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“LA
CHISPA”
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL TEMIBLE SILENCIO DE LAS OLIGARQUÍAS
Este
puede ser un momento crucial en la historia de la América Latina. Las condiciones externas son propicias para
que nuestros gobiernos formen una gran coalición para afrontar los desafíos que
nos habrá de plantear el milenio. Pero si tomamos malas decisiones, estaremos
sepultados para siempre, hasta nuestra extinción como raza. Es
ahora cuando necesitamos LÍDERES CAPACES
identificados con los intereses de las masas; hombres de visión, patriotas cuyo
amor por sus países los lleve a adoptar posiciones intransigentes en cuanto a
la explotación de nuestros recursos; a la utilización racional de nuestras
riquezas y a impulsar el desarrollo de nuestras sociedades. Hombres que NO hagan subastas con el patrimonio nacional para beneficiarse
personalmente y a las oligarquías que representan. América necesita de estos “locos” en el
poder; ególatras que se identifiquen
con los desposeídos, que se preocupen por su gente y que estén dispuestos a
guiarnos por una senda de progreso y felicidad. Estamos hartos de tanta “democracia”
oligárquica, en donde el voto de los ciudadanos es utilizado solo para
legitimar el abuso de las clases poderosas.
Estamos hartos de “elecciones” planificadas en donde siempre resultan
ganadores los mismos. Si nos dan a
escoger entre presidentes “demócratas, sensatos, ecuánimes y al servicio de la
oligarquía, preferimos cualquier “chiflado” con sueños de grandeza, pero
identificado en cuerpo y alma con su pueblo.
Ya
es hora de variar un esquema que lleva más de quinientos años y que solo es
beneficioso a una minoría. Basta ya de
Oligarquías entreguistas a las que solo les interesa su bienestar de grupo, sin
importarles comprometer el futuro de nuestras sociedades. Es suficiente labor dañina la de estos
parásitos que han sangrado por tanto tiempo a la sociedad latinoamericana. Todos
conocemos bien el esquema socio-económico de la América Latina, pero es bueno
repetirlo para los que, por el escándalo de la propaganda oficial, lo han
olvidado. Nuestros países han sido y son
víctimas del Gran Capital; somos explotados en todo sentido, y nada más nos
perciben como productores de materia prima.
En Japón, China, Estados Unidos y Europa solo se preguntan qué
producimos. Ninguna otra cosa les interesa de nosotros. Y ellos saben muy bien que en cada nación de
las nuestras cuentan con las incondicionales “quintas columnas” serviles y siempre dispuestas a venderles lo que
ellos soliciten. Esas son las Oligarquías criollas, las que siempre detentan el Poder y se
consideran a sí mismas como las elegidas para decidir nuestros destinos. Son los que están dispuestos a entregar
todos los recursos que tenemos a cambio de su tajada y la perpetuación en el
Poder.
Y
mientras el esquema se mantenga intacto, ellas
se mantienen en silencio; mientras todo marcha conforme a sus planes, las
oligarquías reposan tranquilas y en silencio: “en democracia”. Pero si algo cambia y se ven incomodadas por
algún incidente que pueda alterar este idílico estado, empiezan la gritería, y
sus aullidos se esparcen velozmente por todo el mundo. Todas las oligarquías siguen la misma
consigna, sin importar qué o quién sea el causante del sobresalto. Como ellos se consideran la encarnación de
todas las virtudes de la “democracia”, cualquier medida que
tome algún líder para ponerlos en cintura, se convierte en un atentado en contra
de esos valores. Y de repente, se
convierten en la patria, la libertad, la democracia, soberanía y cualquier cosa
que se les antoje. Ellos pueden injuriar
a quien sea, pero si alguien les pela el fondillo, de inmediato asumen el papel
de víctimas de la tiranía y chillan. Y
cuando la Oligarquía ladra, es un buen síntoma para los obreros; cuando la
Oligarquía calla, un mal presagio para estos.
Así que cuando la prensa mundial enfila sus baterías en contra de algún
líder latino para denigrarlo, minimizarlo, ridiculizarlo o burlarse de él,
significa que la oligarquía latinoamericana está preocupada; cuando estas
fieras aúllan, hay esperanzas para la gente. “Evo
Morales coquetea con Rusia”. Si
Sarkozy o Zapatero visitaran a Putin de manera oficial, nadie usaría ese tendencioso
titular que emplearon con el presidente de Bolivia (del cual siempre recalcan
que es “indígena”). ¿Qué querrán decir con eso? Así
trabajan las oligarquías, al unísono, como las bacterias de la lepra. De mil formas sutiles, despectivas y
malignas. Pero cuando pierden los
estribos y se lanzan a ataques frontales, significan que están preocupadas de
verdad. El
cuarteto andino los tiene con el pelo parado. Y como era de esperar, han invocado a su “hada madrina” para que haga lo que sea
necesario con tal de volver a la “normalidad” y beatífica quietud en la que
suele reposar la Oligarquía en sus buenos momentos.
A
ellos no les importa que fuerzas extranjeras bombardeen a sus países y maten a
miles de compatriotas con tal de recuperar el Poder; gustosos aplaudirían que
Estados Unidos invadiera Venezuela, Ecuador y Bolivia y matara a millones de personas, si eso les
devolviera el añorado poder omnímodo que siempre han tenido en esas naciones. Y eso es aplicable a cualquier país de
América. Lo mismo harían las
oligarquías de México, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Chile, Argentina, Uruguay y
Brasil. Lo que están haciendo las de
Venezuela, Ecuador y Bolivia. Por
ahora, el griterío es ensordecedor, lo que representa alguna esperanza para las
masas de este continente.
Este
es el momento para la Gran Revolución
Latina. Es ahora o nunca. Hay muchos probables clientes ávidos por
nuestros recursos, y esta es la ocasión para sacar el mejor partido de
ellos. Hay competencia, hay compradores. Estamos en el juego, y solo nos hacen falta
buenos líderes que sepan negociar de
la mejor y más provechosa manera con la riqueza de nuestros suelos. La Bestia
está asustada y chillando: buen presagio para los pueblos. El monótono remate de nuestras riquezas al
cliente único y al peor precio, ha dado paso a una variada oferta: China,
Japón, India, Europa. Aquí está la clave
del gran brinco que podemos dar al siglo XXI.
No la desperdiciemos. No aceptemos ser mercados cautivos de nadie,
como es el objetivo de los TLC’s. América
para los americanos, y no solo para los “amerricans”.
Esperanzadamente
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