martes, 7 de septiembre de 2010

215 La televisión por cable

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215    “LA CHISPA”    

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

LA TELEVISIÓN POR CABLE


Cuando nos suscribimos a una de esas televisoras, se nos dijo que la programación no tendría publicidad, lo cual nos pareció maravilloso, dado que los canales “gratis” pasan hasta VEINTE mensajes en cada interrupción que le hacen a lo que uno está viendo.   Pero resulta que ahora, en la empresa que estamos suscritos, nos pasan hasta TREINTA seguidos.  Tantos, que a menudo olvido qué diablos es lo que estaba viendo.   Entonces me pregunto ¿cuál es la ventaja de tener un canal “pagado” si tengo que tragarme treinta anuncios acerca de cómo puedo adelgazar y mil idioteces más?
El asunto es que en este país, que es el sueño hecho realidad de la “LIBRE EMPRESA”, de los defensores del TLC, del periódico La Nación y de Carlos Alberto Montaner, no hay manera de conseguir alguna justicia de parte de la empresa privada; una vez que caemos en sus manos, estamos fritos.  ¿Ir a la Sala Cuarta?  Ja, ja.  ¿A algún tribunal?  Ja, ja, ja.   ¿A quién puedo implorar justicia?  Parece que ante nadie.  Y de esa amarga conclusión, decidí solo preguntar a la empresa el porqué de ese montón de avisos.  A lo cual me contestaron: “Señor, si no pasamos publicidad, tendríamos que aumentarle la mensualidad del servicio, debido a que los costos de los proveedores han aumentado”.   E insistí: pero ustedes me dijeron que no los habría.
--Pero eso fue en otro tiempo, ahora las cosas han cambiado.
¿Entonces?  ¿Puede la empresa privada variar a capricho los términos de un acuerdo bajo la amenaza de aumentar los precios si el usuario no acepta el abuso?  Ellos saben que esa coacción  es un argumento definitivo para enfriar los ánimos de cualquiera.  Y como los usuarios somos un “ente anónimo”, incapaces de llegar a acuerdo alguno entre nosotros, la empresa tiene la seguridad de que puede intimidarnos individualmente; y así lo hace.  “¿No quiere ver avisos?, pues le aumentamos la cuota”.  Este tipo de chantaje es de una eficacia aterradora.  A mí me asustaron, y como no conozco a muchos que tengan el mismo servicio que yo, no puedo convocar a una huelga.  Y si no pago, ME LO CORTAN.  Y como soy TV-adicto, termino por pagar dócilmente.  Soy uno más de los millones de personas que vivimos dentro del “mercado libre” de “LIBRE EMPRESA”, en donde lo que manda es la ley de la oferta y la demanda.  Aquí solo existe la “libertad” de no tomar en cuenta la opinión de algún necio que no quiere ver anuncios en una era en donde la PUBLICIDAD es Doña Toda.  La “empresa privada” no está para complacer a un majadero que solo porque PAGA su cuota, cree que tiene derecho a recibir aquello que le prometieron.  Ese tonto no entiende lo que es la “libertad empresarial”, en donde el engaño al cliente es una acto comercial legítimo.  Y que tales acciones las realizan los pobres empresarios solo en defensa propia.
Nos venden el enganche con una mentira que pueden variar a su antojo, y después nos chantajean si protestamos.  Es decir, dentro del mercado de “libre empresa”, tenemos que pagar para que nos SATUREN de cebos comerciales.  ¡Viva la “LIBRE EMPRESA”,  viva el TLC, viva el liberalismo económico, viva la televisión por cable!  ¡Mueran Hugo Chávez, Lula, Evo Morales, Rafael Correa y todos esos ilusos socialistas que no comprenden los sacrosantos principios del “Mercado Libre, la libre empresa y el capitalismo neoliberal”, como diría el perínclito Montaner
¿Qué podemos hacer ante esta situación?  ¿Ir a la Defensoría del Consumidor?  Ja, ja, ja, ja.   ¿A quién le importan los derechos del consumidor en este país?  Porque al gobierno es obvio que solo le interesa defender los intereses de la “empresa privada”, que suelen ser los de los mismos miembros del gobierno; o de los grupos que nombran diputados, ministros y todos los que tienen influencias en el Estado. 
Pero además de que tenemos que tragarnos el infierno de anuncios, pagamos porque nos adoctrinen con una programación tendenciosa y en inglés.   Al menos la televisión “gratis” es en español, lo cual nos libera de la tortura de estar leyendo esa letrita microscópica y errada con la que “subtitulan” los diálogos en inglés.  Casi todos los programas son para explicarnos la superioridad tecnológica, científica, cultural y militar de los Estados Unidos sobre todo el mundo.   O bien, para aclararnos que tan brutos y malos son los árabes de todo el mundo, y por qué deben ser aniquilados.  Ya nos tienen hartos con el básquet de la NBA, los torneos de golf donde reparten billones de dólares, de las carreras de caballos, de la Nascar y mil carreras más en donde desperdician millones de galones de la gasolina de Irak.  Del fútbol americano que aquí nadie entiende de que se trata, del patinaje sobre hielo, del tenis, del béisbol de las grandes ligas y todo “lo mejor del mundo” que se da en ese país.  De los informes y análisis financieros de la bolsa de valores de Nueva York, y de las noticias “filtradas, inocuas y de una sola cara” que nos dan los pobres locutores latinos de la CNN.  Solo nos falta que nos impongan la liga de fútbol de los Estados Unidos en lugar de la de España.  Y entonces sí que nos revientan. 
Pero si no pagamos por la propaganda, nos cortan el servicio.  Y si nos la quitan (cosa que es mentira), nos aumentan el precio; y como el colón se desploma día a día, de todos modos nos suben el precio “cada vez que les da la gana”, conforme a las justas leyes de la “LIBRE EMPRESA”.
Enchiladamente                                 
RIS

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