martes, 26 de octubre de 2010

750 ¿Dobladas o subtituladas?

750    “LA CHISPA       (28 enero 2010)              

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿DOBLADAS O 
SUBTITULADAS?                                        

            Desde luego que sé que la televisión por cable NO es para el populacho en la América Pobre; pero también es cierto que mucha gente de escasos recursos hace el esfuerzo para entrar a ese mundo de la tele mundial en donde se abren los horizontes educativos, y de paso, para escapar de la mediocridad de la programación local de cada uno de nuestros países.  Algo nuevo y variado.  Por lo menos, esa es la teoría y lo que el consumidor supone: que tendrá la libertad de escoger programas distintos y culturalmente ricos.  Pero la verdad es otra.  Estas cadenas no solo son empresas mercantilistas sin ningún interés por la cultura, sino que siguen directrices políticas de adoctrinamiento en una determinada dirección ideológica.  Noticias e información filtrada, dirigida y siempre del gusto de cierto sector político-económico de la América Rica y de los ricos de la América Pelada.  Nada novedoso que no veamos a diario en nuestros medios criollos.
            La programación de estas cadenas es muy limitada y casi siempre hace omisión de aquellas sociedades o países que no son afectos a la ideología capitalista.  De manera intencional, se ignora todo aquello que no provenga de USA o Israel.  Nunca se publica nada de Alemania, Francia, España o de los países latinos que están creciendo, como Brasil, Venezuela, Argentina, Chile, México, Cuba o Colombia.  De estos solo nos informan lo MALO: la corrupción, las drogas, lo comunistas que son, la delincuencia, lo brutos que son; cómo patrocinan el terrorismo o el izquierdismo.  A lo sumo que llegan es a exhibirnos como destinos turísticos ecológicos y baratos; pero sobre todo, como paraísos sexuales en donde todo es comprable.  Es decir, son cadenas doctrinarias.  Y nosotros PAGAMOS para que nos adoctrinen en la filosofía de la sumisión hacia el “mundo libre”.  Para ellas todos los árabes son MALOS, los iraníes también, los africanos son una bola de muertos de hambre majaderos, y los asiáticos, una peligrosa pesadilla de la que no pueden librarse.  Esa es la óptica con la que rellenan nuestras mentes.  Y para hacernos llegar estas “noticias” e información, se toman el trabajo de traducirlas al español en el centro de Atlanta por un grupo de latinos que laboran para CNN.  Así se aseguran de la forma cómo DEBEMOS ver las cosas, y que nos queden muy claras: que Hugo Chávez es el Diablo, Correa también es malo, Evo es un indito folclórico al que nadie debe tomar en serio, Fidel es un pesado, la Kirchner es peor; los haitianos necesitan un capataz que los guíe, Uribe es un santo, Lula NO es confiable, los mejicanos son una “pain in the ass”.   Todo esto en claro español.
            Pero cuando se trata de filmes sin contenido ideológico, la cosa cambia: todos vienen en inglés (a menos que hayan comprado versiones viejas dobladas en España) para los gringos que viven a lo largo de toda América Latina y quieran disfrutar de los vejestorios que pasan por esas cadenas.  Sin embargo, en Europa, todas las películas norteamericanas (o de cualquier país extranjero) son dobladas rigurosamente al idioma que se habla en cada nación.  Es España, por ejemplo, vemos cómo los actores gringos hablan “con zeta”.  Entonces, si hacen eso para un público de pocos millones de habitantes como Holanda, Dinamarca o España, ¿por qué razón no tienen la delicadeza de brindar el mismo servicio a una televidencia potencial de varios cientos de millones de personas que hablamos la misma lengua?  ¿Será que nos consideran un mercado cautivo que, por güevo, tiene que aprender inglés?  ¿O simplemente porque son más baratas las versiones subtituladas? ¿O porque somos idiotas indolentes que aguantamos todo tipo de abusos?
            Además, está el gran problema de fondo: el analfabetismo.  ¿Cómo puede un obrero latino iletrado disfrutar de una película subtitulada SI NO SABE LEER?  Y ese es el caso de enormes capas de nuestra población.  Incluso de personas que fueron a la escuela y que, por desuso, leen muy mal o muy lentamente.  Los niños tampoco son muy buenos lectores; y ni qué decir de los viejos y sus dificultades para enfocar esas letritas tan chiquitas y volátiles con las que hacen las pésimas traducciones con lenguaje pocho.  Sin embargo, todo eso sería perdonable si la televisión por cable fuera gratuita; pero resulta que es PAGADA, cara, repleta de propaganda, ideologizada, tendenciosa y de mala calidad.  Y encima de todo eso, resulta que su única parte tolerable nos viene EN INGLÉS y con una traducción infame.  Además, nos obliga a perder el hilo de las imágenes… o el de los diálogos.  Ver televisión son subtítulos es una incomodidad para los jóvenes, y un  martirio para los viejos.  Y una imposibilidad para los analfabetos.  Entonces, ¿por qué toleramos este abuso y mal servicio?  ¿Porque somos latinos acostumbrados a la albarda y el bozal?
            La conducta de pueblos dóciles se ve en todas nuestras actitudes ante los abusos del Poder.  Incluso en aquellas situaciones en donde, porque pagamos, tenemos la facultad y obligación de hacer que las cosas cambien y mejoren.  Sin embargo, toleramos pasivamente todo lo que nos imponen, todos los abusos y, encima, pagamos porque nos maltraten en nuestros derechos.  Esa es la esencia de lo que es el latino, y una de las explicaciones del porqué estamos donde estamos. 
            ¿Por qué casi nunca vemos (aparte de la basura de las telenovelas) películas latinas?  En España hay una buena tradición cinematográfica; también en la Argentina, Italia, Francia, Cuba, México, Chile, Colombia, Brasil, Venezuela y otros.  Entre todos pueden formar una rica y variada filmoteca que enriquezca nuestro bagaje intelectual acerca de los valores, historias y cosas de interés común a nuestra “raza”.  ¿Por qué tenemos que ser inoculados ideológicamente solo con lo peor de la cultura yanqui?  ¿Por qué?  Nos hemos dejado anular culturalmente por la avalancha de mediocridad que nos venden a través de las cadenas por cable  de origen norteamericano.  No han ido borrando nuestra identidad latina y no han convertido en veneradores de lo peor que exporta Hollywood.  Nuestras juventudes están identificadas con un sinnúmero de idioteces que ven en la tele y que ni siquiera representan el arte de valía que hay en la sociedad gringa.           Ya es hora de que exijamos una programación de mejor calidad, pues para eso pagamos y, el que paga, manda el baile.  Para empezar, tenemos que demandar que las películas que nos ofrecen sean habladas en ESPAÑOL.       Por lo menos…                                               (¿Tienen este problema en sus países?)
                                         RIS

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