viernes, 15 de octubre de 2010

740 La plaga mediática

740    “LA CHISPA”     (30 diciembre 2009)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA PLAGA MEDIÁTICA:  ¿ES PARTE DEL T.L.C.?
            ¿Están obligados nuestros gobiernos a través de sus ministerios de salud a continuar con el thriller de la pandemia porcina?  Ahora elevada a la categoría de humana (AH1N1), sigue teniendo una publicidad masiva y, por lo mismo, sospechosa.  Para la gente que piensa, medita y analiza, que lee y compara, esta gripe (el sabor del mes) es cada día más confusa y su naturaleza verdadera se va haciendo más turbia en virtud de la fanfarria que han montado los medios en su favor.   ¿Obliga el T.L.C. a este tipo de propaganda en beneficio de los medicamentos norteamericanos?  ¿De qué manera articularon este asunto para que el país esté obligado a la compra masiva de una vacuna que, según dicen los que saben, no protege contra nada?  Son continuos los bandos que emanan del Ministerio de Salud acerca del peligro específico de este catarro, y de la necesidad perentoria que tenemos de vacunarnos… o morir.   ¿Cuántos cientos de miles de “vacunas salvadoras” tiene que comprar Costa Rica a la farmacéutica que tiene el monopolio de este producto?  ¿Y cuánto vale cada ampolla?  ¿Y lo más importante, cuál es el monto de las “comisiones”?
            Sobre esto se ha hablado y escrito mucho.  Hay toneladas de información en la Internet.  Mucha de ella es convincente y engloba a autoridades de la medicina con opiniones contrarias al pavor que los medio han sembrado con relación con este mal.  Entonces ¿dónde esta la verdad?   La prensa nos hizo la presentación de esta enfermedad como el Leviatán del siglo, como la peste negra destinada a acabar con la mitad o más de la población mundial.  Su aparición fue espectacular y se dio nada menos que en México, una nación en donde los gobiernos son de lo más corruptos que se pueda imaginar; además, esta coincidió con la visita de altos funcionarios del gobierno norteamericano a ese país.  Fue un golpe imaginativo tan bien planeado como el de las Mellizas de Nueva York.  Pero todo fue una especie de pasamanos como esos que realizan los prestidigitadores: nadie pudo ver nada de verdad.  Todo eran declaraciones terribles, apocalípticas, misteriosas y envueltas en el más riguroso secreto en el cual jamás pudo penetrar el ciudadano común.  Algo así como los famosos “derrames químicos” de las películas de Hollywood.  Toda una telaraña de mentiras, dudas, afirmaciones, inconsistencias y misterio.  Cifras de muertos exageradas o falsas.  Alarma y terror generalizado sobre algo que no se ha probado de manera indudable.
            Cables van, cables vienen.  Informes alboroteros de todas partes del mundo, generados en las agencias de prensa norteamericanas.  Mil muertos aquí, cien allá, quinientos más allá.  Dos mil en Ceilán, cinco mil en China.  Trescientos en Japón, cuarenta en Israel, dos mil en Argentina, siete mil en Nigeria.  Todo surgido de las Agencias de Prensa, sin ninguna confirmación.  Una plaga mediática (de los medios).  Algo así como los informes “veraces y sin la menor duda” acerca de la confirmación de las armas de destrucción masiva que tenía Satán Hussein.  Pero ¿cuál es la verdad acerca de esta epidemia?  ¿Es tan mortal como dicen?  Y más importante: ¿es tan efectiva la vacuna?  ¿En realidad, hace esta la diferencia entre vivir o morir?
            No se ha probado ni una sola muerte por causa del H1N1NI UNA SOLA.  Si este fuera capaz de matar por sí solo, ya habría exterminado a toda la población mundial.  Si los virus pudieran hacer eso, hace millones de años no habría nada más que ellos, y la vida jamás hubiera pasado más allá de esa forma.  Como todas las microvidas en general, NO SON LA GÉNESIS DE LA MUERTE DE NADIE, sino lo contrario; solo son complementos de un proceso que tiene muchos componentes: sistema inmunológico bajo, mala alimentación, vejez, enfermedad, malos hábitos de vida, abuso de drogas y medicamentos pero, sobre todo, variantes bruscas del equilibrio térmico del cuerpo, fuente de todos los resfríos.  Los microbios tienen el propósito de mejorar a las especies y hacerlas más resistentes.  Pero si una criatura está débil o vieja, se confabulan con otros factores para eliminarla.  Es la ley de la Vida.  Eso hacen todos ellos, son los preservadores y encargados de la limpieza.  Son vacunas naturales específicas en el proceso evolutivo.
            No existe un hombre sano al que un virus pueda matar por sí mismo.  Si así fuera, ya habría desaparecido toda la humanidad.  Causan incomodidades, malestares y nos apalean pero, al final, casi todos salen bien librados y más fuertes, salvo los viejos y los enfermos, como es natural.  Véase que hasta el momento, ningún informe médico ha probado la muerte de algún paciente por causa única del AH1N1.  Las pocas personas cuyo deceso ha estado ligado a él eran obesos, anémicos, asmáticos, diabéticos, con enfisema, enfermos del hígado, páncreas, riñones o cualquier otra deficiencia orgánica seria.  ¡No los mató la gripe porcina!  Esta solo fue un ingrediente más, pero para el negocio de las vacunas, era necesario crear el pánico y echarle la culpa al Bin Ladden de los virus.   Así que le han endilgado la responsabilidad de muertes en las que no fue la causa única.  Además, NADIE ha probado la presencia de este en los casos denunciados.  Simplemente han manipulado la información y le han achacado la responsabilidad en solitario.  Como hicieron con Hussein y todos los árabes en relación con las Gemelas y las supuestas armas de destrucción masiva.  Todo parece ser una confabulación entre los gobiernos obligados por el TLC y los medios de prensa.  Mientras que no hay NI UN SOLO CASO DE MUERTE atribuible directamente y en forma exclusiva a esta supuesta peste, año con año mueren innumerables personas por causa de los catarros comunes o estacionales, asociados a factores como la desnutrición, vejez, enfermedades varias y otro tipo de abusos en contra del cuerpo.
            ¿Dónde están los cientos de miles de muertes con las que nos amenazaron cuando la fiebre chanchuna hizo su “misteriosa aparición” nada más ni nada menos que en México?   Extraña coincidencia ¿no es cierto?  Parece que estamos ante un fenómeno mediático en el cual están implicados los gobiernos que firmaron el famoso TLC, la farmacéutica de la vacuna y, desde la penumbra, el gobierno de Estados Unidos, cómplice de cualquier maniobra de las grandes transnacionales de ese país.  Estimado lector: piénselo un poquito y no se deje llevar por la propaganda o el miedo irracional.                                                            (¿Cómo enfocan esto en su país?)
           
                               RIS

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