jueves, 1 de julio de 2010

817 Un lenguaje de rendición previa

817    “LA CHISPA (25 junio 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
UN LENGUAJE DE RENDICIÓN PREVIA
   Hay muchas maneras cómo se expresa la mentalidad colonial que todavía prevalece en nuestros pueblos, y una de ellas es el lenguaje; pero no el lenguaje como símbolos sino como actitud mental y emocional. Y eso se pone de manifiesto en los juicios que establecemos entre nosotros (lo latinos) y los europeos. Excluimos a los africanos y los asiáticos porque por ellos “no damos un centavo”, futbolísticamente hablando. Es molesto cómo nuestros locutores deportivos enfocan este asunto de manera que siempre nos hacen lucir como inferiores, como derrotados de antemano, como que (aparte de Brasil) no tenemos oportunidad alguna y que si pasamos a una segunda instancia, solo se trata de suerte y que solo es cuestión de tiempo para que seamos eliminados; casi parece que se alegraran cuando algunos de nuestros representantes van siendo eliminados. Nuestros comentaristas jamás les dan la menor oportunidad teórica a los nuestros y siempre se decantan por los equipos europeos. En el presente mundial están perplejos por lo que está pasando, y todas sus baterías de elogios han tenido que esperar. No pueden digerir el hecho de que Chile, Paraguay, Uruguay y México hayan llegado a los octavos de final. O el fiasco que se llevaron con la eliminación del equipo “de las barras y las estrellas”.
      Hay un grupito de países por los que nuestros comentaristas sienten adoración fetichista: Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, España, Suecia y, por sobre todos, Holanda. “La premier league, la mejor liga del mundo”, esa es la forma como siempre se refieren al fútbol inglés. No sé si les pagan por decir eso, o si solo se trata de un servilismo injustificado (mente colonizada), pues los británicos, aparte del mundial que se “robaron” en 1966, nunca han hecho nada en el fútbol; ni siquiera son campeones de Europa, ni de ninguno de los torneos intereuropeos. Entonces, ¿cómo es que para nuestros locutores forman la mejor liga del universo? Mientras que se ensañan en críticas mordaces en contra de los equipos latinos, solo elogios pronuncian a favor de estas vacas sagradas del fútbol europeo. Todos los superlativos se les agotan o quedan cortos cuando se refieren a la liga británica, española o italiana. ¿Y no son todas ellas nutridas por lo mejor de lo mejor de Latinoamérica? ¿Por qué, si son tan buenos, tienen que contratar infinidad de jugadores de los nuestros? Si la Italia sin latinos (el Inter) fuera tan buena, no habría hecho semejante papelón.
       ¿Y qué pasó con la Francia del tal Tití y su mano del Diablo? ¿No era esa “potencia” otra de las mimadas de nuestros locutores? ¿No la consideraban como una segura candidata al título, por encima de sus modestos compañeros de grupo (Paraguay, N.Z. y Eslovaquia) por los que ninguno de nuestros locutores les daba ni la menor posibilidad? Nuestros “europeizados” comentaristas decían a coro: “Italia, Eslovaquia y talvez N.Z o Paraguay”. Si Paraguay o México se hubieran clasificado como Francia, con un acto de deshonestidad criticable (la mano de Tití), nuestra prensa los hubiera crucificado; pero como se trataba de Francia, solo hicieron la mención del hecho porque este salió en todos los diarios y televisoras del mundo.
Cuando nuestros locutores se refieren a Alemania, siempre lo hacen en los términos más exagerados que encuentran en sus repertorios de apologías: “La todopoderosa Alemania, el poder de la Bundesliga, los tricampeones, los seguros clasificados, la invencible escuadra teutónica” y todos los epítetos más “cepillistas” que se pueda imaginar. Siempre dan por descontado que clasificará y estará en la final. Así que cuando Serbia le peló el fondillo la potencia germana, nuestros locutores se quedaron mudos, pues ellos establecen una correlación política, militar y económica con los posibles resultados futboleros. Solo Brasil continúa siendo el gran enigma para nuestra gente de radio y televisión; siguen sin explicarse ese fenómeno producido por un país tercermundista que tiene CINCO COPAS.
      Y si se trata de España, todos se salen de foco para atribuirle a la madre patria los más desmedidos elogios, a tal punto, que la han calificado como segura candidata a ceñirse el título mundial; es más, daban esto por seguro hasta que Suiza se jaló la “torta” de ponerles los pies en el suelo y desnudar todas las aparentes maravillas que no eran más que falsa propaganda. Ya lo habían hecho los Estados Unidos en ese mismo lugar, pero prefirieron ignorarlo, o considerar que solo era un pequeño inconveniente.
       Suecia con su “súper genio” Ibrahimovic se les quedó por fuera y quedaron desolados. Entonces volcaron toda su batería de elogios y lenguaje servil hacia la deslumbrante y maravillosa Holanda, la Naranja Mecánica, los Tulipanes, los magos, lo mejor de lo mejor. ¿Es esto malo? Desde luego que no. Es normal reconocer lo bueno; pero lo que es negativo es el malinchismo que aplican en contra de los nuestros. Un periodista de televisión manifestó su antipatía por Honduras, haciéndonos saber que se alegraba por las derrotas de esta. Nada positivo dicen de México, Chile, Paraguay o Uruguay y sus posibilidades. Solo expresan su asombro por lo “lejos que han llegado”, es decir, un lenguaje derrotista a la larga. Solo Brasil y Argentina escapan de esa clasificación mediocre que establecen nuestros comentaristas; Uruguay les merece un poco de respeto porque después de todo, posee CUATRO COPAS. Dos olímpicas y dos mundiales.
      Está bien tener ciertas reservas en cuanto al potencial de nuestras selecciones, pues sabemos lo inconstantes que somos; pero de ahí, a menospreciarlas abiertamente, hay una gran diferencia. Y en cuanto a los elogios serviles hacia los europeos, deberían ser un poco más recatados; incluso más “nacionalistas” desde el punto de vista de ser americanos. Cada uno de los nuestros es un hermano por cuya gloria debemos pedir y sentirnos orgullosos. Yo me siento feliz, primero por Brasil, mi gran candidato; luego por Argentina, Uruguay, México, Paraguay, Chile y Honduras. Incluso por los gringos, que no son santos de mi devoción, pero que son “amerricanos” postizos. Señores comentaristas, deberían variar su lenguaje y ser más localistas. No tengan miedo a perder, manifiesten sus sentimientos. No quieran ser tan “imparciales”.
Futboleramente
RIS

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