sábado, 23 de octubre de 2010

837 ¿Cuál acción es preferible?

837    “LA CHISPA            (uno de octubre del 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿CUÁL OPCIÓN ES PREFERIBLE?
            Las más conocidas que nos ofrecen para después de la muerte son varias.  Algunas nos parecen desagradables, otras, apetecibles; pero todas están enmarcadas por el velo de la duda.  En ninguna existe la certeza, salvo que el fanatismo sustituya a la razón y nos aferremos a aquella teoría que sea más agradable a nuestro gusto.  Así que, como un juego bastante serio, pensemos en ellas y hagamos nuestro propio análisis; pero honestamente y sin la intención de convencer a nadie ni probar la superioridad de nuestra religión o modo de pensar, pues una cosa es bien segura: nada sabemos sobre este tema, solo creemos.  Tampoco se trata de demostrar la fortaleza de nuestras convicciones ni qué tan buen cristiano, ateo o mormón soy.  Es una invitación para que pensemos por nuestra cuenta y no sumisos a los dogmas que siempre nos han repetido, por antiguos y santos que nos hayan dicho que son.   El tema del más allá, sigue siendo un misterio absoluto.
            1ª) Los ateos nos dicen que nada hay.  Que una vez que morimos, ahí se acaba todo.  Que somos criaturas biológicas producto de la evolución y que, gracias a esta, hemos desarrollado el cerebro y la mente; y que es esta la que ha creado toda clase de teorías acerca de la vida y la muerte, y la que, en su deseo de perpetuidad, ha urdido todas las patrañas que hacen agradable la vida y la posibilidad de seguir viviendo en otro plano.  Eternamente.  ¿Tienen razón y algún respaldo?  Claro que sí: la ausencia de pruebas acerca de la vida post mortem.  ¿Y qué ventajas se obtienen de esta forma de creer?  Tranquilidad y paz que los lleva a vivir la vida plenamente, sin compromisos con una existencia imaginaria en un paraíso ilusorio en donde se penetra por escogencias casuísticas o preferencias injustificadas e injustificables.  Los ateos NO viven la vida física y “real” en función de una teoría.  Los auténticos ateos suelen ser mejores personas que muchos creyentes.
            2ª)  Los cristianos nos proponen un paraíso inexplicable e ilógico en donde billones de “personas” o almas estarán POR TODA LA ETERNIDAD en las cercanía (inexplicable) de un extraño dios que ha realizado la elección de estos sujetos basado en una serie de reglas de lo más absurdas, entre las que se incluye la amoral e inaceptable ley del perdón de los pecados.  Eso sin contar el disparate de una relación personal entre lo Infinito y lo finito (Dios y el hombre).  Además, la escogencia caprichosa como “pueblo elegido”, de un grupo de individuos de lo más cuestionable moralmente.  También nos proponen la existencia del Infierno y Satanás como contrapartida del cielo y ese dios.   Una teoría por demás indemostrable, ni siquiera mediante el auxilio de la dialéctica.
            3ª)  La propuesta del budismo es, en cierta forma, semejante a la de los ateos, pues nos dice que el hombre como tal, la personalidad, se desintegra.  Y esto, mal interpretado, produce el horror y rechazo inmediato de los occidentales, que no tienen la menor intención o voluntad de pensar; mucho menos, de practicar una vida moral.  El budismo no cifra su esperanza en la evolución o perpetuidad de la “persona”, pues bien sabe (o cree) que esta no es más que un racimo de recuerdos que perduran mientras hay un substrato sobre el cual hacerlo.  Tampoco hablan de reencarnación o vida eterna; no al menos en la forma como suelen interpretarlo los cristianos.
            4ª) Tenemos aquí al hinduismo, el cual podemos dividir en dos aspectos: exotérico y esotérico.  La creencia popular es de lo más rica y absurda; casi como el judaísmo y sus retoños occidentales.  Paraíso, cielo, reencarnación, dioses y demonios, vida eterna y otras ventajas.  Por su parte, el hinduismo esotérico, el de los brahmanes iniciados y que no llega al populacho, es mucho más complejo y filosófico, muy semejante a la Doctrina Secreta, ya divulgada por Mme. Blavatsky.  Este se sustenta en dos grandes pilares para la evolución espiritual de los individuos: reencarnación y karma.  La primera explica, mediante la lógica, la única vía de evolución racional; y el segundo, la aplicación de la justicia divina de manera impersonal, sin interferencia, castigos, premios ni favoritismos.  Cada uno recibe aquello que se merece, ni más ni menos
            5ª) Es la tesis teosófica, fundamentada en la antigua tradición divulgada en la colosal obra presentada por H.B.P. (Helena Petrovna Blavatsky) a la estimación del mundo: “La Doctrina Secreta”.  Esta pretende ser la sabiduría eterna enseñada a los hombres por los Grandes Maestros a través de los tiempos.  Esta obra es la tesis fundamental de la Sociedad Teosófica, y su contenido es imposible de aclarar en tan corto espacio.  Pero eso sí, a criterio de este servidor, constituye la explicación más lógica (aunque también teórica) de cómo funciona el mundo, la humanidad y cuáles son las relaciones de esta con Dios o los dioses.  Es un cuento bellísimo y satisfactorio desde el punto de vista de la razón y el sentido común, aunque solo fuera un mito más de los tantos que hay para dilucidar el porqué estamos en esta vida y cuál es nuestro destino final.  Como el budismo, es un poco decepcionante desde el punto de vista de nuestros gustos y aspiraciones inmediatas; pero una vez que asimilamos ese golpe inicial, toda la teoría empieza a calzar mentalmente, aunque pudiera ser tan ilusoria como cualquier otra.
            Si dejamos de aspirar a la fácil y rápida salvación como producto de una sola vida, empezaremos a entender el propósito de esta.  Si renunciamos a creer en el camino sencillo y libre de compromiso, estaremos preparando nuestra mente para el encuentro con la Verdad, cualquiera que esta sea.  Si abandonamos la idea de la salvación por chiripa o arrepentimiento de última hora, estaremos entrando en el camino de la razón, sin que esto signifique que nuestras creencias sean reales.  Es por eso que debemos abocarnos al estudio de esta idea central, el cual debe realizarse en solitario, sin prejuicios y sin ideas preconcebidas; en consulta íntima con nosotros mismos.  Solo de ahí brotarán las respuestas satisfactorias aunque no necesariamente ciertas.  Y si esto nos falla, podemos seguir viviendo en el refugio de nuestras ficciones, pues al fin y al cabo, al dar el salto final, de cualquier manera descubriremos la verdad.   Que la paz sea con ustedes.
            Fraternalmente
                                   RIS

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