jueves, 22 de julio de 2010

461 Las frases hechas

461 “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA FRASES HECHAS O TÓPICAS

          Los lugares comunes constituyen uno de los problemas básicos de aquellos que se dedican a escribir; sobre todo, si estos tienen algún interés en las cuestiones estilísticas y en el deseo de mejorar. Nadie está a salvo de los tópicos porque estos sirven de relleno muy práctico y, además, son sencillos y abundantes. Y más importante todavía, es el hecho de que muy pocas personas se dan cuenta de ellos cuando leen una novela emotiva o una información de la prensa. Y es el campo del periodismo, en donde se escribe a destajo, en donde es más necesario utilizar todas aquellas formas que faciliten el trabajo. Sin embargo, eso no significa licencia para abusar de las “frases hechas” hasta el punto de incurrir en la majadería repetitiva o el ridículo.
      Es difícil salvarse de “el frío o la mirada glacial”, “el sol primaveral, o diametralmente opuesto”. ¿Y qué pasa con “la negra noche”? O la “pena infinita”, el “dolor insoportable”, “el sufrimiento espantoso” o “el calor infernal”. Son muletillas con las que se pretende darle énfasis o elegancia a lo que escribimos, pero como son tan utilizadas por todos, terminan por carecer de significado diferencial o estilístico. Las frases hiperbólicas como “ríos de sangre”, “vientos huracanados”, “baños de sangre”, “sudando a mares” o “dolor insoportable” terminan por no decir nada cuando se abusa de ellas. Lo mismo pasa con “la peor pesadilla”, “el máximo esfuerzo”, “dieron todo lo que tenían” o “pasión desbordante”. Y ni qué decir de aquellas frases acuñadas para describir accidentes de tránsito, en donde siempre utilizamos “amasijo de hierros”, “hierros retorcidos”, “brutal impacto” o “destino fatal”. ¿Y qué nos dicen de: “El voraz incendio”? Todos los incendios son “voraces”. No hay incendios ahítos. ¿Se han dado cuenta? No parece existir otro calificativo periodístico para los incendios. “El cielo estrellado”, “Barco sin timón”, “La primavera de la vida”. Los tópicos son muy útiles, sobre todo con la masa que lee los periódicos sin pensar en cuestiones gramaticales o estilísticas no solo porque no las entienden, sino porque su interés está en la noticia y su impacto emocional. “La agonía de la derrota”. Pero la tendencia a utilizar frases hechas no solo es cuestión de los periodistas sino que abarca todos los campos del quehacer humano. ¿Y por qué? Porque son fáciles. Algo así como el arroz con pollo, que salva a las amas de casa en todos los problemas culinarios. Ese platillo es “Doña Toda”. Todos sabemos lo difícil que es tratar de ser originales cuando carecemos de ese don.     
        Escribir no es una aptitud de todos, y ser buen escritor, mucho menos; pero ser singular es una prerrogativa de muy pocos. Por lo tanto, tenemos que resignarnos a ser lo que somos, pero eso sí, tratando de evadir aquellos lugares comunes que sean demasiado evidentes. La sencillez suele ser la clave para salvarnos de incurrir en esa tendencia. Si no se tiene la habilidad y la cultura necesaria, estas no se pueden sustituir con diccionarios. El “toque” es algo que se tiene o no. Casi todos nos debatimos en esa penumbra, y solo unos pocos son aquellos que tienen el privilegio de la creatividad. Pero eso no quiere decir que nos rindamos y nos dediquemos a escribir o hablar (locutores) de esa forma cajonera que termina por fastidiar a los oyentes o lectores.
       Cuando los norteamericanos y rusos lograron aquel primer encuentro espacial, a alguien se le ocurrió bautizar esa hazaña con el nombre de “Rendez-vouz”, y eso fue fatal. A partir de allí, miles de periodistas llegaron a hartarnos con la dichosa frasecita que terminó por convertirse en algo molesto. El paseo de los astronautas se transformó en una pesadilla lingüística. Lo mismo pasa con el fútbol: “sacando marcas”, “buen tratamiento del balón”, “línea de tres o cuatro con enganche”, “un falso delantero”, “cambio de costado”, “encimando”, “filtrar el balón al área” y mil disparates más que terminan por no significar nada. Las repiten tanto, que se convierten en tópicas, y el aficionado nada saca de los análisis o narraciones en donde las meten a cada rato. “Achicar la cancha” es algo imposible e inexplicable. Y ni qué decir de las frases célebres como “Lo que pasó atrás ya no cuenta”. ¿Sería Domenech el que la dijo? ¿O talvez Maldini? “Todo es cuestión de mentalizarnos”. Frase cuyo oscuro significado nunca he podido entender, pues si solo se tratara de algo que tiene que ver con la mente, los tibetanos podrían ser campeones mundiales en lo que sea. Además, ¿por qué nuestros locutores creen que el arte de narrar consiste en no parar de hablar? Aunque solo sea majaderías aburridoras. Ya sea en fútbol o cualquier noticia, la gente de prensa supone que tienen que rellenar todo el espacio con el ruido de su voz; y no dan tiempo para el análisis personal de cada ciudadano. Quieren imponer su “punto de vista” sobre el de los que escuchan, y pretenden dar cátedra en un país en donde hay cuatro o cinco millones de técnicos en fútbol. “La gloria del triunfo”.
       Pero el más novedoso y abundante de estos lugares comunes utilizados por la televisión es: “SECTOR”. “Aquí, en el sector de la Sabana”, “En el sector de Quepos”, “En el sector de Sardinal”, “En el sector de Moravia”, “En el sector del Pacífico”, “En el sector de la Zona Sur”, “En el sector del Hospital”, “En el sector del helicóptero en el cual vamos” y así hasta el infinito. El comodín sector los libera del esfuerzo de buscar términos más adecuados. Sector se convirtió en un genérico que puede rellenar todos los huecos que la falta de imaginación deja en los profesionales de la información “en vivo” desde los diferentes “sectores” del país. Sector es como la Pomada Canaria de los locutores de televisión. “El sector de la Asamblea Legislativa”. Deberían tratar de activar el “sector” del cerebro en donde reside la habilidad para hablar.
       Claro que las frases hechas facilitan nuestro trabajo de escritura o locución, pero también es cierto que son monótonas y pueden llegar a incomodar a los que nos leen o escuchan. La zona, la parte, el cantón, la provincia, el municipio, el área, el espacio, la región son algunos de los sinónimos que podrían utilizar en lugar de “sector” en sus descripciones. O simplemente: “desde aquí”. Eso es más original, aunque nadie sepa dónde diablos es “aquí”.
         Desde el “sector” de Vasconia, con afecto.
                                                                            RIS

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