sábado, 6 de noviembre de 2010

843 La cadena de la decencia.

843    “LA CHISPA”          (19 octubre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA CADENA DE LA DECENCIA…  
            O de la protección social.
            Alguna vez escribí una crítica sobre un asunto que me intriga mucho… y como era de esperar, a nadie pareció importarle; pero conste que presenté la denuncia ante mis amigos lectores.  Se trata de la confrontación entre delincuentes y la gente honesta, y la pregunta es: ¿por qué la identidad de los malhechores es tan cuidadosamente guardada por las autoridades?  ¿Cómo es que los dejan taparse la cara y escudarse en el anonimato?  Salen de los tribunales y cárceles con las cabezas cubiertas y protegidos.  Y así siguen siendo desconocidos para la ciudadanía.  Individuos que pueden ser nuestros vecinos o alguien a quien contratamos para hacernos un trabajo en nuestras casas.  Podemos meter a un criminal a nuestros hogares, porque las “leyes” nos impiden conocer a nuestros posibles agresores.  Y a nadie parece importarle.  ¿A qué se debe ese celo de las autoridades para cuidar la cara de maleantes, mientras que a las víctimas de estos es tolerado exhibirlas públicamente por la prensa?  ¿Por qué se permite retratar y divulgar las identidades y domicilio de las víctimas y sus familiares?  De esa manera, muchas de ellas que han sido agredidas, quedan expuestas a las represalias de los compinches de los convictos que las han ofendido.  Así, ante el temor a la venganza en contra de sus hijos y otros parientes, muchas personas renuncian a la acusación y retiran los cargos.  Y el delincuente continúa libre, anónimo y sin rostro.  Cosa que hace feliz al Estado porque así “disminuye” la población carcelaria; se reduce el problema en sus manos y se le traslada a la sociedad.  Así resuelve el gobierno los problemas nacionales.  “Delegando en el pueblo”.
            Hace pocos días recibí un correo electrónico con una advertencia que no sé si será real o falsa (hay muchas bromas y alarmismo en la Red), pero me dio una idea que podríamos llevar a cabo como un auxiliar para nuestra seguridad personal y colectiva: crear un archivo de delincuentes que sea publicado en la Internet.  De esta forma, solo tendríamos que entrar a él para darnos cuenta de quién es la persona con la que estamos tratando, en caso de que tengamos que relacionarnos con algún desconocido. Un Registro de carácter civil en manos de los ciudadanos para su inmediata protección.  Un Archivo Público de Delincuentes.   Podría ser un sitio web con miles de fotos y toda la información requerida.  O un conjunto de blogs subordinados a esa página central.  De esta manera, cada provincia podría tener su blog relacionado con esta.  Ante cualquier duda, solo tendríamos que consultar nuestro ordenador y tendríamos la información requerida sobre cualquier sospechoso.  ¿Y qué se necesita para eso?   Voluntad, Solidaridad, Información y Colaboración.  Necesitamos la ayuda de técnicos expertos en la formación de bases de datos.
Se sabe que infinidad de autoridades (policías, oficiales de tránsito, investigadores, jueces) están resentidas con este sistema de alcahuetería que hace posible que legiones de delincuentes, lleven a cabo su nefasta labor de manera casi impune; que se burlan de la justicia y que reciben mayores consideraciones que sus víctimas.  Ellos podrían ayudarnos a formar esta cadena.  Existe un montón de paparruchas judiciales y majaderías legalistas que dicen velar por los “derechos humanos” de los presidiarios, pero ¿quién vela por los derechos de las personas agredidas que han sido ultrajadas por esos criminales?  Hace unos años hubo un Ministro que, en lugar de castigar a un plaga de delincuentes, los llevó a comer a un restaurante capitalino como desagravio (¿?).  ¿Qué clase de mensaje fue ese?  Que en este país hay más garantías siendo pillo que honrado, y eso incluye a los políticos de TODOS los niveles, pues estos siempre salen bien fondeados del gobierno.  Algo así como en el tango “Cambalache”.  Y como son estos (diputados) los que estructuran el sistema “legal”, es la razón por la cual este está concebido de tal manera que ofrezca infinidad de salidas para escapar a la Justicia, ya que casi todas las leyes tienen portillos que permiten la impunidad.  Nadie (de los importantes) ha sido castigado JAMÁS por enriquecimiento ilícito, a pesar de que el pueblo sabe o sospecha que la corrupción es la norma general en casi todos los políticos de alto nivel.  Hay mil formas como encubrir y desviar la atención, de manera que resulte imposible la demostración plena del delito, aunque esté a la vista de todos.  El sistema judicial es de lo más tolerante y vulnerable que se pueda imaginar.  Sobre todo, para los delincuentes que están inmersos en él y conocen todos sus recovecos y debilidades, sean pillos vulgares o políticos. 
¿Cuándo se ha llevado a cabo un arqueo de la fortuna de un presidente al salir de su cargo?  ¿Cuándo se ha hecho un balance de sus empresas al iniciar y a la salida de su mandato? ¿Cuándo se han investigado las operaciones de financieras de estos políticos durante el desempeño de sus funciones?  El sistema de inmunidad ha sido tejido cuidadosamente para que eso no suceda jamás. Cada político se declara indigente al inicio y salida de su mandato (o declara lo que le da la gana sin ninguna verificación oficial); y al salir, nadie le pide cuentas de manera obligatoria y legal, con gente del Fisco y otras autoridades superiores.  NADIE.  Y bien sabemos que son muy pocos los que salen limpios (en su doble sentido) del gobierno.
            Esa es la razón por la que les sugiero la posibilidad de crear esta “CADENA DE LA DECENCIA”, en la cual se pueda denunciar toda clase de transgresiones que cometa cualquier delincuente, ya sea como funcionario o como sinvergüenza callejero.   Para esto tendríamos que pedir la colaboración de los empleados honestos del Poder Judicial para que nos brinden fotos e información del hampa nacional en libertad y a punto de ser liberada.  También las denuncias sobre los delitos que, al calor de la protección oficial, realizan los altos empleados del Gobierno.  Porque mientras el ciudadano no tome este deber en sus manos, al Estado le seguirá importando un bledo, ya que la mayoría de ellos son, como quien dice, zorros del mismo piñal.  Gente que se cubre, pues su lema es: “Hoy por ti, mañana por mí”.  Y en cuanto al hampa vulgar, beneficiario por carambola, el problema es más sencillo de corregir.    De esa manera, TODOS LOS DELINCUENTES, de cualquier nivel, sabrán que serán denunciados, expuestos, y que sus chanchullos no se mantendrán en el anonimato ni la impunidad.  Notarán que la sociedad los está vigilando y alertando a los ciudadanos sobre sus actividades, ya sea en las cumbres del gobierno, o en los bajos fondos de los criminales comunes. 
            Estimados lectores, hagan llegar esta “Chispa” a todas aquellas personas que, con más conocimientos y mejores ideas, nos puedan sugerir algún curso a seguir; no sean indolentes, que este es un problema que nos angustia a todos.  La criminalidad se ha convertido en el azote de esta sociedad que merece mejor vida.  Y todo por culpa de un sistema legal deficiente y de un Gobierno al que parece no importarle.  Ayudémonos a buscar una solución general; pero por ahora, empecemos con la denuncia y el desenmascaramiento de los malhechores.  Para eso NO necesitamos permiso del Estado.  Por favor, escríbannos, aporten ideas a este proyecto que es por la salud, seguridad y bienestar de todos.
                     (¿Se encuentran en esta situación en sus países?)
                               RIS
 






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