viernes, 15 de mayo de 2015

658 Como en los viejos tiempos del "big stick"



658     LA CHISPA                       
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS DEL “BIG STICK”
            Parece una pesadilla de Kafka, pero está sucediendo en la realidad del siglo XXI: los orangutanes hondureños han pisoteada la voluntad popular de una nación.  Con la misma falta de imaginación que en el pasado, ni siquiera han logrado crear una dialéctica justificativa para su barbarie y atropello.  Siguen siendo tan estúpidos como siempre, y nos retratan de cuerpo entero qué cosa es ese parásito dañino que sigue larvado dentro de todas las sociedades latinoamericanas, solo esperando el momento adecuado para pisotear a sus pueblos bajo cualquier pretexto u orden que provenga de los centros de Poder mundial.  Porque una cosa es segura, esa determinación NO LA TOMÓ ningún “general-chimpancé” del circo criollo.  Todos sabemos de dónde se giró la orden: del mismo punto desde donde se originó el crimen contra Allende y el pueblo chileno, que tuvo que sufrir el horror de uno de esos sátrapas impuestos desde el Norte bajo la consigna sacrosanta de velar por la “democracia” made in USA. 
            Tan torpes como siempre, estos animales no tienen ni siquiera la más remota idea de lo que es la democracia o el respeto a la voluntad popular.  Bestias entrenadas en los cuarteles en donde les castran cualquier indicio de inteligencia y les implantan un programa militar de idioteces para ser puesto en práctica en un mundo en donde no tienen cabida.   La época romántica de los ejércitos nacionalistas terminó con Sandino, el último de los generales que dirigió a sus hombres en contra de un enemigo FORÁNEO, BRUTAL Y ASESINO.   A partir de allí estos fósiles, malos recuerdos de una época que creíamos ida, solo han servido para que las Oligarquías criollas, cada vez que se sienten intimidadas, los utilicen para violentar el orden constitucional.   Y eso es lo que han hecho en Honduras.  De un solo zarpazo han echado por tierra todo lo que se había logrado en los últimos treinta años.  Volvimos a la era de Carías, Tacho Somoza, Duvalier, Trujillo, Pinochet, las Juntas de Argentina, Brasil y El Salvador.   A la época de Castillo Armas, el adalid “demócrata” de la United Fruit Company.   El crecimiento de la verdadera democracia popular que se viene dando en varios países latinos, es algo que tiene espantadas a las oligarquías criollas del continente; y como ya sabemos, estas tienen su caja de resonancia en el sitio de donde partió la orden para derrocar al PRESIDENTE CONSTITUCIONAL  de Honduras.
             Las parasitarias oligarquías de América están felices, esperando el respaldo (ya sabemos de quién) para continuar la escalada democratizante en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y cuanto país o régimen muestre algún grado de consideración hacia sus propios pueblos.   Cualquier gobierno que se aparte de la línea de explotación de las transnacionales y las Argollas criollas, es seguro candidato a sufrir lo mismo que Honduras.  Y a nombre de la “Democracia y el Orden Constitucional”.   Los Homus estupidus del ejército hondureño están felices: han vuelto a salir en la prensa, televisión y radio, y son los nuevos protagonistas que han hecho su “comeback” bajo el ala protectora de quienes todos sabemos.   Esa gente es tan ignorante que es incapaz de saber qué cosa es la democracia o la constitucionalidad.  Y sus luces no les dan para pactar ventajosamente y con seguridad con las oligarquías nacionales.  Por lo tanto, lo único que puede haberlos movido a semejante atropello contra la sociedad hondureña, es la garantía y la promesa de respaldo de quienes siempre lo han hecho a lo largo de casi todo el siglo pasado: la palabra del respectivo pretor yanqui.  Las bestias peludas de Honduras le han dado una cachetada brutal a toda la sociedad occidental, la que, al compás de las nuevas políticas de entendimiento, suponía que tal vandalismo ya era cosa juzgada en el traspatio gringo.  Pero… ¡vaya sorpresa la que nos ha dado la soldadesca catracha!
            Para estas hordas de irracionales la democracia NO ES LA VOLUNTAD POPULAR.  Ellos no pueden entender ese supremo ideal, pues para animales acuartelados, entrenados para matar, violar e irrespetar bajo la torpe consigna de que “son órdenes”, no es posible que tales ideas tengan algún significado.  Solo son jaurías utilizables por parte de las Oligarquías latinas.  Ese fue su origen y propósito y, desde el principio, les anularon toda forma de raciocinio hasta convertirlos en salvajes incapaces del menor ejercicio de reflexión.   La acción de estos bárbaros no se debió a que consideren que el Congreso representa la Ley; tampoco a que tengan algún entendimiento sobre la democracia o los intentos que tenía el presidente hondureño de cometer una violación seria de esta.   A la oscura caverna del cerebro de los militares no llegan semejantes sutilezas.
            Los militares son la peor lacra que nos dejó esa siniestra época; es la herencia dolorosa que nos queda de ocho decenios de brutalidad impuesta y respaldada por los gobiernos de la Casa Blanca.   Es un rastro sangriento que se ve a todo lo largo y ancho de nuestra América Latina.   Hombres bestiales a los que se les ha eliminado todo vestigio de consciencia, bondad o reflexión; máquinas criminales entrenadas para asesinar a sus propios pueblos, pues bien sabemos que jamás han luchado contra fuerzas iguales extranjeras; son animales aptos solo para asesinar a sus indefensos connacionales.   Ya sabemos quiénes están detrás del golpe, y aunque el presidente de USA haga declaraciones esperanzadoras, nadie allí moverá un dedo para revertir el proceso.  Solo el pueblo hondureño tiene la palabra.   Y el resto de Centroamérica debería establecer un boicot completo a los burros que ahora detentan el poder.  Cierre completo de todas las fronteras con Honduras, hasta que devuelvan el poder y pidan perdón a la comunidad internacional.  No debemos tolerar el retorno de la Historia a los tiempos de Teodoro Roosevelt, Woodrow Wilson, Reagan, Bush, Truman y otros.  Es seguro que si alguien se atreviera a hacer lo mismo con el presidente de Colombia, al día siguiente estarían las fragatas yanquis frente a las costas de ese país.  Y ¿qué pasaría si le dan ese golpe a Hugo Chávez o a Evo?  Contaría con el apoyo incondicional de la Casa Blanca.   Sería un “acto legítimo para salvaguardar la democracia”, como el de Honduras.  ¿Cuestión de dialéctica?  ¿Cuál es la doble moral que se utiliza en estos casos?  Toda la América debe romper relaciones con los simios y monigotes hondureños.
            Con verdadero pesar y vergüenza                                 
                                                                  RIS                      E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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