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“LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica
del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿DOMESTICACIÓN LINGÜÍSTICA O ECONOMÍA?
Cuando
nos inscribimos en la televisión por cable, lo hicimos con la esperanza de
salvarnos de la propaganda tipo pájaro carpintero con la que nos torturan en
los canales públicos. Pero resulta que
ahora hay más anuncios en la tv pagada que en la gratis (o por lo menos, andan
parecido). Las mismas idioteces, los
mismos clichés, los mismos productos, la misma monotonía que nos conduce a detestar
lo que tanto promocionan. Todavía
no he logrado averiguar qué diablos es el “Pilates”, pero ya lo tengo
aborrecido. Y si uno protesta, le
dicen que la alternativa es aumentar la mensualidad. Pero no importa lo que usted haga, siempre
le siguen metiendo anuncios y aumentos.
Pero lo de la plata no es lo peor, aunque lesivo, es el mal menor. Lo terrible es la programación que, matizada
por los aburridores anuncios, nos lleva al límite de nuestra paciencia.
Tengo
entendido que todas las películas hechas en Hollywood son dobladas a cada uno
de los idiomas europeos. Y a nadie en
los Estados Unidos se le ocurriría pasar películas habladas en español y con
rotulitos en inglés. Entonces ¿por qué
nos irrespetan de esa manera? En
España oímos a los actores gringos hablando con Z, y diciendo: “¿Por
qué no os tomáis unos vinillos”. En
cambio aquí, aparte de la propaganda, casi todo es en inglés. ¿Por qué?
¿Somos angloparlantes o ya recibimos el estatus de colonia gringa o
británica sin darnos cuenta? Y eso es lo
que quiero compartir con mis amigos para ver si alguien tiene una respuesta
válida, o por lo menos, aceptable. ¿Por
qué casi todas las películas se “hablan” en inglés y tienen subtítulos escritos
en español? ¿Son más importantes las
colonias de gringos que viven en nuestros países? ¿O es
que las películas sin doblar se consiguen más baratas? ¿O es que nos quieren culturizar lingüísticamente?
¿Quieren que aprendamos inglés a güevo? Y si es así, el Gobierno debería aclararlo y
declarar al idioma INGLÉS obligatorio y como lengua
nacional. Entonces le haríamos frente a
la nueva situación a sabiendas.
Los
viejos no podemos leer esas letritas infames con las que rotulan las
conversaciones, pues si nos concentramos en la lectura, perdemos la película; y
si vemos esta, no podemos leer los rotulitos.
Estamos jodidos. ¿Por qué se
puede doblar las películas gringas
para España y NO para la América
Latina en donde somos más de QUINIENTOS MILLONES DE PROBABLES CLIENTES? ¿Tan poca cosa representamos para Hollywood o
los comerciantes nativos? ¿O es que
nuestros “agarrados” empresarios prefieren las películas subtituladas porque
son más baratas? ¿Y cómo es que las
películas para niños, como Shrek y otras, sí vienen habladas en español? Que
alguien me diga que estoy equivocado, o que me indique cuál sería el camino
para resolver esta situación. Yo estoy
harto de protestar, y quiero saber si solo se trata de una majadería personal,
o si hay otras personas que comparten esta inquietud.
La
segunda parte es la de la programación, en especial, la deportiva. No sé que
privilegio tiene la Argentina, porque hay un canal que no para de transmitir
fútbol de ese país. Pero nos pasan
juegos de equipos como un tal Rafaela y otros ilustres desconocidos en el mundo
futbolero. ¿Y qué pasa con Brasil? ¿Por qué no incluyen partidos de la liga brasileña, el mejor
fútbol del mundo? ¿O de los grandes de
Uruguay? Uno que otro de la liga
mexicana, de Colombia, Perú, Chile y los clásicos centroamericanos. Da pena oír a los tontos que ponen a hacer
anuncios sobre la liga inglesa (inglés).
Dicen a gritos: “La mejor liga
del mundo”. Y se les podría
preguntar: ¿Son campeones mundiales los ingleses, o por lo menos de
Europa? Omiten partidazos de la liga
española, portuguesa y francesa, y nos recetan uno de los “Chicago Fire” contra el “Real
Utah”, como si a alguien le importara un tacaco la liga gringa de
fútbol. Y aparte de Cuba, Dominicana, Nicaragua,
Panamá y Venezuela, a muy pocas aficiones les interesa el béisbol. Sin embargo, nos viven bombardeando con “la
mejor liga del mundo”, la “serie mundial” y otros nombres
altisonantes pero falsos. False
advertisement. Nos atarugan con
la NBA y el básquet colegial de USA.
Pero lo que constituye un vomitivo es la cuestión del “Rugby” o fútbol americano, una carajada que nadie entiende en qué consiste, y que
casi nadie juega fuera de los EU. ¿Dominación
cultural para obligarnos a aprender inglés?
¿Nos quieren señalar quiénes TIENEN
QUE SER nuestros héroes deportivos y de qué nacionalidad son?
También
nos saturan de tenis y golf, dos
deportes que constituyen una bofetada para la mayoría de los latinoamericanos. Dos deportes elitistas para gente rica, y
que requieren instalaciones que suelen costar millones de dólares; en especial,
los campos de golf. Yo nunca he sabido
cómo se gana en golf, pero sé que un juego de los palos que usan vale miles de
dólares. También por ahí le andan los
programas sobre los “Castillos de
América”, los “cocteleros” y los “cocineros”. El boato que lucen también es ofensivo para
los latinos, africanos y asiáticos, pueblos que se debaten en el hambre y la
pobreza. Y el “Pilates” de porra.
Ya
es hora de que el Estado intervenga en la programación “basura” de estos
servicios televisivos. Y no nos salgan
con el cuentito de la “libre empresa”, la cual es el pretexto para cometer todo
tipo de atropellos económicos pero, sobre todo, culturales. No tenemos por qué estar viendo propaganda
acerca de la supuesta superioridad de un país sobre el resto del mundo. Ese adoctrinamiento es embrutecedor y crea una
dependencia sicológica imposible de sacudir. Este lavado de cerebro al que son sometidos
nuestros niños y gente sencilla, es una labor criminal que, bajo el pretexto de
televisión libre, condiciona la mente de nuestros pueblos al gusto de lo que
los poderosos quieren. Todos esos
programas son alienantes y nos conducen, mediante propaganda subliminal, a
considerar como propios los valores de otras sociedades extrañas y agresivas. La glorificación de la violencia, el sexo,
los crímenes, la droga, el militarismo y la corrupción, son agentes deletéreos
que se vierten diariamente en la consciencia de nuestros ciudadanos. A cualquier hora pasan películas
pornográficas sin que al Estado le importe un ayote; y todo porque estos
corruptores se amparan en la sacrosanta fórmula de “la empresa privada” y los
salacuartazos. ¿Seguiremos indolentes
ante estos problemas?
Televisorescamente
RIS E-mail:
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