lunes, 27 de julio de 2015

399 La educación en los Estados Unidos



399   LA CHISPA 

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

LA EDUCACIÓN EN LOS ESTADOS UNIDOS

            Voy a abusar del ejemplo de los gringos, pero se justifica en el caso de la educación.  En cualquier cosa que ellos traten de enseñar a su gente, siguen los métodos más directos para obtener los objetivos prácticos que persiguen.  Nada de florituras ni ideales tan elevados que confundan al maestro y al que aprende.  Si una máquina se descompone, ellos le dicen al que está aprendiendo:
 “Déle un güevazo aquí para que funcione”.
Y si al alumno se le ocurre preguntar el porqué, la respuesta será: “A usted qué le importa, solo péguele y la cosa funcionará”.  Desde luego que esto es en sentido figurado, solo para ejemplificar la practicidad con la que ellos enfocan el aprendizaje.  Tampoco sucede en todos los niveles ni en las diferentes clases de educación (pública y privada) que reciben los ciudadanos de ese país.  Para ellos todo está muy claro y bien definido lo que es “educación” para cada grupo de ciudadanos de ese país.  Todo mundo sabe que la “educación” pública no es más que un divertimento para mantener ocupados, mientras crecen, a los millones de negros y latinos que van a ese tipo de escuelas; también a los muchachos gringos de los más bajos estratos sociales.  Para este grupo tiene varias “salidas” estructuradas para cuando terminan la high school.  Nadie piensa ni espera que esos jóvenes vayan a las universidades famosas a graduarse en profesiones liberales de abolengo (abogados, médicos, sicólogos, políticos, ingenieros, historiadores, filósofos, periodistas, literatos, economistas o sociólogos).  Si son negros y buenos atletas, pasan directo a las universidades deportivas en donde se gradúan automáticamente como profesores de educación física aunque ni siquiera sepan leer.  Mientras brillen en el básquetbol, béisbol, gimnasia, carreras, rugby o cualquier deporte que los haga millonarios, se graduarán de la universidad.  Master en algo, no importa qué, pues de todos modos no lo ocuparán para nada.
Para los latinos el panorama es más oscuro, como no suelen ser grandes atletas, tienen que incorporarse a la masa laboral: ayudantes de algo, roofing, yanitorial services, empleados de supermercados o en ventas de comida rápida, en gasolineras y todas las ocupaciones que los gringos no quieren hacer.  Latinos y negros que no destacan en el deporte, son la fuerza laboral gris de los Estados Unidos, aquella de donde también salen los soldados.  Gente estúpida y crédula.  Sin embargo, a todos les queda la alternativa de convertirse en “drug dealers” lo cual es muy productivo y seguro.  ¿Y los otros?  Los gringos blancos de clase media son los que llenan las universidades públicas; con grandes esfuerzos de los padres, y con préstamos y becas logran graduarse en profesiones útiles y remunerativas.  Los hijos de la clase adinerada tienen la opción de Harvard, Yale, Stanford y unas docenas de escuelas superiores no solo de gran prestigio sino muy caras, lo cual elimina a casi todos los negros y latinos de la posibilidad de ingresar a ellas.
Para el grueso de los jóvenes que salen de la secundaria, ellos tienen la opción de las escuelas técnicas, en donde se puede aprender todos los oficios y carreras de nivel medio, que los capacita para ocupar puestos en toda la escalera intermedia que va desde los peones analfabetos, hasta la parte baja de los profesionales de alto nivel.  Ahí no hay dudas en cuanto a lo que la “educación” es para cada grupo. ¿Que se podría mejorar?   ¡Claro que sí!  Pero ¿qué significa “mejorar” en los términos de esa sociedad?  Ya se dijo en una “Chispa” anterior que ese país puede convertir en profesionales a todos sus habitantes, incluso a los ilegales, pero ¿le serviría eso al país, al gobierno, al capitalismo?
¿Qué son las escuelas públicas en los Estados Unidos?  Auténticos cubiles de terroristas, asesinos en masa, narcotraficantes, prostitución y todo lo negativo que pudiéramos imaginarnos.  Las matanzas que, por diversión, suelen organizar entre ellos, siempre ocupan primeras planas en todo el mundo.  En USA ser profesor de escuela es más peligroso que estar en Bagdad, y es por eso que para realizar ese trabajo tienen que contratar a quien sea.  Pero ese “no es un problema del Estado”, pues la clase gobernante futura, los “egghead”, se encuentran a buen recaudo estudiando en colegios y universidades privadas, en donde les enseñan todo lo necesario para gobernar sobre esas clases inferiores.  Mientras la escuela pública ha sido tomada por asalto por la sicología, la tolerancia, las teorías pedagógicas modernistas, los “orientadores” y toda esa plaga de metodologías que siempre le dan la razón al estudiante, los colegios y universidades privadas se rigen por reglamentos severos medievales que nadie se atreve a poner en discusión.  Las escuelas militares de alta calidad son el ejemplo vivo de lo que es una educación superior de elevados vuelos.  En tales escuelas no tienen cabida los mediocres, ni siquiera con plata.  Y si a ellas entra algún pobretón, es porque ha demostrado ser una persona de verdadero talento.  Y tal atributo es oro puro en los Estados Unidos.  En esas universidades no se llega a perder el tiempo, mientras los muchachos “se encuentran con ellos mismos”, como suelen hacer nuestros estudiantes.  Cinco mil o más dólares de “tuition” por mes no permiten esos lujos que se dan en las escuelas públicas.
En la educación de los Estados Unidos hay una SELECTIVIDAD tremenda que solo puede ser franqueada mediante dos llaves: el dinero y el talento. Las dos son esenciales para entrar al círculo de los elegidos.  En cambio la “educación pública” está abierta a todos, pero todo el mundo sabe lo que puede esperar de ella.  En síntesis, la sociedad norteamericana tiene muy claro lo que es la EDUCACIÓN y hacia dónde conduce; y lo que es más sorprendente, FUNCIONA, al menos en el sentido capitalista.
¿Qué debemos imitar del modelo yanqui?  Pero con honestidad y con los pies puestos en nuestra realidad.                                                          
                    RIS       E-mail:   rhizaguirre@gmail.com



































































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