viernes, 12 de noviembre de 2010

848 Respuesta a los ufólogos

848     “LA CHISPA        (26 octubre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
RESPUESTA A LOS UFÓLOGOS                
            Como varios amigos me han escrito cuestionando mis “Chispas” relacionadas con los viajes espaciales y el fenómeno OVNI, me veo obligado a hacer una aclaración final.  Yo soy un ufólogo de corazón.  Desde niño.  Y como dije, estoy seguro de que existen billones de civilizaciones en la infinitud del Universo, en todos los posibles estados de evolución física, intelectual y espiritual.  Pero ese es mi sueño, mi fantasía y mi religión personal; sin embargo, mi vehemencia no hace cierto mi lote de ciencia ficción con el cual cobijo esa parte de mi apasionamiento.  Y eso fue lo que traté de explicar (aparentemente mal) en la serie de notitas que escribí sobre ese tema.  Todo con la intención de evitar que algunas personas sean víctimas de sus propios anhelos en su empeño por tomarlos como realidades.   El asunto OVNI hasta el momento NO es un hecho, sino solo una esperanza  enriquecida con las expectativas de millones de ilusos que desean encontrar alguna salida razonable y fácil a los grandes misterios que nos plantea la vida, y a los cuales, la ciencia y las religiones exotéricas son incapaces de dar respuestas lógicas y aceptables.  Y esa necesidad angustiosa de los “believers”,  es el caldo de cultivo en el cual hacen eclosión los profetas de la UFOLOGÍA; millares de avivatos que explotan la fe de los ingenuos; que atizan estas creencias y se convierten en cultores de esta nueva religión nacida en el siglo XX.
            La platillología es una “industria” de la que muchos viven a cuerpo de rey, que viajan por todo el mundo y tienen legiones de seguidores dispuestos a ser contactados y a ver en cualquier fenómeno atmosférico, toda clase de naves espaciales y seres de otros mundos.  Cuando vivía en San Francisco de California, paraíso de todo tipo de locuras, tuve la oportunidad de conocer a uno de estos sujetos.  Era un fotógrafo profesional que, cansado de hacer fotos publicitarias, se dedicó a estudiar los OVNI, pero no desde el punto de vista real, sino del de la conveniencia propia; y una vez me dijo: “Hay millones de tontos ahí afuera, deseosos de que alguien los engañe, y yo quiero ser ese”.   Este amigo se dedicaba a hacer todo tipo de montajes fotográficos de “platillos voladores” que enviaba a todas partes: periódicos, revistas y televisoras; y muchas se las publicaban y le pagaban muy bien.  Y eso que en tal tiempo no había ordenadores personales ni los programas de software que ahora permiten hacer los más maravillosos trucos fotográficos hasta al más inepto de los aficionados.  Y sobre esto es que traté de advertir en esas “Chispas”.  Si esas naves y visitantes existieran como lo plantea la ufología física, ya los habríamos visto y tendríamos constancia material de su presencia; como la de “ET” o “Encuentros cercanos del tercer tipo”.   Pero NADA hay al respecto.   Ni una sola prueba irrebatible.  Todo son inventos y suposiciones.   Cuestión de fe y agrado.
            En cuanto a las limitaciones que expuse para los viajes interestelares o galácticos, son válidas para TODOS los seres físicos del Universo y no admito como pruebas en contrario, los argumentos de la ciencia ficción o los antojos de los creyentes en esta discutible materia.  O las innumerables fotos borrosas y fraudulentas en las que se basa la mayoría de los “avistamientos”.   Así que a mis estimados amigos que me enviaron “pruebas” fotográficas de la existencia de los OVNI, quiero decirles que estas son de lo más pobres que se pueda imaginar.  Luces titilantes que se hacen para allá y para acá, y que se desplazan en la lente de las cámaras o que desaparecen cuando se cambia la incidencia de la iluminación, son muy poca cosa.  Todo el fenómeno se basa en testimonios dudosos, de noctámbulos que bien pudieron estar chispeados, de fotógrafos aficionados y de creyentes fanáticos que creen ver platillos en cualquier nube o reflejo del sol.  Y desde luego, en la “autoridad” de los garúes de la profesión, los “contactados”, los que viven de la fe de sus seguidores. 
            Si estos visitantes tienen esas naves tan prodigiosas, ¿por qué no se detienen sobre Paris, Nueva York, Berlín o Moscú?  Si pueden alcanzar velocidades tan enormes en forma instantánea, no correrían riesgo alguno al hacerlo, pues nuestras naves serían impotentes ante esos navíos espaciales.  Entonces, ¿por qué no lo hacen?  ¿Por qué no nos dicen a qué vienen ni de dónde?  ¿Por qué solo se muestran en el campo o los desiertos bajo el aspecto de luces difusas y parpadeantes que nunca salen con claridad en las fotos que les han tomado?  No niego ni afirmo la existencia de tal posibilidad, lo único que quise hacer en mis “Chispas” es poner en la tierra los pies de muchos exaltados que se han dejado llevar por la imaginación desbocada, incluyéndome.  Yo no puedo afirmar nada al respecto, solo señalé nuestras limitaciones físicas para resaltar la imposibilidad que tenemos para realizar tales viajes; y que si aplicamos la ley de la analogía a “ellos”, tendremos que llegar a la misma conclusión válida para nosotros: en cuerpo físico, estamos limitados a un espacio muy reducido dentro de la galaxia.  No más allá de los cincuenta años luz, en la suposición casi imposible de que pudiéramos viajar a esa velocidad.  Y con las naves actuales, estamos presos en el sistema solar.
            Puedo asegurarles que yo también soy un soñador, pero eso no me da licencia para darle rienda suelta a mis deseos y tratar de convertirlos en “realidades” que satisfagan mi condición de creyente.  Es como en las otras religiones: mi fe en ellas no convierte sus mitos en hechos verificables.  Pensar con lógica es una obligación indeclinable cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de misterio o problema científico.  No se trata de cuántos creen en él o le den explicaciones antojadizas y acomodaticias.  La búsqueda de la verdad reclama de nuestra mente un esfuerzo que va más allá de la satisfacción de nuestros deseos y apasionamiento.  Y eso fue lo que traté de hacer en todas las notitas que escribí al respecto.  Ni niego ni afirmo, tampoco me burlo de los que creen; solo hice observaciones que pueden ser tomadas en cuenta o no, pero cuya verdad evidente NO puede ser negada.  El fenómeno OVNI es una materia que todavía está sub júdice, y sobre la cual NO podemos ni debemos ser dogmáticos.  Amigos, para cualquier otra explicación, estoy a sus órdenes.
            Platillescamente
                                      RIS

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