miércoles, 30 de junio de 2010

368 No se deje "matar" los dientes

368           “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

NO SE DEJE “MATAR” LOS DIENTES

    Hace algunos meses vi por la televisión un programa de un dentista ecuatoriano que habló acerca del crimen que es permitir la extracción del nervio de un diente para ser sometido a tratamiento, lo cual vino a ser la confirmación de algo que ya había denunciado en una “Chispa” anterior. Desde luego que a mi “Chispa” nadie le hizo caso, pero cuando este profesional de la dentistería lo dijo por televisión a todo el país, entonces el gremio se preocupó por sus ingresos y no solo lo criticaron ácidamente, sino que le prohibieron ejercer las “clínicas” que llevaba a cabo en nuestro medio.
       En mi nota decía que una simple caries cuya reparación andaba por ahí de los diez o doce mil colones con el método tradicional, si lograban convencer al cliente de la necesidad impostergable de “matar” el nervio, se convertía en una operación de 80, 90 o cien mil colones. Negocio redondo del que se han salvado miles de personas que no tienen dinero para someterse a ese brutal tratamiento de nervio. ¿Cómo es posible que estos profesionales sean tan romos (¿?) para llevar a cabo esa práctica que el más elemental sentido común nos dice que no es buena? Pero si lo hicieran solo porque son ignorantes de algo básico de la fisiología, sería perdonable; al fin y al cabo, la medicina alopática siempre se ha apoyado sobre múltiples errores y dogmas que han tenido que ir revisando sobre la marcha, después de arruinar millares de vidas con ciertos “tratamientos científicos” infalibles, como el de las sanguijuelas, la quimioterapia o la irradiación. Pero que lo hagan por dinero no tiene perdón. Matar el nervio de un diente para “curarlo” es equivalente a que para sanar la miopía o una catarata, los oculistas decidieran “matarnos” el nervio óptico. Eliminado el nervio, el diente o la muela se convierten en elementos muertos dentro de nuestra boca, sin irrigación sanguínea y sin sensibilidad. Un hueso muerto en nuestra boca.
       Es preciso recordar que el sistema nervioso es la red informática que notifica al cerebro todo lo que pasa en cada región del cuerpo; y el dolor constituye la más eficiente alarma mediante la cual cada parte del organismo informa al cerebro que algo anda mal en ella. Si el estómago está mal, DUELE, y el cerebro se da por notificado y toma las medidas que sean necesarias para lograr la normalización. Y si fuéramos tan sensatos como los perros, sabríamos que la cura consiste en el ayuno total. Así que matar el dolor o sus sensores NO ES CURAR. Es suprimir el sistema de alerta que indica las fallas del organismo. Matar el nervio es lo mismo que cortar los cables que indican la presencia del fuego dentro de un edificio. ¿De qué sirve el mejor sistema de advertencia si lo hemos desconectado? El dolor, aunque “duela”, es una maravilla de la naturaleza que sirve para indicarnos que algo anda mal en alguna parte de nuestra anatomía. Así que eliminarlo mediante la supresión de los nervios, constituye una MANIOBRA CRIMINAL que solo se puede ejecutar por ignorancia (cosa NO creíble en quienes “saben” de fisiología) o por interés de multiplicar por DIEZ la ganancia de los dentistas (alternativa más que creíble).
      Cuando yo no había visto a este doctor, aunque tenía mis reservas al respecto, fui sorprendido por dos o tres de estos galenos que me convencieron de “las ventajas de eliminar el nervio para prevenir malestares futuros”. Y como toda persona atormentada por el dolor de muelas, sin juicio claro para discernir ante las palabras de quien se supone sabe qué es lo mejor, cedí a esas propuestas y me “mataron” varias de mis piezas dentales, incluyendo un poderoso y sano colmillo que tenía una manchita café en la base.
Y eso es lo que quiero aprovechar para compartir con mis amigos, una experiencia terrible derivada del daño que me produjo una de esas muelas con “tratamiento de nervio”, como eufemísticamente le dicen a ese atentado. Ese trabajo me lo hicieron en el segundo molar superior izquierdo. Y al poco tiempo de realizada la operación, me empezaron unos inexplicables dolores en el oído izquierdo. Fui donde el especialista y no encontró nada; me dijo que podría ser una infección por agua que hubiera penetrado. Me dio antibióticos y todo el rollo de rutina… Luego empezó a dolerme el ojo izquierdo; me “brincaba”, me ardía y empecé a ver mal. Fui al oculista y lo mismo, el mismo cuento. Fue entonces cuando escuché al doctor Fernando Pinto y entré en sospechas; tomé una decisión y fui donde el doctor Nakamura (nombre inventado pero parecido) y le dije: “Arránqueme esa muela”. Desde luego que tuvimos una discusión porque él sostenía que era una buena pieza y que valía la pena conservarla, que estaba “sana” y que con una camisa quedaría pura vida. Y yo le dije: “Arránquela y se acabó”. Y así lo hizo, y cuando esta salió, colgando de sus raíces venía una pelota enraizada en todos los picos de la muela. Yo vi la cara de estupor del dentista, y en ese momento supe que esa era la causa de mis desgracias en el oído y el ojo izquierdo. La muela “sana” pero con el nervio muerto, había acumulado entre sus raíces un absceso enorme cuya extracción me produjo una tremenda hemorragia durante todo el día. Pero al día siguiente, como por arte de magia, mis dolencias auditivas y visuales habían desaparecido, hasta el presente, ocho meses después.
       Es por esa experiencia trágica que pudo ser peor, que les aconsejo a todos mis amigos que JAMÁS se dejen convencer de las “bondades” de la extracción de los nervios de la boca. La Naturaleza SABE por qué están ahí, y no es para que los dentistas se ganen cien mil pesos matándolos. Eso que ahora es una moda, antes no se hacía, y a todo el mundo le calzaban dientes y muelas “en vivo” y sin ninguna dificultad, salvo la electricidad que sentíamos mientras el nervio se acostumbraba a la nueva condición; pero seguía vivo, informando al cerebro de lo que pasaba en la boca. Estimados amigos: NO SE DEJAN MATAR SUS DIENTES. Por más cuentos que les echen. (¿Cómo le hacen en sus países?)
RIS

No hay comentarios:

Publicar un comentario