sábado, 2 de mayo de 2015

541 El Imperio es el Imperio...



541   LA CHISPA              (15/11/08)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL IMPERIO ES EL IMPERIO… NO IMPORTA QUIÉN SEA EL CÉSAR

            …Ni de qué color.  Para aquellos que consideran que la llegada de un negro a la Casa Blanca del Imperio norteamericano es un buen presagio, les decimos que pueden estar equivocados porque en ese país NO MANDA un solo hombre, aunque sea el César.  Ahí el poder se encuentra en Wall Street (el verdadero Senado), y es en ese sitio en donde se diseña la política que habrá de seguir el Gobierno de esa nación y, por supuesto, el Presidente del país.  Así, pues, que no se hagan ilusiones ni piensen que de la noche a la mañana los Estados Unidos se convertirá en el chico bueno de la película y que iniciarán una era de fraternidad, ayuda, respeto y convivencia pacífica con el mundo.  El Imperio es lo que es, sin importar quiénes ocupen los cargos de “mando político”. Este tiene una dinámica que no está marcada por el hombre que ocupe la presidencia temporalmente.  Y aunque es posible que en los próximos años se den algunos cambios cosméticos y se reduzca la barbarie agresiva, lo esencial seguirá siendo lo mismo.  Es un buen síntoma que el señor Obama ocupe la casa presidencial, pero su triunfo no puede achacarse por completo a su condición de líder sino más bien, al repudio que esa nación siente por el engaño al cual ha sido sometida durante ocho años por la camarilla “busheana”.  La victoria de Barak es más la venganza de un pueblo en contra de un bandido que no solo les mintió reiterativamente y con cinismo, sino que condujo a la muerte a miles de soldados americanos en una guerra de intereses petroleros que solo le convenía a las grandes petroleras y su socio en la Casa Blanca.
            Ojalá que el señor Obama siempre tenga presente que ahora él es “el primer ciudadano” de U.S.A. y no un lacayo que tenga que decirles “sí amito” a los blancos.  Que recuerde la lección de Collin Powell, al que pusieron a mentir ante el mundo entero para justificar el crimen contra Irak, en donde ya han muerto cerca de SETECIENTAS MIL PERSONAS.  Ese pobre negro tuvo que tragarse la vergüenza del ridículo que hizo ante las Naciones Unidas con aquellas famosas fotos de “los  camiones de descontaminación radiactiva” que le proporcionó la C.I.A.  Ojalá que no olvide ese vergonzoso papelón con el que los blancos humillaron a su “paisano” Powell, para que, por lo menos, no se convierta en un títere de los que realmente tienen el Poder Absoluto (el Gran Capital).   Que no pierda de vista que él es el Presidente, para que no se convierta en la “talking parrot” de los blancos, como esa fea mujer llamada Condoleeza Rice, que anduvo por todo el mundo dando muestras del más vulgar servilismo al que un ser humano pueda descender.  Pero no “brochismo” hacia los Estados Unidos, porque eso sería comprensible y encomiable, sino a Bush y la camarilla de petroleros.  
            Las elecciones de los Estados Unidos siempre son materia importante para todo el mundo, dado lo que esa nación representa para toda la sociedad humana.  Unos cuantos grados entre la derecha y el centro, o entre este y la derecha, pueden representar la felicidad o una tragedia para muchas naciones que, como todo el planeta, dependen de lo que pasa en Estados Unidos.   Entre Carter y Reagan se sintió, lo mismo entre Bush I y Clinton.  Y ni qué decir entre Clinton y Bush II.  Y vean que no es que se pasó de la derecha a la izquierda o viceversa… el Imperio NO TOLERA ESO, pues los márgenes dentro de los cuales pueden moverse los mandatarios de ese país son muy estrechos.  Y si estos no los respetan, ahí esta la memoria de Kennedy. Apenas fueron unos pocos grados en el compás de la ruta.  Sin embargo, esa miseria casi imperceptible en la marcha de esa Potencia, puede ser suficiente para que el mundo descanse de la barbarie.  En el camino conflictivo de esa nación, tres grados hacia la paz pueden ser suficientes para que millones de personas vivan.  Cuatro u ocho años sin que los Estados Unidos estén bombardeando países a capricho de los intereses de las transnacionales, es suficiente para que naciones enteras puedan progresar, dormir en paz y ver crecer a sus hijos sin que sean despedazados por los bombarderos norteamericanos.  No es mucho lo que el mundo espera del señor Obama, pues sabemos que la correa no da para mucho, pero si logra mantener amarradas y con el bozal puesto a las fieras del Pentágono, millones de personas podrán ver crecer a sus hijos en paz, incluso los mismos norteamericanos, miles de los cuales han muerto en guerras absolutamente inútiles, por más propaganda que hagan acerca de la necesidad de ellas.
            Nunca tanta gente se ha alegrado tanto de la elección de un Presidente de USA.  Sin importar que sea negro, azul, café o celeste, lo que cuenta es que tanto en el voto de la juventud gringa, como en el aliento de todos los que seguimos ese proceso, estaba el deseo de alejar de la Casa Blanca a ese truhán y su posible continuador en la misma línea de fechorías.  No esperamos gran cosa del Imperio porque este es lo que es.  Solo le suplicamos señor Obama que le dé un respiro al mundo, que detenga esa escalada de terrorismo  mediante la cual su país mantiene a la humanidad en estado de pánico e inseguridad.  La amenaza no es una saludable forma de convivencia, ni para el que amenaza ni para el que es víctima de aquella, porque tal condición engendra miedo, rencor y odio.  Y eventualmente, la venganza.
            Hay muchos ideales acerca de los que los Estados Unidos debería ser y representar para el mundo, pero sabemos que solo son eso: ideales.  Y su enumeración, una pérdida de tiempo.  El Imperio es lo que es y no va a cambiar solo porque el color del ocupante de la Casa Blanca sea negro. Eso lo sabemos muy bien; sin embargo, hay una diferencia, que ojalá sea significativa, entre los blancos arrogantes y racistas que la han ocupado, y un hombre prieto que tiene muy cerca y muy presente lo que es sentir el estallido del látigo blanco en las espaldas negras.  ¡Que los dioses lo acompañen señor Obama!   No está solo Emperador; legiones de hombres lo apoyamos en el mundo entero.  Ya cruzó el Rubicón y no hay marcha atrás…la Casa Blanca está a la vista, y solo hay que echar de allí  al usurpador y desinfectarla.
            Politiquescamente
                                   RIS.              E-mail:  rhizaguirre@gmail.com

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