488 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”
LA POLITIZACIÓN
Para entender las estrategias del
Poder, hay que ponerse de puntillas y tratar de ver más allá de las simples
apariencias. Como las “enemistades”
entre los candidatos opositores. O las “disputas” ideológicas. La gente sencilla NO ve el trasfondo de estas tácticas políticas que no tienen más
objetivo que confundir a los ciudadanos y hacerlos creer que en tal o cual
tienda electorera hay líderes interesados en el bienestar del pueblo. Incluso muchas personas con cierto grado de
cultura, inteligencia y sentido común, suponen que de verdad los grupos
políticos representan ideologías sociales con objetivos humanistas. Y cuando se trata del populacho, la manada
emotiva e incapaz de hacer las más simples lucubraciones, los resultados son
más que predecibles. El invento de los partidos políticos ha sido la más
grandiosa de las jugarretas que las Oligarquías les han hecho a los latinoamericanos
(y al mundo entero). Y armadas de bandos
de todos los colores, ideologías y tendencias, hicieron su ingreso a la era de
la “democracia formal”, el mejor sustituto de las desprestigiadas dictaduras
que fueron sus baluartes durante tres cuartos del siglo XX.
Que quede claro, pues, que los PARTIDOS son un invento de las OLIGARQUÍAS; que ellas son sus dueñas y
que, mediante aquellos, mantienen sus privilegios y controlan el Poder en forma
absoluta; mejor todavía que como lo hacían bajo las dictaduras. En las tiranías se estilaba el asesinato brutal y directo, o su variante: el crimen
“accidental”; las desapariciones, las
purgas, el encarcelamiento arbitrario, la expatriación o el mote de
comunista. Las etiquetas eran el arma
más salvaje y efectiva que se utilizaba en contra de cualquier individuo que
disentía y osaba manifestarlo públicamente.
De inmediato se le calificaba de comunista
y… ¡estaba frito! El gobierno podía hacer de él lo que le diera
la gana; era un paria, un ser maligno y perverso que ponía en peligro la paz,
el progreso, la fe, a la sociedad pero, por sobre todo, a la sacrosanta
democracia respaldada plenamente por los Estados Unidos, el paladín del “mundo libre” en su lucha a muerte
contra la malvada doctrina del Demonio. La
etiqueta es el último rescoldo de esa era terrible, pero como es tan efectiva,
la continúan utilizando y es el fundamento de la POLITIZACIÓN.
Como las dictaduras abusaron en
demasía y se convirtieron en lacras que merecieron la repulsa del mundo entero,
incluyendo a las naciones civilizadas de
Europa, a los Estados Unidos no le quedó más camino que sumarse a la ola de
críticas e iniciar una nueva “democratización”
de sus aliados latinos; una más
tolerable ante los ojos de la humanidad. Así lo entendieron
las Oligarquías y se dispusieron a participar en el juego de la ruleta democrática, pero no solo como
simples votantes, pues así nada hubieran logrado. Era necesario asegurarse el fruto del juego,
y la única forma de hacerlo era convertirse en dueños de las ruletas (gremios
políticos) para garantizar que los resultados siempre les fueran favorables,
sin importar quién saliera “ganando”. Y así lo hicieron. Los partidos políticos en la América Latina SON PROPIEDAD DE LAS OLIGARQUÍAS. En
algunos países incluso han logrado una maravilla de equilibrio en donde los
grupos se alternan en la “obtención del poder”.
En otros han sido más brutales, pues han establecido dictaduras democráticas, como la del PRI. La mascarada es casi perfecta, y los pueblos
han mordido el anzuelo hasta la plomada.
Casi todos creen, de buena fe, vivir en democracias en donde “escogen”
candidatos y que, en elecciones libres y químicamente puras, nombran a sus
gobernantes y legisladores. Y lo que es más chistoso, creen que estos
tienen algún interés en los asuntos de los ciudadanos de a pie. Esos son los sistemas bajo los cuales
vivimos. Más o menos toscos, más o menos sutiles. Pero eso sí, de una eficiencia
aterradora.
Entre las múltiples armas de su
arsenal, cuentan con una de efectos devastadores sobre cualquier movimiento
cívico que consideren representa un peligro o amenaza a su poder omnímodo. Ellos saben que un pequeño ejemplo de verdadero poder popular puede convertirse en un
pésimo precedente. Una protesta
victoriosa ante la
Municipalidad merece cuidadosa observación por parte de la Oligarquía, pues de
allí se pueden generar conductas organizadas que se dirijan a otros objetivos
de mayor envergadura. El pueblo NO DEBE aprender ni consolidar
ninguna táctica organizativa. Esa
posibilidad popular produjo la respuesta oligárquica de la POLITIZACIÓN, la cual se fundamenta en la
emotividad del pueblo. “Yo
soy azulista
y todo lo que propongan los verdistas es inaceptable, aunque me
beneficie”. “No importa que sea bueno y
progresista, si viene de fulano, que es azulista, lo rechazo”. Y esa actitud conduce al fracaso de casi
todos los movimientos populares. La
infiltración de elementos políticos (dinero, influencias, dirigentes,
partidarios, insignias o etiquetas) dan al traste con ellos. La POLITIZACIÓN es el recurso preferido para la
desintegración de todo movimiento civil.
Y no importa de qué color se le tiña, los resultados siempre son los
mismos; invariablemente se impone el divisionismo político y todo se derrumba. Y ellos lo saben muy bien. Es por eso que hacen todo lo necesario para
introducir esos elementos en cualquier grupo social que se forme con cualquier
propósito. Eso no cuenta, lo que hay que
matar en embrión es EL EJEMPLO. De ahí la lucha encarnizada y difamatoria que
por tantos años ha mantenido la
Oligarquía en
contra del Magisterio, última atalaya del último de los gremios de Costa
Rica. ¿Entienden la técnica de la politización? Es algo que no debe tomarse a la ligera,
pues es un arma insidiosa de efectos letales sobre las actividades cívicas y
laborales de los pueblos. Es el caballo
de Troya que las Oligarquías introducen en todo movimiento popular, se trate de
lo que sea. Obsérvenlo con cuidado, pues
es una especie de virus quintacolumnista capaz de destruir, desde adentro, toda
organización ciudadana. Recuerden que nadie “hace nada gratis”, y es
por eso que todos deben ser sospechosos, así como las ofertas de “ayuda”
política, monetaria o dirigencial.
Politiquescamente
Les recomiendo la lectura de
mi libro “La Biblia sin Antifaz”, a la venta en AMAZON KINDLE, versión digital.
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