domingo, 7 de noviembre de 2010

840 El paso de la vaca

840   “LA CHISPA        (12 octubre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL PASO DE LA VACA     (Notita dominical)
            Este nada tiene que ver con el Bósforo (Paso de la Vaca), por donde la desdichada Io, convertida en ternera por Zeus, cruzó el estrecho para dirigirse hacia Egipto.   Torturada por el tábano que la terrible y celosa Hera había creado para mortificarla.  Este “paso” josefino se refiere a la representación de la Natividad de Cristo, y está formado por la cuadra y los animales que sirvieron de adorno y decorado y que, además, proporcionaron la calefacción al Niño.  Esta ficción de reciente manufactura, nos dice que en el pesebre inventado por Lucas había un buey y una mula.  No se sabe el porqué del buey y no toro, pero así se escribió.  Sin embargo, es necesario aclarar que este testimonio del nacimiento de Cristo solo es citado por Mateo y Lucas, pues los otros dos apóstoles NO lo narran en sus evangelios.  Solo el romántico Lucas fue el que escribió sobre un establo como para darle mayor dramatismo al relato y hacerlo más patético (Lc. 2-7).  En cambio Mateo menciona una casa (Mt. 2-11).  No sé de dónde salió la fábula de los animales, pero fueron autores posteriores quienes los incluyeron.  Y este es el meollo de esta leyenda josefina que dio nombre a ese sector de la ciudad conocido como “El paso de la Vaca”.  Desde luego que este se refería al “paso” de la Navidad que incluye al buey y la mula, dos animales asexuados.  (¿?)   Hay algunas explicaciones del porqué de ese curioso nombre que le dieron a una calle de la capital.  Veamos. 
            La invención más autorizada es la que aparece en la narrativa de Magón.  También está en la de Fabio Baudrit.  En ambas, los protagonistas son los miembros de la familia  Zambrano, unos zapateros nicas que vivían en esa zona de la ciudad, en la calle diez, a partir de la avenida 5ª hasta la Botica Solera.  Se dice que estos pusieron en su casa un Portal en el que, en lugar del buey colocaron una VACA, situación que causó gran revuelo e hizo que todo el mundo fuera a ispiar a la “vaca”.  Tan célebre se hizo, que la gente empezó a llamar el lugar con ese nombre: El Paso de la Vaca.  No del buey sino de la VACA.  ¿La razón del cambio de sexo del animal?  Pues se dice que esa familia tenía por apodo los “bueyes”, debido a lo trabajadores que eran.  Así que trataron de evadir la sugerencia y semejanza entre el mote familiar y el buey del pasito, y por eso lo cambiaron por una vaca.  Eso dice la gente, y como toda tradición, debe estar adornada de elementos falsos cuando no inexactos.  O inexistentes.  Con el tiempo y crecimiento de la ciudad, todo el sector se empezó a conocer con ese nombre que ahora forma parte de la toponimia capitalina. Hay otra historieta que nacionaliza a los protagonistas y les cambia el nombre por Abarca o algo así; pero carece de la “autoridad” que tiene la de Magón, o la de Baudrit.
 ¿Y a qué viene esto?  Pues al interés por averiguar ciertas datos de las interioridades de la ciudad.  Es por eso que esta “Chispa” es una petición a todos los amigos lectores para que la hagan llegar a las personas indicadas, para que se recupere la parte real de este cuento y se incorpore a los anales del origen y crecimiento de la ciudad de San José.   Por desgracia, de la gente que vive y labora en ese sitio, nadie tiene ni la menor idea de dónde quedaba la casa de los Zambrano, protagonistas del hecho.  Mucho menos, que alguien sepa qué fue de los elementos del Portal, algo demasiado perecedero para que hubiera sido guardado.  Se ha ignorado en forma indolente ese segmento de la génesis capitalina.  Sin embargo, es posible conservarlo como un todo que involucre varios elementos de esa comunidad. Todo el sector podría convertirse en un centro histórico-turístico y de artesanías. Y es aquí donde interviene no solo la Comisión Nacional de Patrimonio Arquitectónico, sino las autoridades del Gobierno y la ciudadanía en general, pues se trata de salvaguardar una parte de la tradición de San José, que pertenece a todos sus habitantes.  
El Paso de la Vaca está ligado de manera indisoluble con el edificio de la Botica Solera, y entre ambos, pueden llegar a constituir un complejo cívico que incluya la leyenda de “El Paso de la Vaca”.  El Estado DEBE INCAUTAR esa propiedad y convertirla en una galería cuyo principal atractivo bien podría ser la reproducción del pasito de la vaca. También se podría ubicar ahí una biblioteca y un centro de información turística.   Museos de este tipo abundan en todos los países desarrollados, sin que eso signifique que todo lo que afirman sea verdadero en su totalidad.  La historia nacional es una reconstrucción emotiva de muchos incidentes que ya nadie recuerda con exactitud en el tiempo o el espacio, pero que son de enorme utilidad para el desarrollo cívico de los ciudadanos, es especial, el de los niños.   Allí está la real Roma y su ficticia Loba
            No es justo que unos cuantos individuos propietarios del inmueble, sean capaces de imponerse a lo que se conoce como el bien común, en perjuicio de la cultura nacional.  A pesar de haber sido calificado como “patrimonio nacional” desde 1999, el edificio continúa abandonado a una lenta pero implacable carrera hacia su destrucción total.  Parece que los dueños esperan eso para que ya no haya nada que valga la pena reconstruir y conservar.  Así podrán evadir la decisión y convertirlo en un parqueo, como hicieron otros con la antigua Biblioteca Nacional.  Este inmueble podría ligarse con el cuento del paso de la vaca y convertirse en un hito cívico de la ciudad, sin importar la precisión de los hechos; a partir de la declaratoria, se convertirían en realidad, así como Santa Rosa y otros tantos lugares. 
            El tiempo funciona como un borrador de la memoria, y este caso es un buen ejemplo, pues a unos cien años de distancia temporal, ya casi nadie sabe cuál el origen del nombre de “El Paso de la Vaca”, y mucho menos, de quiénes fueron sus protagonistas ni dónde vivían (cuál era su casa y dónde quedaba).  No permitamos que por negligencia, este pedacito de la historia siga refugiado en la leyenda para poder sobrevivir.  El museo de “El Paso de la Vaca” es una necesidad josefina.  Es una obligación de TODOS revivir y oficializar ese segmento de los anales de la capital. 
                           ¿Cómo tratan estos casos en sus países?)         

1 comentario:

  1. Me encanto porque yo vivo en el lugar ,y no sabia el porque del nombre , ademas de saber que unos compatriotas míos contribuyeron un poco con la historia del lugar tipico de nosotros los nicaraguenses ser ocurrentes es por ello que con mayor orgullo lo enviare de extra clase de mi hijo que estudia en la escuela República Argentina por la alegría que me da que por el ingenio de mis compatriotas protagonistas de un poco de la historia del lugar se le llame así gracias por quererlo tener en la memoria de los interesados.

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