jueves, 30 de abril de 2015

584 Los complejos de culpa



584   LA CHISPA      
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS COMPLEJOS DE CULPA
            Tradicionalmente hemos sido amaestrados para sentir culpa.  Incluso nuestros padres participan de esa tendencia cuando nos hacen ver lo que han sufrido por nosotros.  Lo que les hemos costado, de lo que se perdieron, de lo que se privaron o a lo cual renunciaron por criarnos.  ¡Como si alguien se los hubiera pedido!  Esa fue su decisión o carencia de responsabilidad.  Pero más cierto todavía, su ignorancia y falta de previsión.  Pero la peor institución de todas las “culpabilizadoras” de oficio ha sido la Iglesia (en todas sus facetas).  Con un mega truco espectacular, como es el supuesto sacrificio de Jesús, nos han llenado la vida de sentimientos de pecado.  “TODOS SOMOS RESPONSABLES DE SU MUERTE”.   “Jesucristo murió por nosotros”.   Pero ¿es cierto eso?  Además, nadie le pidió que lo hiciera.  De ser real la historia, esa fue una decisión que él tomó hace unos dos mil años y a nosotros nadie nos consultó; entonces ¿por qué hemos de cargar con la responsabilidad de la decisión de otros, en otro tiempo lejano?   Pero además de esta deuda del Nuevo Testamento, nos endilgan la de la Biblia, de la cual derivan que estamos metido en un “jaranón” con el Señor, pues debido a la torta que se jaló Eva, hemos quedado con una deuda impagable (como las del Tercer Mundo), de las que cada día que pasa, aumentan exponencialmente.  EL PECADO ORIGINAL” –le dicen--.  Pero ¿qué tengo YO que ver con las acciones de seres imaginarios que vivieron hace miles o millones de años?
             ¿Cuál fue en realidad el “pecado” de nuestros padres, y de qué manera el castigo al cual se hicieron acreedores se convirtió en hereditario para llenarnos de responsabilidad?  Esta majadería religiosa es inaceptable, pues según esa teoría no muy bien definida en los catecismos, no hay manera alguna de saldar esa deuda.  Mediten sobre este fraude religioso con el cual hemos sido timados durante tanto tiempo, porque ni ustedes ni yo le debemos nada a ningún dios, sin importar que Adán y Eva hayan vendido y acabado con la cosecha de los aguacates del Paraíso; o bien, que se hubieran dedicado a fornicar dulce y alegremente en los prados del Edén.  Esa fue su decisión…y pagaron dolorosamente por ella.  La obligación contraída por Adán, de ser cierta, la pagó él.  Fin del cuento.  Yavé lo sometió a todo tipo de castigos y vejaciones con las cuales canceló su deuda.  ¿De dónde salió esa aberración teológica del “pecado original”?   Del interés de las Iglesias por mantenernos atemorizados y amarrados al carro de la religión.  Ese complejo de culpabilidad que las religiones derivadas de la Biblia pretenden crear en el hombre, no es más que una de las tantas patrañas urdidas por curas y pastores, pues los rabinos no hablan de esas majaderías que son exclusivas del llamado cristianismo en sus dos versiones.  Así que sin comerla ni beberla, nos han convertido en deudores de una cuenta monstruosa.  Nos han hecho creer que nacimos en pecado, del pecado y por el pecado.  ¡Vaya disparate! 
            La culpa es el elemento más destructor de la personalidad; y cuanto más culta es la persona y cuanto más minuciosamente analiza sus complejos, más sufre y se espanta.  Medite en esto: los salvajes no sienten remordimientos, pues estos son producto de las influencias intelectuales que se han encargado de definir el Bien y el Mal de la manera más absurda: desde el punto de vista de la Religión.  Vea usted lo inútil que es pensar en cosas que no puede resolver ni enmendar; ¿de qué le sirve?  ¿Por qué torturarse con ellas y cargarlas para siempre?   Si  le reprochan su conducta, estúdielas y corrija el rumbo que lo puede llevar a ahogarse en ese pantano.  De lo contrario, viva feliz su vida, sin importarle nada que no sean sus intereses y beneficio, pues la felicidad NO se deriva de ser “bueno”, sino de no sentir culpa.  Con una simple regla puede marginarse de esos complejos: “No le haga a nadie lo que no quiera que le hagan a usted”.  Eso es todo.  Olvídese del “pecado original” y de todos esos cuentos que lo han convertido en un pusilánime que se priva de muchas cosas lindas de la vida, solo por esos miedos subconscientes producto de la “educación” religiosa.   Si admite en su mente la culpa, JAMÁS vivirá tranquilo, pues esta es de los peores inquilinos que se alojan en el umbral de la consciencia.  Lo repito por enésima vez: cada uno de nosotros es lo que ES, y no vamos a cambiar ni a purificarnos por estar sintiendo pena por cosas que ya sucedieron ni, mucho menos, por fantasías o inventos religiosos.  Recuerde que perdón significa olvido, pero como nadie olvida una ofensa, no existe el perdón.  Así que NO se preocupe porque lo perdonen.  Los “arrepentimientos” solo sirven para darles ventajas a los de afuera.  Lo que usted hizo, ya lo hizo y nada puede hacer para borrarlo.  Así que deshágase de sus pesadillas acerca de lo irremediable; nada gana con eso, solo torturarse inútilmente.  El análisis solo sirve para evitarlo en el futuro, pues si quiere vivir de acuerdo con la regla de oro, deberá evadir las acciones que lo lleven a la incómoda posición de sentirse mal con usted mismo, pues esa es la única clave de la felicidad: tener paz interior, la cual es imposible si continuamos con los sentimientos de “pecado”. 
            No pretenda reparar lo que rompió en los sentimientos de los demás: no se puede, pues todo intento no será más que un remiendo, más o menos bueno, pero un remiendo.  Aprenda a vivir sin culpa.  Sin usted es “malo” siga siéndolo sin remordimientos, pues NUNCA dejará de serlo; pero sí puede deshacerse de ese lastre que de nada sirve.  Sea un malo “honesto” con usted mismo, y congruente con la opinión real que de usted tienen los demás.   Y si usted es “bueno”… (es una broma… NO HAY buenos).
            Reconocer públicamente que usted es “malo” y ofrecer disculpas es un acto de rendición (a menos que sea fingido) que solo le da armas al enemigo: esposa, marido, hijos, padres, vecinos, jefes o lo que sea.  Es ponerse en sus manos para que lo sigan chantajeando afectivamente por el resto de su vida.  El primer paso para librarse de CULPAS es aceptarse como es; no pretenda creer que usted es de los buenos y arrepentidos que van al cielo.  No se enliste en el lugar que no le corresponde solo porque le agrada.  A todos nos enloquece la idea de ser de los buenos de la película.  Admita lo que ES y trate de sacar las mayores ventajas de ese estado.  Solo así podrá ser “feliz”.                                             
                        Fraternalmente
                                               RIS                            E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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