sábado, 16 de mayo de 2015

491 América Latina: en espera de milagros.



491    LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

AMÉRICA LATINA: EN ESPERA DE MILAGROS

            Los milagros no suceden porque sí, se hacen, se fabrican, se obligan.  Si la diminuta Holanda creyera en el tipo de milagros que los latinos soñamos, ya se hubieran hundido en el mar.   Más de un tercio de su territorio se encuentra por debajo del nivel marino, y son necesarios gigantescos y maravillosos diques para mantener a raya la furia del mar del Norte, el cual vive pujando por quitarles la tierra que le han robado.  Si los holandeses fueran como nosotros, que todo lo esperamos del cielo, ya se hubieran ahogado.  Con un área mucho menor que la de Costa Rica, no solo producen todo lo que se comen sus diecisiete millones de habitantes,  sino que exportan ingentes cantidades de productos agrícolas, carne, quesos y de todo.  Y eso que solo EL DOS POR CIENTO de su población se dedica a la agricultura.  Según la ONU ocupan el noveno lugar mundial de desarrollo y siendo apenas el 0,22 de la población mundial, producen el CUATRO POR CIENTO del total de todos los bienes de consumo del planeta.  ¡Extraordinario!
            Pero ellos no esperan, como nosotros, que los milagros les caigan del cielo, del FMI, del Banco Mundial, de préstamos, de la caridad internacional o del TLC.  Nosotros nos hemos convertido en sinvergüenzas pordioseros que pretendemos alcanzar altos niveles de vida sin trabajar y sin producir.  Pero lo que es peor, sin organizarnos política, social ni económicamente.  Los holandeses son gente que lucha, pero con un propósito bien determinado, pues el asunto no es laborar como bestias para “hacerles la bolsa a los ricos”.  El trabajo debe estar bien organizado y el obrero debe participar de la riqueza que produce.  La productividad NO es solo producir más y de mejor calidad sino obtener ganancias que eleven el nivel social del trabajador, hasta llegar a los 30 mil dólares de ingreso per cápita que tienen los holandeses.  Ya hemos visto que el problema en la América Latina no es de espacio, población ni recursos.  Tenemos de todo en cantidades superlativas.  Entonces ¿qué es lo que nos mantiene en el nivel de tercermundistas?  Incluso tenemos poblaciones del cuarto y quinto mundo: miserables de solemnidad.  ¿Es ese nuestro destino inevitable?  ¿No tenemos esperanza alguna de lograr que aunque solo uno de nuestros países pueda convertirse en desarrollado como Bélgica, Holanda o Suecia?  ¿Qué tienen ellos que no poseamos nosotros?  Ese es el punto.
            Estimados lectores, traten de esbozar un plan que pudiera romper ese círculo de miseria que nos mantiene atados a la noria como si fuéramos bestias incapaces de hacer nada con nuestras vidas y los inmensos recursos con los que contamos y que, por ahora, solo van a rellenar las arcas de cualquiera que se decide a explotarnos.  TODOS nos explotan, todos los que les da la gana vienen a América Latina a llevarse lo que quieren a cambio de migajas; casi como cuando vinieron los españoles por vez primera.   ¿Es cuestión solo de los gobiernos; solo es culpa de las Oligarquías o somos todos unas interminables manadas de inútiles incapaces de tomar las riendas de nuestro destino?   Pensemos a coro.  En nuestro caso NO HAY SOLUCIONES INDIVIDUALES.  Todos los países de la América Latina tenemos que adoptar una política continental de restricciones a la explotación sin beneficios adicionales.  Si alguien quiere obtener ganancias con nuestros recursos, DEBE instalar en nuestro suelo toda la tecnología de transformación hasta los productos terminados.  Ya basta de ser solo suplidores de materia prima a precio de basura.   Pero es seguro que no nos van a dar en forma gratuita esa salida.  Tenemos que tomarla a la fuerza.  Nuestros gobiernos y pueblos deben unirse en una tarea común, como lo han hecho otras naciones que hoy disfrutan, como Holanda, de la riqueza generada por el trabajo común organizado y dirigido hacia el bienestar de TODOS los ciudadanos.
            Pasivamente hemos aceptado la fatalidad eterna y la convicción de que si no tenemos tecnología, TENEMOS que ceder nuestras riquezas a los países que la tienen.  Así de simple.  No tenemos tecnología para la exploración petrolera, entonces tenemos que “vender” los derechos a la Shell, Chevron o Exxon.  No hay otra salida.  ¿Y cómo hicieron estos países cuando empezaron sus propias exploraciones?  ¿Trajeron tecnología de Marte o iniciaron con lo que tenían?  No solo somos tercermundistas de hecho, sino que también mentalmente nos hemos convertido en cobardes que aceptamos nuestra derrota antes de entrar al combate.  Si ellos pudieron, nosotros también podremos hacerlo.  Por ejemplo, si México no tiene técnicos y expertos de alto nivel, bien puede contratarlos en Alemania, Rusia o donde sea.   México y Venezuela deben crear una industria petroquímica que abarque todos los aspectos y productos derivados del petróleo; pero además, deben montar las fábricas de todo aquello que se elabora de esa sustancia.  Chile no debe limitarse a ser un vendedor de cobre, sino que tiene que industrializarse plenamente en esa gama de la metalurgia.  Y así en todo.  Hasta que logremos crear un mercado interno latino capaz de suplir todos los bienes de consumo que hacen más fácil y cómoda la vida.  No es posible que SIEMPRE seamos compradores de carros y motos japonesas.  De radios y electrodomésticos provenientes de Corea o Taiwán.  ¿Cómo es posible que la Argentina o Brasil no estén en capacidad de fabricar miles de chunches de esos y comercializarlos por todo este mercado de casi OCHOCIENTOS MILLONES habitantes?  ¿Por qué tenemos que importar una bicicleta y sus componentes desde la China?  ¿Tan incapaces somos?  Cualquier herramienta o maquinaria que utilicemos, tiene que decir “made in USA, Europa, Japan, Taiwán o Chaina”.  ¡Qué bien nos han convencido de lo inútiles  que somos!  ¿Cómo han podido los taiwaneses, quienes hace solo medio siglo eran campesinos de lo más primitivos?   ¿O los de Singapur?   ¿Seguiremos en espera de milagros?   Talvez, pero no existe tal cosa.
            ¿Estamos condenados por toda la eternidad a ser tercermundistas?  ¿Y qué nos pasará cuando los explotadores acaben con todos nuestros recursos?  ¿Cuando ya no tengamos nada ni para que nos den migajas?
            Tristemente
                        RIS         E-mail:   rhizaguirre@gmail.com
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