domingo, 3 de octubre de 2010

419 La diáspora

419   “LA CHISPA”   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA DIÁSPORA

            Como todas las cosas que se relacionan con los judíos y sus leyendas, la dispersión de esa gente por el Medio Oriente y Europa, aparece penumbrada por el velo del misterio y cierta solemnidad con la que ellos se han encargado de recubrir cuanta tontería haya sucedido en su historia como pueblo.  Desde que escribieron su Biblia e ingresaron en la historia como “pueblo elegido” por ellos mismos, no han parado de inventar toda clase de embustes.  Y con una tenacidad de termitas, han ido interpolando sus inventos religiosos e “históricos” dentro de la Historia de Verdad, hasta el punto que ya es casi imposible distinguir entre la verdad y las mentiras de esa gente.  Infinidad de zapadores judíos se han encargado de ir creando todo tipo de leyendas, que han ido metiendo en la mente de los crédulos gentiles como hechos de la vida real.
            El gran iniciador de esa cadena interminable de patrañas fue un individuo llamado Josefo, a quien los creyentes en la Biblia catalogan como uno de los grandes pilares de la fe, pues aseguran que él fue un testigo presencial de los grandes acontecimientos religiosos de inicio de la era cristiana.  Autor de una serie de “historias” fantasiosas y amañadas que plagió de los grandes cronistas de la antigüedad, es el puntal sobre el cual gira la mayoría de cuentos bíblicos que respaldan absurdos como el de la famosa Diáspora.  La ingenuidad de los gentiles los ha llevado a suponer que cuanta tontería diga la Biblia, los judíos o los historiadores cristianos, debe ser cierto porque es “palabra de Dios”.  Pero esto no es más que mera complicidad criminal con una serie de falsedades que han llegado no solo a colarse dentro de los anales verdaderos sino que, en muchos casos, han venido a suplantar la verdad.  Todas las patrañas que han inventado los judíos para su beneficio, automáticamente gozan del aval de los cristianos porque estos dan por un hecho que todo lo que pasa alrededor de ese pueblo tiene que ver con la voluntad de Jesucristo y el firme respaldo de Dios.  Los gentiles suponen que todo lo judío es mágico y que obedece a la misteriosa y selectiva voluntad de Yavé.  Uno de esos inventos es la Diáspora (palabra griega que significa dispersión).  Cuando la gente la escucha, imagina que esa fue la voluntad de Dios; que es un mandato divino que fue implementado por los perversos romanos que obligaron al pobre “pueblo elegido” a huir por todo el mundo conocido.  Pero la verdad que hay detrás de este fenómeno social es de una vulgaridad tan ordinaria y chocante, que da cólera ver la manera cómo la han capitalizado en su favor.   
La verdad es que NADIE, NUNCA obligó a los judíos a salir de sus tierras, y en efecto muchos nunca lo hicieron. Ningún imperio, nación o poder ajenos a ellos emitió decreto alguno que determinara que tenían que salir de esas tierras.  Pero si los gentiles lo quieren creer, ¡bendito sea Yavé!  Eso no es historia, pero a través de los años ellos se las han agenciado para ir calando la idea en la mente de los cristianos, de tal manera que estos se sientan culpables de algo en lo que nada tuvieron que ver.  Algo así como “El pecado original”.
El mandato de la Diáspora fue pronunciado por los rabinos inventores de la Biblia, quienes pusieron en boca de sus ficticios profetas, ciertos mandamientos imposibles de cumplir cuando los judíos viven solo entre ellos.  El primero de ellos es “El Gran Mandamiento”, el cual eleva la ruin actividad de prestamista a la categoría de mandato divino.
“Ya que Yavé tu dios te ha bendecido, como te ha dicho, PRESTARÁS entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado; tendrás DOMINIO sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio”  (Dt. 15-6).
He ahí la clave de la Diáspora, y el porqué los judíos deben vivir para siempre entre los gentiles; fueron sus propios rabinos los que los condenaron a ese “martirio”.  Los intereses que la ley les permite cuando prestan a otros judíos no justifican el riesgo ni el tiempo.  Por eso tuvieron que Diasporizarse entre aquellos a los que sí pueden crucificar con su actividad de usureros.  Y si a la limitación de los intereses le sumamos el AÑO DE REMISIÓN, tenemos el cuadro completo de por qué SIEMPRE tendrán que vivir entre los goyim.
“Cada siete años harás remisión y perdonarás a tu deudor todo lo que le prestaste; no lo demandarás más a tu prójimo.  Pero del EXTRANJERO (gentil) demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano (otro judío) tuviere tuyo, lo perdonará tu mano” (Dt. 15-2 a 3)      (resumido)
Esos mandatos bíblicos son la causa de la Diáspora y no los romanos o cualquier otro gentil; pero ellos se las han ingeniado mediante un sinfín de patrañas, para hacerles creer que la culpa de su eterno peregrinar se debe a los cristianos.  Pero ahora que tienen una grande y poderosa patria que cuenta con el respaldo total de los Estados Unidos para masacrar a todos los árabes si les da la gana ¿por qué no regresan a ella?  Porque con sus paisanos no se pueden comportar como LOGREROS, como dice su Biblia.  ¿No era que durante dos mil años habían suspirado por el retorno?  Así es la mayoría de los relatos de la Biblia, inventos sin fundamento histórico, pero que ese astuto pueblo ha logrado filtrar en los gentiles, quienes dan por cierto todo disparate, siempre y cuando provenga del pueblo elegido.  Esas son las causas únicas de la Diáspora: el oficio de prestamistas y usureros al que los condenó su libro sagrado.  Además, el “Año de Remisión”, completó el panorama de por qué siempre tienen que estar en estado de Diáspora entre los goyim o no judíos. 
Fragmento tomado del libro “El Análisis” para este día de Semana Santa, cuando nos abruman con tanta leyenda bíblica como verdades provenientes del cielo.
Fraternalmente
                        RIS

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