen la bondad, cariño, fineza ni perdón. Así que toda tolerancia la
interpretan como debilidad y se convierte en un estímulo poderoso en su distorsionada
forma de ver el mundo. La política de perdón y apaciguamiento NO surte ningún efecto en estos tipos. Y como muchas de sus víctimas incurren en el
error de creer que “con amor y tolerancia los pueden cambiar”, se convierten en
las principales patrocinadoras de este comportamiento nocivo. Y no es sino hasta que las matan o invalidan
seriamente, cuando esta situación trasciende a la sociedad y las autoridades. Cuando
ya no hay nada que hacer. Mucha culpa de
esto les corresponde a las víctimas y su indolencia.
El machista
negativo, como sicópata que es, no experimenta remordimiento alguno ni sentido
de culpa, por lo tanto, es refractario a todo tipo de concientización o
reconocimiento de sus errores; son personas mal formadas que deben ser
cuidadosamente evitadas. Ningún
correctivo los hará variar de conducta, ni siquiera el castigo físico; es por
eso que ninguna mujer debería ligar su vida con este tipo de alimañas. Hay que poner espacio de por medio entre
ellos y sus víctimas; pero por desgracia, estas alegan todo tipo de “razones”
para permanecer al lado de sus verdugos: amor,
miedo, los hijos, la necesidad… Y
ante eso NADA SE PUEDE HACER. Toda mujer está en la obligación de
descubrir, en la etapa de galanteo, el carácter verdadero de estos
desviados. Además, debe estar dispuesta
a aplicar una fórmula sencilla que la pondrá a buen recaudo: “Que la primera sea la última”. A esta ralea NO se le debe hacer concesión alguna, pues siempre mal interpretan
cualquier gentileza y la consideran como debilidad
Existe el
recurso de la educación, pero esta solo debe estar dirigida hacia la mujer; a
prepararla para la aplicación de procedimientos de salvaguarda de su
integridad. A entrenarlas para que
tengan una actitud adecuada y terminante ante cualquier sujeto que intente
maltratarlas. Como se dijo, el machismo negativo
es una perversión incurable ante el cual nada se puede hacer; es como la
lujuria o la concupiscencia, y ninguno de estos enfermos será capaz, nunca, de
reconocer que padece de ese mal. Así
como nadie se considera mentiroso o egoísta. Estos sujetos van por la vida con
la convicción de que son normales y que su conducta está justificada, y jamás
admitirán que son machistas negativos. Esa depravación forma parte de su CARÁCTER y nadie, salvo ellos mismos,
puede hacerlo variar; por lo tanto, las mujeres que los perdonan una y otra vez
creyendo que con su tolerancia y cariño lograrán hacerlos cambiar, están FRITAS, absolutamente perdidas y
equivocadas.
Este vicio
es como ciertas dolencias: solo su detección tempranera puede evitar daños
mayores e irreparables a quienes se topan con estos depredadores. Por lo tanto, es responsabilidad única de la
mujer, descubrir quién es la persona con la cual empieza una relación; antes de
que se consoliden los lazos familiares y, mucho antes de embarcarse a tener
hijos de este tipo de maniáticos; porque quiérase o no, sin importar las
apariencias, estos individuos son ENFERMOS
(sicópatas peligrosos) que pueden acabar con la vida de cualquier ser humano; o
lo que es peor: convertir su existencia en una agonía eterna. Talvez haya medidas intermedias que permitan
lidiar con esta gente, pero yo no las
conozco. Todos los abusadores que he
visto, lo han sido toda su vida (a pesar de los castigos), con todas las
personas con las que se han relacionado.
Incluso pueden ser sujetos alegres, gentiles, simpáticos e
inteligentes. Bichos que engaña muy bien
a “los de afuera”.
En resumen,
el machismo NO es el enemigo a
combatir, sino el “machismo negativo”.
Que pasen
un buen día ¿Usted qué cree,
prefiere esta versión?
Entrada al blog “LA CHISPA” http://lachispa2010.blogspot.com/
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