jueves, 24 de junio de 2010

811 ¿Qué es una ideología?

811   “LA CHISPA” 
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUÉ ES UNA IDEOLOGÍA?

      “La Chispa” anterior ha producido una serie de respuestas de lo más variada; algunas son meramente religiosas, y esas no las voy a contestar porque caen dentro de ese campo es donde la razón no tiene cabida. Otras tienen un tinte político (de identificación), y muchas de ellas son cómicas e incluso ingeniosas. Pero talvez toda la confusión se deba, como muchas discusiones, a cuestiones de semántica. Así que esta la inicio con la explicación más simple del significado de ‘ideología’ según el Diccionario: Nos dice en su primera acepción: 1) “Doctrina filosófica centrada en el estudio del origen de las ideas”. 2) “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político etc.” Y a partir de esa base, tenemos que interpretar el significado de la palabra, sin dejarnos llevar demasiado lejos por el “etcétera” que incluye el DRAE. Una ideología empieza a configurarse a partir de razonamientos y pasiones individuales y colectivas; luego, estos se analizan, se ordenan en categorías, se priorizan y pasan a formar parte de un cuerpo jurídico de uso específico. Pero para que este tenga validez general sobre el grupo al cual cobija, tiene que contar con la aprobación y aceptación de todos, ya se trate de una organización política, militar, social, religiosa o comercial. Y una vez aceptada se convierte en Constitución, y oponerse a sus principios, en delito. Ese es el principio básico por medio del cual se rigen los grupos de cualquier naturaleza y propósitos.
   Es por eso que en “La Chispa” anterior dije que se trata de “un paquete completo”. Y así como no tenemos el poder para escoger o rechazar los diversos artículos de la Constitución Política de la República, tampoco podemos hacerlo con los de cualquier doctrina, si es que queremos seguir perteneciendo a la comunidad que la profesa. Desde luego que existe el análisis de consciencia individual, mediante el que podemos refutar, criticar o condenar ciertos postulados o interpretaciones que hagan los líderes de la organización, pero eso solo dentro del ámbito de nuestra interioridad. Si lo manifestamos ante el grupo, estamos fritos. La ideología NO permite fisuras, ni las más leves, porque si lo hace, empieza su desintegración. Esta es monolítica, intransigente e intolerante; porque en el momento que permite el “revisionismo”, llega a su fin. El más claro ejemplo es la Unión Soviética que, después de varias décadas de supervivencia bajo el escudo protector del marxismo-leninismo, cayó en el error de admitir el escrutinio. Esa actitud cerrada ha sido la clave de la supervivencia de la Iglesia Católica: la intolerancia. En esta NO hay cabida para la disensión, y el que lo hace, se convierte en hereje y enemigo mortal. Aquí NO se acepta la crítica y todo el mundo está de acuerdo con TODO y no solo con partes de la doctrina. Todas las interpretaciones del dogma las hacen las más altas autoridades dentro de la máxima ortodoxia señalada por los estatutos, ya que cualquier desviación puede conducir al “patíbulo”.
    Desde luego que, bajo ciertas circunstancias, las ideologías son como el elástico y toleran diversas interpretaciones e incluso la crítica y oposición, siempre y cuando el que lo haga esté a prudente distancia de las autoridades que las personifican. Se podía ser revisionista del comunismo desde los Estados Unidos, Europa Occidental, México, Argentina y cualquier país fuera de la Cortina de Hierro. Se podía rechazar la Doctrina Católica desde la Alemania de Lutero o la Inglaterra de Enrique VIII. También se podía contrariar al Nacionalsocialismo desde fuera de su área de poder; lo mismo que al fascismo o franquismo. Pero NO desde dentro, sin correr el riesgo de ser encarcelado o muerto. No se podían criticar las “democracias” de Pinochet, Somoza, las Juntas, Trujillo, Castillo Armas, Pérez Jiménez; tampoco las de Bush, Uribe y tantos otros. Sin embargo, estas corrientes políticas e incluso militares, no son tan fuertes ni duraderas como las religiosas, y es por eso que dije que estas son las peores porque se fundamentan en métodos “inmorales y ventajistas” ya que se valen de la indefensión, miedos, necesidades y supersticiones de los individuos.
Desde luego que se puede argumentar hasta el infinito acerca del significado de lo que es una ideología desde el punto de vista sociológico e incluso filosófico. Pero en la práctica y en el sitio en donde estas prevalecen NO hay alternativas. Se aceptan o se rechazan como una totalidad. Nadie le podía decir a Hitler en Alemania que aceptaba esto y aquello, pero que rechazaba lo de allá o más allá. El Cardenal que refuta tal o cual dogma o postulado de la Iglesia, está listo para la “hoguera” (descrédito, excomunión). Nadie puede negar la Inmaculada Concepción y continuar siendo cristiano completo. O la resurrección. A eso me referí con la nota anterior. La pertenencia a una determinada doctrina NO es cuestión de selectividad sino de aceptación total. Si entro a un partido, TENGO que leer su catecismo y aceptarlo tal y como está escrito; y este no está sujeto a las variaciones que se le antojen al gusto de cada postulante. No se puede ser comunista, fascista, católico, musulmán, evangélico, mormón o demócrata a medias o solo en ciertos aspectos. No desde el punto de vista de la ortodoxia. El eclecticismo es otra cosa, NO un credo. La escogencia de lo que agrada o no a mi intelecto y consciencia, me separa de la ideología y me convierte en filósofo o anarquista. O en político.
    Desde el momento en que defiendo una corriente a capa y espada, negando sus más evidentes errores y deficiencias, y ponderando sus logros más allá de lo razonable, me convierto en fanático. Si alguien justifica lo que los gringos y judíos hacen en Irak y Palestina bajo el pretexto de la “democracia” no es más que un necio. Una víctima de la contradictoria “justificación” de la democracia formal. Cualquier ideología “arrebaña” al hombre y lo convierte en parte de la masa. Solo el hombre sin ellas es completamente libre.
Se presta para la discusión, ¿no es así?
Ideologescamente
RIS

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