miércoles, 3 de noviembre de 2010

649 La cosmetería

649  “LA CHISPA”   
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA COSMETERÍA: ALGO PARA TENER CUIDADO                     
            Les pido a los caballeros que lean esta notita que no la vean con menosprecio creyendo que se trata de un asunto que solo atañe a las damas.  Talvez las mujeres abusen un poco más de estas especies, pero todos los hombres utilizamos por lo menos una docena de afeites de los más varoniles y “matadores”: jabones, pastas, desodorantes, cremas de afeitar, para después de afeitar, colonias, talcos para las patas, cremas humectantes, acondicionadores, brillantinas, enjuagues bucales etc. etc.   La publicidad nos ha convencido a todos de que debemos oler bien para nuestras citas con el amor… o con la soledad.  Por lo tanto, a todos debería importarnos el asunto de la cosmetología, dada su importancia e intromisión en nuestras vidas.   Pero sobre todo, por el riesgo que esta implica para nuestra salud a mediano o largo plazo.            
Un estudio, que puede ser dudoso, dice que con lo que gastan las gringas en maquillajes durante un año, se podría paliar el hambre de toda el África por cien años.   Cierto o no, la cosa es que esto nos da una idea del gigantesco volumen de este negocio.  Es una actividad que mueve BILLONES y, por lo tanto, su PODER es irresistible para cualquier autoridad o freno que intenten ponerle.   Y una prueba de esto la vemos en los Estados Unidos, país en donde el consumidor tiene fuerza y es escuchado por el comercio.  Sin embargo, ahí el comercio de la “belleza” NO TIENE RESTRICCIÓN ALGUNA.  Solo incomodidades debidas al eco nacional por la actitud de los europeos en relación con muchos ingredientes que han sido prohibidos en el Viejo Mundo.   En USA son los fabricantes de estos los que deciden, por concesión de la FDA, cuáles químicos son dañinos o no, y qué cantidades son seguras o no.  Basta que uno como AVON diga que el  20,7% de clorhidrato de aluminio en sus desodorantes (On Duty) es “seguro”, para que eso se convierta en OFICIAL.   Esa es la “regla” que se sigue en la producción.   
A pesar de que la misma OMS ha declarado que el clorhidrato de aluminio es nocivo para la salud, este continúa siendo el elemento principal en casi todos los desodorantes que hay en el mercado.  ¿Por qué?  Porque la alharaca publicitaria no deja escuchar las voces sensatas y, además, porque todo el que diga lo contrario, se convierte en víctima de la furia, burlas y denuestos de parte de la industria.  Además, porque los productos son real o ilusoriamente eficaces.  Como todas “las delicias” que nos venden llenas de sabores, olores y colores artificiales, como la carne con antibióticos, la tartracina, el pollo con hormonas, las gaseosas CERO CALORÍAS, los dulces, la sacarina.  Pero también está el factor practicidad, el cual determina casi todo en la vida moderna.  ¿Qué cosa más fácil que abrir una lata de carne, atún o lo que sea?  ¿O una rica comida congelada?  Todos facilitan (¿?) nuestras vidas y por eso los apreciamos y estamos apegados a ellos.   La preparación de comida y afeites naturales de belleza son un tanto engorrosos, y es por eso que nos dejamos llevar por la corriente del consumismo, estimulada por la todopoderosa propaganda.
Sin embargo, por la salud, bien vale la pena investigar, preguntar, estudiar y elegir el mejor camino: LOS PRODUCTOS NATURALES, hasta donde sea posible.   Es cierto que los “cubitos” sazonadores son muy prácticos, pero también son venenosos; incluso la cúrcuma (base del curry) es dañina y constituye un ingrediente en infinidad de productos alimenticios, en especial, en los derivados lácteos.
No hay artículos de belleza que estén libres de peligro, pues casi todos entrañan alguna toxicidad que al ser repetitiva durante toda una vida de uso diario, pueden conducir a infinidad de males cuyo origen es imposible de rastrear.  No se trata de crear pánico sino de tener una actitud más selectiva e inteligente ante el uso de cualquier cosa que vayamos a ingerir o poner en contacto con nuestra piel, ya que la simple sospecha de que determinado químico pueda causar daño, debería ser motivo para que lo evitemos.  Incluso los de apariencia más inocua pueden ser causa de serias enfermedades que resultan de su uso prolongado.  Un ejemplo de eso es el “inocente” talco que utilizamos en el cuerpo, en maquillajes y polvos para los niños.  Es un material semejante al asbesto o amianto, productor de cáncer.   Ya en 1997 se publicó  en la “Revista Médica de Epidemiología” de Estados Unidos, que el talco que se utiliza para lubricar los condones, aumenta en un 60% la posibilidad de que las mujeres desarrollen cáncer de ovario.  ¿Qué les parece?  Para protegerse de un embarazo, se exponen al cáncer.  Pero además, los talcos tapan los poros e impiden la libre función de la piel.  Y ese es el daño que las madres, con la mejor intención del mundo, les hacen a sus bebés.
Como dije, no es cuestión de tener miedo y renunciar a todo; esa conducta no es lógica.  Se trata de ser cuidadosos con lo que utilizamos, ya sea comida o sustancias que untamos en nuestro cuerpo con cualquier propósito.  Lo mejor es utilizar alternativas de belleza naturales; es cierto que no son tan variadas, “glamorosas” ni tan abundantes, pero son mucho más seguras.  No se deje fascinar por la propaganda ni por los argumentos justificativos de los que viven de esa industria.  Lea, estudie, averigüe y sea prudente; eso es todo.  En la página web de “Discovery Salud” se afirma rotundamente: “La mayor parte de los cosméticos convencionales son TÓXICOS”.    Y eso debería ser una buena razón para ser cauto.  Antes la gente no utilizaba tanta carajada y vivían más sanos.  Todo el mundo se bañaba con jabón azul y se embarraban una tapa de limón en los sobacos.  Con eso bastaba.   Talvez ahora duremos más tiempo y parezcamos más pulcros, pero somos más enfermizos y propensos a mil padecimientos que eran desconocidos en el pasado.   Y gran parte de esos males se los debemos a la COSMÉTICA.   Lea las etiquetas y vea que sustancias tienen; pero no se deje engañar por la astucia de los fabricantes.  Lea la letrita diminuta, microscópica, la que es casi imposible leer, pues de eso trata el truco.  Además, tenga presente que si en los Estados Unidos les ponen lo que les da la gana a los productos, ¿qué se puede esperar de aquellos que se fabrican en la América Latina con materia prima prohibida en USA y Europa?  Solo medite, es su obligación con su salud y la de su familia.
Cosmetescamente 
                                 RIS
                       

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