270 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”.
LA
CIENCIOLOGÍA DEL FÚTBOL (Segunda parte)
Ahora sí que se complicó la situación, y tenemos que aplicarnos afanosamente a
la cienciología para entrever algún posible resultado. Pero antes del análisis cienciológico, hagamos un recuento de la historia, porque esta
siempre nos pone en perspectiva el futuro.
Un amigo me decía: “Pero eso es vivir en el pasado”, y yo le contesto: no,
es fundamentarse en las lecciones vividas.
Antes Costa Rica ganaba con autoridad; aun en escenarios que eran de los
“pesos pesados”. Los chaparritos de oro hicieron historia en
México. Y en los campeonatos de
Centroamérica y el Caribe, Costa Rica era la reina imbatible, sin importar
dónde se jugaran. Seis a cero, ocho a
cero, cuatro a cero, siete a uno y así por el estilo. Panamá, Nicaragua y Belice, ni siquiera
contaban como rivales y se mantenían al margen.
Costa Rica era la potencia a
derrotar. Pero ¿qué pasó? Vinieron los métodos y sistemas de
Europa (de Alemania e Inglaterra), un recurso mecánico y cajonero que estos
inventaron para contrarrestar el genio individual y creativo de los latinos. El primer mundial lo ganamos los latinos (Uruguay); el segundo y tercero también (Italia con jugadores argentinos). El cuarto lo volvió a ganar Uruguay en la
gesta del Maracaná. Luego ha prevalecido
el dominio latino: Brasil con cinco copas, Italia con cuatro y Francia con una. Solo la tenaz y obstinada Alemania se ha
impuesto gracias al “método”. Ellos y
los ingleses son “metódicos”. Pero
nosotros no tenemos por qué serlo. No
tenemos por qué apegarnos a libretos rígidos.
El fútbol-arte necesita artistas,
hombres inteligentes capaces de desplegar todo su potencial creativo sin estar
“amarrados” a un libreto que los haga ver ridículos cuando hacen un pase NO a un compañero, sino a un “espacio” en donde, según el libreto,
debería haber un hombre. Costa Rica
ganaba y “convencía” a propios y extraños.
Aquí perdieron grandes equipos de Argentina, Brasil y Europa; Costa Rica se codeaba con la “realeza
mundial” del fútbol. Ahora solo nos
“fogueamos” con Belice, Nicaragua, Panamá, Trinidad, El Salvador o Cuba. ¿Y eso de qué nos sirve? ¿Qué nos enseña o
demuestra ganarle a Belice, empatar con Panamá o golear a Nicaragua? Para navidad venían los grandes: Bangú, Vasco
da Gama, Fluminense, Racing, Estrella Roja, Real Madrid, Santos, Huracán, Uda
Dukla, Malmoe, Génova etc. etc. etc., equipos que nos decían dónde estábamos
situados en la vitrina mundial. Ahora
nos visita el Santa Cecilia, el Comunicaciones, el Maratón y el quién sabe qué
de Martinica. Antes se organizaban giras
mundiales; ahora la selección va a “foguearse” a San Carlos, a Pérez Zeledón,
David o Diriamba. ¿Que ya no ganamos con
la misma contundencia porque el fútbol del área ha crecido? Mentira.
Si eso fuera verdad, también el fútbol de Costa Rica hubiera crecido y
seguiríamos en la cúspide. Pero eso no
es así. Los métodos cajoneros han generalizado la mediocridad. Y como nosotros no somos “metódicos”, no los
podemos aplicar con propiedad como lo hacen los alemanes o ingleses. ¿Qué podemos hacer ante esa gente jugando
bajo las reglas de ellos? Son más
grandotes, más fuertes y se ciñen como robots a los métodos prescritos.
Pero dejemos la Historia y vayamos a la
cienciología. Descabecemos el gallo,
reguemos la sangre y cantemos el mantra.
Después, hagamos los números mágicos.
Guadalupe le peló el fondillo a Canadá y nos demostró que no es la fiera
que nos habían hecho creer, y que nos llevó a dar por descontado que harían los
nueve puntos, debido a la errada suposición de que somos superiores a los
caribeños. Borrón y cuenta nueva. Con un solitario punto, TENEMOS que ganarle a Guada, cuestión que, después de ver lo que le
hicieron a los del Norte, ya no parece
“pan comido”. Pero si Canadá y Haití empatan, habrá triple
clasificación en la punta. Canadá,
Guadalupe y Costa Rica con cuatro puntos.
Aquí entra el gol average, la
simpatía, quienes son más bonitos o los que se apegaron más al fair play.
Hay chance de entrar en primer lugar (dependiendo de cuántos goles
le metamos a Haití), en segundo (según el promedio), o como “mejor”
tercero. Pero si Haití le gana a Canadá,
se convierte en el puntero inalcanzable.
Perder o empatar contra Guada NO
es una opción. ¿Qué pasa si hay otro
empate con los caribeños? Haríamos DOS puntos y estamos fuera, sin
importar lo que suceda entre Haití y Canadá.
Porque si estos ganan, hacen seis puntos y Haití dos; si empatan, Canadá
hace cuatro y Haití tres. Y si gana
Haití, hace cinco puntos y Canadá se queda con tres. Y como Guada ya tiene cuatro, siempre
clasificaría con solo empatar. Todo
dependerá del “gol promedio”.
Si Costa Rica le gana a Guadalupe
ambos hacen cuatro puntos. Entonces hay
que rezarle duro a la virgen de los Ángeles, a Changó y Yemayá para que Haití y
Canadá empaten a cero goles. Con eso
Canadá también haría cuatro puntos con tres
goles de promedio. Entonces, para
dejar fuera a Canadá, hay que ganarle a Guadalupe por dos goles de ventaja, lo
cual llevaría nuestro promedio a cuatro
goles. Y ¡Pum! Fuera Canadá.
Si la victoria frente a Guada es dos por cero, clasificamos en primer
lugar porque tendríamos +1. Pero si es 2 a 1, quedamos en cero, y se
abre otro abanico de posibilidades a la ilusión.
En realidad, ¡qué tristeza es tener
que recurrir a todas estas triquiñuelas de la mente y de las posibilidades para
soñar con una dificultosa clasificación!
Y todo ¿para qué? ¿Para toparnos
con México o los gringos? El aficionado
tico ya se va acostumbrando a este juego de la “cienciología” del fútbol y le
va dando acomodo en su cerebro a esta ruleta rusa que siempre mantiene sus
ilusiones al borde del precipicio. Ya el
aficionado no siente tanta confianza en el equipo, como la fe que ha depositada
en las cábalas de la cienciología del fútbol.
Es más confiable el gurú de esta “ciencia” que el director técnico de la
Sele. Un
revoltijo de estadística, brujería, probabilidades, magia y fe, ha sustituido a
la razón, la historia y la capacidad futbolística, convirtiendo a este deporte
en un arte adivinatorio; algo así como la astrología. Materia de fe y esperanza.
Futboleramente
RIS E-mail:
rhizaguirre@gmail.com
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