martes, 27 de julio de 2010

477 Los mitos de la empresa privada

477    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LOS MITOS Y REALIDADES DE LA EMPRESA PRIVADA

El objetivo de toda empresa humana es hacer dinero a como dé lugar. Eso está en la naturaleza codiciosa del hombre, y tal instinto le es tan inherente como el color de la piel y la necesidad de comer y beber. La avaricia no conoce límites y es capaz de hacer que el hombre (rico o pobre) llegue hasta el fondo de la inmoralidad con tal de obtener beneficios. Ese es el postulado básico de la “libre empresa o empresa privada”. Ahora bien, ¿es malo esto? ¿Es bueno? Eso depende. Desde siempre, hombres aventureros y decididos se han embarcado en todo tipo de negocios con el fin de hacer fortuna; incluso han arriesgado sus vidas, y miles de ellos la han perdido en ese afán. Esta, pues, es una clase especial de gente que merece consideración, pero NO prerrogativas sobre los demás ni a costas de las clases trabajadoras. Ya es suficiente ventaja la astucia de la que han sido dotados para ejercer su despiadado oficio. Por lo tanto, el Gobierno tiene la OBLIGACIÓN de proteger a los débiles y pobres de la codicia ilimitada de los miembros de la “Clase Empresarial”. El Estado debe ser el fiel de la balanza social; esa es la teoría del equilibrio.
La libre empresa ES NECESARIA pues quienes la ejercen son hombres que “saben qué hacer”. Son imprescindibles como motores sociales que ponen en marcha la economía de un país; es gente que se arriesga y sabe cómo hacerlo. Pero hasta ahí. No son una clase de dioses ni tienen privilegios especiales sobre el resto de sus conciudadanos. TAMPOCO DEBEN ESTAR POR ENCIMA DE LA LEY ni servirse de esta como si fuera una herramienta más en el arsenal de recursos que poseen para realizar sus negocios. Ellos son tan útiles como los trabajadores y otros grupos productores de riqueza, pero no son intocables ni dueños absolutos de todos los beneficios que resultan de la actividad creativa y laboral de los pueblos. Un empresario es un factor de progreso, y como tal se le debe valorar. Pero entre ese derecho como trabajador y productor de bienes y servicios, y la impunidad para apoderarse de toda la riqueza que produce la sociedad, DEBE EXISTIR UNA CLARA SEPARACIÓN que la ley tiene la obligación de marcar.
Es en este punto donde empiezan las asimetrías que se dan en los países en donde el capitalismo (empresa privada) se ha adueñado de todos los mecanismos del Poder. En una sociedad en donde el Presidente, los Ministros, Diputados y Jueces pertenecen a la clase capitalista o han sido financiados por esta, la teoría del equilibrio se resquebraja y todas las ventajas pasan a ser patrimonio de los ricos. Son estos los que dictan y crean todas las leyes que considera oportunas para incrementar sus ingresos desmesuradamente, sin importar cuánto daño les puedan hacer a las clases trabajadoras o intermedias que viven de su salario o pequeños negocios. Cuando los potentados tienen la capacidad de hacer que se apruebe una “Ley de Inquilinato” que les da todas las ventajas a los dueños de las propiedades, estamos ante un abuso del Poder. Cuando nadie le pone freno u orden a las alzas de precios determinadas solo por los comerciantes, estamos no solo ante un abuso del Poder, sino ante la displicencia de un gobierno cómplice al que nada le importa el pueblo al cual representa, según la teoría. Cuando el Estado títere declara medidas unilaterales que solo van en beneficio de la clase poderosa, como la DEVALUACIÓN, estamos ante un crimen que solo tiene un beneficiario: la clase capitalista con sus múltiples rostros.
La empresa privada es tan útil como cualquier otro grupo social, pero como está conformada por hombres egoístas, codiciosos, insensibles y avaros, debe ser controlada por mecanismos legales que le marquen (con libertad de acción) cuál es el ámbito dentro del cual se pueden mover dentro de una sociedad justa. Y es ahí en donde interviene EL GOBIERNO, pero uno de verdad. Responsable no solo del beneficio de la clase capitalista sino de todos los habitantes de la nación. Un régimen con poderes INDEPENDIENTES y de extracción popular que vele por los intereses de TODOS. Como en tantas otras naciones capitalistas en las cuales se respetan y protegen los derechos de la clase obrera porque, sin esta, los empresarios no existirían. “Libertad Empresarial” NO equivale a patente de corso para expoliar al pueblo.
Es aquí en donde falla la ecuación mágica en nuestros países, y es la razón por la cual NUNCA podremos salir del tercermundismo, pues mientras no haya una clase obrera con gran poder adquisitivo para crear un poderoso mercado interno, nuestros empresarios tendrán que depender de que alguien les compre en el exterior. Con una clase obrera miserable, nunca habrá progreso general, solo de los capitalistas. Y eso no solo es injusto sino estúpido si lo analizamos con cuidado. Si el pueblo asciende de nivel, los empresarios también lo harán, puesto que ellos siempre han sido y serán como el aceite sobre el agua. La solución permanente no es explotar desaforadamente al pueblo, sino crear el equilibrio necesario para que todos participen de la riqueza nacional generada por todos. El enfoque del capitalismo salvaje está errado, pues si el parásito mata al huésped, con él termina su propia vida. Es lo que está pasando con los precios de la gasolina en los Estados Unidos. Es tanta la angurria de las petroleras, y tanto el abuso con su misma gente, que están llevando a ese pueblo a la desesperación; y cuando lleguen al límite, el desplome del Imperio se producirá desde sus mismas entrañas. Sin la intervención de bin Ladden, Al Qaeda, Chávez, Corea, Cuba o Irán.
Nuestros gobiernos deben tomar decisiones sanas, aunque eso implique malquistarse con los sectores recalcitrantes de la “Empresa Privada”, quienes suponen que solo ellos tienen todos los derechos. Por el bien de todos, incluso de estos, el Estado debe tomar ciertas medidas que conduzcan al equilibrio necesario para que la Economía funcione, como en tantos países que nos dan ese ejemplo de madurez empresarial que los ha conducido a colocarse entre las naciones económicamente privilegiadas. Sin abusos de la Empresa Privada. Sin odio en las clases desposeídas. En equilibrio, como Taiwán, Suiza, Suecia, Islandia o Noruega. Si no lo hacemos a tiempo, nos espera el caos en donde ninguno saldrá ganando.
Fraternalmente
RIS

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