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“LA CHISPA”
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL CULTO AL NAZISMO ALEMÁN
Se dice que Pol Pot (1925-1990) el tirano de Camboya, respaldado en secreto
por los Estados Unidos, asesinó nada menos que UN CUARTO de la población de sus propios compatriotas; pero como es
una historia no deseada, nadie ha
hecho películas sobre ella ni recibe propaganda alguna. Nadie aviva la flama del rencor o del recuerdo
de semejante carnicería humana, real y demostrada. Y sin embargo, ya casi nadie sabe quién fue
Pol Pot ni qué hizo. El millón y medio de personas que mató,
fueron olvidadas.
Durante la Revolución Cultural
de China, millones de personas fueron eliminadas, y muy pocos recuerdan ese
“incidente” menor. El ejército japonés exterminó
a DIEZ MILLONES de chinos durante la Segunda Guerra
Mundial y, salvo estos, la humanidad entera ha borrado ese “detalle” de sus
registros. Pinochet mató a miles de
chilenos, y ya pocos saben quién fue ese tirano. El ejército de los Estados Unidos masacró a 19 millones de vietnamitas, y nadie QUIERE recordar ese segmento de la
historia. ¿Será porque eran simples “chinitos” y no parte del pueblo
elegido? Se afirma que entre Lenín
y Stalin ejecutaron o provocaron la
muerte de más de CUARENTA MILLONES DE
RUSOS. Esa historia también está
enterrada, y Hollywood NO QUIERE
recordarla. ¿Será porque Vladimir Illich Ulianov, el hombre que
instauró el reino del terror sobre Rusia era judío? Solo se menciona algo de los pogromos que los
rusos hicieron en contra de los judíos.
Y así podríamos seguir enumerando hechos
bien probados de crímenes horrendos que solo están en los libros. Sin embargo hay una “historia” que NO NOS PERMITEN OLVIDAR y que, año con
año, década tras década, los custodios de la llama del odio mantienen viva y
presente: la del nazismo alemán. Y vean que le ponemos adjetivo porque hay
otros muchos a los que nadie critica, como el nazismo norteamericano y su modelo judío, el más feroz y antiguo que existe. También está el japonés y el inglés, tan
crueles y explotadores como el peor. Sin embargo, nadie los critica ni hace
películas en donde se denuncie la maldad histórica de los japoneses e ingleses
como un todo. Se habla de los negreros esclavistas y
colonialistas como una minoría. No se
dice la Inglaterra esclavista, o el Japón colonialista y nazi. A nadie se le ocurre ni siquiera pensar en el nazismo gringo, uno de los más
despiadados y arrogantes del mundo.
Recuerden que NAZI
significa nacionalismo y, en ese sentido genérico, TODOS lo somos. ¿Cuál es,
entonces, la manía por mantener vivo un recuerdo que ya solo debería ser parte
de los anales? Pues muy simple: es un modus vivendi que les permite a
sus cultores hacer lo que les dé la gana a nombre de ciertos supuestos
sufrimientos que les infligieron en el pasado.
Y bajo ese lema, se han apoderado de todo el aparato económico y
político de Alemania. Con dinero alemán
han hecho decenas de monumentos, academias, sitios “históricos”, museos y toda
clase de edificios de culto a la memoria de los ficticios seis millones de
judíos muertos en el holocausto. Así, de
esa manera, han creado infinidad de “santuarios”
mediante los cuales hacen que los jóvenes y niños alemanes se avergüencen de
sus mayores y de una patria de la que deberían sentirse muy orgullosos. Es cierto que sus padres fueron nacionalistas,
pero en el buen sentido de la palabra; soldados alemanes que lucharon por su país,
como los franceses, rusos, holandeses e ingleses, y no los asesinos estúpidos
que Hollywood presenta al mundo en
sus amañadas películas. ¿Excesos? Los cometieron todos. Así que mientras nos saturan con la Alemania malvada y los perversos alemanes, no
nos queda tiempo para pensar en los inventores del concepto, los nazis de siempre, los dueños de la
banca, las bolsas y el comercio mundial.
Por eso es necesario mantener viva
la imagen hollywoodesca del nazismo
alemán, para que NO podamos ver
el rostro siniestro de los otros. Si nos
martirizan a diario con la cuestión del supuesto HOLOCAUSTO judío, no tendremos tiempo para ver el holocausto palestino, el de Irak o Afganistán. Si nos bombardean a diario con las películas
de los “malos alemanes y la pérfida
Alemania hitleriana, no tendremos tiempo para meditar sobre el “nazismo
capitalista” que ejerce Israel sobre todo el mundo. Tampoco podremos pensar sobre el nazismo que, mediante tratados de tigre
suelto contra burro amarrado, nos convierten en colonias económicas en la categoría de proveedores de mano de obra
barata y materia prima. Si estamos
pendientes de ese capítulo de la historia y los malos alemanes, no nos daremos cuenta de la manipulación que hacen
los verdaderos y racistas nazis con la economía mundial
que nos tiene al borde de la asfixia.
Es por eso que mantienen viva la
imagen de unos “sucesos históricos” que
se dieron hace más de medio siglo y que solo han sido contados de una sola cara
y por un narrador único: Hollywood. Esa es la única versión que el mundo ha
visto, leído y oído del NAZISMO ALEMÁN. Toda mala, cruel, perversa, despiadada,
criminal, arrogante, racista, egoísta y, equivocada, por supuesto. Las críticas hollywoodescas sobre ese
fenómeno (cuyas causas nunca analizan),
constituyen la base sobre la cual se fundamenta y justifica el nazismo judío,
el más brutal de todos. Mientras
vemos o leemos sobre los horrores de la Alemania nazi, el mundo entero hace la vista
gorda sobre lo que pasa en Palestina, y bajo la consigna de que el pobre pueblo
judío ha sufrido mucho, es necesario dejarlos que hagan lo que les dé la gana en
contra de sus parientes árabes.
La deificación del odio es el caldo
de cultivo en el cual se fermenta el alma del judío, pues sin esa rabia, esta
nación se disolvería en cuestión de unas pocas décadas. Y como sus líderes políticos y religiosos lo
saben, jamás descuidan el pebetero en donde arde la llama eterna del rencor sionista. En un tiempo fueron los egipcios, después
Babilonia, luego Roma; y más tarde
España. Y ahora el relevo lo tomó
Alemania hasta que estos pasen la estafeta a los gringos, cuando estos
comprendan en qué consiste la naturaleza verdadera del juego de los israelitas. Ya Brasil está en la mira de Sion.
No muy fraternalmente
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