lunes, 6 de julio de 2015

220 De nuevo el caos vial



220    LA CHISPA   


Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”


DE NUEVO EL CAOS VIAL


            San José es un desorden maravilloso, un caos que funciona por un prodigio de equilibrio natural que nadie puede explicarse.  No hay “tráficos”, nadie hace caso de los semáforos, los taxistas hacen lo que les da la gana.  Los autobuses circulan por el mero corazón de la ciudad produciendo atascaderos apocalípticos, los repartidores de agua, mercancías, gasolina, guaro y cervezas se paran donde quieren a la hora que sea...  pero “la cosa” funciona. . . inexplicablemente.  Gigantescos tráileres circulan por donde les place, reventando los mecates del alumbrado y teléfonos, sin que nadie intervenga ni le importe un carajo el peligro que esos monstruos representan.  Sin embargo, nada pasa. . . nada fuera del desorden cotidiano de la ciudad: muertos, choques, choferes borrachos, niños aplastados.   Pero basta que el gobierno intervenga en algo que tenga que ver con el tránsito, o que altere en lo mínimo ese sistema auto controlado, para que se desate la tragedia.  Una alcantarilla que rompan, una zanja que haga el SNAA, un poste que cambie el ICE, una desviación para remendar una calle, un “tope” de caballos, la visita de un dignatario extranjero, la llegada de Ricky Martin, Mary Pepa o el Papa, un desfile de carrozas o cualquier otra actividad “antinatural” al caos normal de la ciudad, basta para que se dé el armagedón.
            Ahora es lo del bulevar de la cuarta avenida.  Una ocurrencia fuera de contexto, inoportuna, inadecuada, disparatada, insensata y, lo que es peor, violatoria del normal “equilibrio caótico” de la City.  San José no necesita un bulevar de bolsillo junto a la Caja, sino una gran área humanizada en donde los “seres humanos” que caminan en dos patas y no sobre cuatro ruedas, puedan circular libremente, incluso distraídos, sin que sus vidas corran peligro.  Caminar por el centro de San José, es más peligroso que dar un paseo en Bagdad.  Si no nos asaltan, nos apuñalan o nos timan con algo, nos echan encima un taxi, una motocicleta, un autobús o lo que sea.  Y ¿a quién quejarse o pedir ayuda?  No hay un solo policía de tránsito o de los otros.  A nadie le importa nada.  Y si usted protesta ante los abusadores (principalmente taxistas), le dan una paliza.  Nadie sabe nada.  Nadie QUIERE saber nada de nada.  Un policía me dijo: “Por la cochinada que me pagan, no voy a arriesgar mi vida”.  Y pienso que tiene razón.   Otro me decía con amargura: “Señor, agarramos a un ladrón con lo robado en la mano, y al día siguiente anda libre.  Y ese individuo es mi enemigo de por vida; ¿y si me echan de la policía?”
            Millones de veces me he preguntado cada vez que viajo en “mi bus de barrio La Cruz”: ¿Cómo le permiten a este carretón circular hasta el puro centro de la ciudad causando todas las incomodidades imaginables?  Los furgones NO DEBEN CIRCULAR POR LA CIUDAD.  Debe existir una terminal de furgones FUERA DE LA CIUDAD, con bodegas a partir de las cuales, camiones pequeños hagan la entrega de mercancías a los negocios.  Aquí por mi barrio, en la rotonda de “Las garantías sociales” hay un “nido” de furgones salvadoreños que están destruyendo las aceras de un parquecito que les estorba para dar vuelta.  Y eso no debe ser.
            Las “paradas” provinciales deben estar fuera de la ciudad.  Por ejemplo la de Limón, debe estar más allá del puente del Saprissa.  Y las rutas de los barrios, lejos del centro de la capital, sin paradas.  A partir del punto CERO de la ciudad (cruce de la avenida central con la calle central), se debe establecer un área de exclusión vehicular de cinco cuadras en cada dirección cardinal.  ¿Y la entrega de mercancías a los negocios?  Pues como en los Estados Unidos (donde funciona a la perfección): de 12 de la noche a 5 de la madrugada.  Claro que hay que tener güevos para ponerle el cascabel al gato de las cámaras, taxistas y autobuseros.   Incomodar a esa gente es asunto serio que solo un gobierno de verdad se atrevería a hacer.  Pero esa es la única solución al problema vial de San José.  Luego vendría el acomodamiento de las rutas, cuestión por demás sencilla.   El verdadero problema de la capi, es que su diseño se corresponde con el de una aldea del siglo dieciocho: tiene un CENTRO . . .  y la periferia.  Y en ese punto está casi todo; entonces, todo el mundo tiene que ir al CENTRO.   Pero ¿qué tal si empezamos por quitar ese feo, incómodo y antihigiénico mercado del centro?  Con él se iría el ochenta por ciento de la gente que se aglomera en esa área.  Hay que “descentralizar” a la capital para que vuelva a ser una aldea bonita, acogedora y humanizada; un pueblo en el cual se pueda atravesar las calles sin ser aplastado por un bus, taxi o furgón.
            Entonces sí sería adecuado que la Municipalidad haga bulevares y parques a lo largo y ancho de esas diez cuadras “cuadradas” que conformarían el refrescante corazón de nuestra capital.  San José lo vale; los “seres humanos”, esas criaturas minimizadas por las cámaras de transportistas, también lo valen.   Mientras esto no se haga, todos los bulevares son desperdicios cosmetológicos.
            Ciudadano, no sea indolente, haga circular esta “Chispa” para que todos participemos en el gobierno, el cual es RESPONSABILIDAD y DERECHO de TODOS.
           
Bulevarescamente
                                               RIS
Correo electrónico:          rhizaguirre@gmail.com




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