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“LA CHISPA”
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS DEL “BIG
STICK”
Parece
una pesadilla de Kafka, pero está sucediendo en la realidad del siglo XXI: los
orangutanes hondureños han pisoteada la voluntad popular de una nación. Con la misma falta de imaginación que en el
pasado, ni siquiera han logrado crear una dialéctica justificativa para su
barbarie y atropello. Siguen siendo tan estúpidos como siempre, y nos retratan
de cuerpo entero qué cosa es ese parásito dañino que sigue larvado dentro de
todas las sociedades latinoamericanas, solo esperando el momento adecuado para
pisotear a sus pueblos bajo cualquier pretexto u orden que provenga de los
centros de Poder mundial. Porque una
cosa es segura, esa determinación NO LA
TOMÓ ningún “general-chimpancé” del circo criollo. Todos sabemos de dónde se giró la orden: del
mismo punto desde donde se originó el crimen contra Allende y el pueblo chileno, que tuvo que sufrir el horror de uno
de esos sátrapas impuestos desde el Norte bajo la consigna sacrosanta de velar
por la “democracia” made in USA.
Tan
torpes como siempre, estos animales no tienen ni siquiera la más remota idea de
lo que es la democracia o el respeto a la voluntad popular. Bestias entrenadas en los cuarteles en donde
les castran cualquier indicio de inteligencia y les implantan un programa militar
de idioteces para ser puesto en práctica en un mundo en donde no tienen
cabida. La época romántica de los
ejércitos nacionalistas terminó con Sandino,
el último de los generales que dirigió a sus hombres en contra de un enemigo FORÁNEO, BRUTAL Y ASESINO. A partir de allí estos fósiles, malos
recuerdos de una época que creíamos ida, solo han servido para que las
Oligarquías criollas, cada vez que se sienten intimidadas, los utilicen para
violentar el orden constitucional. Y eso es lo que han hecho en Honduras. De un solo zarpazo han echado por tierra todo
lo que se había logrado en los últimos treinta años. Volvimos a la era de Carías, Tacho Somoza, Duvalier, Trujillo, Pinochet, las Juntas de
Argentina, Brasil y El Salvador. A la
época de Castillo Armas, el adalid “demócrata”
de la United Fruit Company. El crecimiento de la verdadera democracia
popular que se viene dando en varios países latinos, es algo que tiene
espantadas a las oligarquías criollas del continente; y como ya sabemos, estas
tienen su caja de resonancia en el sitio de donde partió la orden para derrocar
al PRESIDENTE CONSTITUCIONAL de Honduras.
Las parasitarias oligarquías de América están felices, esperando el
respaldo (ya sabemos de quién) para continuar la escalada democratizante en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y cuanto
país o régimen muestre algún grado de consideración hacia sus propios
pueblos. Cualquier gobierno que se
aparte de la línea de explotación de las transnacionales y las Argollas
criollas, es seguro candidato a sufrir lo mismo que Honduras. Y a nombre de la “Democracia y el Orden Constitucional”. Los Homus
estupidus del ejército hondureño están felices: han vuelto a salir en la
prensa, televisión y radio, y son los nuevos protagonistas que han hecho su
“comeback” bajo el ala protectora de quienes todos sabemos. Esa gente es tan ignorante que es incapaz de
saber qué cosa es la democracia o la constitucionalidad. Y sus luces no les dan para pactar ventajosamente
y con seguridad con las oligarquías nacionales.
Por lo tanto, lo único que puede haberlos movido a semejante atropello
contra la sociedad hondureña, es la garantía y la promesa de respaldo de
quienes siempre lo han hecho a lo largo de casi todo el siglo pasado: la palabra del respectivo pretor yanqui. Las bestias peludas de Honduras le han dado
una cachetada brutal a toda la sociedad occidental, la que, al compás de las
nuevas políticas de entendimiento,
suponía que tal vandalismo ya era cosa juzgada en el traspatio gringo. Pero… ¡vaya sorpresa la que nos ha dado la
soldadesca catracha!
Para
estas hordas de irracionales la democracia NO
ES LA VOLUNTAD POPULAR. Ellos no
pueden entender ese supremo ideal, pues para animales acuartelados, entrenados
para matar, violar e irrespetar bajo la torpe consigna de que “son órdenes”, no
es posible que tales ideas tengan algún significado. Solo son jaurías utilizables por parte de las
Oligarquías latinas. Ese fue su origen y
propósito y, desde el principio, les anularon toda forma de raciocinio hasta
convertirlos en salvajes incapaces del menor ejercicio de reflexión. La acción de estos bárbaros no se debió a
que consideren que el Congreso representa la Ley; tampoco a que tengan algún
entendimiento sobre la democracia o los intentos que tenía el presidente
hondureño de cometer una violación seria de esta. A la
oscura caverna del cerebro de los militares no llegan semejantes sutilezas.
Los
militares son la peor lacra que nos dejó esa siniestra época; es la herencia dolorosa
que nos queda de ocho decenios de brutalidad impuesta y respaldada por los
gobiernos de la Casa Blanca. Es un rastro sangriento que se ve a todo lo
largo y ancho de nuestra América Latina.
Hombres bestiales a los que se les ha eliminado todo vestigio de
consciencia, bondad o reflexión; máquinas criminales entrenadas para asesinar a
sus propios pueblos, pues bien sabemos que jamás han luchado contra fuerzas
iguales extranjeras; son animales aptos solo para asesinar a sus indefensos connacionales. Ya sabemos quiénes están detrás del golpe, y
aunque el presidente de USA haga declaraciones esperanzadoras, nadie allí moverá un dedo para revertir el
proceso. Solo el pueblo hondureño
tiene la palabra. Y el resto de
Centroamérica debería establecer un boicot completo a los burros que ahora
detentan el poder. Cierre completo de
todas las fronteras con Honduras, hasta
que devuelvan el poder y pidan perdón a la comunidad internacional. No debemos
tolerar el retorno de la Historia a los tiempos de Teodoro Roosevelt, Woodrow
Wilson, Reagan, Bush, Truman y otros. Es
seguro que si alguien se atreviera a hacer lo mismo con el presidente de Colombia, al día siguiente estarían las
fragatas yanquis frente a las costas de ese país. Y ¿qué pasaría si le dan ese golpe a Hugo
Chávez o a Evo? Contaría con el apoyo incondicional de la Casa Blanca. Sería un “acto legítimo para salvaguardar la democracia”, como el de
Honduras. ¿Cuestión de dialéctica? ¿Cuál es la doble moral que se utiliza en
estos casos? Toda la América debe romper
relaciones con los simios y monigotes hondureños.
Con
verdadero pesar y vergüenza
RIS E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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