322 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”.
EL FENÓMENO BECKHAM
Cuando el Spice Boy llegó al Madrid en el 2003, contratado por 35 millones de
euros, produjo una conmoción general; entre las mujeres, por ser bonito, ya sea
con su colita de caballo, pelón o con el pelo parado. Llamativo por su aire elegante, su voz
ronqueta y desafinada, lo mismo que por sus modales de gentleman inglés,
cautivó la atención de los españoles y del mundo entero. Y ya que es inusual la presencia de
británicos famosos (salvo Linneker) en el fútbol latino, la expectativa era
mayor. Las mujeres querían verlo y saber
de su vida privada, de sus gustos, preferencias y hábitos. Incluso había una atmósfera de curiosidad
malsana en cuanto a su vida sexual con la pimentosa, despampanante, irascible e
impredecible Victoria. Ella parecía un poco alocada; él muy sereno,
moderado y “muy inglés”. Un tanto
flemático como corresponde a la gente de su pueblo.
Para los hombres la expectativa era
diferente: querían ver si deba la talla en el Madrid, o si solo se trataba de
un boom de publicidad de estos
tiempos en donde la mercadotecnia es
todo. Pero poco a poco el chico de Leytonstone se fue afianzando entre los
Galácticos, demostrando que no estaba ahí por casualidad o porque fuera el
marido de Victoria. Al principio era muy fino, distinguido y
respetuoso con sus rivales, como corresponde a un gent británico, pero poco
a poco se fue latinizando, tornándose
agresivo y dispuesto a trompearse con cualquiera; terminó siendo tan
bochinchero como cualquier argentino, colombiano o español, lo cual hace mucha
gracia, pues es una clara demostración de la influencia del ambiente. Protestaba e insultaba al más claro estilo
latino, aunque quién sabe en qué idioma, pues tanto ingleses como gringos,
están incapacitados genéticamente para aprender cualquier lengua que no sea el
inglés.
Pronto, los disparates y
excentricidades de Victoria también empezaron a sacudir a la todavía timorata
sociedad española que, aunque lo intente, mentalmente no ha alcanzado la
liberalidad de los ingleses. Y para
terminar de darle un revolcón a la prensa, revistas y programas “del corazón”, que tan populares se han
hecho en la tierra del Sol eterno, surgió el enredo de Becks con Ana García Obregón,
una avejentada actriz conocida porque
la pescaron haciendo travesuras en el
asiento posterior de su carro. De ese romance, real o ficticio, la Victoria (así se dice en
España) hizo un terrible escándalo que llegó hasta el punto en que fue a
gritarle “cuatro” a la Obregón
en una sesión de gimnasio. Zaga que
mantuvo en vilo a todo el planeta, como si se tratara de la captura de Osama
bin Ladden o la liberación de Bagdad.
Con eso quedaba demostrado que la contratación de David Robert Joseph no solo brindaba deleite futbolístico al
público, sino que estaba proporcionando a los hispanos, Europa y América, la
mejor telenovela que pudiera haber concebido Corín Tellado o Caridad Bravo
Adams. El trío hizo el festín de la prensa y los
paparazzi, y quedó demostrado que este hombre es como el rey Midas, que todo lo
que toca lo convierte en euros. Todos ellos salieron ganando, incluso la Obregón,
que vio su mustia carrera catapultada a los primeros planos del ambiente de la
farándula.
Sin embargo, parece que el corralito
madrileño, en donde casi le quitan el
marido, le quedaba muy pequeño a la señora Beckham, y empezó su lucha por
venirse a Norteamérica; pero no a cualquier parte sino a Los Ángeles, donde
queda Hollywood, el paraíso que siempre la ha maravillado. Y tras el escándalo español que la había
puesto de nuevo en las primeras planas, posiblemente espere algunos contratos en
esa tierra de ilusiones. Todo es
posible, pero improbable. Ya está muy
“vieja” y, fuera del conjunto de las Spice, cada pieza tiene mucho menos
valor. Sin embargo, veremos... Pero eso sí, una advertencia Vicky: aquí en
América la competencia no será como en España.
La García Obregón
solo sería una sardinita inofensiva en este mar hollywoodense de tintoreras
salvajes. Y si alguna de ellas le pone
el ojo a tu David… estás frita, porque no es lo mismo competir contra una
anciana de más de medio siglo, que con las alocadas Britney Spears, Cristina
Aguilera o Paris Hilton; con la devoradora Anjelina Jolie, las serenas Jennifer
Aniston o Jesica Biel; la divina
Demi Moore, la siempre temible Madonna (aunque ya pase de los cien
años) o cualquiera de esas fieras que le ponga la mirilla a tu “machito”.
Becks es otra cosa. Desde que se corrió el rumor de su traslado a
la MLS, se desató
la locura por toda Norteamérica, no porque les importe el fútbol, y ni siquiera
por el modesto equipo (uno de los peores de la liga) Galaxy, sino por lo que su nombre significa. Muchas mujeres ni saben qué deporte es el que
practica este simpático joven que ha desquiciado a la sociedad gringa. Dave es magia y está aureolado por el toque
de los grandes, y en este mundo de fantasía en donde lo que cuenta es el
“glamour”, este caballero tiene todas las de ganar, aunque su equipo descienda
a la tercera división. La Davidmanía
ha conmocionado a esta Amerrica
siempre tan hambrienta de novedades, fetiches, modas y escándalos. Y mientras su imagen atraiga aficionados y
continúe el río de dólares que brota de todos los tiliches que hacen con su
esbelta y gallarda figura, seguirá siendo un dios en esa parte del mundo. Todos y todas quieren verlo; gente que no
tiene la menor idea de lo que es el “soccer”,
especialmente mujeres, atiborran los estadios y todos los sitios donde él va
con tal de verlo “en vivo” y en persona.
Si se mueve, si se pone de pie, si sonríe, si se estira o bosteza, la
multitud enloquece y aplaude sin saber por qué, y disparan millones de flashes para captar su estampa en todas
las poses imaginables. Él mismo debe
sentirse extrañado, pues aunque los españoles e ingleses lo quieren, ese tipo
de idolatría alocada por las “estrellas” solo se da en los Estados Unidos. La chifladura por los “movie star” es una
manía exclusiva de los yanquis. David,
¡bienvenido a la tierra de Oz! A ver cuánto les dura la cuerda.
Futboleramente
RIS E-mail:
rhizaguirre@gmail.com
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