jueves, 28 de mayo de 2015

488 La politización



488   LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA POLITIZACIÓN

            Para entender las estrategias del Poder, hay que ponerse de puntillas y tratar de ver más allá de las simples apariencias.  Como las “enemistades” entre los candidatos opositores.  O las “disputas” ideológicas.  La gente sencilla NO ve el trasfondo de estas tácticas políticas que no tienen más objetivo que confundir a los ciudadanos y hacerlos creer que en tal o cual tienda electorera hay líderes interesados en el bienestar del pueblo.  Incluso muchas personas con cierto grado de cultura, inteligencia y sentido común, suponen que de verdad los grupos políticos representan ideologías sociales con objetivos humanistas.  Y cuando se trata del populacho, la manada emotiva e incapaz de hacer las más simples lucubraciones, los resultados son más que predecibles.  El invento de los partidos políticos ha sido la más grandiosa de las jugarretas que las Oligarquías les han hecho a los latinoamericanos (y al mundo entero).  Y armadas de bandos de todos los colores, ideologías y tendencias, hicieron su ingreso a la era de la “democracia formal”, el mejor sustituto de las desprestigiadas dictaduras que fueron sus baluartes durante tres cuartos del siglo XX.
            Que quede claro, pues, que los PARTIDOS son un invento de las OLIGARQUÍAS; que ellas son sus dueñas y que, mediante aquellos, mantienen sus privilegios y controlan el Poder en forma absoluta; mejor todavía que como lo hacían bajo las dictaduras.  En las tiranías se estilaba el asesinato brutal y directo, o su variante: el crimen “accidental”; las desapariciones,  las purgas, el encarcelamiento arbitrario, la expatriación o el mote de comunista.  Las etiquetas eran el arma más salvaje y efectiva que se utilizaba en contra de cualquier individuo que disentía y osaba manifestarlo públicamente.  De inmediato se le calificaba de comunista y…  ¡estaba frito!  El gobierno podía hacer de él lo que le diera la gana; era un paria, un ser maligno y perverso que ponía en peligro la paz, el progreso, la fe, a la sociedad pero, por sobre todo, a la sacrosanta democracia respaldada plenamente por los Estados Unidos, el paladín del “mundo libre” en su lucha a muerte contra la malvada doctrina del Demonio.  La etiqueta es el último rescoldo de esa era terrible, pero como es tan efectiva, la continúan utilizando y es el fundamento de la POLITIZACIÓN.
            Como las dictaduras abusaron en demasía y se convirtieron en lacras que merecieron la repulsa del mundo entero, incluyendo a las naciones civilizadas de Europa, a los Estados Unidos no le quedó más camino que sumarse a la ola de críticas e iniciar una nueva “democratización” de sus aliados latinos; una más tolerable ante los ojos de la humanidad.  Así lo entendieron las Oligarquías y se dispusieron a participar en el juego de la ruleta democrática, pero no solo como simples votantes, pues así nada hubieran logrado.  Era necesario asegurarse el fruto del juego, y la única forma de hacerlo era convertirse en dueños de las ruletas (gremios políticos) para garantizar que los resultados siempre les fueran favorables, sin importar quién saliera “ganando”.   Y así lo hicieron.  Los partidos políticos en la América Latina SON PROPIEDAD DE LAS OLIGARQUÍAS.   En algunos países incluso han logrado una maravilla de equilibrio en donde los grupos se alternan en la “obtención del poder”.  En otros han sido más brutales, pues han establecido dictaduras democráticas, como la del PRI.  La mascarada es casi perfecta, y los pueblos han mordido el anzuelo hasta la plomada.  Casi todos creen, de buena fe, vivir en democracias en donde “escogen” candidatos y que, en elecciones libres y químicamente puras, nombran a sus gobernantes y legisladores.  Y lo que es más chistoso, creen que estos tienen algún interés en los asuntos de los ciudadanos de a pie.  Esos son los sistemas bajo los cuales vivimos.  Más o menos toscos, más o menos sutiles.  Pero eso sí, de una eficiencia aterradora. 
            Entre las múltiples armas de su arsenal, cuentan con una de efectos devastadores sobre cualquier movimiento cívico que consideren representa un peligro o amenaza a su poder omnímodo.  Ellos saben que un pequeño ejemplo de verdadero poder popular puede convertirse en un pésimo precedente.  Una protesta victoriosa ante la Municipalidad merece cuidadosa observación por parte de la Oligarquía, pues de allí se pueden generar conductas organizadas que se dirijan a otros objetivos de mayor envergadura.  El pueblo NO DEBE aprender ni consolidar ninguna táctica organizativa.  Esa posibilidad popular produjo la respuesta oligárquica de la POLITIZACIÓN, la cual se fundamenta en la emotividad del pueblo.   “Yo soy azulista y todo lo que propongan los verdistas es inaceptable, aunque me beneficie”.   “No importa que sea bueno y progresista, si viene de fulano, que es azulista, lo rechazo”.   Y esa actitud conduce al fracaso de casi todos los movimientos populares.  La infiltración de elementos políticos (dinero, influencias, dirigentes, partidarios, insignias o etiquetas) dan al traste con ellos.  La POLITIZACIÓN es el recurso preferido para la desintegración de todo movimiento civil.  Y no importa de qué color se le tiña, los resultados siempre son los mismos; invariablemente se impone el divisionismo político y todo se derrumba.  Y ellos lo saben muy bien.  Es por eso que hacen todo lo necesario para introducir esos elementos en cualquier grupo social que se forme con cualquier propósito.  Eso no cuenta, lo que hay que matar en embrión es EL EJEMPLO.  De ahí la lucha encarnizada y difamatoria que por tantos años ha mantenido la Oligarquía en contra del Magisterio, última atalaya del último de los gremios de Costa Rica.  ¿Entienden la técnica de la politización?   Es algo que no debe tomarse a la ligera, pues es un arma insidiosa de efectos letales sobre las actividades cívicas y laborales de los pueblos.  Es el caballo de Troya que las Oligarquías introducen en todo movimiento popular, se trate de lo que sea.  Obsérvenlo con cuidado, pues es una especie de virus quintacolumnista capaz de destruir, desde adentro, toda organización ciudadana.  Recuerden que nadie “hace nada gratis”, y es por eso que todos deben ser sospechosos, así como las ofertas de “ayuda” política, monetaria o dirigencial.
            Politiquescamente
                                   RIS            E-mail:     rhizaguirre@gmail.com
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