lunes, 27 de abril de 2015

624 La teoría de la conspiración



624   LA CHISPA   
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN… Y LA REALIDAD
            Aunque es muy fácil dejarse llevar por el pánico y caer en el alarmismo y las teorías de la conspiración farmacéutica, es necesario conservar la calma (aunque con miedo) y hacer un análisis sereno de la situación.  Sin exageraciones y sin politización.  Eso es lo que demanda la situación.  Sin embargo, la Internet nos satura con tanta información, que es imposible dejar de establecer relaciones entre lo que está pasando ahora y las otras olas de terror que han venido del mismo origen: Estados Unidos.   Allí nació el cuento de las armas químicas y biológicas que poseía Satán Hussein y que ponían en peligro la seguridad de “Amerrica (USA) y del mundo.  Y el hombre que siempre estuvo detrás de ese thriller fue Donald Rumsfeld, el mismo que, según la Internet es uno de los principales accionistas de la casa farmacéutica Roche, una de las que fabrica el antigripal que combate la fiebre porcina.  Se nos dice que la dosis necesaria para prevenir la infección o producir la cura, cuesta alrededor de $90 dólares.  Y si consideramos que a raíz de la alarma se podrían producir y consumir unos mil millones de vacunas de esas, la Roche y las otras farmacéuticas podrían embolsarse nada menos que NOVENTA MIL MILLONES DE DÓLARES.  Semejante cantidad hace más que posible prescindir de cualquier escrúpulo moral, ya que después de todo, la gente solo es un “recurso renovable” abundante. Así como el valor del petróleo de Irak justificó, con alarmas semejantes, la destrucción de dos países (Irak, Afganistán) y la ejecución de casi UN MILLÓN de seres humanos.  Hay un cierto paralelismo, y Rumsfeld estaba detrás. 
            El hecho de que en la acción sean sacrificados miles de norteamericanos no le resta fuerza a los argumentos de la conspiración.  Mucho se ha especulado acerca de quiénes fueron los que derribaron a Las Mellizas del Trade Center.  Y allí también murieron varios miles de personas (latinos, negros y gringos) que no fueron obstáculo para que se diera la conspiración, de ser cierta.  ¿Recuerdan cómo se hizo propaganda para crear las condiciones que justificaran el exterminio de esos dos países?  Y detrás de la famosa “reconstrucción” de Irak, también estaban empresas a las que el nombre del vicepresidente Dick Cheney se encontraba ligado comercialmente: Halliburton.   Todo es negocio.  Un presidente gringo dijo: “El negocio de los Estados Unidos son los NEGOCIOS”.   Sin embargo, la mente se resiste a procesar como una verdad semejante crimen; parece imposible que seres humanos pudieran llegar hasta esos extremos de inmoralidad con tal de hacer dinero.  Pero ahí están los hechos, que cada día son más claros y evidentes.
            Estas periódicas olas de terror generadas desde los Estados Unidos, siempre han tenido resultados muy jugosos para la economía norteamericana, pero en especial, para aquellos hombres ligados con la política y las grandes empresas.  Por eso su sistema político se llama “capitalismo”.  Durante la anterior alarma, el propio Bush dijo que “podían morir millones de gringos” si no se tomaban las medidas necesarias para combatir la plaga (que nunca se dio).  No obstante, se vendieron billones de dólares en vacunas mágicas para combatirla.  Y así se ha dado una serie grande y sospechosa de acontecimientos en donde se ha manipulado el pánico.  Como en la era de la guerra fría, cuando se vendía de todo para prevenir el holocausto nuclear. 
            Ahora nos encontramos ante el más reciente capítulo de este culebrón del miedo generado en USA, y cuyos resultados prácticos van a parar a los bolsillos de las transnacionales farmacéuticas: la influenza porcina.   Pero antes de seguir, es necesario llamar la atención sobre un punto que talvez se ha escapado al análisis del público.  El negocio de la cría y venta de cerdos es un negocio BILLONARIO que se encuentra concentrado en unas pocas empresas norteamericanas, siendo la mayor de ellas la “Smithfield Foods”, la cual tiene una serie de subsidiarias mejicanas conocidas como Granjas Carroll o algo así.  Y esto es lo curioso: nadie sabe dónde se originó la plaga, no se ha hecho la autopsia de los “muertos” para asegurar que la causa de los decesos fue el famoso virus.  Tampoco se han hecho cultivos que demuestren la presencia del virus en los humanos.   Pero si este se incuba en los cerdos y produce la influenza, es lógico que comer esa carne DEBE producir el contagio.   Pero aquí viene lo mejor del thriller: antes de saber nada con precisión acerca de él, todos los cables y noticias provenientes de todos los centros de información (gringos) se apresuran, al unísono, a decirnos QUE NO HAY PELIGRO DE CONTAGIO AL CONSUMIR CARNE DE CERDO  (¿¿¿¿????).  ¿Cómo lo saben?  ¿Cómo es que una carne contaminada con un virus mortal puede ser inocua para el consumo humano?  ¡Que alguien me explique esa paradoja!  No se ha probado que ese virus produzca la influenza, tampoco que se desarrolle en los chanchos ni que se transmita al hombre por aproximarse a estos animales.  Pero ¿cómo pueden afirmar que se contagia por tocarlos o estar cerca de ellos y NO POR COMER SU CARNE?  Un negocio doble: vacunas y carnita.
            Recuerden que la venta de carne de chancho es el mayor negocio de la industria alimentaria, y que la mayoría de él se encuentra en manos de unas cuantas empresas gigantescas que bien pueden estar vinculadas por intereses comunes (teoría de la conspiración).  Así que era necesario dejar bien claro una cosa: “LA INFLUENZA NO SE CONTRAE POR COMER CARNE DE CHANCHO”.   Creer lo contrario arruinaría el negocio, y eso sí que es peligroso.  Entonces, ¿en qué quedamos?  ¿Nos engañan cuando nos dicen que la carne de cerdo con el virus es sana?  ¿O es que están protegiendo sus ingresos?  ¿Dónde esta la verdad?
            No demos cabida al pánico, pero tampoco dejemos de considerar las teoría de la conspiración, pues hay demasiado dinero de por medio.  Sea cierto o no lo del H1-N1 y la influenza, las farmacéuticas harán millones; y si es cierto o no que la carne de cerdo con virus es inocua, muchos moriremos (por el virus o no)  y las chancheras harán millones.  Y todo se olvidará hasta que haya otra crisis económica y vuelvan a montar otra novela semejante.  Pero ¿qué tal si es cierta la plaga?  Algún día podría pasarnos como el cuento del niño y el lobo. 
            Esperanzadamente
                                               RIS    E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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