miércoles, 3 de noviembre de 2010

656 Resumen final sobre los cosméticos

656      “LA CHISPA”         (26/06/09)
 Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
RESUMEN (casi) FINAL SOBRE LOS COSMÉTICOS
            ¿Qué tenemos?  Una industria todopoderosa que hace ríos de oro y diamantes con la vanidad y simplonería de millones de personas que ignoran los más elementales entretelones de esta actividad.  Una empresa global a la que nada le importa la salud de la gente.  Solo hacer plata.  Esos son hechos innegables.  Y si hacen propaganda en la que manifiestan alguna preocupación por el bien de la clientela, esta no es más que una pose astuta para mantener la tranquilidad de los consumidores; para que permanezcan “seguros” de lo que compran.   La publicidad abrumadora de ese comercio hace imposible que el público escuche cualquier voz de advertencia.   Su poder es omnímodo y lo han sustentado sobre bases muy sólidas: “buenos” e inmediatos resultados, pero sobre todo, por la practicidad.  Además, por la enorme variedad de marcas que encontramos en el mercado.  Prácticos, baratos y abundantes.  He allí la clave de su dominio.   De lo que nadie habla es del precio que hay que pagar a mediano o largo plazo.  Aunque es cierto que no hay estadísticas ni estudios contundentes que demuestren una relación causa-efecto inequívocos entre el uso de cosméticos tóxicos y ciertos padecimientos, el sentido común nos dice que no puede ser saludable untarse tantos químicos sobre la piel. 
            Vamos a plantearlo de la manera más simple utilizando el ejemplo de un hombre, pues las mujeres utilizan cuatro o cinco veces más productos de belleza.  Si este caballero utiliza un champú como “Elvive”, se habrá aplicado 28 sustancias químicas en su cabeza.  Si utiliza un “acondicionador”, se habrá untado otras veinte.  Si usa un jabón como el Des-O-Tres, sumará otras ocho sustancias nocivas o sospechosas.  Al afeitarse con una crema como la Foamy de Gillete, le habrá mezclado a su cóctel 18 ingredientes más, al final de los cuales, el anuncio dice irónicamente: “No daña la capa de ozono”.  Cualquier otro “after shave” le carga unos doce a quince componentes más.  Una colonia, 10 más.   El lavado de dientes con Colgate, le aumenta 12 productos más.  Y con cierto sentido de un humor negro, nos dicen: “No contiene azúcar”.   Un enjuague como el “Listerine” le añade a su sopa química nada menos que 6 ó 7 productos.  Y si se aplica un “removedor de placa” como el “Plax de Colgate”, puede contar otros 13 elementos.  Si utiliza un desodorante como el “On Duty” de Avón, le puede agregar el peligroso hidróxido de aluminio a la cuenta.  Si se aplica en la piel alguna crema suavizante como la “St. Ives”, puede sumarle 33 químicos más a su inventario.  Péguele los doce químicos de la crema capilar “Suave” de Hellen Curtiss.   Cualquier talco o polvo para los yuyos (Neutrodor o Kirk’s) tienen de ocho a diez sustancias más.
            En esos escasos productos, casi de rutina en el “aseo” masculino, una persona se ha aplicado en su piel o boca nada menos que 195 QUÍMICOS.   Y aunque algunos pueden ser repetidos, estos no dejan de ser cerca de CIENTO CINCUENTA.  Y ESO NO PUEDE SER BUENO, digan lo que digan.   Por inocuos que pudieran ser, ciento cincuenta químicos sobre nuestra piel, todos los días, durante años,  DEBEN TENER ALGÚN RESULTADO NEGATIVO, sin importar la propaganda que hagan los comerciantes.  La página web de Discovery Salud dice taxativamente: “La mayor parte de los cosméticos convencionales son TÓXICOS”.   Esa afirmación deberíamos tomarla en cuenta y meditar un poco sobre este delicado asunto.   Ninguna crema de manos o piel es inofensiva, pues todas están hechas a base de aceites minerales, los cuales son dañinos.  Asunto probado.   Amigo-a, piénselo un poco.  ¿Cree usted que embadurnarse CIEN SUSTANCIAS QUÍMICA EN SU CUERPO PUEDA SER SALUDABLE?  Podría tratarse de jugos de frutas sanas; pero cuando hayamos mezclado unas veinte o treinta sobre nuestra piel, podrían darse reacciones químicas dañinas y peligrosas.   Solo medite.  No rechace ni acepte nuestros comentarios.  Solo piense.
            En la América Latina (hasta donde he averiguado) no hay una sola organización que CERTIFIQUE nada en relación con la cosmetería; eso quiere decir que los fabricantes están en libertad absoluta de agregarle lo que quieran a sus mejunjes, en la cantidad que se les antoje.  No existe legislación alguna al respecto.  Solo “la buena fe”.  Y yo les pregunto: ¿es eso razón suficiente para consumir revoltijos dudosos de manufactura nacional o regional?  Creo que no.   Mientras el consumidor latino no sea crítico y selectivo, NADIE se preocupará por ofrecer cosméticos sanos y de calidad.  A los fabricantes solo les importa que su mercancía se venda, que los materiales sean baratos y que estos duren indefinidamente en los estantes; de ahí la necesidad de preservantes, colorantes, aromas y todo aquello que debe durar toda la eternidad sin que los productos se dañen o alteren. 
            Por desgracia, la oferta de cosméticos naturales es muy limitada y está sujeta a la duda de la “certificación”.   Nosotros sabemos muy bien de lo que somos capaces en cuanto a las marrullerías, sobornos y deshonestidad en todas las dependencias de nuestros gobiernos.  Al menos aquí es risible la forma como se “registra” algo en el Ministerio de Salud, en el cual NO TIENEN LABORATORIO ALGUNO para comprobar nada de lo que diga el fabricante que lleva lo que quiere vender al público.  Su palabra basta.   Por ahora, nuestra sugerencia es que evite los excesos en la cosmetería sintética.  Que prefiera los compuestos naturales.  Y más seguro todavía, adquiera marcas europeas famosas como Weleda, con sellos de seguridad como los de Cosmebio, Ecocert, BIHD, Soil Association o Qualité France.  Son más caros, pero tienen garantía internacional.   La cosmetería es un campo muy profundo, y no nos queda más remedio que estudiar con empeño si queremos llegar a ser conocedores de esta materia.  El resultado de nuestro esfuerzo será una actitud crítica y responsable ante la mercancía que veamos en los mostradores de los supermercados. 
            Estimado-a amigo-a, no tome a la ligera este asunto.  Evite que sus hijos se empiecen a intoxicar desde ahora.  Está en sus manos proteger a su familia, y cuando seamos muchos los que demandamos compuestos naturales y sanos (GARANTIZADOS), los fabricantes TENDRÁN que hacerlos.  Los consumidores tenemos el control, pues somos los que PAGAMOS.                                                  (¿Cómo anda esto en su país?)
            Amigablemente
                                       RIS

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