313 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”
DEMOCRACIA CONDICIONADA
A las Oligarquías de la América Latina les encanta
blasonar que sus países viven en “democracia”.
Pero no explican cuál es su concepto de democracia. Para ellos la
democracia es una condición de dominio total, tanto de la economía como de las
estructuras política en general. Para
ellos “una elección democrática” es el montaje periódico de un circo electorero
en donde el pueblo solo llega a confirmar al candidato que ya han elegido en
los centros de Poder de cada país. Una
elección mediante la cual no solo se confirma y reafirma el poder en manos de
los mismos, sino en la que el ciudadano renuncia a todo derecho de participar o
influir en el rumbo económico de la nación.
A veces el Presidente elegido es solamente un monigote de la Argolla, el cual está
dispuesto, como un títere, a ejecutar todas las órdenes de la clase
poderosa. Los miembros de la Oligarquía no son muy afectos a figurar
personalmente en esta mascarada; aunque a veces hay algunos cuya vanidad los
impulsa a autonombrarse presidentes. Esa es la democracia formal de la América Latina.
En este tipo de democracia el pueblo
no tiene participación alguna; solo es utilizado cada cuatro o cinco años para
legitimar esta farsa que hemos vivido desde la “Independencia”. Esta es la
moda desde finales del siglo pasado.
Nuestros pueblos jamás han tenido la menor idea de lo que es la
democracia, ni siquiera de una aproximación al modelo ideal o clásico. Como se dijo antes, la democracia es una
abstracción que solo pueden plasmar en realidad los pueblos con gran conciencia
cívica, producto de la cultura y de un alto nivel de vida. Como Suecia, Suiza, Noruega, Dinamarca y
otros pocos. En América Latina lo que ha
prevalecido es la
Oligarquía del dinero, en el peor sentido del concepto, es
decir, la Argolla
tiránica.
Antes fue la época dorada la de las DICTADURAS, formadas por gorilas
ambiciosos que podían enriquecerse a costa del pueblo, y que siempre contaban
con el beneplácito de los ricos y el decidido apoyo militar de los Estados
Unidos. Mantener ese estado de cosas
eternamente, era el sueño más caro de las oligarquías. Por eso patrocinaron todo tipo de Tiranos, algunos
de los cuales se les escaparon del redil y se convirtieron en un peligro para
sus propios creadores. Por eso tuvieron
que recurrir a los Estados Unidos para que los pusieran en cintura o los
eliminaran. Mientras tanto, los pueblos
se embrutecían más y más hasta perder toda noción de lo que es un nivel de vida
civilizado, y se convirtieron en legiones de seres infrahumanos y, por lo tanto, incapaces de comprender el concepto
de Democracia. El peor delito de las
Oligarquías no ha sido enriquecerse del ilegítimo poder que han ejercido, sino
el CRIMEN haber convertido en
animales temerosos traidores y serviles a millones de hombres en toda la América. Además, de haber formado
legiones de asesinos despiadados a su servicio, conocidos como ejércitos nacionales.
Pero ese modelo entró en crisis, y
tuvieron que recurrir a la “democracia”, sistema más práctico, barato y sin
sobresaltos, que ya había sido probado por unos dos o tres países con un éxito
relativo. Así que desde el Norte se
decretó la democratización de la América Hispana, la misma que
no quieren aceptar los testarudos
iraquíes. Pero esa “democracia”
latinoamericana la conocemos todos los pueblos y sabemos cuáles son sus frutos
y para quienes. Este democratismo
no es más que una forma solapada de la peor de las dictaduras porque no tiene
rostro visible; el enemigo está en todas partes, pero oculto y mimetizado. Es el pulpero, el taxista, el lechero, la
compañía telefónica, las gasolineras, los almacenes de víveres, las clínicas y
universidades privadas; el inspector del agua o la luz. Y cuando alguien protesta, le dicen: “usted eligió
a ese gobierno” o “espere callado las próximas elecciones”. El sistema es casi perfecto, pues el pueblo
no lo percibe, y esa es la mejor estrategia en una guerra: ser invisible.
Pero ha llegado el momento de
cambiar ese sistema y reivindicar a la odiosa figura del Dictador, y darle su verdadero sitial en nuestro sistema
político. Debe ser el hombre fuerte al frente de un gobierno fuerte. Que ame a su pueblo y se apoye en él, pues
esa es la clave del éxito. Pero que,
como buen padre, tampoco le tiemble la mano para darle de azotes a aquellos
díscolos que pretendan que la libertad de obtener beneficios es el derecho de
tan solo unos pocos. Este Dictador debe
ser como Argos, con mil ojos para vigilar a los enemigos del pueblo. Debe ser inflexible y feroz si es necesario,
para impedir los desmanes de aquellos que creen que la Patria es propiedad de
cuatro gatos privilegiados. Y hasta que
los latinos alcancemos el nivel cultural y socio económico de los suecos, no tendremos
el derecho de aspirar a un proceso de elección democrática verdadero. Y eso será cuando el señalamiento de
candidatos no sea privilegio de una Argolla, como es ahora. Cuando seamos los ciudadanos en conjunto, los
que escojamos un candidato digno de representarnos, y al cual tengamos el
derecho de remover de su cargo si no cumple con su deber. Solo entonces podremos decir que vivimos en
una democracia, cuando el pueblo,
representado por su Dictador, sea el
que manda.
Mientras tanto, tenemos que confiar
en el buen líder, el hombre amante sincero de su pueblo, el Dictador a quien podamos verle la cara
y que esté dispuesto a escuchar nuestra voz. No hace falta mucho esfuerzo para tal labor;
lo que se necesita es un valor extraordinario para enfrentarse a la Argolla del Poder, la cual siempre tendrá su
caja de resonancia en el Norte. Los
chillidos lastimeros de la
Oligarquía de cualquier país que tenga un presidente digno, y
les impida su piratería, de inmediato se oyen en todas las radios y televisoras
del continente, que están en manos de los mismos oligarcas. Ellos son una fraternidad tan unida como los
masones. Los berrinches de los dueños de
una televisora venezolana llegaron hasta el Vaticano y, desde luego a
Washington. Dichosamente, hay mucho
petróleo de por medio para que les hagan caso.
Fraternalmente RIS
E-mail: rhizaguirre@gamil.com
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