viernes, 1 de octubre de 2010

425 Tómese su lechita

425   “LA CHISPA”        (mayo 2008)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

TÓMESE SU LECHITA

        Hace muchos años le dije a un grupo de alumnos que la leche NO ERA ALIMENTO DE PERSONAS.  Y que al contrario de lo que se afirmaba, resultaba sin valor nutritivo alguno y, por lo general, dañina.  Alguna de mis alumnas fue infidente y le sopló mi comentario a su profesora de “Hogar” o “Vida en familia”.  Y como ella les había dicho que la leche era el mejor alimento de la naturaleza, de inmediato se me vino lanza en ristre y me conminó a que rectificara mi opinión, lo cual hice con diligencia, tal era la furia de esta dama.  Sin embargo, y para dicha mía, en esos días hubo una “crisis” en el abastecimiento de ese producto y, como era de esperar, las madres pegaron el grito al cielo y al gobierno.  Entonces el Ministro de Salud hizo una declaración tajante en la prensa nacional.  Dijo que no era cierto que la leche fuera un alimento esencial ni indispensable para el crecimiento o mantenimiento de la salud de los niños.  El ministro era el doctor Edgar Mohs.  La voz autoritativa de la ciencia y el gobierno.  Como era lógico, le hice llegar el artículo periodístico de La Nación a mi compañera de trabajo.  Nunca recibí respuesta, pero me di el lujo de seguir comentando el asunto con mis alumnos, ya sin temor a la furia de doña M.
            Años después tuve otra discusión semejante con un dietista que insistía en que yo (ya por encima de la media teja) debía tomar leche para complementar mi dieta. Y volví a utilizar los mismos argumentos que me habían llevado a ese añejo pleito con una profesional de la nutrición. 
            Ahora bien, ¿cuál es la realidad que hay detrás del mito de la leche como súper alimento?  ¿Posee en realidad todas las maravillosas potencialidades que le atribuyen sus comercializadores?  Recuerden que la industria de los alimentos es una actividad que moviliza BILLONES DE DÓLARES, y con tal de vender un producto que lleva ríos de dinero a sus arcas, sus dueños están dispuestos a decir lo que sea.  Nadie ha podido probar que una persona puede vivir espléndidamente con solo tomar leche, pues si así fuera, podríamos desentendernos de la comida y tomarnos dos litros de leche al día y asunto resuelto.  Pero ¿qué pasa si hacemos eso?  Nos morimos de diarrea, pues la leche al ser cortada por los jugos gástricos produce el dañino ácido láctico.  La propaganda de la industria alimenticia es capaz de convencernos de que tomar o comer cualquier porquería es de lo mejor.  Para eso cuentan con los medios para saturarnos hasta el embrutecimiento.  Incluso durante los años cuarenta, cuando se dio la gran plaga de poliomielitis, habían convencido al mundo entero de que era preferible darles la maravillosa leche KLIM a los recién nacidos; y que era superior a la leche materna.  Lograron su objetivo durante varias décadas, y hasta nuestros días del siglo XXI, muchas madres siguen cometiendo el crimen de negarles la lactancia natural a sus hijos.  Esta industria es Todopoderosa.
            El sentido común nos indica cuáles son los alimentos más adecuados, pues la Naturaleza nos ha proporcionado ciertos mecanismos de conocimiento que solo mediante el lavado de cerebro de la publicidad es posible acallar.  La leche materna es y debe ser el principal y único alimento del niño que acaba de nacer.  La leche de su madre lo inmuniza contra multitud de enfermedades, le garantiza buenos dientes y huesos y la fortaleza ante los resfriados; el niño que mama jamás padecerá de polio ni otras enfermedades que se ceban en los que no lo han hecho.  El calostro es la vacuna natural con la cual la madre protege por años a su cría.   Para el niño, como sucede en la Naturaleza con la totalidad de los mamíferos, la leche es vital y debe ser su alimento único hasta el momento cuando empieza la dentición.  A partir de ahí, se deberán incorporar papillas de frutas y vegetales hasta que él voluntariamente abandone la teta, cuando la sabia naturaleza le dice que ya es tiempo.  Es por eso que cuando llegan a cierta edad es imposible hacerlos tomar leche.  Y para lograr que lo hagan, tienen que ponerle dulce, caramelo, vainilla, chocolate o cualquier otro ingrediente que la haga atractiva a su gusto. 
            ¿Tiene la leche todos los ingredientes químicos que dicen?  Sí, pero la nutrición no es cosa de lo que se trague sino de lo que se ASIMILALa lactancia es un período biológico durante el cual se producen las enzimas específicas para digerir y aprovechar los nutrientes de la leche; pero una vez pasada esa época, dejan de producirse esos digestivos y el organismo es INCAPAZ de asimilarlos de la leche. Y aunque los niños toleran la leche de vaca, esta produce esa sustancia para su ternero, nada más.  La leche es un elemento específico que aunque pueden compartirlo varias criaturas, el que produce una mujer o una vaca es solo para su cría, porque amamantar es un vínculo que va mucho más allá de ser una simple comida.  Por lo tanto,  la leche NO ES UN ALIMENTO PARA ADULTOS.  Puede tolerarla, pero es incapaz de asimilar los nutrientes que tiene esta para aquellas criaturas que están en la lactancia. Y si alguien lo duda, lo desafiamos a que haga un experimento: trate de vivir tres días solo tomando leche y verá los efectos desastrosos.  Pero sí puede vivir varios días solo tomando jugos de diversas frutas.   No tome muy en serio el asunto de “tómese su lechita”.  Desde luego que si usted lo hace como parte de su comida normal, es probable que no haya notado lo dañina que puede ser para los adultos.  Así como no nos damos cuenta de lo malo que es el guaro cuando lo combinamos con buenas “boquitas”.   
La leche la fabrica la vaca para “su” ternero, no para humanos.  Cuestión de sentido común del más elemental.  Desde luego que los lecheros le dirán lo contrario.  Además, las vacas explotadas en forma comercial en las lecherías, se mantienen en un estado de semi enfermedad.  El ordeño automático mediante máquinas es antinatural y las enferma.
            Lecherescamente
                                    RIS           

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