miércoles, 22 de septiembre de 2010

780 Padres sicópatas...hijos sicópatas

780    “LA CHISPA"                                               (2 abril 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
PADRES SICÓPATAS… HIJOS SICÓPATAS
            Para funcionar mejor dentro de la sociedad (familia y amistades) todos deberíamos someternos a un examen que nos ayude a determinar qué clase de sicópatas somos (intensidad), pues tal conocimiento redundará en una mayor habilidad para relacionarnos con los demás, y para no convertir a nuestras familias en víctimas de nuestros desajustes y disparates.   Si entendemos que la “puntualidad” y el “orden” son dos tipos de manías irritantes que causan mucho malestar en los que nos rodean, tendremos la posibilidad de contenernos y no estar dando cátedra acerca de la importancia de estas “virtudes”; sobre todo, cuando se trata de momentos y situaciones en donde estas carecen de importancia, como en un paseo al campo o cosas así.  Si las personas llegan a comprender la naturaleza (y molestia) de sus impulsos, estarán en condiciones de atenuarlos de manera que haga viable la convivencia.  Es por eso que todos debemos hacernos un examen aunque, a primera vista, tengamos la impresión de que somos normales.   Recuerden que hay millones y millones de locos que se creen cuerdos.   Tengan presente que no existe nada más irritante que un lunático que asuma la posición de guía, de sabelotodo, de ciudadano ejemplar, de moralista, inteligente o bondadoso.                                                 Las sicopatías son incurables, pero se pueden atenuar sus consecuencias cuando las víctimas están conscientes de que lo son.  Existe una escala casi interminable en la frecuencia de estas anormalidades que van desde las simples rarezas, hasta los excesos de sujetos verdaderamente extraviados.  Pero todas son dañinas cuando la gente ignora su condición y el peligro que estas representan para sus familias y amistades.  Muchos neuróticos son seres inteligentes que conocen los conceptos del bien y del mal, auque no puedan involucrarse emocionalmente en las consecuencias de estos.   Pero como distinguen la naturaleza de su conducta y acciones, bien pueden ubicarse dentro de la sombra de lo que se conoce como el bien y lo correcto.  Y en eso consiste la enorme importancia de practicarse a un análisis sicológico con el fin de precisar cuál es la intensidad de ese mal en nosotros.   Los sicópatas, como los que casi no lo son, se creen personas normales e incapaces de actuar de manera errada.  Y ahí está el gran peligro de la conducta de estas personas.  Si no tienen noción alguna del mal que padecen, suelen considerar sus aberraciones como formas naturales de proceder.  Entre esas manías fastidiosas tenemos la puntualidad, el orden, la responsabilidad, la limpieza, el aseo corporal y otras cuantas necedades con las que suelen martirizar a sus familias, incluidos maridos y esposas.  No hay nada más hostigoso que una mamá que se las tire de ordenada y hacendosa, de esas que quieren que cada cosa “esté en su lugar”, limpia y siempre ahí… hasta que a ella se le ocurra cambiarla de sitio.  O un papá fanático de la puntualidad.  No es que se deba pendular hasta el otro extremo, pero hay que entender que NO todo el mundo comparte nuestras ventoleras.   No se haga odioso por pura vara.
            Los sicópatas se creen ejemplares y consideran que la forma como fueron criados es la mejor del mundo, y de ahí que quieran aplicarle ese molde a todos.  Y en ese afán majadero, suelen amargarles la vida a sus hijos, esposas y todos aquellos que se relacionan con ellos en alguna condición de inferioridad.  Son los tipos y tipas que consideran que todo debe hacerse a su manera… porque es la mejor.  Y como suelen ser inflexibles, se convierten en una pesadilla para todos.   Estimado lector, no dé por un hecho que usted es un individuo completamente normal porque NO lo es.   Puede aparentarlo, pero NO lo es.  Recuerde que todos los sicópatas son impostores y mentirosos, y harán todo lo que sea posible para hacer que los demás crean auténtica la fachada que se han creado para funcionar en la comunidad y merecer la estimación de sus semejantes. 
            Hágase un examen de manera honesta, sin engañar a su sicólogo y aprenda a situarse en el punto en donde sea menos dañino a su familia y a la sociedad en general, si es que esto le interesa.  Porque si es de los malvados… no hay caso.   Pero si forma parte de la legión promedio, de esos majaderos que suelen hacerse pesados solo porque desconocen la morbosidad de sus inclinaciones, bien puede ser ayudado por especialistas que le indiquen cómo.  Además, por su propia decisión de no ser un tropezón en la vida de los otros, especialmente su prole; porque recuerde: hijos de sicópatas, también llegan a serlo.   La niña que cree que su mamá tiene razón al bañarse tres o cuatro veces al día, ya lo es.  ¿Es usted mentiroso?  Usted es un chalado.
            La ciencia dice que las sicopatías son genéticas y hereditarias.  Es una buena explicación.   Pero también lo es la de los místicos, que dicen que son enfermedades del espíritu; o conductas milenarias que solo pueden corregirse mediante un esfuerzo de muchas reencarnaciones y reflexión.  Es karma, dicen los orientales.   Y es  por eso que esos espíritus son enviados a renacer en hogares de personas semejantes, familias de locos entre las cuales es posible que desarrollen a plenitud sus malas inclinaciones para que se enfrente a ellas y traten de corregirlas.  Cualquier cosa puede ser, pero una es muy clara y necesaria: se debe diagnosticar.  Si lo hace un profesional, muy bien; sin embargo, usted también puede hacerlo.  Solo es cuestión de que observe cuidadosamente y de manera imparcial, su comportamiento en relación con conductas que usted sigue cotidianamente “en contra de los suyos”.  De qué manera tiraniza a sus hijos y familia con idioteces que carecen de importancia.  Cómo abusa de sus subalternos y sus amistades.  Qué fijaciones tiene y cómo trata de imponer sus ideas a los demás.   ¿Le gusta discutir tonterías?  ¿Siempre quiere ganar en todo?  ¿Siempre cree tener la razón?   ¿Le encanta hacer gala de su poder o conocimientos sobre algo?  Usted anda mal.
            Que usted tenga algún grado de esta enfermedad no quiere decir que esté chiflado, pero eso sí, implica que tiene ciertos desajustes de la personalidad que pueden generar conflictos con los demás; pero lo peor es que puede crear a su alrededor un clima de intolerancia y temor.  Su familia puede llegar a “tenerle miedo”, y las otras personas, a sentir repulsión por usted y a esquivarlo en la medida de lo posible.  Y eso no deja de ser una frustración que bien se podría evitar si usted conociera el origen de ese mal: su propia insania.
            Molestosamente
                                          RIS
                                                                                            

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