sábado, 2 de octubre de 2010

463 ¿Quién tiene la culpa?

463    “LA CHISPA”   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿QUIÉN TIENE LA CULPA?

            Desde que los gringos irrumpieron en el ámbito mundial, lo hicieron bajo el signo del dólar, la codicia y la rapiña.  No se sabe de dónde sacaron la idea mesiánica de que ellos son el único pueblo que importa.  Que son los elegidos de quién sabe que dios, y que tienen el derecho divino para apoderarse de todo lo que les dé la gana en cualquier parte del planeta.  Es lógico que todo mundo quiera estar bien, en mejor situación; pero la moral nos indica que esto no debe ser a costa de las privaciones o el sufrimiento del prójimo, noción que han perdido de vista por completo los norteamericanos.  Ellos creen que tienen el derecho celestial de tener tres o cuatro autos de ocho cilindros por cada hogar.  Con gasolina barata.  Y si para disponer de esa gasolina tienen que invadir a todos los países que tengan ese recurso, tienen el derecho sagrado de hacerlo, sin importar los holocaustos que tengan que realizar en contra de pueblos indefensos como Irak. 
            Desde que los Estados Unidos aparecieron en el escenario mundial, lo hicieron con el cuchillo entre los dientes, el arcabuz en la espalda, el garrote en la mano y el parche en el ojo.  Pero lejos de analizar la situación y darse cuenta de que el problema son ellos, se han refugiado en un fácil argumento que, según su propia óptica, los exonera de su carácter de expoliadores de la humanidad.  “Nos tienen envidia”, “No nos quieren porque somos ricos”, “Nos odian porque representamos al mundo libre”.  “No nos quieren porque somos demócratas”.  No, no se les malquiere por eso; se les aborrece por malos.  Simplemente.  De la mano de sus mentores judíos, ese pueblo ha absorbido hasta la última noción de esa despiadada manera de actuar en relación con el prójimo: se han hecho fríos, crueles y criminales en los procedimientos para obtener más y más riquezas.  En su insaciable avaricia no respetan límites ni filosofía alguna.  La ética para ellos no es más que un elástico el cual estiran o encogen a su conveniencia.  La mentira desvergonzada se ha convertido en la norma no solo en sus negocios-tigre, sino en la de sus más altos funcionarios de gobierno.   Sin el menor decoro mienten donde, cuando y como sea.   Ahora lo hacen incluso en contra de su mismo pueblo, como en el caso del 9-11, los famosos bombardeos a las Mellizas y el Pentágono.
            Ahora que han llevado a la humanidad al borde de un cataclismo, les resulta muy fácil culpar a los demás.  El juego infantil de Teté.  Al Qaeda y bin Laden tienen la culpa de todo; en segundo lugar, Fidel Castro y Hugo Chávez.  Es bin Laden el que vierte miles de millones de toneladas de dióxido y monóxido de carbono a la atmósfera.  Es Al Qaeda la que con más de trescientos millones de carros quemando gasolina está precipitando el calentamiento global y ampliando el hueco de la capa de ozono.  Es Fidel el que envenena la atmósfera con emanaciones de azufre, sulfuro y miles de químicos de una industria incontrolada e inmoral que solo piensa en los “beneficios” y no en la salud del único hogar que tenemos.  Hugo es el que está precipitando la hambruna global mediante los TLC’s, el monopolio y manipulación de las semillas, el encarecimiento del petróleo y todas las maniobras criminales que están abocando a la humanidad al mayor desastre de la historia. 
            No pueden, o no QUIEREN entender los gringos que ELLOS SON EL PROBLEMA.  Que no DEBEN, aunque puedan, seguir desperdiciando locamente los recursos que son de toda la Humanidad.  No deben malgastar el petróleo con dos o tres carros por hogar.  Con calefacción o aire frío las 24 horas, o con interminables baños de agua caliente.  Ya se están quedando sin agua y esto apunta hacia una nueva clase de piratería global: enajenarnos nuestras aguas y llevárselas para los Estados Unidos.  Esto no es una teoría, YA ES UN HECHO.   Los culpables de la crisis que estamos viviendo y que llegará a ser peor, NO SON BIN LADEN, AL QAEDA, FIDEL, HUGO O LOS CHINOS.  Es el resultado de la arrogancia de un pueblo altanero que ha olvidado sus orígenes recientes de una manera criminal.  Hace apenas un siglo eran vaqueros ignorantes, y esa es una historia muy cercana como para que la hayan olvidado y se crean dioses.  Tampoco lo fueron los griegos, egipcios, romanos, españoles, ingleses y todos los imperios altaneros que hoy no son más que tristes  y borrosas notas en la bitácora de la Historia.  Ustedes también caerán.  Pero no será por culpa de bin Laden, Hugo, Fidel o Al Qaeda sino por su propia mala cabeza, sus locuras, su angurria y falta de misericordia con la humanidad de la cual se han enriquecido merced a sus tácticas de explotación.  Caerán por su voracidad y falta de consideración hacia esos otros pueblos que en algún momento los vieron como los representantes de la JUSTICIA, LIBERTAD Y DEMOCRACIA.   Caerán porque se han vuelto un pueblo maligno que sustenta su bonanza económica en el dolor y la sangre de innumerables naciones que han sido sacrificadas en aras de la codicia, único norte que guía sus actividades políticas y militares.
            Ese libro detrás del cual se amparan, la Biblia, contiene una frase lapidaria: “Con la vara que midiereis, serás remedido”.   Es raro que siendo tan fanáticos de esas escrituras, no se hayan detenido a pensar en el significado y alcance de esa sentencia.  El misticismo la llama “Ley de retribución Divina”, y los orientales le dicen Karma.  Y ningún imperio, por poderoso que haya parecido, como Roma y sus mil años, ha podido escapar del ineluctable destino al que están sometidos todos los hombres y naciones: la caída.  Es extraño que no hayan meditado un poco acerca de quiénes son los verdaderos culpables de lo que pasa en el mundo, y que sigan empeñados en creer que solo ellos tienen la razón y que el mundo entero está equivocado.  Lo que tanto criticaron a Hitler, ahora lo están repitiendo: “Estados Unidos, la pobre víctima de bin Laden y Al Qaeda”.  Esa es la ceguera que producen la egolatría, la impiedad y la prepotencia, la cual conduce a la locura de creerse dioses y actuar como demonios.  ¿Quién tiene la culpa?
            RIS

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