sábado, 27 de noviembre de 2010

774 ¿Qué clase de sicópata es usted?


774    “LA CHISPA”   (07/03/10)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUÉ CLASE DE SICÓPATA ES USTED?
            No, no se asuste, todos lo somos en alguna medida.   La sicopatía es un desorden de la personalidad, aunque no necesariamente implique locura, y esta categoría admite miles de formas de conductas aberradas en las que todos caemos en diferente medida e intensidad.  Pero antes, ¿qué es la personalidad, palabra que utilizamos con tanta frecuencia como ignorancia de su verdadero sentido?  Como se dijo en “La Chispa” anterior, es el conjunto de conductas (reales o ficticias) con las que nos hacemos notar de los demás.  Y son las alteraciones de esas conductas (en diverso grado), lo que nos convierte en sicópatas.  Claro que la palabra ha sido satanizada y, de hecho, la asociamos solo con los casos extremos que hemos visto en la historia o el cine: el tipo con la motosierra persiguiendo a mujeres y niños para destrozarlos; a Hannibal Lecter comiéndose a sus víctimas, a Richard Ramírez degollando a sus innumerables víctimas, al Monstruo de los Andes o a Ted Bundy; e históricamente, ligamos el concepto con Lenin, Stalin, Truman, Nerón, Calígula, Bush, Josué, Yavé, Moisés y otros grandes asesinos en masa.  Pero la verdad es que si atendemos a las características primarias de la sicopatía, todos lo somos.  ¿Creería usted que infinidad de madres son auténticas sicópatas en su relación con los hijos?  Muchas incluso llegan a asesinarlos, aunque la mayoría solo se limita a maltratarlos con castigos físicos leves alternados con fuerte violencia verbal.   Muchas sicopatías se deben al maltrato refinado de madres que ignoran su enfermedad y convierten a sus hijos en víctimas inmediatas y futuros sicópatas. 
            Los políticos son psicópatas por definición, pues son manipuladores, mentirosos compulsivos, embaucadores, egoístas, arrogantes y superficiales; depravados morales, incapaces de sentir nada cuando les demuestran sus mentiras, pues carecen de consciencia.  La mentira para ellos es como el aire que respiran, y acompañando ese vicio, adoptan una actitud pretenciosa y afectada.  De ahí su falta de compromiso ético y su facilidad para mentir con todo desparpajo sin sentir remordimiento alguno ni vergüenza.    También los actores son grandes sicópatas amantes de la pompa y el servilismo de sus semejantes.  Famosos predicadores religiosos también lo son; la madre Teresa era una de ellas.  También innumerables profetas, líderes sociales y militares han sido grandes sicópatas que, incluso llegaron a sacrificar sus vidas con tal de hacer creíbles sus imágenes de santos y héroes.  Pertenecen a la categoría de los sicópatas carismáticos.  Tan encantadores como Caryl Chessman o el Dr. Lecter.  Todas aquellas ocupaciones en donde es posible figurar ante el público, constituyen un imán irresistible para los sicópatas.  Los deportistas suelen pertenecer a este grupo que les llena todas sus expectativas de la vida: dinero, poder, pompa y adoración; pero como son personas aberradas, nunca suelen sentirse satisfechos del todo.  Son insaciables en todas direcciones, incluyendo el sexo, del cual suelen ser fanáticos enfermizos sin que eso signifique que amen a nadie.  Caso de Tiger Wood.  Sus relaciones no son más que un alarde de poder, para que los otros sepan.  Para esta gente NO existen las reglas sociales y las consideran únicamente para ser aplicadas a los demás.  Son básicamente amorales, aunque se cuidan mucho para aparentar que son personas correctas, buenas y de conducta intachable.    ¿Es usted así?    Sin mentir…
            La impostura es su pasión favorita; el qué dirán suele ser la guía de todas sus acciones públicas, en las cuales hacen lo posible por hacer creíble su máscara (persona).  Les fascina que la sociedad piense bien de ellos, pero no porque les importe la opinión de otros, sino por mero egoísmo.  Esta gente es incapaz de ponerse en el lugar de otros o sentir su dolor.   Eso significa que tienen una carencia total de empatía.  Se puede decir que los sicópatas “utilizan” a las personas sin importarles sus sentimientos y sin sentir el menor remordimiento.  Y no porque sean “malos” o ignoren los conceptos del bien y del mal, pues en todo momento saben lo que están haciendo.  Aclaramos: el sicópata NO es un loco; lo que pasa es que no le importa nada que no sea la satisfacción de su propio egoísmo.  Recuerden que la característica básica es su disposición natural a la mentira.   Muchos sicópatas son mentes brillantes, hombres sumamente inteligentes que suelen sentir menosprecio por aquellas personas que no se encuentran a su nivel intelectual.
            Así, pues, todos participamos en alguna medida de esa condición, aunque de entrada nos parezca ofensiva la idea, ya que todos hemos creado una personalidad ficticia (social, familiar, religiosa) que forma parte de nosotros y con la cual nos identificamos profundamente.  Llegamos a creer que somos eso que les hacemos creer a los demás.   De esta manera, resulta que la aceptación de que todos somos sicópatas en alguna medida, nos resulta ofensiva e incómoda, inaceptable.   Sin embargo, ese rechazo inicial que sentimos ante la posibilidad de inscribirnos dentro de esa categoría, puede ser el primer indicio de que lo somos, pues a todos nos fascina la idea de ser esa personalidad que hemos venido cultivando durante toda nuestra vida y, si alguien la desquicia, puede producir en nosotros reacciones desastrosas.   Pero recuerde que usted es la única persona que puede darse cuenta de cuál es el alcance de su sicopatía.   Solo es cuestión de hacer un análisis cuidadoso y honesto de su conducta, en especial, de aquella de la cual se siente más orgulloso-a.  De su magnanimidad, religiosidad y conducta social; de su paternidad y sus relaciones familiares.  Analícelas muy bien y encontrará cuáles son los verdaderos motivos por los que usted actúa de esa manera postiza que, a base de tanta repetición, ha adquirido la forma de auténtica, al menos en su mente.  ¿Ama de verdad a las personas que lo rodean?  ¿O solo es un manipulador de sentimientos?   Eso solo usted puede saberlo, aunque le cueste y le duela.  Pero no será mucho, pues los sicópatas carecen de la capacidad para establecer verdaderos nexos afectivos; todo en ellos es falso, incluyendo sus relaciones familiares (esposas-os, hermanos y demás personas).  El sicópata es un “dominador”, NO un amante.   Embárquese en esta aventura del auto análisis personal para descubrir qué clase de individuo es usted.  Y si lo hace, podrá liberar a su familia y amistades de incontables problemas cuyo origen solo se encuentra en su propia SICOPATÍA
            Sicopáticamente
                                     Ricardo Izaguirre S      E-mail: rhizaguirre@gmail.com




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