sábado, 16 de mayo de 2015

492 El modus operandi de las transnacionales



492   LA CHISPA 

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL MODUS OPERANDI DE LAS TRANSNACIONALES

            Eso todos los sabemos.  Todos entendemos sus objetivos y conocemos sus métodos.  Así que el propósito de esta “Chispa” no es describir lo que todo el mundo sabe, sino señalar algunas de las consecuencias que se derivan  de la operación de esos monstruos. Sabemos que esos engendros internacionales son como máquinas despiadadas y sin alma; sin consideración alguna por el elemento humano que, lejos de ser su propietario, se ha convertido en una forma más de los activos que manejan en sus inventarios. A la bestia productora de beneficios para sus accionistas no le importa nada más que hacer dinero, al precio que sea, y con el menor costo.  Es por eso que, a pesar de ser gringas en su mayoría, han desplazado sus operaciones a todas aquellas partes del mundo que les ofrezcan garantías de hacer lo que les dé la gana con el medio, los recursos y los salarios de pueblos muertos de hambre.  Así se mueven como gigantescos parásitos chupando toda la energía de las naciones que les dan alojamiento.  Y cuando ya no tienen nada, las dejan sin importarles un bledo la suerte que puedan correr ante la pérdida de cientos o miles de puestos de trabajo. 
            Pero este criminal procedimiento no solo lo llevan a cabo en países tercermundistas, sino que lo han venido aplicando sistemáticamente en los mismos Estados Unidos desde hace más de un cuarto de siglo.  Eso ha significado la pérdida de millones de empleos en esa nación.  El fenómeno de las transnacionales no es un problema exclusivo de pueblos atrasados sino que, la misma nación que les ha dado vida, se ha convertido en víctima de ese capitalismo insensible dentro de cuya agenda no hay cabida alguna para el humanismo.  Hombres y países no son más que materiales desechables una vez que nada se les puede sacar.  Pero por desgracia para estos leviatanes, están llevando al mundo entero a una situación de crisis que puede estallarles en la cara; principalmente en su propio país, el líder del capitalismo mundial, pero que también ha sido abanderado en los grandes movimientos obreros.  Entre los precios del petróleo, la pérdida de trabajos y el encarecimiento general de la vida (manipulados por las multinacionales), están dirigiendo a esa sociedad a una situación contradictoria e inédita en su historia: levantarse en contra de los abusos del capitalismo.
            En estos tiempos finales estas maquinarias han dado terribles ejemplos de lo que es la codicia desbocada, pues no solo están agrediendo a toda la sociedad mundial sino que en su angurria, están atentando en contra de los ciudadanos del pueblo que hizo posible su nacimiento.  La nación que, incluso con las armas en interminables guerras y agresiones contra el resto del mundo, han respaldado el derecho que las oligarquías yanquis se han auto conferido para explotar el planeta a nombre de la democracia, libertad de empresa y otros calificativos “honorables” que le han dado a su labor de rapiña.  Las multinacionales gringas les han dado a los obreros de esa gran nación, la más brutal cachetada de la ingratitud.  Como unos malagradecidos perversos, le han demostrado a la clase obrera de ese país que ellos les importan un chayote.  Si en otra parte es posible pagarles menos a los esclavos, entonces se van, sin importarles un bledo que grandes sectores de esa sociedad que los ayudó a crecer, se queden sin trabajo y sin esperanza; porque esa es la tendencia general.  Toda empresa que alcanza cierto tamaño, de inmediato emigra al Asia o América Latina, en donde abundan legiones de trabajadores dispuestos a trabajar por la comida.  Mientras tanto, en los Estados Unidos crece el desempleo, la angustia, el resentimiento y la convicción de que “algo” se debe hacer.  Todavía no saben qué, pero pronto se darán cuenta de lo que los demás ciudadanos del mundo sabemos desde hace un siglo en relación con el capitalismo salvaje que ellos, sin saber por qué, han defendido afanosamente. 
Pero ahora resulta que ese Frankenstein que ensamblaron en miles de mega fábricas se ha salido de control, rompió los vínculos de afecto, fidelidad y patriotismo y solo vela por las “ganancias” de los accionistas.  El obrero norteamericano se siente traicionado, herido; “su” fábrica en la que trabajó durante veinte o treinta años, de repente cierra y se va para Viet Nam o Filipinas en donde les pagan a los obreros un dólar por día.  El trabajador gringo se siente acosado por la pobreza en el país más rico del mundo.  Eso sin contar a los ochenta millones de ciudadanos que viven en el umbral de la miseria.  ¿Qué va a pasar en ese país?  La respuesta vendrá en el momento cuando la clase trabajadora se dé clara cuenta de lo que está pasando, y lo que ellos significan para las transnacionales, las que manipulan la economía del país y controlan los precios de todo.   Ya les están quitando las casas, por millones, a los obreros que están en el paro y no pueden pagar.  Los aumentos en la comida son imparables y, en el país del desperdicio alimentario, ya las amas de casa empiezan a limitar sus despensas a ciertos productos más baratos.  Algo impensable desde la época de la Gran Depresión. 
Oremos porque los trabajadores de Estados Unidos lleguen a tener plena consciencia de quiénes no solo son enemigos del resto del mundo, sino de ellos también.  Y entonces, solo entonces, será posible el gran cambio que debe dar la humanidad hacia una forma más justa de repartir lo que es propiedad de todos.  Mientras el trabajador gringo estaba bien, fue INCONSCIENTE e insensible ante lo que pasaba en el resto del mundo, pero ahora que les está tocando a ellos, talvez empiecen a considerar a los otros habitantes de este planeta.  El gran error de las transnacionales ha sido atentar en contra de su propia gente, pues una vez que esta los ubique en su mira, TENDRÁN que hacer cambios dramáticos para volver a merecer el apoyo y la confianza de los ciudadanos de ese país.  Pero lo peor que le han hecho al gringo no es encarecer la comida o quitarles las casas; el error fundamental e imperdonable de las multinacionales ha sido “quitarles” los carros a ese pueblo.  Le tocaron los huevos al águila, y eso… ¡pagarán caro!
Fraternalmente
                 RIS    E-mail:   rhizaguirre@gmail.com
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