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“LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica
del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
ALGO SOBRE MI LIBRO “EL ANALISIS”
Hace casi cuarenta años, por
sugerencia de unos amigos con quienes solía tener apasionadas conversaciones
sobre diversas temas sociales, empecé a escribir un mamotreto al que, en
principio, titulé como “La trampa Social”. En él fui incluyendo muchos de los temas que
tratábamos en nuestras tertulias, incluyendo los devocionales, aunque nunca fue
mi idea escribir algo exclusivo sobre eso.
Fui agrupando en capítulos toda la materia semejante y hasta ahí todo
iba bien. Pero cuando llegué al de las religiones,
este empezó a crecer de manera inesperada hasta que este alcanzó más de un
millar de páginas. Fue entonces cuando
decidí abandonar todo lo anterior y escribir únicamente sobre la Biblia, el origen de casi todas las creencias
occidentales. Algo sobre la obra más popular, venerada y duradera que hay. También fue por eso que decidí no leer ni
consultar nada que no fuera ella para que mi trabajo no sufriera influencia
alguna ni se me colara material
reciclado. En el análisis que hice, esta es la única fuente de conocimientos;
así se mantuvo prístina la corriente de información que utilicé en la
confección de mi estudio. Toda la
argumentación que propongo surgió solo de las Escrituras, sin contaminación alguna. Al
principio sentí temor, pues pensé que se trataba de un intento temerario ante una
fábula colosal que ha resistido a la Historia y a todas las tentativas que han
hecho muchos para descalificarla. Pero a
medida que avanzaba y descubría sus debilidades, llegué a convertir mi trabajo en
una obsesión. Seguí adelante no sé por
qué; sabía que nadie se interesaría en publicar algo así, que va en contra de
lo que cree en forma ciega la gran mayoría de la gente europea y americana; sin
embargo, decidí llegar hasta el final, aunque nunca fuera publicado mi libro.
Debo
decir que para ese tiempo me encontraba a la deriva desde el punto de vista de
la fe: en un mar de dudas. Cansado de todo y sin conclusión alguna. Había peregrinado por los campos del catolicismo
y protestantismo, que me parecieron demasiado dogmáticos. Luego me inscribí en el hinduismo y, a través
de este, conocí el budismo, religiones
que profesé con cierto fanatismo visceral que solo se atenuó cuando me puse en
contacto con “La Doctrina Secreta”
de Mme. Blavatsky. También me ayudaron mucho mis estudios en la
Orden Rosacruz pero, sobre todo, mis lecturas apasionadas de la obra de J. Krishnamurti, que me hicieron perder
el miedo reverencial a los mitos sectarios.
Fue entonces cuando decidí que era
necesario concentrarme solo en ese punto y desarrollarlo de manera
independiente. De esa manera nació “EL
ANÁLISIS”, un estudio irreverente
acerca de la llamada Palabra de Dios. Así
empezó a surgir una entidad producto
de mis experiencias vitales a través de las varias cofradías a las que
pertenecí en mi juventud, las cuales, paradójicamente, me llevaron al ateísmo; y
tal estado me condujo al estudio metódico y objetivo de la Biblia, pero sin atender a ningún dogma de fe, de manera irrespetuosa a la autoridad.
En mi trabajo no hay voces autoritativas de nadie, y todos los
alegatos tienen como génesis al Libro
Negro. En eso consiste su originalidad.
En el epitome de mi libro digo que con
él y otros que vendrían, los hombres terminarían por liberarse de la tiranía
del brutal judaísmo y entrarían en el reino de la razón. Ese era mi deseo y sigue igual. Sin embargo, a partir de cierto tiempo, ha
salido una serie de publicaciones que, sin aportar nada esencial a lo dicho en mi
obra, han alcanzado gran popularidad como originales. Y eso me molesta porque algunos son copiones
que, sin agregar nada que valga la pena a lo dicho en “EL ANÁLISIS”, han acaparado los méritos de este como si fueran
propios. Yo dije que esperaba que el
futuro aparecieran otros trabajos mejores y más profundos fundamentados en el mío,
en nuevos conocimientos y más clara inspiración. Es
más, invité a los investigadores a que lo hicieran y que utilizaran mi tratado
como base. Pero eso no se ha dado;
no he leído ni un solo nuevo aporte lógico o científico al estudio de la Biblia
y a los hechos que allí se señalan
como historia. Solo repeticiones de las
mismas observaciones que yo había hecho.
He visto una variedad de escritos que no solo son copias conceptuales de
mi trabajo sino que, en algunos casos, son plagios literales, con las mismas palabras
y subrayados. Adornados con voluminosas
bibliografías que nada o muy poco tienen que ver con la esencia del material
que copiaron de “EL ANÁLISIS”. Una versión en inglés es un plagio
desvergonzado que llevó a cabo un individuo de nacionalidad griega. Hay otros españoles. Todos muy alejados de la posibilidad de
aplicarles la justicia derivada de los derechos de autor. Aunque eso no significa que no estemos
trabajando en una demanda legal.
Para probar este hecho, los invito a
leer, comparativamente, las obras de un autor español y “El Análisis”. Y si al final
sienten dudas de cuál es el original, vean los
ISBN o las inscripciones del
Registro de la propiedad intelectual de mis escritos y los de ellos. Eso no se puede plagiar ni ponerle fecha a
capricho del autor o del copión. ¿Y
cómo se dio esta posibilidad? Pues muy
simple, para 1990 mi
inexperiencia con las editoriales me
condujo a cometer un serio error que un funcionario argentino de la Kier me
puso en alto relieve. Durante 1992 y 1993
envié DOCE copias enteras de mi texto
a diversas impresoras de España. También
mandé cuatro copias a otras casas mejicanas y dos a Argentina. Cuando le conté eso a este representante de
la Kier en una feria del libro realizada aquí en Costa Rica me dijo: “Jamás se envía una obra entera, pues la
está obsequiando a los cientos de plagiarios que hay en este negocio. Solo adornan su trabajo, lo retocan, cambian
palabras y el orden de los capítulos; lo llenan de una enorme bibliografía
ficticia y, ¡ya tienen un ‘original’ a partir del suyo!” Hasta entonces me di cuenta de la metida
de pata y fui a registrar el mío, el cual quedó asentado bajo el número 5208, tomo VI, folio 148 del Registro de la Propiedad de
Costa Rica el 29 de mayo de 1995. Esa es la prueba de su originalidad; si
hay otras inscripciones más viejas, quedan eximidas de este juicio de
plagio. ¿Y a qué viene toda esta explicación? Pues al hecho de que algunas personas que han
leído esos libros y el mío, me han hecho el señalamiento de su semejanza. Incluso un amigo norteamericano que habla y
escribe muy bien el español, me envió un ejemplar en inglés (del supuesto autor
griego) con innumerables subrayados en los cuales ni siquiera se tomó la
molestia de cambiar las palabras textuales que yo utilizo en “EL ANÁLISIS”. Este señor me dijo: “Ahí le envío una vulgar copia de su libro, demande a ese mother fucker”.
Ofrecí
mi manual como base para aquellos investigadores que quisieran profundizar en
el análisis de los escritos bíblicos, y que contaran con buenos y variados
equipos, pero hasta el momento, todo lo que he leído no pasa de ser la misma
temática de “EL ANÁLISIS”; nada
valioso le han agregado, solo parches y anécdotas, chabacanerías y gordas bibliografías
genéricas de donde NO pueden haber
sacado el contenido de sus remedos. Pero
al parecer, así es el mundo de la literatura y de todos los productos
intelectuales. Y para paliar algo estas
limitaciones que el mundo editorial contrapone a los escritores desconocidos,
próximamente pondré mis libros en la Internet, en copias digitales y a bajo
precio. Espero que ustedes actúen los
jueces de mi trabajo y que sea bien acogido por su valor intrínseco.
Saludos fraternales.
Ricardo Izaguirre
S. E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Nota: El libro “Al Análisis”, revisado y aumentado, YA SE
ENCUENTRA A LA VENTA en la Editorial Amazon, bajo el nombre de “LA BIBLIA SIN
ANTIFAZ”. Que lo disfruten.
Don Ricardo, yo compré el Análisis allá por el 2001 en la Universal, un libro que despertó mi inquietud sobre la religión, por lo cual le agradezco.
ResponderEliminarQuisiera saber donde conseguir en edicion física este nuevo libro, por favor.
Gracias.