martes, 12 de octubre de 2010

495 Mi Nissan frontier roja con...

495   “LA CHISPA”  (Chispa de cuando empezaron los lectores de cédula)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder” 

MI NISSAN FRONTIER ROJA, 4WD, DOBLE CABINA…

            Una mañana de estas me levanté molesto porque el día anterior un autobusero de la ruta a “El Zapote”, quería que le entregara mi cédula para escanearla en un aparato electrónico.  Y yo, desde luego, me negué pues en este país todo el mundo es sospechoso (bien pueden tomar información de mi cédula y vaciarme unos cuantos millones de dólares de mis cuentas.  ¡Vayan ustedes a saber!).  ¿No acaban de “alzarse” un montón de miles de millones con el truco de la última devaluación?  De esas que, a capricho, hace el Banco Central para favorecer a la “economía nacional” (con nombres y apellidos).  Además, creo que es el único autobús que tiene ese dispositivo.   Así que después de una lucha verbal con un chofer de lo más “sapo”, preferí pagar el pasaje y guardé mi boleto de los que nos da la Caja a los viejos.  De nada me valió que le explicara al energúmeno que ese tiquete no era “gratis”, que yo pago por él, pues a pesar de ser pensionado, cotizo con el Seguro con una suma cercana de los veinte mil colones por mes.  Pero nada valió.  El hombre estaba empeñado, furiosamente, en su determinación de introducir mi cédula en un artefacto que nadie, aparte de ellos, sabe qué diablos puede hacer con la información que hay en ese documento tan personal. Incluso la pueden fotocopiar y sacar duplicados y, de repente, aparecen unos cuantos chinos, haitianos o dominicanos con el nombre de uno; además, reclamando nuestras propiedades y cuentas bancarias.  Aquí todo es posible. Por eso les sugiero a todos los viejos que se nieguen a entregar sus cédulas, pues la ley dice que solo deben presentarla junto con el carné que los acredita como roquillos de oro, privilegiados y respetados”.   La ley no dice que deben entregar su cédula a un patán para que la someta a un escrutinio electrónico, como si se tratara de la verificación de la identidad de un posible terrorista.  La ley no los faculta a tal atrevimiento; mucho menos, en los términos de insolencia bajo los cuales quieren llevar a cabo semejante acción. 
            Esa fue la razón de mi enojo y la decisión que tomé ayer para ir a comprarme mi Nissan Frontier roja, doble cabina, Four Wheel Drive (4WD), estribos, mataburros y equipo de sonido Aiwa.  Me harté de ser peatón y víctima de los regaños de cualquier rufián que crea que me puede humillar solo porque presento un tiquetito que dice “Servicio Gratuito”, lo cual, en mi caso y el de miles que pagan seguro, no es cierto.   Por eso, a partir de hoy, me compraré mi Nissan Frontier roja con GPS, televisión, teléfono, full extras y todo lo demás.  Y en cuanto me encuentre a ese chofer infeliz, se la echo encima y lo convierto en un corazoncito amarillo en el suelo.  Pero mi sueño no duró mucho.  Cuando me dijeron que el precio de mi Nissan Frontier roja, 4WD, con mataburros y computadora anda cercano a los CUARENTA MIL  DÓLARES me quedé frío, pues ni con el préstamo de la Caja de ANDE llego a los cinco mil dólares.  Así que con mucho dolor, reduje el límite de mis aspiraciones y vi cómo mi Nissan Frontier roja, doble cabina, air bag y TV se esfumaba de mi rango de posibilidades para entrar en el terreno de la fantasía.  De los sueños de los pelagatos.  Pero… ¡qué importa!  Al fin y al cabo, consume mucha gasolina, y la situación no está para el desperdicio.
            Entonces bajé la mira e intenté algo más accesible, como de mil o mil doscientos centímetros cúbicos.  ¡Eso es!  Una Nissan roja, cabina sencilla, con radio, sin aire acondicionado, pero Nissan; de mil doscientos o menos centímetros cúbicos.  Talvez de ochocientos.  De esas que DEBERÍAN utilizar en los países tercermundistas como el nuestro.  Pero el vendedor me sacó brutalmente de mi ensueño.  –Señor, --me dijo—“desde hace muchos años no se fabrican “pickups” de menos de dos mil cuatrocientos centímetros, de ninguna marca.   Así que no es cuestión de que nosotros no las tengamos, es que nadie las fabrica.  Puede encontrar de tres, cuatro o cinco mil centímetros cúbicos, pero no menores.  Y las que usted ha visto en la calle, tienen más de veinticinco años de andar corriendo, son reliquias como las Hyundai Pony y otras”.
            Después de ese mazazo, me puse a cavilar.  ¿Será cierto lo que me dice este muchacho?  ¿Es un truco para “obligarme” a comprar un monstruo de esa cilindrada?  ¿Cómo es posible que no se fabriquen camionetas chiquitas y económicas para las colonias del tercer mundo?  Está bien que las Blazers y las Land Cruisers tengan un mercado enorme en USA, Kuwait, Arabia, Dubai o Venezuela, pero no en Costa Rica y otras naciones que carecen de petróleo.  Está bien que fabriquen Hummers para los gringos y los jeques de Medio Oriente, pero ¿por qué no hacer de estos vehículos de ochocientos o mil centímetros cúbicos para países pobres y carentes de ese recurso?  Ese negocio bien podrían hacerlo los brasileños, que tienen una incipiente industria automotriz; talvez los argentinos o los mejicanos, que también conocen nuestras necesidades.  Algo así como los carritos liliputienses que fabrican para uso doméstico en Europa. O como el Volkswagen mejicano.  Les pido a los entendidos en la materia que me aclaren si esto que me dijo ese vendedor es cierto: que estoy condenado y “obligado” a comprarme una Nissan Frontier de 2400 cc como mínimo.  Y de haber otras camionetitas en el mercado, que por favor me informen para ver qué puedo comprar con cuatro mil dólares.  Pero que sea roja, ojalá Nissan, un poco viejita pero buena.  No importa que no tenga air bags ni navegación satelital, pues para ir a Limón no la necesito; pero eso sí, que las llantas estén buenas y que ya haya pasado la revisión.  ¡Ah!...  que el número de motor sea legible.  Y mientras tanto, le sugiero al gobierno que prohíba la importación de vehículos de cilindrada mayor a los MIL QUINIENTOS centímetros cúbicos, eso sería responsabilidad; y dada la importancia que tenemos para Japón, y mediante la influencia del TLC, talvez la Nissan se decida a fabricar una Nissan Frontier roja, de 1500 cc con todas las extras que trae la grande.  Pero que no valga más de CINCO MIL dólares, que es mi límite con el préstamos de la Caja de Ande.             
Nissanescamente
                                  RIS

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