lunes, 5 de julio de 2010

373 Un subdesarrollo planificado

373    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL SUBDESARROLLO PLANIFICADO

     ¿No les llama la atención que ningún país latinoamericano se aproxime en desarrollo ni al más atrasado de Europa? Allí hay países que ni siquiera tienen tierra, minúsculas caricaturas de una nación; sin embargo, todos son ricos, bellos, bien organizados, cultos, industrializados y capaces de producir de todo, aunque no tengan nada en su subsuelo. Suiza no es más que un montón de picos nevados y suelo pedregoso; Holanda le ha quitado la mitad de su territorio al mar. Los monaqueños (monegascos, dicen los que saben de gentilicios) viven a expensas de un casino, y lo hacen a cuerpo de rey. Y por ahí andan Bélgica, Dinamarca, Andorra, Liechtenstein, Chipre, Malta, las Islas Feroe y Luxemburgo, países que todos juntos caben en la superficie de Honduras y sobra campo. Y ¿cómo es posible que todos ellos sean países desarrollados, ricos y respetados?
      ¿Qué no harían los noruegos o los suecos si les dieran el territorio argentino? ¿Qué no harían los japoneses si cambiaran de lugar con los mejicanos? Nosotros tenemos de todo, incluso climas de eterna primavera; agua, tierras, petróleo y cuanta cosa crearon los dioses para servicio del hombre. Por desgracia, también tenemos las OLIGARQUÍAS, a las cuales NO podemos comparar con los jefes tribales del África o con el habitante medio de ese continente en el tiempo cuando se dio la invasión europea y el comercio de esclavos. Pero la situación es semejante en el fondo del problema latino. Cofradías de desgraciados vendepatrias que, con tal de estar bien ellos y sus familias (y en general su grupo) siempre han estado dispuestos a negociar con los explotadores extranjeros lo que sea; incluso la soberanía de nuestros pueblos.
Esta clase parasitaria y sin consciencia social, es endémica a lo largo y ancho de la América Latina; bien organizada y profundamente solidaria con sus congéneres de grupo, como las bacterias y las alimañas, son los rescoldos modernos de la Colonia; los extranjeros que a fuerza de nacer aquí, tuvieron que admitir que eran americanos. Estos son los que, en contubernio con los europeos primero, y luego con los gringos, han sido los artífices del subdesarrollo que vivimos y que nos amenaza con eternizarse. Esta clase que desde la Independencia se adueñó de los gobiernos de nuestros países, es la que ha hecho que a cambio de ciertas garantías ofrecidas por los países imperialistas, estos se hayan apoderado y explotado nuestros recursos a cambio de míseros jornales. Europeos y gringos han saqueado nuestros recursos a placer, y para eso, solo ha bastado garantizar a las Oligarquías criollas su permanencia en el Poder, incluso a punta de bayoneta y con las cañoneras yanquis en las costas de nuestros puertos. Este panorama parece una cuestión fortuita, producto raro pero legítimo de nuestra accidentada historia. Pero la explicación no resulta tan simple: nuestro subdesarrollo no es producto del azar ni el resultado de experimentos sociales aleatorios. Es algo bien organizado, meditado y que corresponde a un plan imperialista de vasto alcance, el plan del milenio yanqui. Y para realizarlo, no han tenido que hacer mucho esfuerzo, pues siempre han contado con los colaboradores obsecuentes que forman esa legión de quintacolumnistas criollos que hay en todos nuestros países: las OLIGARQUÍAS. Estas se han conformado con muy poco en realidad, pues en lugar de convertirse en banqueros internacionales o industriales de proyección mundial, se conformaron con ser productores de materia prima y de monocultivos que todavía abundan por todo el mundo. Es decir, se vendieron y vendieron a sus pueblos a cambio de casi nada: la garantía de ser perpetuados en el poder y cierta seguridad de que les comprarían sus productos agrícolas a “precios de mercado”, y todos sabemos lo que eso significa.
      Con ese esquema, el Imperio se aseguró dos cosas: que NUNCA seríamos sus rivales industriales, y que JAMÁS dejaríamos de ser productores de materia prima y mano de obra barata. Economías precarias de subsistencia, que garantizan una total dependencia política, comercial y cultural de los Estados Unidos, Europa y Japón. ¿Se imaginan ustedes lo que sería que Venezuela desarrollara una verdadera industria de productos derivados del petróleo? Una vasta industria de los cientos de miles de artículos que se manufacturan a partir del petróleo. Es por eso que le temen a Hugo Chávez y a cualquier individuo que trate de encausar estos maravillosos recursos hacia el desarrollo real de las industrias nativas. ¿Se imaginan lo que sería un núcleo industrial formado por Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Chile y Paraguay con un gran Mercado de Consumo Interno debido a que sus ciudadanos tengan salarios decentes que les permita “gastar plata”? Allí hay de todos los recursos imaginables; lo único que falta son los CONSUMIDORES con dinero para lograr el milagro total. Pero eso es lo que menos quieren los gringos, europeos o japoneses. Seríamos una competencia colosal; o por lo menos, no seríamos un mercado cautivo mediante tratados como los TLC.
       Es por eso que decimos que nuestro SUBDESARROLLO no es una fatalidad irreversible del destino, sino un plan norteamericano bien orquestado con la complicidad (¿inconsciente?) de las OLIGARQUÍAS criollas de nuestros países. Para cualquiera que tenga un gramo de sesos, debe serle claro que lo que menos les conviene a los gringos es que logremos algún desarrollo que nos ponga, como a China o Europa, en ruta colisiva con los intereses financieros y comerciales de ese Leviatán conocido como los Estados Unidos. Ellos harán todo lo posible, con todas las armas que tienen, por impedir nuestro despegue industrial, comercial y cultural; otra cosa, sería hacerse el haraquiri económico. Y para mantener ese estado de inmovilismo, cuentan con las Argollas económicas de cada nación latina. Piense bien ciudadano, que ahí es donde empiezan todas las grandes revoluciones de la historia. Repito: nuestro desarrollo no depende de otros. Es más, esos otros harán hasta lo imposible por evitarlo; así que no se engañe creyendo que con trataditos vamos a salir del foso donde estamos. En estos oscuros tiempos no hay cabida para los ingenuos.
RIS.

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