sábado, 11 de julio de 2015

270 La cienciología del fútbol



270  LA CHISPA    

Lema:  “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

LA CIENCIOLOGÍA DEL FÚTBOL                    (Segunda parte)

Ahora sí que se complicó la situación, y tenemos que aplicarnos afanosamente a la cienciología para entrever algún posible resultado.  Pero antes del análisis cienciológico, hagamos un recuento de la historia, porque esta siempre nos pone en perspectiva el futuro.  Un amigo me decía: “Pero eso es vivir en el pasado”, y yo le contesto: no, es fundamentarse en las lecciones vividas.  Antes Costa Rica ganaba con autoridad; aun en escenarios que eran de los “pesos pesados”.  Los chaparritos de oro hicieron historia en México.  Y en los campeonatos de Centroamérica y el Caribe, Costa Rica era la reina imbatible, sin importar dónde se jugaran.  Seis a cero, ocho a cero, cuatro a cero, siete a uno y así por el estilo.   Panamá, Nicaragua y Belice, ni siquiera contaban como rivales y se mantenían al margen.  Costa Rica era la potencia a derrotar.  Pero ¿qué pasó?  Vinieron los métodos y sistemas de Europa (de Alemania e Inglaterra), un recurso mecánico y cajonero que estos inventaron para contrarrestar el genio individual y creativo de los latinos.  El primer mundial lo ganamos los latinos  (Uruguay); el segundo y tercero también  (Italia con jugadores argentinos).  El cuarto lo volvió a ganar Uruguay en la gesta del Maracaná.  Luego ha prevalecido el dominio latino: Brasil con cinco copas, Italia con cuatro y Francia con una.  Solo la tenaz y obstinada Alemania se ha impuesto gracias al “método”.  Ellos y los ingleses son “metódicos”.  Pero nosotros no tenemos por qué serlo.  No tenemos por qué apegarnos a libretos rígidos. 
            El fútbol-arte necesita artistas, hombres inteligentes capaces de desplegar todo su potencial creativo sin estar “amarrados” a un libreto que los haga ver ridículos cuando hacen un pase NO a un compañero, sino a un “espacio” en donde, según el libreto, debería haber un hombre.   Costa Rica ganaba y “convencía” a propios y extraños.  Aquí perdieron grandes equipos de Argentina, Brasil y Europa; Costa Rica se codeaba con la “realeza mundial” del fútbol.  Ahora solo nos “fogueamos” con Belice, Nicaragua, Panamá, Trinidad, El Salvador o Cuba.  ¿Y eso de qué nos sirve? ¿Qué nos enseña o demuestra ganarle a Belice, empatar con Panamá o golear a Nicaragua?  Para navidad venían los grandes: Bangú, Vasco da Gama, Fluminense, Racing, Estrella Roja, Real Madrid, Santos, Huracán, Uda Dukla, Malmoe, Génova etc. etc. etc., equipos que nos decían dónde estábamos situados en la vitrina mundial.  Ahora nos visita el Santa Cecilia, el Comunicaciones, el Maratón y el quién sabe qué de Martinica.  Antes se organizaban giras mundiales; ahora la selección va a “foguearse” a San Carlos, a Pérez Zeledón, David o Diriamba.  ¿Que ya no ganamos con la misma contundencia porque el fútbol del área ha crecido?  Mentira.  Si eso fuera verdad, también el fútbol de Costa Rica hubiera crecido y seguiríamos en la cúspide.  Pero eso no es así.  Los métodos cajoneros han generalizado la mediocridad.  Y como nosotros no somos “metódicos”, no los podemos aplicar con propiedad como lo hacen los alemanes o ingleses.  ¿Qué podemos hacer ante esa gente jugando bajo las reglas de ellos?  Son más grandotes, más fuertes y se ciñen como robots a los métodos prescritos. 
            Pero dejemos la Historia y vayamos a la cienciología.  Descabecemos el gallo, reguemos la sangre y cantemos el mantra.  Después, hagamos los números mágicos.  Guadalupe le peló el fondillo a Canadá y nos demostró que no es la fiera que nos habían hecho creer, y que nos llevó a dar por descontado que harían los nueve puntos, debido a la errada suposición de que somos superiores a los caribeños.  Borrón y cuenta nueva.  Con un solitario punto, TENEMOS que ganarle a Guada, cuestión que, después de ver lo que le hicieron a los del Norte,  ya no parece “pan comido”.   Pero si Canadá y Haití empatan, habrá triple clasificación en la punta.  Canadá, Guadalupe y Costa Rica con cuatro puntos.  Aquí entra el gol average, la simpatía, quienes son más bonitos o los que se apegaron más al fair play.  Hay chance de entrar en primer lugar (dependiendo de cuántos goles le metamos a Haití), en segundo (según el promedio), o como “mejor” tercero.  Pero si Haití le gana a Canadá, se convierte en el puntero inalcanzable.  Perder o empatar contra Guada NO es una opción.  ¿Qué pasa si hay otro empate con los caribeños?  Haríamos DOS puntos y estamos fuera, sin importar lo que suceda entre Haití y Canadá.  Porque si estos ganan, hacen seis puntos y Haití dos; si empatan, Canadá hace cuatro y Haití tres.  Y si gana Haití, hace cinco puntos y Canadá se queda con tres.  Y como Guada ya tiene cuatro, siempre clasificaría con solo empatar.  Todo dependerá del “gol promedio”.
            Si Costa Rica le gana a Guadalupe ambos hacen cuatro puntos.  Entonces hay que rezarle duro a la virgen de los Ángeles, a Changó y Yemayá para que Haití y Canadá empaten a cero goles.  Con eso Canadá también haría cuatro puntos con tres goles de promedio.   Entonces, para dejar fuera a Canadá, hay que ganarle a Guadalupe por dos goles de ventaja, lo cual llevaría nuestro promedio a cuatro goles.  Y ¡Pum!  Fuera Canadá.  Si la victoria frente a Guada es dos por cero, clasificamos en primer lugar porque tendríamos +1.  Pero si es 2 a 1, quedamos en cero, y se abre otro abanico de posibilidades a la ilusión.
            En realidad, ¡qué tristeza es tener que recurrir a todas estas triquiñuelas de la mente y de las posibilidades para soñar con una dificultosa clasificación!  Y todo ¿para qué?  ¿Para toparnos con México o los gringos?   El aficionado tico ya se va acostumbrando a este juego de la “cienciología” del fútbol y le va dando acomodo en su cerebro a esta ruleta rusa que siempre mantiene sus ilusiones al borde del precipicio.  Ya el aficionado no siente tanta confianza en el equipo, como la fe que ha depositada en las cábalas de la cienciología del fútbol.  Es más confiable el gurú de esta “ciencia” que el director técnico de la Sele.  Un revoltijo de estadística, brujería, probabilidades, magia y fe, ha sustituido a la razón, la historia y la capacidad futbolística, convirtiendo a este deporte en un arte adivinatorio; algo así como la astrología.   Materia de fe y esperanza.
            Futboleramente
                                       RIS       E-mail:  rhizaguirre@gmail.com

           
           



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