domingo, 17 de octubre de 2010

832 Los viajes espaciales

832    “LA CHISPA                    (16 septiembre 2010)       
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos de Poder”
LOS VIAJES ESPACIALES
            Como mucha gente habla con tanta seguridad de los OVNI, seres extraterrestres y la posibilidad de los viajes interestelares y aun intergalácticos mediante los agujeros de gusano o del universo curvo ideado por Einstein, parece que todo se tratara de hechos científicos actuales o a punto de realizarse.  Pero es necesario poner una nota de realismo en esas teorías y mundos poblados por infinidad de criaturas de todas las formas, colores y niveles de inteligencia. Y sobre todo, a los sueños un tanto desbocados acerca de los viajes interplanetarios, interestelares e intergalácticos.  
Con Julio Verne y su novela “De la Tierra a la Luna”, la ciencia ficción abrió las puertas a la ilusión e hizo que ambos campos se traslaparan en un espacio que, por ahora, parece tener atrapada la imaginación no solo del ciudadano común y lego, sino la de algunos científicos soñadores y con una particular visión del Universo y la vida.   Y aunque eso es válido como material novelístico o cinematográfico, no es aceptable como explicaciones reales, las que deben estar fundamentadas en el método científico y la demostración fáctica a prueba de dudas.   Es lamentable que ciertos grupos de “científicos” hayan hecho suyos muchos conceptos teóricos y los hayan elevado a la condición de dogmas, como el caso del Big bang y su absurdo átomo inicial de densidad infinita; o los huecos negros y sus fantásticas características, o los problemáticos agujeros de gusano,  o plegar el universo para moverse al instante a sitios a millones de años luz de distancia; o la tele transportación y los viajes entre las galaxias como los de Star Trek y otras series televisivas.   Muchos científicos se han dejado llevar por su emoción infantil, hasta llegar al punto de afirmar como verdades de la ciencia, cuestiones meramente hipotéticas, como las citadas con anterioridad.
            No debemos olvidar que la barrera definitiva a los viajes espaciales es la velocidad de la luz.  Esto es un hecho que solo se puede refutar con ciencia ficción, y hasta que no se descubra otra cosa, la luz es el límite del movimiento en el plano físico del universo, y eso significa que ningún ingenio humano puede viajar a una velocidad superior a esa; posiblemente, ni cercano a ese tope.  Y en el mundo real, sabemos lo distantes que estamos de fabricar algún artefacto que pudiera viajar con esa rapidez. Sin considerar los supuestos agujeros de gusano que nadie ha visto, desde luego.  Hasta el momento, nuestros vehículos más veloces no llegan ni a los cincuenta mil kilómetros POR HORA, lo cual es decepcionante cuando nos enfrentamos a las distancias que hay en nuestro sistema.  Si nos apegamos a la realidad de nuestra tecnología actual, ni siquiera los viajes en nuestro vecindario espacial son posibles.  Esto, desde luego, basados en la REALIDAD y no en la fantasía de la ciencia ficción o el futurismo.  Con esa limitación, estamos encerrados en el sistema planetario, pues un viaje hasta los linderos de Plutón nos llevaría más de 15 años, y eso no es halagüeño.  Demasiadas cosas habrían cambiado en el mundo que dejaran estos viajeros, y tal cosa no compensa la emoción del periplo.
              La otra gran barrera es la Gravitación.  Como se sabe muy bien, la falta de gravedad por algunos meses, causa trastornos casi irreversible en la química del cuerpo humano; pérdidas sensibles que originan trastornos físicos muy importantes.  El hombre es un ser diseñado por y para la gravedad, y la ausencia de esta, le resulta fatal a la larga, y es probable que un viaje a Plutón acabe con su vida o lo dañe fatalmente.  Entonces, ¿qué probabilidad tendría este de llegar a la estrella más cercana a nuestro sistema solar, si esta se encuentra a más de CUATRO AÑOS LUZ de la Tierra?  Aún suponiendo que pudiera viajar a la velocidad de la luz, ese tiempo ingrávido lo mataría.  Hay un grupito de estrellas como Rigel, Barnard, Wolf, Lalande y otras, que constituirían la barrera natural a los viajes del hombre, pues consumirían buena parte de la vida de este; y aquellas que se encuentran a cincuenta o más años, estaría fuera de la posibilidad humana, ya que todos los pasajeros de esa nave imaginaria, morirían en ese tiempo (sin el truco de la hibernación).  Además, ¿qué sentido tendría un viaje de ese tipo que los llevaría a perder para siempre todo contacto humano?
Hasta aquí, les hemos hecho la concesión de algo casi imposible: una nave que vuele a la velocidad de la luz.   Pero aún así, si saben que nuestra galaxia Vía Láctea tiene un diámetro de CIEN MIL AÑOS LUZ, toda la fantasía de los viajes intergalácticos se reduce a polvo; además, la galaxia vecina, Andrómeda, se encuentra a DOS Y MEDIO MILLONES DE AÑOS LUZ.  Misión imposible, ni con agujeros de gusano ni doblando el plano del universo (técnica que nadie se ha atrevido a explicar).  Una nave que volara a la velocidad de la luz, duraría CIEN MIL AÑOS para cruzar nuestra galaxia.  ¿Y quién puede vivir ese tiempo?  Y si pudiera, ¿a qué iría?   Sin ciencia ficción, no parece haber una salida real, por más agradables que sean las historias que hemos inventado acerca de este tema y los alienígenas.  Sin suposiciones.  Somos hombres de gravedad y nuestra anatomía está diseñada para funcionar en ella.  Nuestros cuerpos físicos NO pueden volar a la velocidad de la luz, porque esta es un parámetro que nada puede igualar.  ¿Y otras civilizaciones más avanzadas?  Talvez.  Pero ese avance tecnológico sería correlativo con su desarrollo moral y espiritual, y tal condición los pondría en un plano en donde les sería innecesario cualquier transporte material para moverse a velocidades inimaginables: pero eso es misticismo, otro tipo de ciencia ficción, aunque más lógica.   Sería la forma como viajan los dioses, en otros planos que no son físicos y que tienen sus propias leyes diferentes al nuestro: astral, mental y otros más elevados.  Nos guste o no, estamos circunscritos a la Tierra por muchos siglos más.  Los dos frenos principales son: velocidad de la luz y gravedad.
Nuestros viajes en cuerpo físico están limitados, por ahora, a nuestro sistema solar.  Esa es la realidad sin ciencia ficción.  Y aquí sí podemos especular para divertirnos con los marcianos y lunáticos, que somos nosotros mismos; con los jupiterianos, con los Señores de Venus y de Mercurio, que están involucrados en nuestra evolución.  Pero eso es misticismo (¿ciencia-ficción?)                                            ¿A usted qué le parece?
            RIS

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